La caña-dulce! No el palasan!

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Title
La caña-dulce! No el palasan!
Language
Spanish
Year
1924
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
ESTUDlO 23, 1924 acto enteramente libre de nuestra voluntad y un sacrificio que se hace a Dios de nuestra razón; y hay muchos hombres de hien que no quieren sujetarse a Dios. En ciencias físicas: Kircher, Lana, Toald<>, Wilkins, Gautier, Engramelle, Berand, Castel, Noel, Courtois . .. Son los inventores de los aparatos famosísimos de Mariotte, Nollet, Melloni, Castelli, Secchi, Caselli, H amard, Arbos, . .. Aunque a decir verdad, ahondando un poco en esta cacareada hombría de bien, conoceríamos quizás que ésta es muy discutible. ¡La fe y la moral son hermanas! ¡Quien es enemigo de la fe, tarde o temprano acaba por desentenderse de las leyes morales! En Geografía, un Malte-Brun; en Botánica, un Cabanilles; en Biología, un Pujiula; en Hidrograía, un Furnier; en Geología, un Kircher; en Prehistoria, un Lambert; y así en otros ramos Hauy, Carnoy, Hahn, Almera, Bourgeois, Hende, etc. etc .... La Iglesia Católica en cambio puede presentar una galería interminable de hombres ilustres en to.dos los ramos del saber humano, antiguos y modernos, que serán siempre un mentís solemne, eterna confusión de los incrédulos, y la prueba más palmaria de que no existe conflicto alguno entre la Religión y la verdadera ciencia. ¡Miradlos! ¡Descubríos ante su ma,iestuosa figura! ¡Son legión gloriosa, que consiguieron arrancar algún secreto a la naturaleza, y levantaron en acción de gracias sus ojos a Dios Creador del Universo! Son en astronomía: Grassi, Scheiner, Schall, .Secchi, Casselli, Marin Lafout, Bertelli, Vúies y Faura ... ¡Y luego nos saldrán al paso esos señores de la "Catequesis" para negar sin alegar razones, lo que tantos sabios de primer orden afirman, defienden y creen con vivísima fe! Si estos sabios descubrieran en los dogmas del Catolicismo algún conflicto con la razón, ellos, dotados de excepcional talento, lo descubrirían, y darían la voz de alarma a fin de que nadie se dejase engañar; pero pQr dicha nuestra sucede todo lo contrario; porque son estos sabios admirables, los mejores creyentes, los más humildes, y los que practican a la faz del mundo la fe que pro/ esan. ¡Imité. mosles! P. DE ISLA. ¡La caña-dulce! ¡¡No el palasan!! D IRíA yo que has pisado • • mala hierba al levantarte esta mañana. -Pues yo aseguraría que la pisé al nacer, y vengo sufriendo toda la vida las fatales consecuencias. A ser verdad el dicho vulgar, yo debí de nacer estrellado ... -Nunca dí importancia a eso que el vulgo llama "mala estrella". La experiencia me ha enseñado que cada cual carga en su carrera por el mundo con los resultados de su carácter. -Dale. Yá está el sesudo Catón en su centro. Te advierto que no estoy en estos momentos para filosofías. -Pero, hombre, ¿se puede sa. ber lo que te pasa? Si no es ningún secreto ... -¿Secreto.? Para e.c;tas horas estará la noticia en poder de todos los gacetilleros, esa plaga de la moderna civilización, peor que cualquiera de las siete de Fci· raón, y aún que todas ellas jun. tas. -Entonces, dilo de una vez. ¿Cuál es el motivo de tu excitación? -Mil veces te he hablado de las relaciones de Mar'!ija con Leopoldo. -¡,Y qué? -Que esta mañanita se han casado ante el Juez. -No me so.rprende. -Bien, hombre. ¡Vaya una Vol. 111salidita para consolarme de ese disgusto de familia! Tú lo prevés todo. -No me glorío de preverlo todo, pero eso lo estaba viendo venir. Es más. Recordarás que no hace todavía un mes te lo indiqué con bastante claridad, al aconsejarte cambio de táctica respecto de tu hija. ¿Lo has ol. vidado? -Lo recuerdo perfectamente, mas de ahí a que te haya de parecer el hecho monstruoso de una· hi.ia que traiciona así a su padre la cosa más natural . .. , 1-f'VJo es que me pare.zca la cosa más natural una conducta que, como tú, califico de monstruosa; pero cuando descubro en el mundo fenomenal una causa que me es conocida, no he menester la inspiración del profeta para anunciar los efectos acostumbrados. -Yá sé a dónde vas. Te em]Je?ias en que el mundo se puede arreglar todo con cucharaditas de miel, y también a mí me ha enseiiado la experiencia que mejores resultados se obtienen comúnmente con un palasan que con una caña de azúcar. -Visto está. ¿No decías hace poco que debiste de haber nacido estrellado? Eso supone