Lo que sabe el kalabaw

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Title
Lo que sabe el kalabaw
Language
Spanish
Year
1924
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
Febrero ESTUDIO 23, 1924 @• •••••••• 1 1 1 . 1 • • • - • • • • • •••••••• ·(9) Lo que sabe el Kalabaw ~1 A •: H :~AY un refrán que dice: "Son ton1 ~ ~ tos todos los que lo parecen Y · : !" aun la mitad de los que no lo pa: recen". Al ver la fisonomía del m : : .!! kalabaw, no faltará quien diga í•'\. ',_. ······· .. ·' ~.~ que este animal tiene cara de Jit;¡!&,!:;¡~f tonto, ~ejoran<Jo l? pr~sente, ~;*~f2: y de ah1 pas~ra a mfenr q~e, ·;:!-' según el refran, el kalabaw tiene que ser tonto, sin remedio ni escapatoria. No hay artilugio más útil que la lógica_ pai:a el aquel de discurrir en regla; pero el artilug1ü hay que manejarlo bien para que no d'é r~sul~a­ dos contraproducentes, como los da en el silogismo anterior que es una calamidad de silogismo. Y si no, vamos a verlo. Por de pronto, la primera premisa del silogismo es falsa, y no le vale vestirse de refrán, porque hay muchos refranes falsos, un?s p_or falta de ciencia y otros por falta de conciencia. Tan lejos está de ser cierto que son tontos todos los que lo parecen que contra ese refrán (que ni siquiera es refrán), hay otro proverbio armenio que dice: "si quereis encontrar un sabio, buscadlo entre los que tienen cara de tontos". Pues si es falsa la premisa mayor, no lo es menos la premisa menor, es decir, que el carabao no tiene en ninguna manera cara de tonto, sino de estúpido, que es una cosa totalmente diferente. Estúpido es el que se asombra de todo, y sobre todo de lo asombroso, y ese estupor que nos produce lo asombroso, es precisamente la causa generadora de la ciencia, porque es, según Aristóteles, la que nos obliga a indagar el porqué de las cosas que nos causan estupor y en esa indagación se funda la ciencia. Un señor kalabaw que se revolcaba feliz en un estero, notó que una boa se le había enroscado al cuerpo y que estrechando cada vez más los círculos, lo ahogaba sin remedio. Como era la primera vez que le ocurría esta molestía, el animal agraviado se llenó de estupor y se desahogó en un estornudo tan eficaz que dando repentinamente desmesurado ensanche a su contraída cavidad abdominal rompió en mil pedazos al incauto enemigo. y respiró victorioso a pulmón lleno. Se corrió la voz entre la especie y el remedio se hizo universal en semejantes conflictos. Y para que los conflictos sean más raros (pues siempre dan un mal rato) los kalabaws decidieron caminar siempre poco a poco, viendo si es seguro el lugar donde asientan la pezuña. ¿ Quereis más filosofía, nacida del estupor de un fenómeno natural? Digo, pues, que si las premisas mayor y menor del silogismo susodicho son redondamente falsas, lo será también la consecuencia de que el kalabaw tenga ni siquiera un pelo de tonto. En confirmación de lo cual, voy a contar un cuento de mi tierra; un cuento muy antiguo de aH;i cuando todavía hablaban los animales sin distinción de clases. El cuento no deja de ser soVol. 