Por cuatro mares y un oceano

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Part of Semana Revista Ilustrada Hispano-Filipina

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Por cuatro mares y un oceano
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5 de Mayo, 1949 SEMANA-27 ··---·- ·--··-----·-- ----·----Por cuatro mares y un oceano i El Mar Rojo! Con el hemos dado, Pipo. i. T~ acuerdas del za. randeo en nnesirn buque la nochc antes de la it egad a a Suez? Claro que te acordarRs y coma tu, todos los que (i>amos en el Haleakala. De nada sirvieron lcs elogios: ni la brillante oratoria del Padre Villa-. vt!rde para apfLgar, o siquiera amenguar, la furia del cabo de Guardafui, ni el q\1e en · Viernes S~mto paseliramos la Cruz alzadn en solemne proc~si6n por las CU· biertas. NoSotl'Os que queriamos haber estado aquel dia en Sevilla para presenciar las procesiones cuaresrnales. . . €!sbibamcs frent0 a Guardafui p23ando las de Cain. Yo, francamente, he oido hablar tanto del mar Rojo y de sus carac· teristicas d~ quietud, mansedum. bre y c'olorido, que estaba con una gran ilusi6n de cruzarlo· y revivir en mi mente, en ?.quellos diae santos, el pasaje biblico de! paso de los Israelitas, pero, i que decepci6n :r que mat paso fue el nuestro al ser sorprendidos por aque] fuerte temp.oral, el primero que desfcgaha alli en los Ultimos cincuenta :?fios ! (Conti>1uaci6n) Precisamente tuvimos que capea1·lo nosotros, hacit?ndonos echar ha~­ ta Ia primera papilla que nos dier'ln nuesf:ras marniis. La cubierta Oel Haleakala.·huia bajo nuestros pi. es y no hubo pasejero que no ~e elevara ... al cubo, al cubo de su respectivo camarotc, o no se arrimara a las pasarelas para manchar inmundamente la i:::uperficie de aquel · mar embravecido, que ni era rojl•, ni nada parecido a tal color y que rn:S. bien ncs estaba poniendo verd<!s a todos. Te acuerdas tambien, qut'Tido Pipo, de cierto pasajero, presumiendo de extraordinaria fortaleza sin querer admitir que se h~1biese mareado, achacando- sus angustias y arcadas al "bagoong" que en recuerd. o de Cavite, se habia hecho servir en la cena y ·asegur:indonos fue el comistrajo el responsable de ponerle tan "pro_ vocat-ivo"? La noche antes de nuestra ilegada a Suez, fue la Unica noch-.::· "pe1-ra" pasada en todo el viaje y no la olvidare tan pronto. Qtro as~e~to di'/ 11111c_llc dr. Da.rcC'lo11a a la llegada del 1•apo1· ~ 'Htlt?af•alu.", en su primera vtstta a Espana despuea de t:.. lndepcndencia de Filipillas. A eso del amanecer cesaron lo~ ban~azos del barco, que por cierto se port6 admirablemente, .. cual vaiiente .facista e1i sus embestida.i;; contra el rojo"; y esto nos decidi6 a salir del camarote, todavia p2.lidos y desencajados. Grande fue nuestra alegria al ver en nuestro frente la bocana del canal de Suez y a nuestro Iado otros barcos de gra11 tonelaje esperando turno y·prA-ctico para pasarlo. A rnedio dia, acompaii.ado par nuestro agente, vino abordo un piloto ingles de la com.. paftia del Canal para hacerse cargo de la direcci6n de nuestro Halr.akala, y a marrha lenta. comenzamos a navegar par sus tranquilas agv.as. i Precioso fue aquel viaje por el estrecho artificial Que el genio de Lesseps concibi6 y la mano dcl hombre abri6 en una longitud de ciento un millas: para unir dos mares al traves de un inmenso desierto arenoso ! El gran desierto. d(' Sahara se most:-aba ante nuestJ'a vista, c:ilido y seco, con sus caravanas .Qe cametlos intern:indose par sus poet~cos. oasis. No lejos de nosotros segufa su curso de siglos el hist6rico y caudaloso Nila v· cerca tambien nos encontrabamos ·de Tkrra Santa, envuelta en la mistka poesia de su biblica epopeya. Egipto. Palestina, Jcrusah~n. Jericf,, Bethania y dem:is lugares pr6ximos, consagrados por las sacra.!i tradicio11es clel cristhnismo, ardian aquellos dias e11 el fuego devorador de una guerra sangrienta entre ju<lios y arabes, cuyo fin ha- dado hoy ·lugar a la formaci6n y establecim!ento del m:evo estado de Israel. De cuando en cunndo tenfamo!l que u.rrimarnos y fondea1· junto a la orilla para dar paso .a un barcarr6n cargadc de tropas. navegando en direcci6n opuesh a la nuestra. El · atardecer descendia alegre .v d0rado, uno de esos soberbios atardeceres de Oriente, con su pqlvareda ~EMANA 5 lie Mayo, 1949 de luz que la naturaleza levanta en lo alto i>or los caminos del cielo. En su luminoso enc~mto, ,alarg8.base eJ paso del