En Resumidas cuentas

Media

Part of The Carolinian

Title
En Resumidas cuentas
Creator
Schoenfeld, Luis E.
Language
Spanish
Year
1965
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
E LL AN A EN RESUMIDAS CUENTAS... por LUIS E. SCHONFELD, S.V.D. “TODO CRISTIANO que es consciente del verdadero valor de su Fe cristiana tendra que reconocer que el acontecimiento mas grande y de mas evergadura en nuestra historia es la evangelizacion de nuestro pueblo, cuando nos ‘convertimos a Dios, abandonando los idolos, para servir al Dios vivo y verdadero’ (1 Thes. 1, 9). ‘Sea, pues, Dios loado por su don inefable' (2 Cor. 9, 15). Era nuestra conversion al Cristianismo la que nos incorporo a la familia de las naciories civilizadas” (Pastoral del Episcopado del 2 de febrero de 1964). Nos hallainos a unos escasos dias de un hecho historico que tiene en pie a toda la nacion, o sea, la celebracion del Cuarto Centenario de la Cristianizacion de Filipinas. Esta celebracion asume proporciones y contornos nacionales, pero el centro de las festividades conmemorativas sera la Ciudad de Cebu, donde los misioneros espanoles iniciaron su cometido apostolico, hace ya cuatro centurias. Para dar a estas festividades del centenario el realce que la ocasion demanda, el Episcopado Catolico de Fili­ pinas ha decidido llevar a cabo las siguientes actividades: 1. Reinitir al Padre Santo una peticion que se digne: a) declarar el ano 1965 Ano de Jubileo para Filipinas; asi, pues, se convertira en ano de accion de gracias y de bendiciones especiales; b) conferir el titulo de Basilica Ho­ nor al santuario del Seiior Santo Nino de Cebu; c) conceder el privilegio de una Co­ ronation Canonica a la imagen del Senor Santo Nino de Cebu, imagen tan intimamente asociada con los primeros esfuerzo misioneros de los PP. Agustinos en estas islas. 2. Celebrar en la Ciudad de Cebu, la cuna del Cristianismo en Filipinas, el Terccr Congreso Eucaristico National, del 28 de abril al 2 de mayo, 1965. 3. Bendecir la piedra fundamental de un seminario de la Sociedad de Misiones Extranjeras de Filipinas, una congregacion misional que la Jerarquia convino en establecer en este pais. La Iglesia Catolica ha ido andando ya un luengo camino desde que los pri­ meros misioneros introdujeron el Cris­ tianismo en este archipielago en 1565. Ha sido una cruzada prenada de indecibles sacrificios y pletorica de contrariedades e inconvenientes. No obstante, esa cruzada ha sido una gesta maravillosa. Si echamos una mirada sob re los cuatrocientos anos, nos daremos cuenta cabal de que aun antes de terminal- el siglo XVI, los celosos misioneros ya habian penetrado en lugares tan remotos como lo son la region de Ilocos, Abra, Cagayan, Pangasinan y la region de Bicol. No hagamos mention de las provincias inmediatamente vecinas o mas cercanas a Cebu, como Negros, Bohol, Leyte, Panay y la isla de Mindanao. Vemos, pues, que ya a mediados del siglo XVII, los misioneros de las distintas Ordenes religiosas se haKan esparcido por todas las islas. Esto honra el verdadero espiritu misional y evangelico que los animaba para traer al pueblo de este religiosamente fertil suelo al rebaiio de Cristo. Los resultados positivos de su celo mi­ sional lo prueba el hecho de que en 1579 el Sumo Pontifice erigio la diocesis de Manila como sufraganea de Mexico. En 1595 fueron erigidas tres nuevas diocesis: Nueva Segovia, Nueva Caceres y Cebu ■nientras que la diocesis de Manila fue elevada a archidiocesis. A mcdida que la Fe catolica se extendiera mas y mas por todo el archi­ pielago, se erigieron mas y mas diocesis y distritos eclesiasticos. Con la erec­ tion de nuevas diocesis, se suscitaron tambien mas y mas vocacioncs para el sacerdocio. Los misioneros espanoles no solo levantaron iglesias sino tambien construyeron escuelas, hospitales y orfanatos. No solo ensefiaron la religion al pueblo sino tambien introdujeron la ci­ vilization occidental. Tambien instruyeron a los nativos en las ciencias de la horticultura, agricultura y la cria de animales. Dice el historiador Retana: ‘‘Dondequiera los frailes fueron los tutores del pueblo, frecuentemente mczclaron con sus sermones ensenanzas utiles acerca de la agricultura como asimismo acerca de quchacercs industriales y comerdales.” Asevera, por su parte, Mons. Jose Ma. Cuenco, arzobispo de Jaro: “Sentimosnos obligados a rcndir nuestra sin(Continua en la pag. 51) March-April, 1965 THE CAROLINIAN Page Forty-Nine CVCNTO El Retorno Por MARIA PAZ OQUINENA Secretarial II En Resumidas Cuentas... (Continuation de la pag. 49) cera gratitud a Espaila catdlica, y muy especialmente a sus Ordenes religiosas. De hecho fueron ellas los factores de nuestra civilizacidn filipina, y fueron ellas las que realmente asentaron los fundamentos de nuestra nacionalidad filipina.” REBECA miraba a la casa y le parecia extrano como la habian llamado desde esta casa, m&s o menos sencilia, ya que todos sus clientes eran gente adinerada. Pero cuando la sirviente le abrid la puerta, se dio cuenta de que la casa