El aglipayanismo es Herejia

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Title
El aglipayanismo es Herejia
Language
Spanish
Year
1924
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
Febrero ESTUDIO 23, 1924 ~--._:..;..--.----·······-· ------~----------......... ·······(!: El Aglipayanismo es Herejía j (!)------------- .... ---------------<.!. EL MILAGRO Y LOS SABIOS NTES de terminar el trabajo que nos hemos propuesto sobre la posibilidad, realidad histórica, cognoscibilidad y fuerza probativa del milagro, permítanos el paciente lector de ESTUDIO que pulvericemos las fútiles razones de los que siempre ven conflictos y dificultades entre el milagro y la ciencia, y que desvanezcamos la duda de cuantos preguntan: cómo es posible que haya tantos sabios incrédulos, si el milagro demuestra la fe? ¿Cómo se explica que haya tantos hombres de ciencia que no creen? Ante todo conviene saber que muchísimos de estos sabios en astronomía, química, biología, etc., son ignorantísimos en materias de religión, y no hay que tener para nada en cuenta sus negaciones, que son frutos de completa ignorancia. Pues no porque sea uno eminente en un ramo del saber humano, hay que suponerlo perfecto en todos. ¿No hay por ventura sabios naturalistas, que no saben una palabra de matemáticas; y sabios químicos, que ignoran por completo la Historia? ¿Podría, pues tener importancia alguna el voto de un excelente matemático en materias de Historia Natural, o el criterio de un químico en materia de investigaciones históricas? De ninguna manern; porque en estas ciencias no pueden llamarse sabios, sino ignorantes del todo. Por lo tanto el testimonio de un naturalista, de un astrónomo, de un matemático que ignora la Religión, nada vale, ni tiene fuerza alguna decisiva en materias religiosas. Por consiguiente acudamos a los técnicos, a los peritos, a los sabios en religión, cuando se trate de materias religiosas; y veremos por e:rperiencia que la mayor parte son religiosos, cristianos y católicos. Sucede con harta frecuencia que los sabios, que ignoran la Religión, porque no se han tomado la molestía de estudiarla, combaten lo q'tle no saben por medio de burlas y falsas suposiciones pero como observó Nubius, "al Catolicismo no se le acaba con picarescas chanzonetas o co.n ilógicas deducciones, porque tiene la vida más fuerte que todo ésto. Y después de haber luchado con los más implacables y terribles adversarios, los ha visto sucumbir, llegando con frecuencia a derramar agua bendita sobre la tumba de los mis encarnizados". Tampoco es muy raro hallar sabios que pasan por incrédulos, y en realidad lo parecen en sus libros, o en sus reuniones con amigos incrédulos, pero que tienen fe. ¿Quién no recuerda el ejemplo de Diderot, que atacaba la Religión en las cámaras, y en su casa él mismo enseñaba el precioso libro del Catecismo a su hija? . Y podríamos referir aquí los sabios que alardean de incrédulos, y a la hora de su muerte pic~ieron con/ esión y quisieron morir como católicos, como D' Alembert, Victor Hugo, Voltaire, De Langle, Littré, Julio Simón y Rubinet, filósofo naturalista este último, quien después de confesarse y comulgar, escribió la siguiente declaración: "Hallándome próximo a rendir cuenta a Dios de mis pensamientos, palabras y obras, retracto sinceramente lo que hay de heterodoxo y reprensible en mis libros,. . . y de ello pido perdón a Dios y a los hombres . .. " Pero al fin y al cabo hay sabios que han escrito contra el milagro con mucha erudición, re1)lican otros; por consiguiente no parece que el milagro sea prueba del todo concluyente. Vamos a citar los principales sabios ante quienes se descubre reverente el racionalismo moderno. ¿Quiénes son? El P. Laplana S. J. nos da el trabajo hecho con verdadera precisión: "Reinara, que fué un ateo