Voz de Amigo

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Part of Estudio

Title
Voz de Amigo
Language
Spanish
Year
1923
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
f,EVISTA ?EMANAL E11tercd as scco11d c/11:,s ma/frr 11{ tlie Post-U¡jice at .l/1111i/11 DIRECTO[{:_ .i\(eju111trn lle .i\b11itiz TEL. 572 1\ o i\11N18'1'1U\ DO !L _ (!] luullio íS. lle 1JJ11211riug11 P. O. BOX lti5\l . - -------================== Vol. 1 l _11 Manil0, 25 de agosto de 1923. Num. 34 - - - - - - -------VOZ DE AMIGO Uno de los fines por que ESTUDIO s2 lanzó al campo de la lucha, haciéndose cargo de las penalidades consiguientes a la vida de campaña, fué mantener vivo entre los Católicos el espíritu de asociación, merced al cual estamos en el deber de contribuir todos a la medida de nuestra capacidad al triunfo definitivo del Catolicismo, no sólo mediante el ejercicio privado de las virtudes cristianas, mas también con el apoyo del talento, de la fortuna y del ascendiente de cad't clnl. Según estamos viendo, poco o n1da se hace cuando las potencias disponibles tienen punto distinto de aplicación y se agitan en trayectorias independientes, de elección individual, porque, como consecuencia necesaria de la ley mecánica de la suma de fuerzas, aplicable en todo sentido al mundo moral, perderemos lastimosamente preciosas energías, a causa de no haber tenido la precaución de dar a todas ellas la misma dirección, sin llegar por lo tanto a obtener nunca la resultante que fuera de apetecer, con gran detrimento a las veces de la religión. Esta unidad no debe limitarse a la· conducta externa de los seguidores del Catolicismo, mas ha de alcanzar a las doctrinas y creencias, donde es indispensable la uniformidad en lo esencial, a menos de permanecer accidentalmente amalgamados, con el riesgo de una ruptura inevitable, tan pronto como la conveniencia personal, los intereses de familia y hasta los compromisos políticos o sociales pusieren por ventura a unos u otros en el trance de haber de decidirse por la causa Católica o por alguna de esas otras consideraciones de beneficio particular. De donde cualquier desviación doctrinal en el bando Católico fué siempre ocasión de peores resultados para la Iglesia que cuantos ataques provinieron de los escritores de la acera de enfrente, porque las almas sencillas mordían descuidadamente el anzuelo en casa fabricado, sin sospechar siquiera la posibilidad de que llevara veneno en la carnada, mientras tomaban con instintiva desconfianza cuanto procedía del enemigo, como cauce adecuado para la circulación del mal. Siendo esto así, fácil será al leyente adivinar con cuánta pena hayamos leído las lucubraciones que en las columnas del "Balintawak" ha publicado un correligionario, llevado indudablemente de la más sana de Vol. U. -1~ Núm. 34. Agosto ESTUDIO 25, 1923. las intenciones, pero incurriendo en el manoseado sofisma de nuestros adversarios, para quienes existe distinción real entre la religión y sus ministros, el Pontífice Romano y la Iglesia Católica .. y pretenden, con candidez infantil o astucia diabólica, poder combatir a las personas y, respetar al mismo tiempo los principios y la esencia de nuestra congregación. No sin fundamento suponemos en el escritor una impoluta intención, porque aparecen muy manifiestos los esfuerzos del plumista por ver de atraer a sus filas al lector de la otra banda, y en su noble empeño de conquistar el ánimo de cuantos por fútiles motivos se divorcian de la Iglesia en cuyo· seno vivieron durante tantos años, llega a una transigencia peligrosa, apetecida en todo tiempo por los enemigos del Catolicismo, los cuales hicieron siempre de las Ordenes Religiosas el terreno obligado de la persecución. Cuando de la pluma de nuestros contrincantes brotan espontáneamente los vocablos imprescindibles en todas sus virulentas acometidas, cuando les oímos hablar de "clericalismo" y tildar de "frailero" a todo