Perfiles humanos despues de todo.pdf

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Part of Semana Revista Ilustrada Hispano-Filipina

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Perfiles Huma nos Hay momentos en que nos sen­ timos cansados de trajinar por loi vericuetos de na^tra imaginación, i) la que r«bl¡g irnos u aportar te­ mas para nuesto trabajo en la redacción. Y es cuando también sentimos una imperiosa necesidad de solaz esparcimiento a nuestra atención ahíta de reposo. Sí, señor, son realidades de la vida prosaica de un periodista que, tras de un pasar a'go mise* rabie, no tiene, ni siquiera, el me ñor consumo de tener medio pecp en el bosillo . . . En una ocasión, me encontré, al doblar una esquina en busca del consabido café, con un amigo que tenía ganas de conversar. Es un veterano periodista de la pre-guerra, cuyo nombre es bien conocido en os círculos sociales de esta ciu­ dad de ludes multicoloras.. Nos detuv mos un rato, después de un caluroso apretón de manos. Escuchaba ávido las palabras que mi amigo iba pronunciando con mu­ cha redundancia de adjetivos, co­ mo quien está conjungando un ver bo activo.. —¡Mira! Cómo te veo que sabes conservar bien la sa’ud . . . —Eso, míe hace falta, amigo. Poique ya sabes, en esta miseraole vida dé escritor-periodista en español-........ ¡Vamos! Hay que saber nadar entre dos aguas por instinto de conservación. —Bueno, pero, ¿cómo está la familia? —La familia, muy bien gracias a Dios. Después de todo.... Por BROMERAL gunta: “Qué había pasado a m amigo? ¿Alguna tragedia en n familia? ¡Hospital! Si será algu na degraeia? Estaba confuso. Y me encogí d4 ces hablaremos de muchas cosas Mientras iba desapareciendo do hombros Después de todo, a na cíe ia vida. mi vista, se me ocurrió una pre- die le importa averiguarlo.. 2 1 1 Con el ruido ensordecedor de bo­ cinas griterías de vendedores am­ bulantes, pitadas de policías de tráfico, ruido continuo de aparatos de radio en loq restauranes, más el apretado tráfico humano en las aceras, nos era imposible seguir conversando. Así que invité en­ trar al restaurante mas cercano para ofeceríe una taza de café, pero se excusó diciendo que en aquél momento iba de prisa cami­ no al hospital. Estaba sonriente con otro apretón de mano, y me decia: —Ya nos veremos mañana por la tarde, a las 5 en punto en el restaurante “Mid Town". Enton
Date
1954
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