solapado; Paulus, un falsificador de la Biblia; Baur, un corruptor de !a Historia; Strauss, un inventor de fantasmas; Lessing, un ignorante; Schleiermacher, un mentecato; Laurent, un necio; Larroque, un pedante; y otros embusteros, como Jacolliot, Peyrat, W ete, Renán, etc." Estos impíos escritores proceden de mala fe: porque hacen caso omiso de los argumentos a que no saben replicar; repiten objeciones trasnochadas mil y mil veces refutadas; callan las respuestas dadas a sus falacias, y mienten con solemne descaro. Oigamos el modo original de negar del impío Renán, y la forma vacilante que emplea para impugnar la resurrección de Lázaro: "Parece ser, escribe, que Lázaro estaba enfermo: tal vez la alegría de la llegada de Jesús pudo devolverle la 1·ida: quizás Lázaro pálido aún por la enfermedad, se hizo envolver en la mortaja como un muerto, y encerrar en la tumba de la familia, y al verle salir con la mortaja, una vez abierto el sepulcro, debieron creer naturalmente todos que había resucitado. (Vida de Jesús). ¡Nunca podrá nadie desmentir el Evangelio con un parece ... tal vez. . . quizás,. . . pudo ser! ! ! Peyrat se muestra o ignorante o embustero, cuando escribe: "¿Robaron los Apóstoles el cuerpo de Jesús? Los judíos dicen que sí; los cristianos, que no; pero ni los unos, ni los otros, presentan pruebas". Larrousse dice: "Si admitimos los milagros de la Biblia, hemos de admitir los del Corán'', es decir: si creemos a los sabios, hemos de creer o los ignorantes. ¡Vaya una lógica singular! Por último nos salen al paso los incrédulos con que hay hombres de bien que no creen; luego la razón y no la improbidad les mueve a no creer. Pero también hay que confesar y repetirlo muy alto: hay hombres de bien, muy ignorantes en materia de religión; hay hombres de bien que no quieren estudiar la cuestión, o no tienen talento para entenderla; hay hombres de bien que tienen sobrada presunción; y de ahí que estos hombres de bien no crean. Además la fe es un Vol. 111 -3- ?iúm,' 60 ESTUDlO 23, 1924 acto enteramente libre de nuestra voluntad y un sacrificio que se hace a Dios de nuestra razón; y hay muchos hombres de hien que no quieren sujetarse a Dios. En ciencias físicas: Kircher, Lana, Toald<>, Wilkins, Gautier, Engramelle, Berand, Castel, Noel, Courtois . .. Son los inventores de los aparatos famosísimos de Mariotte, Nollet, Melloni, Castelli, Secchi, Caselli, H amard, Arbos, . .. Aunque a decir verdad, ahondando un poco en esta cacareada hombría de bien, conoceríamos quizás que ésta es muy discutible. ¡La fe y la moral son hermanas! ¡Quien es enemigo de la fe, tarde o temprano acaba por desentenderse de las leyes morales! En Geografía, un Malte-Brun; en Botánica, un Cabanilles; en Biología, un Pujiula; en Hidrograía, un Furnier; en Geología, un Kircher; en Prehistoria, un Lambert; y así en otros ramos Hauy, Carnoy, Hahn, Almera, Bourgeois, Hende, etc. etc .... La Iglesia Católica en cambio puede presentar una galería interminable de hombres ilustres en to.dos los ramos del saber humano, antiguos y modernos, que serán siempre un mentís solemne, eterna confusión de los incrédulos, y la prueba más palmaria de que no existe conflicto alguno entre la Religión y la verdadera ciencia. ¡Miradlos! ¡Descubríos ante su ma,iestuosa figura! ¡Son legión gloriosa, que consiguieron arrancar algún secreto a la naturaleza, y levantaron en acción de gracias sus ojos a Dios Creador del Universo! Son en astronomía: Grassi, Scheiner, Schall, .Secchi, Casselli, Marin Lafout, Bertelli, Vúies y Faura ... ¡Y luego nos saldrán al paso esos señores de la "Catequesis" para negar sin alegar razones, lo que tantos sabios de primer orden afirman, defienden y creen con vivísima fe! Si estos sabios descubrieran en los dogmas del Catolicismo algún conflicto con la