escritor desenfadado que osa salirles al paso para poner coto a sus demasías, parécenos la cosa más natural y nos deja en el ánimo impresión equipolente al del zumbido del mosquito o el ladrido del can; mas si acaso tronezamos con alguno de los nuestros, arregostado al empleo de igual vocabulario, no podemos evitar que nos hiera el oído y nos cause efecto parecido al de una profanación. Y es que en labios de Católicos suenan muy mal frases como éstas: "N{íuni't anrJ m{ja praile baga ang relihion? Hindi Kun gayo'y ¿bakit ngayo't napapuot ka sa mqa praile ay kapupuotan mo ang relihion? Kuru-kuruin mo, na ibang-iba ang relihinn sa m{ja praile, kahit na ang m{ja ito ay ministro noon. lpinagtatapat ko sa iyo na ako ay hindi makapraile nfjuni't tunay na katoliko'", las cuales de intento dejamos de verterlas al idioma de Castilla, porque quien no conociere el tagalog no sepa nunca haber salido tales conceptos de una pluma Católica, como lo son para gloria nuestra cuantas laboran en el semanario vernacular. Si alguien aborreciere o simplemente mirare con desprecio o indiferencia el ejército de su Nación, no podría en justicia teneree por buen patriota, porque, al fin de cuentas, los soldados son los llamados a conservar la integridad del Estado y los defensores de la frontera nacional. Con mayor razón habríamos de dudar de la legitimidad del Catolicismo de quienes sintieran recelo del elemento más militante de la Iglesia que, en frase del mi:omo Renán, "ha sido el ejecutor de las obras más eficaces del cristianismo". Si, como enseñan los teólogos, el estad'l religioso "pertenece por su propia naturaleza a la nota de santidad de la Iglesia", y lejos de ser "un accesorio y sencillo ornamento del cual puede la Esposa de Cristo desprenderse, es la Iglesia misma en su parte más excelente", no acertamos a comprender por qué arte de birlibirloque haya de rnrle dado al Católico mantener en su corazón y demostrar en sus acciones, no yá antipatía a las Ordenes Religiosas, mas ni si<miera la indiferencia hacia lo que hay de "más sustancial y más completo en la esencia del Catolicismo", sin amamantar a la vez parecida frialdad para cuanto atañe a la divina Institución. Y si en sentir de escritores dignos de nota "!· erseguir a los religiosos no es atentar contra alguna rama inútil del árbol plantado por el Nazareno, ni, como han pretendido otros, equivale a robustecer el tronco, podándolo de brotes innecesarios, mas es arremeter contra la Iglesia, asestando los golpes al corazón" ( ma e assalire la Chiesa nel suo stesso cuore), no se nos alcanza de qué sutilezas pueda valerse un Católico de verdad para hacer menosprecio del "fraile" y entonar himnos de alabanza y amor al Catolicismo. sin caer en contradicción. Todas estas consideraciones no las hiciéramos si nos dirigiésemos a los de la acera de enfrente, mas, pues, se trata de correligionarios, es más, se trata de hermanos muy nueridos, encaminados a hacer muchísimo Lien en el campo fecundo de nuestra Causa, nos tomamos la libertad de retocar algunas de sus expresiones, muy convencidos de haberlas inspirado el deseo de borrar en los espíritus asombradizos pasadas impresiones, para arastrarlos de nuevo a la sombra de Ja bandera del Catolicismo, la más numerosa de cuantas agrupaciones se registran en nuestra Metrópoli actual. Y nos dispensará el estimado colega que nos expresemos así, porque al tomar pie de sus apreciaciones para dar un toque de atención, no nos dirigimos únicamente a él, sino a muchos de nuestra comunión, a quienes en más de una coyuntura hemos oído expliearse en términos parecidos, haciendo gala de su "despego del fraile", lo cual dice mal con el legítimo espíritu de la Iglesia Católica, aunque sea explicable, en parte, y;or las circunstancias del pasado, donde, para des~raeia nuestra, se b_arajaron indistintamente los intereses de la Patria y los de la Religióp.. . PAULINO. Vol. 11. -2- Núm. 34.