111 -6 ~~~~~~~~~~-~~~~-----{!) badillo, pero los que lo saben (que serán muchos) conviene que lo repasen para tenerlo en cuenta, y los que no lo saben para que lo aprendan enriqueciendo su ideario con un dato curioso d'e nuestra prehistoria filipina. Bueno, pues va de cuento. Este era un negrito de los montes de Bataan que iba a buscarse la caza de cada día para él y su numerosa familia por las selvas de las cercanías de su vivienda, que era una covacha mal curiosa. Iba armado de una lanza muy larga de caña con la punta aguzada endurecida al fuego. Hala, hala, hala, llevaba ya algunas horas de excursión sin encontrar nada de provecho, cuando al atravesar una escampada, vió que en la parte opuesta del bosque se había declarado un incendio que amenazaba a tomar girandes proporciones. La curiosidad le hizo allegarse al lugar del siniestro v en las ramas de un molawe que ya se estaba cha;nuscando, observó que una boa disforrr:e que a ellas estaba enroscada, sintiendo peligrar, pugnaba por libertarse y saltar al suelo para escapar del fuego, pero estaba ya atontada y no acertaba a arreglárselas para huir de la quema. Compadecido el negrito de tan angustioso trance, se acercó rápido al árbol y con ayuda de su lanza de caña-bojó ayudó a la serpiente a desenredarse de las ramas y la bajó delicadamente al suelo enroscada en la lanza. Llévame lejos del fuego-le suplicó la boaasí enrollada en tu lanza, porque estoy atolondrada y no puedo escaparme por mis pies. Hazme esta obra de carid'ad que tan compasivo empezaste, y verás la paga al ojo. El pobre negrito se dejó querer y con la boa al hombro enroscada en su lanza se alejó una buena pieza corriendo en dirección contraria al paraje incendiado no deteniéndose hasta hallarse con su carga en completa seguridad. Entonces dejó la caña en tierra y sentóse a descansar, invitando a la boa a desliarse y campar por sus respetos. -No me parece mal-le respondió el ofidio desliándose tan solo de pecho arriba y abriendo una bocaza de a palmo.-Pero lo que te digo es que tengo un hambre atroz y que para tomar fuerzas te voy a almorzar en menos que canta un gallo. ¡Ponte en facha! -¡Por los clavos de Cristo, mujer !-le replicó el negrito.-En eso de tener más o menos hambre, no te niego oue estés en tu derecho, pero lo de almorzarme a mí, que tanto bien acabo de hacerte, ya es otro cantar. -Pues no veo otro remedio. -Yo sí que lo veo, siquiera para aplazar el almuerzo hasta que encontremos un Ju~z que sentencie en justicia nuestra causa. -Paso por ello, aunque de mala gana. -Muy pronto lo dijiste, y eso mismo me escama. Y a que eres tan condescendiente, ruégote que me concedas apelación de la sentencia de ese Núm. 60 Febrero ESTUDIO 23, 1924 i prime1· juez si la sentencia me fuere de todo en todo desfavorable. -Bueno, pues ya que tú me has hecho justicia llamándome condescendiente, quiero ser contigo hasta generosa y te concedo hasta la segunda apelación, pero de la tercera sentencia no te ha de librar ni la bula de Meco. -Tantísimas gracias. Conque la bicha volvió a acabar de enroscarse a la lanza y el negrito a cargar con ella, anda que te andarás en busca del primer juez que encontraran por aquellos intrincados bosques y siempre de espaldas al incendio. Pues, amigo de Dios, el primer juez que encontraron fué una katala que volaba de rama en rama charlando por los codos. -¿Quería V. oírnos en justicia, a esta bicha y a mí; señorita ?