era rica y amueblada con gusto excelente. Habia,cuadros de buenas firmas en casi todas las paredes, no amontonados de cualquiera forma, sin ton ni son, sino colocados en su sitio exacto. Ella se sentfa admirada. —tViene Vd. de L6pez y Cia? — le preguntd la sirviente. —Si; y you soy Rebeca Tucumfin. —Pase, por favor; le mostrard su trabajo. Se trata de un retrato. —Qud desperfectos tiene? —Yo no lo he visto; pero creo que le cayeron encima unas manchas. Seguramente habri que raspar partes y pintarlo de nuevo. Eso lo decidiri Vd. Le abrid la puerta de una habitacidn. Esta se vio inundada de luz que penetraba profusamente por una ventana enorme. En el suelo, apoyado contra la pa­ red, habia un gran cuadro. —Este es, — di jo la sirviente; — Pida lo que necesite; yo estard en la otra habitacidn. —Gracias — respondid ella; — llevo todo lo necesario en este maletin. Me pondrd a trabajar en seguida. La sirviente la dejd sola y Rebeca en seguida prepard sus utensilios. Un trabajo agradable, ciertamente; pero fatigoso. Siempre lo mismo; horas y sentada ante pinturas, a veces sin valor alguno, pero que sus dueiios se empenaban en restaurar. Se puso a retocar el cuadro con la cabeza hundida y los ojos semicerrados, pues lo conocia de memoria. Cada matiz de luz, cada pincelada eran familiares para ella. Perdid la nocidn del tiempo y se sumid en su propio dolor, como si aquello no fuese realidad sino un sueho. Las ldgrimas le mojaban el rostro y llegd un momento en que tuvo que detenerse — y lanzd un sollozo. Fue entonces cuando oyd la voz. — iAnorando? Se volvid poco a poco sabiendo a quien iba a encontrar. Y la vio, en efecto. detras de si, tan buena como habia sido siempre, quiza mds avejentada, pero con aquella sonrisa que muchas veces le ha­ bia consolado. Los ojos de la anciana senora tambidn estaban nublados. — Estabas mirando el retrato que me hiciste, dijo la anciana con voz baja y tensa.—iQue estabas rememorando, Re­ beca ? i Por que Horas ? — Recordaba aquella tarde — susurrd — en que salt de tu casa para irme con Antonio. Tu no querfas que yo me casasecon el, porque decias que solo estaba detrds de mi dinero. Yo no quise creerlo; tapaba mis oidos cuando me lo decias, Me fui con 61 sin tu consentimiento. Des­ puds de casamos, Antonio gastd todo el dinero que heredd de mis padres y luego me dejd plantada. Pero, ipor qud hablamos de eso? Todo parece ya tan lejano. Han transcurrido siete aiios. Solo lo recordaba como una cosa del pasado, tia Rosario. Mird fijamente ala anciana y preguntd: — 4L0 has hecho a propdsito? iSabias al hacer el encargo, que iba a ser yo la que vendria a restaurar el cuadro ? — No sabia quidn iba a venir, Rebeca. Simplemente queria que este cuadro estuviera en condiciones para conservarlo toda la vida. Su voz se hizo ronca y, sin embargo, para Rebeca le sond con una extraiia suavidad. — Te das cuenta como nada ha cambiado. No te guardo rencor por que me hiciste. Tu estds llorando, y esas ldgrimas me lo dicen todo. iQuieres volver a vivir conmigo, Rebeca? Rebeca dijo que si, sin pronunciar palabra. En seguida se levantd y muy agradecida abrazd a su querida tia. De que la Cristianizacidn de Filipi­ nas fue en todo sentido obra de la gracia divina lo evidencian las siguientes estatisticas (de 1964): a) POBLACION: Habitantes ................... 28,866,476 Catdlicos (82%) ......... 23,537,554 No-catolicos (18%) . .. 5,328,922 b) JERARQUIA: Archidiocesis ..................... 8 Didcesis............................... 19 Prelaturas Nullfus ........... 11 Vicariatos Apostdlicos ... 4 Parroquias ......................... 1.581 Sacerdotes ....................... 4,175 Diocesanos..................... 1,935 Regulares ..................... 2,240 Religiosos ........................... 8,406 Varones ......................... 3,118 Mujeres .......................... 5,288 c) INSTITUCIONES: Seminarios ......................... 44 Mayores......................... 14 Menores ....................... 30 Seminaristas: Mayores......................... 1,014 Menores ....................... 2,785 Escuelas catdlicas............. 1,442 Alumnos............................... 604,037 Y asi concluimos con una cita de la Pastoral de los Obispos: “Realmente, la Divina Providencia ha escogido nues­ tro pais para que fuera el "faro del catolicismo” en el Oriente, como dijera Juan XXIII (Discurso al Presidente Macapagal). Bien podemos aplicar a nuestro pueblo las palabras que el Senor digiera a los Israelitas: “Fijard mi Taberndculo en medio de vosotros y no os desechard mi alma. Andard entre vo­ sotros y serd vuestro Dios, y vosotros serdis el pueblo mio" (Levitico 26, 11-12). Rompiendo Lanzas . • • (Continuacidn de la pag. 50) republicas hispano-americanas, cultivad el idioma espanol, porque su cultivo os hermanara mas con todas aquellas re­ publicas donde otrora ondeaba el pabe116n espanol. Si, adem&s del ingles, quer&s aprender otra lengua mundial de gran porvenir, aprended la lengua espanola. March-April, 1965. THE-CAROLINIAN Page-Fifty-one