La ciencia de las religiones

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Title
La ciencia de las religiones
Language
Spanish
Year
1923
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
Mayo, ESTUDIO 2G, 1923 De todas las latitudes llegan hasta noso· ~1·03 los ayes lastimeros de gobernantes escar· mentados que lamentan las consecuencias del yerro cometido al privar a la infancia de ~s~ salvavidas indispensable para los naufragio> de la existencia humana, tanto individual co· mo social: la Religión. Y mue.;tras diéramos de nuestra incapacidad para maneja.r por !1oso· tros mismos los asuntos de casa, si,. haciendo oídos de mercader a los gemidos procedentes de la ajena nos obstináramos en orillar la sima del fracaso' donde por ventura sucumbieron los demás. Y bastan los rudimentos de lógica paro obtener la conclusión de la imposibilidad de contar con generaciones religiosas, a menos de haber tomado oportunamente la precaución de formar la niñez en la atmósfera de sus deberes para con Dios, que fuera gran nece.sidad pedir cotufas en el golfo 'o esperar fresas de un cogonal. Nadie da lo que no tiene, dice un apotegma filosófico, como sería irracional exigir conocimientos científicos de quien jamás recibió ninguna w.erte de instrucción, igualmente habría de serlo reclamar algún linaje de religiosidad de quien se aleccionó en la.s letras, sin amaestrarse al miemo tiempo en las verdades de la religión. "Desde antiguo, dice W. Rein, han estimado todos como primera y principal materia escolar, el ESTUDIO DE LA RELIGióN, el cual debía fortalecer los sentimientos religiosos y morales, como ba.;e de la futura vida en la Iglesia, el Estado y la comunidad'. "A la escuela, añade el mismo, toca la transmisión de todos lo;; elementos de cultura, y por consiguiente, también de la RELIGióN". "La religión, continúa el gran pedagogo, pertenece tan esencialmente al total movimiento de la cultura, que la enseñanza escolar que renuncia a ella eólo puede dar FRAGMENTOS DE CIVILIZAClóN". "La Etica, escribe Th. Vogt, señala los fir.e.s digno.; del hombre, pero no da garantías de conseguirlo~. ESTAS SOLO PUEDEN HALLARSE EN LA RELIGióN". "Para el .-umo pedeccionamiento y firmeza de la moralidad, asegura Fot:rster, no se puede prescindir de la religión". Y el yá citado Rein, nada sospecho:::o de c'.ericalismo, confiesa que "cuando se v:ene a la conducta moral, sólo la Religión se <.. ·1·ece como poderorn sostén y la FE RELIGIOSA e.; qu:.en p~tede ;:;o.>tener nuestras vacilac:ones y animar y enderezar nuestra flaqueza.'' Seguir el camino de citas, sería cuento de nun· ca acabar. Pero, no querríamos omitir una más, de Joseph Reir..ach en el "Histoire d'un ldéal", donde se expresa así: "La Historia y la expe· ri.encia enseñan que la Iglesia y la escuela son ambas indispensables. No era un reaccionario, sino un filósofo excomulgado, Renán, quien les hab.ía asegurado (a los fundadore.; de la instrucción pimaria obligatoria) que una nación no puede prescindir de la una ni de la otra. Hubiérase debido ed¡ficar la escuela al lado de la Iglesia, y se ha querido, por el contrario, levantarla sobre sus ruinas. No hemos acabado de pagar las consecuencias de ese fatal error.'; Y de esta guisa indefinidamente. Toda:; las manifestaciones de estaduta:; y pensadores de distintos credo.:. religrosos o políticos desarrollan, con las variantes peculiares de su res· pectiva filiación doctrinal, el mismo "leitmotiv", escrito siem!)re en tono menor y con tinte marcadamente melancólico, el más adecuado al género de lamentación. Esta armonía de opiniones de cerebros tan privilegiados debiera repr'.mir las demasías de tanto3 :.ifómanos indoctos que escriben con deo>envoltu:ca, sin primero tomarse el trabajo de estudiar. Mas, puesto que todos hayamos convenido en la necesidad de llevar la Religión a las escuelas públicas, bueno será declarar cuál sea la manera más conducente de poner al gato el cascabel. En las declaraciones publicadas por :l diario matutino, cuyas gestiones han comunicado esta vez calor a problema tan trascendental, quedan apuntados algunos medios de rnlucionar las dificultades provenientes de la diversidad de Credos hoy registrada en nuestra :omunidad. Nos duele declarar que disenti· mos de todos ello.;, no prec!.;;amente porque to· dos se nos antojen errón~o~, e:no por haber;.;.c ·reducido lo-; m~s ace:;:>t.::b!c~ 3. exponer media vudad. V.:rdad e3 que lo mejor re:mlta much~3 v~­ ccs enen1igo de lo bueno, pero no e.