Hablemos de culebras

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Part of Semana Revista Ilustrada Hispano-Filipina

Title
Hablemos de culebras
Language
Spanish
Source
Volume VI (Issue No. 129) Marzo 4, 1954
Year
1954
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
HABLEMOS DE CULEBRAS Sí; hablemos de seppien4es, aunque eso de mentar la «bi­ cha» . . . La gente del campo le tiene una gran aversión a los reptiles. Por sistema, sin fundamento mi razón, en el mayor parte de los casos, «b i c h a» que aparece, «bicha» que es víctima del’ paJo o de la certera pedrada. No hay por qué tomarse h lestia de averiguar si hacen o no daño para la inteligencia d campesino. Con una gran falta de lógica siguen el criterio, erra­ do en esite caso, de que «en la duda abítente». La absten-’r" significa, por el contrario, na­ ción inmediata: echarle las tripas fuera al reptil de una pedrada. Si la cuestión estribara en «i son o no dañinas, el batanee. es tamos seguras, se inclinaría a f vor de que epi general son be neficiosas. En nuestras tierras es casi absurdo de puro raro» que una persona, sin provocarla, haya sido mordida en el campo por reptil. Si sentamos en este caso que no suelen inquietar estos anima­ les en Ja realidad de los hechos en nuestro agro, Legamos a la conclusión de que, en generad, debieran respetarse por indife­ rentes. Pero es que (hay más. Es que en gran mayoría de ca­ nsos son útiles. iSí, Vector, fm. LES; aunque tú al leer esto ha­ gas un ge^to de repulsión y me sonrías incrédulo. En los Estados Unidos—ya sa­ lió aquello de referimos siempre a este fabuloso país—hace ya sus buenos treinta años que ®e pu­ blicaba en una revisita que sus agricultores se habían convenci­ do de la utilidad de conocer y distinguir las serpientes útiles de las que no lo son» pues según datos del Departamento de Agri­ cultura del tío Sam, ftis ratas, los ratones, topos, etc., causaban daños en la agricultura por va­ lor de más de cien millones de dólarse. Cifra no deleznable aun para Ja época actual de los ríos de dólares malgastador» en planes* más o menos Marshall. Así es que por primera provi­ dencia debemos huir de ellas . . . por ni acaso. Y respetarlas, que ancho es el campo. Lo ideal se­ ría que el hombre deJ agro su­ piera discriminar cuál le convie­ ne respetar y cuáles otras exter­ minar por inútiles o venenosas. Algún día llegará en que esto ocurra. Sugiera modestamente desde estas páginas la conve­ niencia de editar un folleto—(po­ cas hojas y excedentes fotos—que, repartido profusamente aleccio­ nara gráficamente, que es como mejor se enseña. Y nada más. Un poco de más cultura en el- agro nunca viene mal; y sobre todo usar de la ló­ gica, que a veces suele faltar. Multitud de gentes de campo sa­ ben que la culebra común, tras de ser inofensiva, es altamente beneficiosa por los insectos y roedores que engulle en sus corre­ rías. Entonce® . . . ¿se puede saber a santo do qué las mata?, y encima después de destripadas todavía, comentan a guisa de prv>afio: «Esta nb era de las NOTA ADICIONAL Después de enviado a la im­ prenta el anterior artículo, henijos tenido ocasión de documen­ tarnos sobre algunos extremes interesantes y sobre todo novísi­ mos sobre el tema a que se re­ fiere nuestro trabajo. En nuestro afán por servir a quien tenga Va gentileza de leer­ nos, le agregamos esta nota adi­ cional, que está basada en infor­ mes científicos de la mayor sol­ vencia. ET tema de la mordedura de reptil ha preocupado siemnre en todo el mundo, principalmente en loi países cálidos, pues es, un cho bien conocido que a m^d’dn oue nos acercamos a1 Ecuador la toxicidad de1 veneno Como hay sitios del fdcibo nue Pi nnL’crro por mordeduras de cs+a índole es r^-avísímn, se arbitrado por todos los países interesadas las soluciones- más eficaces, que han culminado en la obtención de sueros poí ilen­ tes contra el veneno de serpien­ te, obtenido a base de sangre tU caballo inmunizado. El único inconveniente escriba en que sóBj confiere inmunidad esta vacuna­ ción para unos 15 días, pasadoé los cualei es preciso inyectar d< nuevo, molestia bien insignificante por cierto, para personas que <I¡ este modo pueden tener su vidi segura por esta causa en un me ¿io peligrosamente hostil a si existencia. Conocido esto, encontraremo natural que existan ¡magnificó instituciones dedicadas exclusa vamer/e a la investigación delvj neno y prevención y cura de nú efectos en .todos los países que í 'V'n<ddcr?n afectados. * El Instituto Butantan, en Sa Pairo» Brasil; el Centro de li veTtigacióne'i Médicas de Mianñ Estados Unidos, y el Instiiu Pastéur, de París, que elabo' (Pasa a la pág. 34) ¡ Hablemos de... (Viene de i’a pág. 25) suero para los cinco Continentes, son loo principales. Existe también el Laboratorio Internacional de Tánger, para a* tender al Marruecos francés y es­ pañol, que tiene víboras veneno­ sas. Y para terminar» anotemos un hecho revelador del problema en*j tre nosotros. Nuestra Patriad que en asuntos de investigaciól médicos nada tiene que envidiar; carece por completo de Centros di esta índole por la simple razór de que la víbora de los campoi españoles no tiene toxicilad hasta el punto de que pueda al’amcai su mordedura, que raramente pue de ocasionar accidentes mortales Con estas notas damos, por a hora, por acabado nuestro tra bajo.