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Part of Semana Revista Ilustrada Hispano-Filipina
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- LOS CUADROS TAMBIEN SE DIVORCIAN por Alfonso T. Ongpin Un español — el fundador de a primera fitografía establecida ;n estas islas, allá por el año 1885 —quiso decorar el’ salón de su re sidencia con cuadros pintados per artistas filipinos. A este proposito, encargó a FELIX RESURREC CION HIDALGO y JUAN LUNA NOVICIO, dos celebrados pinceles iara que cada uno pinte un lenzo, con la sola condición de que fuesen los dos de igual ¿amaño: tales fueron las pre^psas telas que salieron de sus ¡nanos, las únicas que en rigor y éon Ipropiedad pueden llamarse PENDANT, “Artista y Modelo” del primero y “Triclinivm” del segundo, admirablemente he chas y terminadas hasta en sus más nimios detalles y cón el clá sico estilo peculiar de sus auto res respectivos. Quienes no hunbiesen tenido la oportunidad de haberlas visto, nunca ya más con templarán cosa parecida ejecuta da por entreamibos maestros del JUAN LUNA los viarte de Apeles. Al fallecer él poseedor de dos aludidos óleos, su familia no a menos economómicante, viéndose obligada, por esta cir cunstancia, • a* desprenderle de* ellos, mediante cambio algo más positivo en metá^ióo^ Para con seguir su projtósito nada mejor que exponerlos en un estableci miento de la callé de Escolta. Así fué hacia di año 1890. Otro español —¡ que coincidencia! — asi mismo entusiasta por las obras de arte, pues contaba con Una selecta colección de produc ciones pictóricas, los compró. Más, poco después de adquirir los, el nuevo dueño del par de cuadros se vió precisado a reali zar toda su valiosa y nutrida pi nacoteca, producto de £u sobre saliente afición a lés bellas ar tes, por haber sufrido en unas transaeciones con ell go bierno. reveses Lo que más encanta en estte cuadro es la maestría de fas pince ladas que emplea el empaste para obtener casi, por medio del bajo relieve» el modelado, el reálce y el vigor de los objetos. Sin dejar de apreciar en todo Su transcendencia el colorido y el clarooscuro. A parece, en primer térmno, a la derecha, un anciano artista, con un pincel en la mano diestra, • mientras con la zurda sostiene una paleta quien está sentado sobre artística sil^a, con si busto til veramente inclinado hacia adelante. Detrás del pintor vese un enorme bastidor cuyo lienzo está pintado. Ante el maestro hay un sólido ca ballete que sostiene un íienzo encuadrado por grueso marco dorando, y, colgados, del citado caballete, costosos cortinajes. En segundo plana aparece la modelo, semidesnuda, sin mas ropaje que una fina gasa, que e cubre de a cintura abajo, y reclinada, de espaldas,1 sobre elegante diván forrado de terciopelo color azul turquí con artísticos almohadones, Puede apreciarse el bien formado torso de la joven, aunqzie algo varonil, con el brazo derecho en alto de cuya mano pende una cadena de flores naurales, cual, por su extre mo inferior, cae y pósase sobre la fémina cadera» al paso que la extremidad superior izquierda suya se apoya en la curva saliente del propio diván. Las paredes del estudio se hallan soberbiamente ta pizadas con elegantes damascos orientales de subido valor. De >• parte Superior del tabique frontero cuelga una pintura con ga llardo marco dorado más abajo se encuentra un bargueño al lado de regia silla, sobre la cual amontonadas están las prendas perso nales de la modelo» predominando Su vestido de color carmesí, y sus boines de charol tirados por el suelo. Bien alfombrado se halla el piso. Al fondo del aposento, en la parte céntrica del cuadro, hay, una maceta con plantas» montada sobre un enorme ja/rtón japonés, primorosamente decorado con dragones en relieve y cubierto, al des gaire, por finísima gasa de seda que en parte cae y descansa encimé de la superficie de la estancia. A. T. Oí Un simpático amigo mío, co merciante en mármol además, que vió