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Part of Semana Revista Ilustrada Hispano-Filipina

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EL TIEMPO A TRECHOS José SALAS Y GUIRIOR La angustia del tiempo que pa­ sa es una de las consignas espi­ rituales que en nuecero tiempo está conviitiendo a la vida en Simple existencia. La existencia es eí más conseguido esquema de la vida. Casi siu caricatura. Pero nada más. Y uno, que ma la vida con toda su sonrisa, con xable encanto que la hacce levadera, sino áurea y fuerte, co­ po el conjunto vital de sus lati­ dos, fie angustia de esa angustia pe anda por el mundo como un fantasma. Uno, que ama la vida aon sus máximos adornos, se ape3 ¿U ver cómo el mundo la mira pasar entre helados tiritones de edo. Quisiéramos) aliviar esos n&eidoS’ más anchos, más densos se los de las edades remota^ uisieramoa convertirlos en con­ tía esperanza. ’Porque cada año, en su fecha meriza y clave, el reloj de suima arena que cada hombre $a en el’ corazón da un toque alerta. Y enltre grano y graentre latido y latido, Fie desvi­ an miedo minúsculo y delgadíque no entiende la bella can­ de Jorge Manrique, aquel ata-soldado, para quien las vi­ eran ríos que iban a parar ai usar, al mar del morir y del creer, dfcj revivir en Tos caudalosos y eternos ríosi de Dios, siempre c'm «na primavera prendida en sus márgenes Pero no es cuestión de conside­ rar en sus hitos de calendario co­ mo acopio de recuerdos, o arrumbo de meses. La poesía de vivir eS el antibiótico y la panacea de ese miedo filosófico que lleva a la existencia a trancas y barrancas en vez de a honrados trechos. Ecos trechos que se llaman años y que deberíamos acoger con alegre espe­ ranza. Sobre todo en los tiempos desesperanzados! que vivimos. Por­ que los dados que se echan en la mesa de nuestras incertidumbres en el último desgranar de nuestro corazón en cada año o cada trecho pueden traernos muy buenos pun­ tos. Por ejemplo el trébol de la Europa perdida, la herradura pa­ ra las buenas cabalgaduras en mu­ smón es de fe o un latido de prime­ ro de año que crezca en amor y se vuelva, más allá de uno mismo, en nube, o en sonrisa, o en qué Sé yo . . . La vida en meridianos de tiem­ po, la vida a trechos, con hitos, al mar de cada uno... No hay por qué tenerle mfedo a ere ca­ mino, tan generoso, que en cada primero de año, nos nuestra un nuevo panorama que se ensancha aunque sea disfrazándose de es­ peranza pura. Es un buen ca­ mino que se-non aligera dulce­ mente cada vez que se nos abre un año, irisadamente, coma un abanico antiguo. Y es que, a fin de cuentas, siempre tiene uno que volver aj los más antiguos saborea aunque no sea más que para centrar el paTadar del alma, que es tanto como dar con el quid de las cosas. Por eso» en estas meditaciones, no tiene más remedio que echar ma­ no del consabido “año nuevo, vi­ da nueva” y lanzarlo como un chafarrinón más o menos sub­ versivo, pero sano e higiénico co­ mo pocas cosas, sobre la desea­ da arquitectura de esos tembnores que por andar por nuestro tiempo tan de moda Son también un poco nuestros. Lo de “vida nueva” tiene sabor de mnto y seña militar. De cl’arín con acommañamliento de gal’os maña­ neros. Porque hace falta mucho em­ puje para imponerse sobre los dados de la suerte y esperar al futuro con una afirmación. Aun­ que esa afirmación rea tan hu­ milde como para zurcir y remen­ dar las equivocaciones de otros años que también empezaron ale­ gremente.
Date
1954
Rights
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