Fe y ciencia [editorial]

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Part of The Carolinian

Title
Fe y ciencia [editorial]
Language
Spanish
Year
1952
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
ANO X No. 5 1952 ^.utina-^ EDITORIAL CT I ODOS los dias las mismas / caras. Todos los dias las mismas cosas. Levantarse sabiendo, casi, lo que nos va a ocurrir. Poder prever la sucesion de hechos que nos aguardan: el bano, el desayuno y el trabajo o los trabajos cotidianos. Saber, que tendremos que tomar un vehiculo que nos llevara, invariablemente, por la misma ruta. Que nos apretaran y nos zarandearan. . Que le­ eremos el diario, comprado siempre en la misma esquina, al mismo vendedor y que dispondremos de un tiempo casi matematico para recorrer, con avidez, sus paginas. Llegar a una olicina burocratica donde la gente espera, agobiada por tareas que poco interesan, pero que deben ser cumplidas con necesidad obligatoria. Llenar un horario. Sentir hambre. Comer rapidamente, malamente, el plato servido a desgano en el restaurante porque tambien alii la rutina ha vuelto al que atiende y al que es atendido, disconfor­ mes Darnos lo que mas deseamos sin ponernos valla, signilica terminar con tai deseo. Dislrutar de aquello que mas queriamos, totalmente, sin siquiera la posibilidad de un desequilibrio, de mas perdida, terminada por Uevarnos al hastio. Transformemos en cotidiana lectura el libro mas interesante, poblemos nuestro jardin con la flor que admirabamos por unica, incluyamos en el diario menu el plato rebuscado, no administremos el carino y esa prodi­ galidad, con su secuela de rutina, tornara opacos los colores del libro, de la flor, de la especie culinaria y del afecto. La rutina es un monstruo que todo lo devora, dijo algun dia no recuerdo que escritor. Por rutina, el enamorado acaba olvidando si los ojos de su dulce prenda son (Continua en la pagina 36) Fe y Ciencia La investigation que se realiza en torno al secreto atomico y que tanto apasiona al mundo contemporaneo, acaba de ser comentada por la palabra sabia del gran Pontifice, S.S. Pio XII, en un discurso dirigido a los partieipantes de una semana de estudios sobre temas afines a la fisica nuclearia y del cual nos ocuparemos en estas lineas. El conocimiento de las leyes que gobiernan la materia y que presiden su desenvolvimiento y su mecanismo de cohesion o de desintegracion, lleva tambien implicitamente al,problema fundamental del conocimiento de Dios como Creador. Y a este respecto sehala la palabra del Pontifice que los sabios modernos “consideran la idea de la creation del Univer so absolutamente conciliable con su concepto cientifico,” dandose asi un desmentido a esa seudo ciencia, infatuada y minuscula, que con falaces hipotesis, pretendio desconocer la verdad de la Revelation sobre el origen del mundo. La Ciencia, la Filosofia y la misma Revelation, en una colaboracion armoniosa, ha dicho tambien el Papa en esa misma oportunidad, son los tres instrumentos de la verdad, como rayos de un mismo sol que contemplan al Creador en su substantia y dan testimonio de su presencia. Vamos llegando por este camino a ratificar la perfecta armonia entre la ciencia y la fe, las cuales, segun lo expusiera en alguna oportunidad el mismo Papa Pio XII dirigiendose a universitarios italianos, son a modo de dos inmensos brazos de un mismo rio que, naciendo de la fuente comun que es Dios, se vuelvan otra vez en un mismo oceano: Dios. Y se confirma, tambien una vez mas, que no es la Iglesia la enemiga de la ciencia o quien le ponga trabas a su legitimo desarrollo. Precisamente, dado al hombre en aquel chispazo divino que le infundio el alma, un destello de la omniciencia de su Creador, es a su luz comp debe alumbrar el camino de su reyecia y dominio sobre cuanto le ha sido dado, para el cumplimiento de la integral finalidad de su momentaneo paso por la tierra. Alguien afirmo que la poca ciencia aleja de Dios, en tanto que la mucha acerca a El. Y esto es lo que se esta dando a esta nuestra generation. El estudio profundo de la materia y de sus leyes llega a comprobar, a traves del mismo, la existeneia del Padre Omnipotente, Creador del cielo y de la tierra, que viene proclamando secularmente el Simbolo de los Apostoles. Logrado esto — reconocido Dios como Creador, como Legislador y como Juez — deben los pueblos, dijo el Papa, adorar al Hijo Redentor, para que asi “amen a los hombres y se plieguen a las dulces impulsiones del Espiritu Santificador de las almas.” A eso debe conducir, en ultimo termino, la ciencia para que esa util al hombre y a sus cosas. Desviarla. de ese fin, con el afan de enfrentar en una enana pequehez a Dios, es marchar al abismo o desencadenar sobre el mundo — como hoy pareciera estar cercana — “una larga ’ noche de tempestad.”