D. Simon de Anda y Salazar, libertador de Filipinas

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Title
D. Simon de Anda y Salazar, libertador de Filipinas
Language
Spanish
Source
Semana Volume IV (Issue No. 90) Septiembre 7, 1950
Year
1950
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
D. Simón de Anda y Salazar, libertador de Filipinas La historia de Filipinas, después de su descubrimiento y colonización, recuerda con admiración y agradecimiento a tres de sus libertadores: Juan de Salcedo (1574), Si­ món de Anda y Salazar (1764) y Douglas McArthur (1945). Sabido es que Legaspi, apenas habían transcurrido tres años después de efectuado el trasla­ do de la capital del archipiéla­ go, de Cebú a Manila (1571), cuando el formidable pirata Lim-AH-Ong, “el terror de los mares índicos”, según ex­ presión de nuestro immortal Apóstol, decidió posesionarse de Manila y establecer aquí un Imperio. Tan trágica decisión, que no había medio entonces para poner de alerta a tiem­ po la guarnición de Manila, por una rara casualidad, la flota pirata navegó tan cerca de las costas de llocos, en don­ de se encontraba el intrépido Salcedo, que este, habia con­ jeturado que las naves enemi­ gas en número de unas 200, enfilaban sus proas hacia la Capital del Archipiélago. Sa­ bedor Salcedo de la exigua guarnición de Manila, organi­ za sus huestes y a marchas forzadas, llegan a la ciudad para librarla de las garras del invasor. Esa fué la primera liberación de Manila, (30 de Noviembre, 1574) defendida entonces, por unas estacas de madera. De allí surgió la idea de rodear la nueva ciudad con una cadena de murallas que la hiciera inexpugnable a todo ataque. Esta se empezó por el Fuerte de Santiago que iba a ser después fatídica en los anales del país, gobernaba en. tonces D. Gómez Pürez Dasmariñas (1590-1593). En 1762 se declara en Eu­ ropa lo que se ha dado en lla­ mar guerra de familia. El Al­ mirante Carnish al mando de El monumento a Anda que como se verá en la joto, se inclina peligrosamente a tierra como una improvisada torre de Pisi. Por el Dr JOSÉ P. BANTUG una numerosa escuadra sitia a Manila y encontrándose con un Gobernador Interino de no muy recio carácter entrega la plaza a los ingleses, sin apenas presentar batalla. Los térmi­ nos de ,1a capitulación eran tan humillantes para el orgu­ llo español, que, D. Simón de Anda y Salazar, entonces Magistrado de la Real Audien­ cia, acabado de ser nombrado teniente gobernador, que se­ gún la ley de sucesión era el que debía regir las riendas del estado, rehusó someterse y a la noche del 4 de Octubre, en compañía de unos fieles se­ guidores, eritre españoles y fi­ lipinos, se escapó en banca ha­ cia la provincia de Bulacán en donde preparó el ánimo de Suscríbase por un año a la gran Revista de labores para el hogar LA FAMILIA y recibirá 22 números al afio, cada uno con numerosas páginas a todo color con bellos modelos de modas, la­ bores, punto de miz, suplementos con dibujos a tamaño natural. Además 2 números extraordinarios con bellos y útiles álbums a colores.. y junto con centenares de páginas llenas de todo cuanto puede interesar a la mujer y al hogar, le obsequiaremos 24 labores en finí­ sima tela para que pueda bordarlas y poseer algo muy valioso, bello y útil. La suscripción por 24 números- (incluyendo los dos extraordinarios) sólo cuesta P22.50. Envíe su importe hoy mismo a HISP ANIA “■ Nuev* y empiece a disfrutar de la lectura de la mejor revista femenina del mundo. SOLE AGENTS IN THE- PHILIPPINES los filipinos para la resisten cía cruenta que iba a seguir Bulaqueños y pampangos s< unieron a sus filas, que tuvie ron en jaque al ejército inva sor. Fuera de Manila los in gléses apenas consiguieron ha cer algunas emboscadas» qu fueron siempre rechazada: por las huestes del valiente oi dor. Se encariño tanto con lo: filipinos, que a la hora de li muerte, en el Hospital Civil d< San Juan de Dios de Cavitc cuando fué abandonado pó: sus propios paisanos, por si carácter irreconciliable,,su le cho de muerte estaba rodeadi por sus leales filipinos, y asis tido por un cura seglar, qu D. Rafael Enríquez, padre, ; en Londres, al añorar las glo rías de su patria lejana li plasmó esta escena en grai lienzo, que las vicisitudes de 1; gran guerra pasada lo acab< para siempre. Los que hemo contemplado aquella escen; triste'de sus últimas días, ma ravillosamente trasmitida i nosotros por el pincel mágic de Enriquez, nunca la olvida remos . Fué tan buen españo como amigo de los filipinos Odiaba la tiranía. Ese fué e segundo libertador de Filipi ñas. Hay cuatro recuerdos de é qüe se conservan en Filipinas tres en Manila, y uno en Ba color, Pampanga, en dondi asentó sus reales durante J; ocupación inglesa. Su cuarte general, hasta antes de la grai guerra pasada, ostentaba coi orgullo en su portal, esculpida! en piedra, las armas reales d< España. El jnonumento fu< destruido durante la Revolü ción de 1896-98, aunque lá: lápidas de mármol con sus ins cripciones se conservaron poi mucho tiempo en la Escuela d< [17]