>tá 1ne1u1;; den:o:-:trada la inut:lidad de loJ paños calientes., .::0:;1 lo;; cuales podremo~ di~li:-aer acaso al pac:ente, m:!s nunca ~crán : ?.ed:os eficaces·. para devolverle b salud. Otro clí:i. diremos lo de má.;. LUIS VARGAS. La ciencia de las religiones Con el permi'o y venia de los amable"; !er;to~·cs vamo~, :'. ª'!entrarnos hoy en el ancho y vasto campo de una nucv~ 1au1a de las ciencias teológicas, nacida, como tantas otras. :·, 1 calor del e dio ~ ectario, que de todo ~e vale y que lo utiliza todo con tal de consegmr-vano empeiio- d<tr tm ment:s a la Igle~ia Católica, el enemigo qae se han empeñado en destruir y a,1üi.uilr.t', peto que no obstante todas sus dia· tribas y sus ataques redoblados, permanece siempre igual, siempn triunfadora, cada vez más liella, tanto más hermcsa y pura cuanto más combatida. No faltan espíritus apocados entre los católicos-r,POr otra parte fervorosos y buenos-qne ·se asustan cuando al-.· gu;e .. 1 se les pone delante y con la mayor fre~cura y el cinifmo más descocado niega los dogmas de nuestra i'eligión. Entre nuestros e!1emigos abunda11 los que creen que para destrozar el crü.tianismo le:; basta y sobra con despotricar -t::.l es la única palabra adecuada---co11tra aquello que hay de más noble y sagrado en el Catolicismo; rl.e ahí su táctica cien veces r~probada de afirmar sin probar nada, de estampar en las colmnnas de su prensa los mayores absurdos, sin detenerse a probarlos. Vol. l. -4- No. 21 Mayo ESTUDIO 26, 1923 Para no pocos de los lectores, tal vez, resulten nuestro~ ya publicados artículos sobre el •'racionalismo'' y los que pensamos dar a luz sobre la novísima "eiencia de las Re. ligiones'' materfal peligroso, ya que en ellos hacemos pasar ante s11s ojo'l, como en cinta cinematográfica, la multitud de nfgacio11e-; blasfema-s y de absurdos principios ¡¡_ne 111, irrllJigión y la falsa ciencia va;1 acumulando de siglo 'en ~iglo con• ra nuestrM doctrinas y principios l'eligiosos. Si sospechá~emos que cualquiera de los que por estas mal pergeñada'l linea.~ pasen sus ojos, habría de padecer el más pequeño detrimento en su fe, o que habían de engendrar la má0 pequ~ña nubecilla de duda en el cielo límpido y puro de las creencias de alguno de nue;,tros herma,110E, colgaríamos para siempre la péñola y no volveríamos a desC(llgarla. pues. como el glcrioso e inmortal manco, que con su única ma·.io supo modelar y esclllpir la gloriosa figura del Hidalgo Manchego, mejor quisiéramos que se nos cor ta ·en las dos manos que cau~ar el más pequeño estrago mo ral o religioso en el alma de nuestros hermanos. Al emprender hoy est.3 estudio, hemos querido escribir algunos capítulos de lo que, tal vez, en fecha lejana, se convierta en una ''Apolcgía de Ja Religión Católica'' acomodada a las n~esídades de la generali~a1 de los lectores filipinos. Nada, pues, más lejos de nues' ro ánimo que conturbar las co:1ciencias y provocar la5 dur1 a >. Al exponer tantos y tan n1omtruorns errores, queremc-· producir en el ánimo del J •ctor la repulsión y pena al mfomo tiem}lo que en toda atma cristiana causa la lectura de las horribles blasfemias, d~ l?S a.bsurdas calumnias, indignas no ya solo de hombres rrne rn llaman ilustrados, pero ni sic1níera del mismo príncipe de los In.ti ernc.>, con que se ha preteitdido denigrar y afear a la religión cristiana y a s11s ministros de cuatro siglos a esta parte. En los artículos dedicados al racionalismo hemos vüto cómo éste uo dejó, en su afán de de>trncción, ni dogma, ni principio religioso qn:? n<'· ?tacase y tratase de demoler. Desde la. Revelación a la Divinidad ele Cristo, todo lo negó o tcdo al menos lo puso en duda. Parecía que no era posible ir má~ allá en el camino d·' las negacio11es y de los ataques. Y con todo, esa no era máo; que la primera y más corta jornada del camino de desvaríos irreligiosos, que la mal llama:la ciencia moderna hab'a de recorrer y está aún recorriendo, sin que sepamos c1•a 1 Ferá su Jiu, ni cuando llegará a su término. Hemos afirmado en nue~tros artículos anteriores, que el 111·01J1·otPst:111tis1110 y Ja "Cienc;a de las Religiones" no 'º" más que una evolución lógica y casi necesaria de los principios y bases del sistema rachrnalista. que a