canal altraves de escaso plantios y palmC'ras. El airc. de una dulzura inefable, acariciaba nuestros rostros salpicados por IR arena del desiertci. Un bienestar de Olancura y reposo rias e"nvolvin suave, adormecedor, con esa poe· sfa, comJ)aiiera del silencio reinante en aquellos parajes, que nos hacia Janguidecer. Hacia Poriiente, veiamos descender el sol envuelto en brillantisimo aureola, y las ni·tes coma rosados celaj es de n:ica:, tnspiraban, a quien aquel maravi·· Jloso paisaje de e"nsueiks conte~­ p!aba, los mas belles pensamientos. , El cefir: vespertino recortaba va11amente las grilciles siuetas de los ''cirt'us" en el fondo de! espacio. A nclamos. y_ a entrada la noche en la bahia de Port-Said. Desde Jr. cubierta podiamos divisar e~tre la o.scuridad, las hileras de luc.es extendidas a lo largo del puerto. A las nueve serian de la manana siguiente, cuando atrac6 :;ti costado dcl Haleakala la iancha de la sanidad con el medico de naves, un egipcio de aspecto gruiion, que sui:>i6 por la escala cle gato gesticulando y una vez en cubierh~ puso In! brazos en 8.lto como indignado y asombrado de algo que viera en el palo, se encar6 con nuestro capita:r:. pregunt8.ndole en correcto ingle'!I, par. que no tenia izada a bendera egipcia. l. No sabia acaso que Port-Said habia dejado de ser un puerto ingles, y estaba en territorio -egipcio? . El capitan dijo no saber nada, y presentando sus eXCH· •as, le informo, que debido a I• guerra reciente se nos habia privado de not.icias del exterior-y no habia k!nido eonocimiento del traspaso de nacionalidad de Port-Said. prometiendole subsanar la equivocaci6n inrnediatamente. Pero sur- · gi6 de momenta otro conflicto .• pues no teniamos abordo ningunl". bandera egipcia, y io rn3.s notable del ca.so fue tambien la ignorancia del doctor rcspecto a la identidad de la bandera que llevabamcs izadr. en la popa del barco, ni de su rriatricula No sabh de Filipinas ni de Su independencia. Esto no nos c.aus6 sorpres3 por ser aquella la primera vez que nuestra bandera nacional se paseaba por aquellos mares. Gracias a la pronta aparici6n del consignatario, sabedor ya dcJ caso, se pudo traer de tierra nr.a bandera egir)cia zanjAndcse If! cue.sfi6n de la etiqueta internacio/,os S1·ea. GC:ine:.. Cu.Lero, Cuhii~1·, Pfret Ro.<rnle11 coii h u.ficiolitlml dl'l "fla/rakala", el 14 de abril de 1947, en el 11atio del A yuntain.iento de Barcelona con lu autoridades de la Ciudad.. nal y nosotros quedar en libertad de bajar a tierra y visitar la ciudad. Port-Said, con todo lo de ser escata de importancia. no nos par~. ci6 una gran urbe, como suponfamos antes de rec.Orrerla, aunque cuenta con s6lidas estructuras, en·tre antiguas y modernas; call~s anchas y buenos establecimientos comerciales, pero excluyendo la agitaci6n y el movimiento obser\'ado en los muelles, la poblaci6n, en general, carecfa de esa activjdad que se observa en las grande:1. ciudades. Los autom6viles eran escasos y todavia se vefan circular antiguos carruajes por las calle!\. Hty un respetable nUrnero de extrangeros residentes, predominando ingleses, fra~ceses y griegos Entre nuestros pasajeros !le en:. cnntraba un simpatico comercian-· te de Manila, ya de alguna edad. que se las daba de exagerado moralista y a quien le indign6 sabre- · rn.anera,_ al saltar a -tierra, verse rodeado en el muelle por una canalla egipcia ofreciendole colecciQncs de fotografias a cual mis pornograticas. i Oh biblico Egipto '. i. C6mo permites tal comercio a tus pue.rtas? exclamaba nuestro amigo tratando de quita1·•·e de encima aqueUa chusma. insfr:tente en venderle "escandcdosas" como llamt.·· ban a su n~gocic. Se ponian pesa<los siguiendonos por toda la calle, su~urrando en nuestros oidos la pa .. labreja: i E8candalosa, escancUtfosa, conivra lJOnlta escandalosa! Por dos piastras, barato, barato. :; se ofrecian mediant-e un aument<1 en el precio de sus escandalosas, a Jlevarnos a los escoridrijo~ dond~ se tomaban los tales cuadros phlsticos a lo vivo. No se quien fue el guas6n de entre los pasajero~ que desliz6 al oido 'de uno de aquellos traficantes ".11]gunas pllabra.s sobre laS nficiones de nuestro amigo a. coleccionar fotografias, ccmprrindolas sigilosamente en lo:-; puertos de escala. Desde aquel momento no le dejaron en paz. En v:::no acab6 por enfurecerse v levantar los brazos gritandol~ en :; d• Mayo, 1949 SEMANA-29 ---------........... h ------··--·---su