por casualidad en 1922 los cuadros referidos, arrincona dos en el local de la Interna tional Banking Corporation (ac tualmente The National City Bank of New York) sito enton ces en ^os altos del ahora llama do Philippine National Bank en la calle de Escolta, me comunicó su haíllazgo, invitándome a lavez a que los ojeara rpor si me conviniera obtenerlos. En cuanto los miré los recenací como los mismos que había admirado ex puestos en la Exposición de la Sociedad Internacional de Artis(36) e¡nEsen tas de IManil’a (1908), ocupando todos los altos del conocido BA ZAR FILIPINO establecido tónces en la misma calle de colta. "No obstante hallarse aquella ocasión en deplorable es tado, decidí adueñarme de 1’oS dos. Un empleado de dicho Banco, portugués de nacionali dad, me advirtió que eran varios los aficionados que estaban de seosos de apropiarse legítima mente de ambas pinturas, y si aún no lo habían conseguido po seerlas era porque ofrecía por ellas una miseria. Daba el caso que yo- no andaba sobrado de pe cunia, puesto que, en fecha recíente, hube de invertir mis exi guos ahorros en la adquisición de una estupenda copia, hecha por ei propio RESURRECCION HI DALGO, del bello cuadro suyo, titulado “Jóvenes cristianas ex puestas al populacho”. A pesar de este serio obstáculo, me diri gí, sin pérdida de tiempo, a con ferenciar con el Gerente del alu dido Banco e indagar del mismo lo que pediría por amibos. XSaqué en limpio que se hallaba comprometida su venta a cierta persona, que era uno de mis me jores amigos A él acudí con suerte, pues, gracias a ser tan amable como caball’ero, pude convencerle y quedarme ‘con el PENDANT tan deseado. Logréun préstamo con -intereses y así pude pag'ar el importe corres pondiente, y llevármelos a mi po bre hogar para recrearme contem plándolos. Puse decidido empeño en res taurarlos, y ©1 trabajo fué un completo éxito, al extremo de que Tos contemporáneos de ambos laureados “paletas”, que vieron cuando los pintaban sus respec tivos autores, los hallaron como nuevos y con los colores muy frescos. Ujno de los que ambi cionaban su posesión recurrió a un buen pintor contemporáneo y amigo mío, ofreció recomprárme lo, más su oferta era tan míse ra que no pude aceptarla. Otro señorón, un vecino de la capital’, FELIX R. HIDALGO que resulto ser ganador del pre^ mió de la ciudad por la mejor» construcción de la paílacial rnora^ da suya, qn vísperas de ser inau^ gurada, valióse asimismo de otr« amigo mío también, para que 1« cediera momentáneamente am3 bos cuadros para lucirlos en sel mejante ocasión. 'Este par d(| vivos, frescales de tomo y lomá y tacaños en demasía, ya mora» en el' otro mundo. ¿De qué lei habrá servido cuanta fortuné acumularon en su vida terrenal (Pasa a la pag. 37) Los Cuadros... (Viene de la pag. 36)) si al fin no podrán le vársela consigo a Ja eternidad? En 1927 me eátaiblecí indepen diente de'mis hermanos; con un modesto negocio de materiales para artistas y ¡marcos para cua dros. Las vicisitudes de 'mi vi da, irje proporcionaron más con trariedades que favores. Con ¡tal resultado adverso a mi properidad, nada más natural que ver me forzado a vender el PENDANT de mis amores» que cons tituían ir¿l orgullo e incluso los consideraba corno si miembros fueran de mi familia. ¡ Tanto ca riño sentía por esas dos obras magistrales debidas al genio de mis dos paisanos famosos, nos émulos de. DOMINGO, LANTIC y ASUNCION, que fué para mí un gran sacrificio des hacerme de entreamlbas! E n unión de otras producciones pictjóricas, las expuse a la venta en la • diminuta tienda mía, situada en la Avenida de Rizal, bien cerca del’ cine IDEAL» (por la qpe desfilaron multitud de adic tos y entusiastas del arte bello xjue sublimaron’ RUBENS. VELAZQUEZ y MURILLO.’ De entre los cuajes el más constante admirador era un Senador de Lnzón y adinerado propietario quiera menudo, aproximadamnen guierdo y con el derecho ~ se apoya en el borde de la cama. Ambas _ , efigies búllanse casi de espaldas. En el suelo tirado descansa una pandereta. Los paredes del aposento están decoradas .con asuntos romanos en alto relieve y guirnalda de flores naturales; hada la iz quierda del tabique frontero se vé una mesita saliente y encima hay varios tiestos con, begonias, los bordes de la mesita esta decorado con molduras y aparece mas abajo hacia el centro, con un mas caran de león. De la parte superior, a la derecha cuelgan valiosos cortinajes, suspendidos por gruesos cordones rematados con borlas. Por fuera del recinto, en último termino, se divisa, en lo alto, el cielo con pesados nubes ?/, por lo. bajo, se observa él coliseo bañado espiendorosa/mente por los rayós de luces, de un resplandeciente. A. T. O. digMAte una vez por semana, se deja ba caer por mi modesta tienda para.’ contemplar eptreambas piezas, tan notoria fué la inclirft^tón demostrada por el apunS legislador que él propietario ertosemanario satírico, amío, sabedor de su. insisitenor adquirirlos^ le falt|ó_tiempo rara anunciar tal’ finalidad, em-líero no logró su intento, tam bién otro plutócrata manileño y .profesional, estaba encariñado «Hi el cuadro de LUNA y sólo 'deseaba éste lienzo. Puse como «pndición que no se vendían por ¿^parado. Ni el capricho del lerguiador pude vencerme, ni apedel profesional por el' otro JftjBdro, logró inclinarse a su pretasión. Y este ultimó» un tantq, «gatero, claudicó * quedándose las dos telas. Sin embargo, Ha de ellas Ib revendió a uín ■Hgo común nuestro, que éste fíaé en su Juventud un notab’e deportista, también era eran adir?»dot de arte y acaudalado nielarlo. Así es aue, al fin jédarrn separados las oua siemvi vieron y permanecieron Jfctas bajo un mismó techó y un amo. Los -wsonaies que fL ülran en esos dos lienzos si ’hw n podido expresar sus ideas y nosotros escuchar los auténti cos comentarios su vos. babriaWins oído ouizás lo simiente: ¿éKemos residido ñor más -de JUARENTA AÑOS en un país, FRAtLESyJEpfci se per TRICLINIVM POR JUAN LUNA Este cuadro es de los que llaman la atención de tos inteligentes, por se? verdadera orgía de colores y notas hábilmente trasladados al lienzo. Dentro de una gama severa y rica en tonalidades con ^na armonía y valentía insólitas en su ejecución, f iguran tres* .¿jfdrso-* ñas en el lienzo; Una coronada de mirtos y rosas hállase comple tamente echada sobre el piso, envuelta en su capa de púyura, con una copa a Su vera, durmiendo entra los vapores del vino y ahita de placer, mientras humea al lado suyo en bracero romano; otra dos* jóvenes también, • en actitud de incorporarse del triclinio bierto con un tejido de seda cuajada de flores naturales y avtósaedmohadones con bellos adornos— para saludar a la aurora, teniendo el varón extendido en bazo izquierdo- cuya mano sos tiente una copa, ansiando nuevos días d placer y alegría, el brazo derecho abra zado en la entura de su compañera* en tanto ella está medio reclinada hacia su pareja y le rodea el cuel lo del amigo con .su brazo izmite el DIVORCIO; empero nos han hecho DIVORCIAR). Ha cia el añó 1928 se celebró una pequeña exposición de arte, en lbs mHsmos salones del histórico *Ayuntamiento n Sa^on de Marmol y por iniciativa de aquel enton ces erudito Director defl Museo Nacional, quien a su vez invitó a los dos nuevos propietarios de los ya mentados lienzos para que aVá los exhibieran y allá por última vez los he visto expuestos aquel ' PENDANT de cuadros. Qué Qástima haber desaparecido sin .dejar sucesión! En efecto, esas maravillosas pinturas el fuego las consumió cuando la li beración de IManila en Febrero de 1945, la de HIDALGO en una hermosa rsidencia en la Aveni da de Taft y la de LUNA en otra mansión en la calle de Wright. Las fotografías de ambos cuarompm amanece dros, aparecen /publicados en an ta misma pectivas ticas. Manila 4 revista con sus ná dese rip cienes artisde Marzo de 1954. l t l m v m 1 “ t v p a v d f k l g h l
- Date
- 1954