rn vez-y conviene Muer esto muy en cuenta-no es más que una con secuencia lógica y necesaria de los principios doctrinale' sentados por los llamados Reformadores del siglo XVI. "Ese racionalismo prc.dujo len los pueblos protestantes, al penetrar en las masas, gracias a las prédicas de algunos pastores avanzados en su liberalismo, un decaimiento tal de espíritu y una tal mina en las creencias, que hoy apenas si queda en el pueblo de las naciones protestantes más que nn vago recuerdo de las ideas cristianas más el<;lmentales. De sombrfa, califica el P. Alberto M. Webs, la situación religiorn protestante en la cbra grandiosa que al estu-uo A.M. OPISSO ABOGADO ;;ol-502 Fili¡1inas- Rlcig. Tel. 802 del problema l."eligioso consagró y que lleva por título •'El Peligro religioso.'' Y Seeberg, protestante y librepensador, deplora tal situación en términos bien enérgicos: • • Actualmente casi están más diEtanciadas del cristianismo las ideas, que a principfos del siglo XIX. Entonces la masa del pueblo era cristiana, pero hoy dista mucho de serlo. La indiferencia más completa ha penetrado hasta en las últimas capas rnciales. Ya no se odia al Cristianismo; se ha ccnvertido en cosa demasiado indiferente para excitar el odio" (An cler Schwelle des 20 Jahrhundertes, (3), p. 70). • •Las marns son anticristianas, se lamenta,ba Doellinger. el padre y ftmdador de los •'Viejos Católicos''; los mac~­ trc.s de coro de la opinión pública, y a la cabeza de ellos ·.mestro1 genios poéticos, son extraños al Cristianismo dogm~ ~ico'' (Fapsttum, !68,389) •'La cultura avanzada de la época ha sc.metido a la critica a todos los dogmas protestantes. Esta crítica ha demolido cierto número de ellos ~ los ojos de una gran parte de los espíritus que piensan y los ha quebrantado más o mlanos e.:1 los otros. ·Es un hecho reconocido que no exiüe ya ni UN SOLO TEóLOGO COM· PLETAMENTE CORRECTO" (Zur Verstaendigung im Streit der Religion mit der Zeitbildnng, pág. 75). Así hablaba Decher; y Lehmann-Hchenberg se expresa en estos términos: •'El dogma. de la divinidad de Cristo no es creído seriamente sino por la ínfima minoría de los protestantes'' (Da.s freil!' Christentum uncl die Kirche cler Zuktmft, !2). Tal eE la situación dogmática, digámoslo así, creada por los atrevimientos doctrinales del racionalismo y tales y tan <margos han sido los frutos de irreligión que han causado. Si pasamos a estudiar sus efectos en lo que a la rnanifeE•ación externa se refiere, nos encontraremo8 con un cuadro inmensamente más sombrío y para cuyo dibujo no hay tintas lo suficientemente negras. Esa tremenda deEcomposición hizo que los mismos racionalistas quisieran encontrar un medio de sustitución, que librase a las masa'> del derntmbamiento doctrinal; para ello cr~aron lo que hoy se llama la •'Ciencia de las Religiones.'' En vez de volver sobre rns pasos, retractando los múltiples errores y quitando de sus obras radicalismos y negaciones. continuaron crea:.1do nuevos dogma.s, denigra-ndo más y más al Cristianismo, buEcándole oríg~nes absurdos, que lo hundiesen más y más en el descrédito. Pc:r eso el pueblo protestante va ca-minando de mal en peor y si ayer fué irl'l:iligioso hoy es incrédulo, y mañana . . . nadie puede prever lo que será. ¡Los chispazos comunista~ debiera:1 iluminar a má~ de una inteligencia! Aunque algunos pudieran creer otra cosa, en Filipinas En vez de volver sobre sus pasos, retractando los múltiples la fe sencilla que nos legaron nuestros padres; y como no tengan esos tales ni el fósforo necesario, ni el caudal de paciencia que los estudios serios suponen y que se requieren como 1elementos indifpensables en esta materia, hánse dado a '•cortar'' capítulos de libros publicados en Europa y qu~ tratan de los orígenes del Cr!stianismo. A poner al desnudo ante los ojos de los lectores las deformidades monstruoE as d~ esa mal llamada • •Ciencia de las Religiones'' se encaminan estos apuntes; para ello nada mejor que presentarlas tales cuales son, en sencilla narración histórica. ''FILAD ELFO'' - - -- - - --- ----- --- . -----GERARDO VASQUEZ-.RICARDO D. MOL/NA Enfermedadea de mujerea 11 Enfermedade. de mujere• "1' niñoa Ci.nagia seneral. y venéreaa. Ciral'ia l'•n. 8:30 a 10:30 a. m. 4-6 p. m. 1 Kneei!ler Bld11: •• Curiedo 220-Cuartna 423-5-7. Tel. 2683¡ Tel. 3770 222 J.ndizabal Ru. Tet _5220 v.i, L -1- N~. 21