Cartas Edificantes

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Part of Estudio

Title
Cartas Edificantes
Language
Spanish
Year
1924
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
Febrero ESTUDIO 23, 1924 :::~::::~:::~~~~~~~~~::::~~~~:;~:::~~,{! *~M'l'icli~~~~~~::~~~:t~~~ JI JI lf *M~~~'FH=>ivA~#::JJ:~~#~~~~~:~~~~:f~~>i"F~~~~~~*~~:Hc#:::f~W~~'l:~:;~~i=~t::ff: ~~~~~«-1~ .. 0 ~ ~ -~~~ CARTAS EDIFICANTES ~&,,- i ~~c~A~cf~~::d:~~~~~~ ~:::~~tq~#*:H:~'f:Jtr**~~ **~:c~~:f~~i:fA~~~ ~~::~::::~~:::~~::::;:::::~::::;:::::;:::~~::~e>~::~::;~<::~:::;"~~::~::,~::~~~:::~~::~:::~ *=ff:::f~~~c~~~~~~~:::~~c~~::~f ::;~~f~f~~>l~:ff~f~::;~'J'f'1t::i,;:: Excmo. Illmo., Emo., y Smo. Sr. P. Gregorio Aglipay: JAJÁ! No se quejará su "merce" por falta de "tétulos" y "rotulicos". ¡ Quia! ; lo que é "po eso" no vamos a reñir. Pero no vaya V d. a creerse todo eso de Exmo. y demás, como se ha creido lo de "obispo". Porque, mire su "señolia": "Ni es Vd. obispo, ni cosa que se lo parezca". ¡Vamos, hombre! ¡ Tié gracia! ¡Y la cosa es que ya no sabemos qué camino tomar para que V d. nos entienda! Usted no es obispo, ni mucho menos; ¿entiende? Vd. ni siquiera es fundador de esa I. F. I., partida· de desventurados, que el fanatismo y la truhanería de unos cuantos ha creado para vivir muy guapamente sin trabajar y arrimados a la sombra de unos cuantos infelices que pagan el escote, mientras que otros se "zampan" las perdices. Y que conste que no aludo a nadie. La IFI la fundaron un par de "vivos" cuyos no.mbres conocen todos Jos habitantes de Manila; los libros doctrinales-¡ algún nombre les hemos de dar !-no los ha escrito nadie, pues son una "copia" miserablemente mal hecho de doctrinas trasnochadas y pasadas yá de puro viejas en Europa. ¡Vamos, Aglipay de mis pecados, sacerdote renegado y "obispo" de comedia, según me decía- con gracia uno de Jos que concurrieron a "creer" en .la mente-si es que tiene mente, que mucho se puede dudar-de su "señolia", la idea de obispo, vamos! ¿Sabe Vd. lo que es un obispo? No; no lo sabe, como no sabe quién es Dios; como no sabe cuales sean las materias y formas de los sacramentos; como no sabe, ni supo jamás, resolver un caso de conciencia, mientras fué coadjutor del cura de Bocaue. Yo, humilde cronista y escritor sin más títulos que el democrático tú, le desafió a que en público o en privado, por escrito o de palabra, diga Vd., qué Pontífice le nombró obispo, y qué otro obispo le consagró. Y si nadie le ha nombrado, ni nadie le ha consagrado obispo ¿con qué razón se firma Vd. Obispo Máximo? ¿Con qué derecho usurpa las vestiduras sagradas propias de los Pontífices? ¿Por qué ostenta en su pecho una cruz, en cuya eficacia no cree? ¡Ah! Moro, moro ¡eh! No está mal. Por mí puede el baile continuar y su "señolía" hacer el payaso, que ello es la mejor prueba de que andan algunos ro.al de la cabeza. Pero, en fin; eso es lo de menos y por títulos,-"sine re", no hemos de discutir. Cualquier día sale el amigo del "sotto" diciendo que es Papa, pues tan deprisa va subiendo que se le pierde de vista, y cuando aparezca va a estar hecho un Cardenal o un Papa. ¡Palabra! Resulta ahora que su mercé, que no pasó en todos los días de su vida estudiantil de saber el P. Paco Larraga y gracias, se ha metido recientemente, y sin haber hecho estudios superiores,-porque seguramente hace treinta o más años que no ha abierto un solo libro-se ha metido, digo, a tratar nada menos que de cuestión de la autenticidad e historicidad de la Biblia, viniendo a afirmar muy serio, y porque me llamo Aglipay y me he vestido de obispo, que la Santa Biblia no es mas que una sarta de fábulas y de cuentos de