Ano mariano. II Maria madre. Madre intercesora
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Part of Semana Revista Ilustrada Hispano-Filipina
- Title
- Ano mariano. II Maria madre. Madre intercesora
- Language
- Spanish
- Source
- Volume VI (Issue No. 129) Marzo 4, 1954
- Year
- 1954
- Fulltext
- ANO MARIANO II MARIA MADRE Madre in£rCeSora Por fidelidad a la .palabra d'vi.na recibimos a María como especial mente escogida de Dios para la realización de su plan q*e es el' Cristo total. Dios no ha que María te sumergiera ¡a3 aguas del pasado y le confiado la generación d* los hombres en Cristo. Ya hemos visto que no podemo», sin depreciación de Cris is mismo, reducirla a las dimérvsiones de un mero hecho históri co. Pero esa misma fidelidad a la revelación nos obliga a precdFar el sentido de la Maternidad de ¡María para no constituirla como barrera e^/tre Cristo v no sotros. La grandeza de María radica en su total ordenación a Cristo, en su transparencia orto lógica que nos ml&nifiesta al Hi jo sin célar en ltf mas mínimo su finirá adorable. Hay entre los escritores devo tos (cuando no aun entre los T'pcJogrQs) nuienes nre+enden bri dar da misión maternal de María en una supuesta distancia que ¡nos separaría de Cristo. La ra zón que invocan para su inven ción es bien simple: Cristo, di«7., Z duda perfec tamente hóinbré petó és también pefflctamerité Dios y/por lo tanM jAz Supremo. ¿Cómo no tem*LüJtTnte la presencia de es» Juez ÉÍFno ee sino la Justicia misma Necesitaríamos por lo fan^o, de un intermediario todo nuestro, todo lleno de benevolen cia con nuestras faltas y debili dades. María se encargaría de deAtmpeñar ese papel atrayente de “ladrón de la gloria” introducién donos en el Cielo a hurtadillas. Recientemente la revista america“Times” se hacía eco de esa ^incepción católica”, reprodu cido aquel cuento infantil don óle se narra haberse descubierto en el Cielo una serie de suietos de dudosa catadura moral intro ducidos alli por intervención ocul ta de la Santísima Virgen. Quién sabe cuanto contribuyen estos ex cesos de una literatura “piadosa” más al servicio de la sensibilidad qué de la revelación, para favo recer la incomprensión que tanto nos dueTe de parte de nuestros hermanos los Protestantes con respecto al papel de María en el 'Catolicismo! La palabra de Dios ' lPVanta vehemente contra* tales engendros devoto®, infirman la efica cia de la mediación de Cristo y deshonran a su Madre. “Si Dios esta por nosotros ¿quien estará contra nosotros? El que ¡no ha r rdon^do a su propio Hiio sino que lo ha entregado por nosotros a l’a muerte, ¿cómo no habría d§ damos con El todas las cosas? /.Quién acusará a los escogidos de Dios? Es Dios quien los jus tifica! ¿Quién los condenara? Cristo ha muerto y resucitado, está sentado a la diestra de Dios intercediendo por nosotros! Quién nos separará del amor de Cristo?” Tai es la revelación en el capilu o oc avo dr- la carta de San Pablo a los Romanos. Cristo ha venido a buscar lo que estaba perdido y El es “la” propiciación por ¡nuestros pecado», ¡Una pie dad en armonía con la Revelación jamás levantará a nadie entre Cristo y nosotros ! Sin embargo la Iglesia sostiene qu© María, como Madre de Cris to y del Cristo totaí, es verdade ramente mediadora. Su media/ción rectamente entendida no es un situarse en el medio sino un constituirse en camino y apoyo. Su mediación no és entre Cristo y nosotros sino toda a Cristo. Ir a María no significa recorrer una etapa intermedia sino simplemen te ir a Cristo con la ayuda de María. Quien caiga de rodillas ante un altar mariano sepa que jamás obtendrá de María nada que no $ea Cristo o lo que favo rézca el crecimíéiito dé la vida de Cristo én su alma y en fia de SUS hermanos. Quien quisiera autori zarse de allgunas prácticas exte riores y de algunos sentimientos superficiales hacia la Santísima Virgen para vivir a su gusto y permanecer en el pecado, recha zando a Cristo de su alma, sok> haría alarde de una ignorante superstición. Pero aun esa total orienta ción a Cristo que constituye la mediación maternal de Mana no la desempeña sino en forma to talmente dependiente de l’a me diación de los méritos del media dor Cristo Jesús. La gracia que la solicita a la Maternidad en Nazareth y todos los privilegios que la adornan ¡no nacen sino de esa ordenación de Mana a en gendrar a Cristo en quien y por quien los hombrea alcanzan sal vación y santificación. Es en virtud de Cristo, en quien ©1' Pa dre sera glorificado en plenitud, que el Espíritu Santo se lanza so licitante al Corazón de María. Así entendida, conforme con la revelación, María despliega toda la grandeza que el culto católico la reconoce, Porque ella es ver* daderfirv'ríte camino por que Dios se allega al mundo para sal varlo en Cristo Jesús. Porque ella es verdaderamente la Puerta del Cielo que se abre en la tierra a la vida de Cristo en el mundo y en las almas, María ha sido escogida por Dios como Madre de quien nace Cristo doquiera y como quiera nazca. Cuanto hay de Cristo en nuestras, almas, la medida de la participa ción de la vida de Cristo por ca da uno de nosotras, es la medida’ en que María Santísima ha conti nuado y continúa su acción ma. tecnal en eTlas. Y si hay almas que viven de la vida de Gracia en Cristo sin amar a María, y aun sin conocer a Ma ría, no por ello hemos de pensar que sobre ellas no^se extienden, sus cuidados maternales. Antes hemos de decir que cuanto mas. ion orante 9 se muestran tales al mas tanto es mayor la solicitud7 de María. Que 103 años en que menos sabíamos apreciar y reco nocer las atenciones, de nuestra madre, han sido precisamente aquellos en que mas se afanaba su amor por nosotros!. M. Virasoro s. j< Chabanel Hall (45)