-le dijo el negrito suplicante. -i Ah! ¡Con mucho gusto,-les contestó la resabida-ya están ustedes exponiendo los méritos de la causa. -Pues yo y ésta tneemos una discusión ... y continúo el negrito exponiendo con lealtad todo lo ocurrido. -Así es-ratificó la boa. -Pues visto. . . lo visto, falló la katala, sentencio al negrito a ser d'evorado por la boa. -¿Qué te parece? le dijo la boa al negrito. -Me parece que ... apelo al juez inmediato. El cual acertó a ser un kalaw que a pocos pasos andados vieron en la horcajada de un batikuling desperdiciando temerosos berridos. -Señor bueno, le suplicó el negrito, ¿querría usted oírnos en justicia a mí y a ésta? -Adelante con los faroles-le replicó el narigudo. -Pues yo y ésta tenemos un resquemor ... y expuso lealmente la historia del pique la cual fué ratificada por la boa. ' -Pues yo fallo en virtud de la ley del más fuerte que la boa tiene razón que le sobra en merendarse al negrito, ya que se descuidó en no almorzarlo. -Paciencia, y apelo al supremo-murmuró el negrito con cara de vinagre. No mucho más adelante pastaba con sosiego un kalabaw. -Alma de Dios le abordó humilde el negrito -:-l querría ust~~ señor kalabaw, oírnos en j usticia y en apelac1on suprema a ésta y a mí? Tenemos una cuentecilla pendiente ... -V ~nga de a~í, pero con calma ¿eh? No tenemos mnguna prisa. Y o soy así. El :i~grito hizo su leal declaración jurada a la ,que d1Jo la bo3: que nada tenía que oponer. Ya veia la cena al OJO. · -Antes de pronunciar mi sentencia-dijo mesurado el kalabaw-es preciso reconstruir la escem rara que yo quede bien informado de todos sus particulares. Señora boa súbase usted a ese tíndalo .. :_ bien está; señor n~grito, bájela usted en s~ cana. . . perfectamente; señor negrito ¿para que trae uste ese saco pendiente del bahaque ¿Para guardar la caza, ¿eh? ¡Para lo que ha caza~o ust~d ... ! Señora boa, que va a llover muy rec10; meti:~e usted en el saco para que sirva de algo, guarec1endola a su merced de la lluvia· señor negrito, amarre usted la boca al saco par~ que n~ entre l~ lluvia ... ¡así! ¡muy bien! Y ahora,, senor negrito, ¿ve usted ese pedrusco que ahí esta? Pues ande y machaque con él la cabeza de la bicha. i Firme! ¡Eso es! Ahora a casa con ella y falta de caza, váyasela usted' comiendo asada, que sabe muy rico ... Y colorín colorao, por aquí vereis, lectores lo que sabe un carabao. No ~é si se habrán ustedes fijado en la circuns~ancia de las tres KKK que como factores intervienen en el cuento prehistórico que les acabo de contar. En efecto: una Katala, un Kalaw y un Kalabaw son los tres representantes de Themis o sé3:se la Justicia en la famosa contienda entre eÍ negrito y la boa. Algunos comentadores sagaces hacen arrancar de ahí el origen de las tres KKK del lema ~el Katipunary,, pero yo soy de opinión de que se quiebra de sutil esta teoría, y aun de que no es para nosotros decorosa, pues si descartamos a la katala_ y el kalaw, como factores poco deseables, tendriamos que con/ ormarnos exclusivamente con la rectitud y honradez del kalabaw lo cual no deja de parecer mal sonante a los oído~ modernos mientras no nos familiaricemos más con las profundas enseñanzas del presente cuento. KAMILO PINLAK Manila 21 de Febrero de 1924. ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ .. ~~~~~~.~~~~~~~~~~~~~~~~ 1 ~ Hoy y Ayer ~ 1 ;.~ ...... ~ ...... / ...................... ..,...,. .... ~ .... ~~~~~ ........ ~~1~~ .... ~··,v ...... ~~ .... ~ ........ ~~..,.~ .. ~ ........ ~~~ Vol. III llJRQUE no' salga todo al galla,in, ~ ' y, cu~phendo sus propósitos infandos, enlacian a la PATRIA con sus bandos ~ repúblicos sin sal y de postín. Hace ya cinco lustros, el clarín juntaba de la raza a los comandos, de una iglesia en los muros venerandos, a celebrar del triunfo el gran festín. Narcotizados HOY por los más viles e~luvios del placer, somos orates, sm valor, para empresas varoniles. Colmados de su pecho maternal, sostuvimos AYER nobles combates con la MATRONA, hidalga sin igual. UN FILIPINO. -7- Núm. 60