razón, ellos, dotados de excepcional talento, lo descubrirían, y darían la voz de alarma a fin de que nadie se dejase engañar; pero pQr dicha nuestra sucede todo lo contrario; porque son estos sabios admirables, los mejores creyentes, los más humildes, y los que practican a la faz del mundo la fe que pro/ esan. ¡Imité. mosles! P. DE ISLA. ¡La caña-dulce! ¡¡No el palasan!! D IRíA yo que has pisado • • mala hierba al levantarte esta mañana. -Pues yo aseguraría que la pisé al nacer, y vengo sufriendo toda la vida las fatales consecuencias. A ser verdad el dicho vulgar, yo debí de nacer estrellado ... -Nunca dí importancia a eso que el vulgo llama "mala estrella". La experiencia me ha enseñado que cada cual carga en su carrera por el mundo con los resultados de su carácter. -Dale. Yá está el sesudo Catón en su centro. Te advierto que no estoy en estos momentos para filosofías. -Pero, hombre, ¿se puede sa. ber lo que te pasa? Si no es ningún secreto ... -¿Secreto.? Para e.c;tas horas estará la noticia en poder de todos los gacetilleros, esa plaga de la moderna civilización, peor que cualquiera de las siete de Fci· raón, y aún que todas ellas jun. tas. -Entonces, dilo de una vez. ¿Cuál es el motivo de tu excitación? -Mil veces te he hablado de las relaciones de Mar'!ija con Leopoldo. -¡,Y qué? -Que esta mañanita se han casado ante el Juez. -No me so.rprende. -Bien, hombre. ¡Vaya una Vol. 111salidita para consolarme de ese disgusto de familia! Tú lo prevés todo. -No me glorío de preverlo todo, pero eso lo estaba viendo venir. Es más. Recordarás que no hace todavía un mes te lo indiqué con bastante claridad, al aconsejarte cambio de táctica respecto de tu hija. ¿Lo has ol. vidado? -Lo recuerdo perfectamente, mas de ahí a que te haya de parecer el hecho monstruoso de una· hi.ia que traiciona así a su padre la cosa más natural . .. , 1-f'VJo es que me pare.zca la cosa más natural una conducta que, como tú, califico de monstruosa; pero cuando descubro en el mundo fenomenal una causa que me es conocida, no he menester la inspiración del profeta para anunciar los efectos acostumbrados. -Yá sé a dónde vas. Te em]Je?ias en que el mundo se puede arreglar todo con cucharaditas de miel, y también a mí me ha enseiiado la experiencia que mejores resultados se obtienen comúnmente con un palasan que con una caña de azúcar. -Visto está. ¿No decías hace poco que debiste de haber nacido estrellado? Eso supone que no te ha ido muy bien en la vida con el sistema educativo del palo. -Visto está ... visto está ... Por un perro que maté, me llamaron mataperros. -No es eso, Facundo. Es que te obstinas en llevar los asuntos por determinado cauce, y cuando puede acaso más el agua que el muro de contención, pones el grito en el cielo y te imaginas la víctima escogida de todas las injusticias. También mi hija se enamoró de quien no le convenía. -Y compara los resultados. -Compara primero los medios que uno y otro hemos empleado para salir con la nuestra. -Claro, tú la miel. -Y tú el palasan. Echaste en olvido que los sentimientos contrariados se intensifican, que toda acción física o moral tiene su reacción, con la cual hay que contar en todo. trabajo mecánico y educativo, y ahora te sorprendes del estallido de Maruja. A la pobre chiquilla le aislaste en la vida-de familia, no veía en casa sino malas caras y, necesitada de cariño como toda mujer, se arro. jó en brazos de quien se lo ofrecía eterno e indefectible, con el ardor peculiar de la juventud. A fuerza de no escuchar sino amenazas de labios de los suyos, hízosele aborrecible la convivencia con vosotros y· decidió mar. charse en compañía del que le recreaba los oídos con la arrulladora sinfonía de amor y f elici. dad. Al escoger tú el papel de tirano, le lanzaste hacia quien tomaba el oficio de libertador. Núm. 60