mejor ingJes: "this is a scandal, it is against my relig!on to buy those pictures, get out!", no le hacian caso y uno, el mis latoso, le contest6: "religion is natural but this is super-natural, you are missing something extraordinary, Mister .. , y segu.ia poniendo ante SUS ojos m8s desnudeces de aqut!,Jlas, que nuestro amigo se ve(a forz~do a mirar da reojQ. La escena nos hizo mucha gracia y la reimO. i bien. Desde aquel momento dimo.ct en llamarle 11 D.on Casto." Este chistoso incidente y otros de parecida indole, demostrativo•; de la relajada moral de aquella · gente del puerto, nos proporcionsron ratos muy divertidos1 sirviendon-0s de escudo la moralidad de Don Casto a quien hac!amos rabiar, sentados en la ~era de un re•· taurante, mientras nos haciamos servir un arom8.tico ?rloka, espeso y negro, y fum3.bamos legifJimos ~igarrillos egipcios. Al medio dia, cuando estabamos rti:unidos en el muielle para abordar las Janchas, fuimos otra vez- acosados por los traficantes en "eacantialosas". E11 el Haleu,kola, con •I practico abordo en disposici6n <le salir. alguien hizo not3r la falt. de una pasajern. Avisado el Capitan, orden6 la suspension de la msniobra y ya se iba a dar partr:: a la poJicia, cuando divisamos un.1 gasolinera p~rada en medio de I 1 bahia Y en ella a una seiiora de pi~. agitanda los brazos en desesperad!'.s seiiales al ba,rco. se dispuso fuera le lancha de! pr:ictrco a b1·scarla pero en aquel momento vimcs !n zasolinera ponerse en inovimient<, y ~.tracar al costado del vapor. Es-· t.aba cargada de paquete~ y de p:ijaros. La sciiora, nerviosisimn. insultaba a Ios tres pillos 'tripulante, del bote, aeusAndoles de haber1? parado exprofeso para obligarht :i pagar el doblc del precio· estipulado para su ·conducci6n al barco. Come este caso, nos dijeron, se d2ban muchos parecidos en aquel puerto. No pusimos a aquelloa Iii· ratas a disposici6n de la polida para no demorar nuestra salida. pero no nos faltaron ganas de hacerlo. Nos hicimos a la mar y conforme avanzAbamos, ·se hacia sentir el frio, obligAndonoS a usar la -ropa de lana que compramos en PortSaid. La primera noche de via.it la pasamos divertida gastandol• bromas a Don Caato a proposito de las "escandalosas", al verle saJir escandalizando del camarote y ·escupir ccn desprecto ill Mediterraneo, por haber encontrado soln e su litera algunas pcstales por!logr8.ficas. i Oh, querido Don Casto! Nunca olvidare las ir6nica.:; carcajadas con que acogimos tv, protestas de inocencia. sobre todo, caando a la hora de la cena, al saco r tu pafluelo del bclsillo, se te cayeron m8s escandalosas, poniendote la cars como un tomate, mientras tratabas de convencernos df:' ser Castaiier el autor de aquel acto de prestidigitaci6n, por la vecinlfad de su camar.JtA! con el tuyo. Castaiier la ereprendia a bromas . con Don Casto en cuanto encontraba ocasi6n. Una tarde, estando ur. grupo de nosotros en cubierta oyendo perorar a Don Casto, SP. accrc6 Castaiier. guifiando picarescamente un ojo, y diciendonos que por la escaler.a de popa acababa ct~ ver dos hermosas y redondas pan-· torrillas. No le <limos gran importancia a la noticia, pero si Dou Casto, quien poco a poco, disimu12.damente, se fue acercando al si.. 10 indicado. A la hora de cenar se me acerr..6 diciendome en voz baia.: i tu·dado que el tal Castaner es inmoral ! No hace mas que atisbar, P« ra ver pantorrillas y piernas de l!TUjeres, pero esta wz se h3 llevado uh chasco porque las vistas poiel esta tarde eran las de Pi po Ca-. Jero y ·de Pepin Rodriguez, cuan~o en caizoncillos tomaban el fresco .. · ~ i Es malicioso ese hombi'e ! Le dije que el malicioso era el, puesto que Castafier no h2bia mencionado la palabra "mujer" para · nada : "Pero, eso se sobreentien· de", me contest6 porque, ningUn interes sabe el podfamos tener en ver las p:k.Tnas de Pipo, ni de Pepin. "Yo ya·" le tengo fich'J.o y no pienso ha.eerie cnso ... " .Pero pronto hacia his pac~s con el, en cuanto Castaner, habil chef de cocina preparaba algun plato de su agrado; porque Don Casto, adem&s de "moralista" era un ·buein gastr6nomo. FELGOMAR (Continuard) El 1ntbl'co de Barcelona csperando al vapor "Halcukulu", primer barco filipiuo de la. De la Ram.a. Steam.skip Co. que viaita Espana dr.apuCs de la /11dcp~ ndencia. de Filipino.•
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1949
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