vieja. ¡Estupendo! ¡Colosal! ¡ Aglipaya.no ! ¡Bestial! ¡y eche usted hierro! · Oiga Vd., P. Aglipay; ¿cuántos años hace que no ha abierto la biblia? ¿Cuántos, otrosi, hace si es que alguna vez leyó alguno, que no ha leido un libro de Exégesis o de Hermeneútica o de Introducción a la Biblia? Y sin haber Vol. 111 -18 hecho tales estudios, que no los ha hecho, ¿cómo se atreve su merced a meter baza y a fallar un pleito sobre el cual andan discutiendo hace años y años las primeras mentalidades europeas, sin que nadie se atreva a decir las tonterías y las estupideces que su merced ha dicho? Frimeramente; ¿que es una fábula? ¿Que es un cuento? Trabajo le doy pa-ra que me diga la diferencia que hay entre el uno y el otro. Segundo; ¿qué ciencias ha estudiado su merced? ¿Dónde están los libros de ciencias físicas, matemáticas, geológicas que su mercé ha publicado? ¿Desde cuándo ha sentado plaza de hombre sabio? Si tuviéramos una discusión pública. y le preguntara ¿qué es geografía? ¿dónde está Glasgow? ¿a qué parte cae Córdoba? ¿por dónde anda Mosul? ¿hacia dónde cae Stambul? ¿sabría Vd. responderme? Nó; cierto estoy que no, pues conozco y muy mucho el grado cero de conocimientos geográficos en que se encuentra. Y si Je dijera quién fué Popoff, quién Brandly, quién Papin y cuales son sus inventos y otras cosas de física tan fáciles como las apuntadas estoy también cierto que no me sabría responder. Nada digamos de terrenos silíceos, ternarios, cuaternarios, cretáceos: ni hablemos de din osa uros, de Mammuths y otros fósiles no menos conocidos y que sabe describir un chiquillo de escuela. ¿Sabe V d. como se distingue un ~ilicato de un feldespato y en qué se diferencian ambos de la mica? ¡Qué va a saber, hombre, qué va a saber! Ni Vd. l}i todos los pari-paris juntos. Pues nada digamos de Historia. ¿Cuántas fueron las dinastías egipcias?; ¿quiénes fueron los reyes Hicksos? ¿Quién fué Hamurabi I?; ¿quién Asurbanipal? Todos estos nombres, ni sonarle le suenan a su merced. Y nada digamos de los descubrimientos asiriológicos y egiptológicos. ¡ Buena está su merce pa tales menesteres! Y si quisiere decir que sabe todo eso, vamos a una apuesta. Las orejas me dejo cortar si delante de un tribunal de hombres de ciencia, contesta su merced a diez cuestiones científicas triviales, vulgaTes, que sabe un niño de escuela, de ciento que yo mismo he de proponerle. Y; si su merce tiene tanto de hombre científico como de obispo, y como yo de tártaro ¿por qué venir a "gansear" sobre la ciencia y los conflictos de la Biblia con la ciencia? Supongo que, si le queda si quier no sea más que una diez millonésima parte de sentido común, convendrá conmigo en que quién no sabe ni lo que es Biblia, ni lo que es ciencia, no debe fallar sobre una materia en que debaten por siglos y años hombres que, al estudio de esa cuestión, han consagrado años y más años, sin que hasta la fecha se h:::.ya llegado a una sola conclusión en contra del Libro Santo. Ni crea su merce que escribo esta epístola creyendo que voy a convertirle, ni siquiera a sonrojarle. Nó. Quien ya hace tiempo que se echó el alma a la espalda y se ríe del mundo, saliendo vestido de "payaso", y hadéndolo por todo lo alto, en público y en privado, no tiene ya ni sangre que pueda subirle a los pómulos y colorearlos. Unicamente he escrito lo que antecede para que vea, que aun hay quien se acuerda de aquel Ag!ipay hombre eminente en ciencia, si los ha-y; y que hay quien sabe de qué madera está hecho el "obispo máximo", pues su mercé es "obispo" y "máximo", pero de comedia. Y con esto y con expresiones para las ovejas y ovejuelas, soy de su mercé. ROMA-NONES. Núm. 60