que no te ha ido muy bien en la vida con el sistema educativo del palo. -Visto está ... visto está ... Por un perro que maté, me llamaron mataperros. -No es eso, Facundo. Es que te obstinas en llevar los asuntos por determinado cauce, y cuando puede acaso más el agua que el muro de contención, pones el grito en el cielo y te imaginas la víctima escogida de todas las injusticias. También mi hija se enamoró de quien no le convenía. -Y compara los resultados. -Compara primero los medios que uno y otro hemos empleado para salir con la nuestra. -Claro, tú la miel. -Y tú el palasan. Echaste en olvido que los sentimientos contrariados se intensifican, que toda acción física o moral tiene su reacción, con la cual hay que contar en todo. trabajo mecánico y educativo, y ahora te sorprendes del estallido de Maruja. A la pobre chiquilla le aislaste en la vida-de familia, no veía en casa sino malas caras y, necesitada de cariño como toda mujer, se arro. jó en brazos de quien se lo ofrecía eterno e indefectible, con el ardor peculiar de la juventud. A fuerza de no escuchar sino amenazas de labios de los suyos, hízosele aborrecible la convivencia con vosotros y· decidió mar. charse en compañía del que le recreaba los oídos con la arrulladora sinfonía de amor y f elici. dad. Al escoger tú el papel de tirano, le lanzaste hacia quien tomaba el oficio de libertador. Núm. 60 Febrero Con semejante tratamiento fuisteis cortando. en Maruja los lazos que le unían a sus padres y hermanos y, cuando yá no quedaba uno solo, perdonable es que se acogiera adonde le ofrecían calorcillo de hogar. Queriendo arrancar de su corazón hasta el recuerdo de Leopoldo, tú mismo le grabaste en él mis y mis. Perdóname que te hable así, pues a ello me da derecho nuestra antigua amistad. -No tienes por qué pedir ex. cusas de tu libertad, antes te debo por ella gratitud. ·Pero ¿qué harías tú en mi caso? -Mira, Facundo, todos damos alguna vez en la '!Jida pasos que no admiten vuelta atrás. A Maruja y Leopoldo les ampara la ley. A malas, podrían más que tú. Maruja ha prometido no pasar adelante sin haber santificado. con la bendición del sacerdote el compromiso legal. Leopoldo accede muy gustoso a esa imposición de Maruja. Pues bien. A visa primero a los directores de los 'Periódicos para que nada se publique, por si alguno les ha J ... :.'' ~,... ,,,_...,,,,. ... ' ESTUDIO ido con el cuento. Vete luégo por la chica, ofrécele tu perdón, cúbrela de cariño llévala a casa, previniendo primero a los tuyos que la traten con toda la ternura imaginable. El muchacho ha comenzado ahora el último año de su carrera. Hazle presente que por el buen nombre de las dos familias y para evitar habladurias retrasen la boda hasta el término de sus estudios y conti. núen entretanto sus relacione.<;, como si nada hubiese pasado entre los áos, relaciones que tú deberás escrupulosamente vigilar. De aquí a un a1'io. ; . ha de dar muchas vueltas el mundo y . .. ¡quien sabe! El sol enviaba a la tierra .sus últimos rayos cuando las campanas de Santo Domingo anunciaban al vecindario algún acontecimiento excepcional. Las calle.<; circunvecinas al templo. y la plazoleta de la Universidad estaban obstruidas por vehículos, auto.<; en su mayoría que revelaban la importancia social del suceso. Se casaba una de las muchachas más bonitas y de las más esti,madas en Manila por la bondad de su ca.rácter y lo t:xquisito de su trato, con el heredero de un apellido universalmente respetado y de una fortuna sin rival. Ella no era otra sino· Maruja Alvarez. El era Enrique Salcedo. Leopoldo se había hecho indigno de Maruja por entregarse al juego, acabando por dilapidar toda su hacienda durante el último año de su carrera, que yá no la terminó. Lo del casamiento ante el Juez resultó no ser verdad, sino una treta de los jóvenes por ver de alcanzar el consentimiento de los papás. Al acabarse la ceremonia en la capilla del Santísimo Rosario, avanzó don Facundo. delante de la concurrencia hacia su amigo u abra.zándole con su habitual impetuosida.d, le dijo en voz que pudieron oirlo todos los invitados: "¡Me has hecho feliz! Pudo más tu caña de azúcar que mi pa.lasan. ¡El fundamento de la educadón está en el amor". · JOSECHU A la vuelta de la primera esquina Vol. IU "No os expongais a rechiflas Ya más~ mi querido tío; Volveos, que os perdonamos, Al católico cam.ino, Y dareis un alegrón A todo buen filipino" (P. DE ISLA) - 5 Núm. 60