Un Semillero comunista

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Part of Semana

Title
Un Semillero comunista
Language
Spanish
Source
Semana Volume IV (Issue No. 90) Septiembre 7, 1950
Year
1950
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
Un Semillero Comunista En la actualidad se discute lucho el problema del desemleo. Si hojeamos la prensa ¡aria manileña, infaliblemen} tropezaremos con la nota igubre del cierre de firmas Dmerciales, reducción forzosa e personal en negocios, imlantación del sistema de fur­ os de trabajo, y la espada de •amocles pendiente sobre las sstas laboristas del país, bien ea en los círculos gubernaíentales como en los priva­ os', o de cualquier otro géneo. Diariamente, y apenas fija l sol su ojazo brillante sobre uestra populosa urbe, las co­ is de desempleados comienm a formarse ante las ofici­ as del gobierno y las grandes ampañías comerciales, mien•as otra caravana de la mis­ ta especie deambula por nues*as principales vias públicas n busca de la ocasión, lugar, ecomendacióñ amiga o “tip” ue Ies depare el trabajo aniado. En el City Hall—como en tras muchas oficinas—, el Icalde o jefe encargado los tanda inscribir en una lista ficial. ¡Y éso es tcdo!... ¡aras veces se recurren a es­ as listas para llenar vacanís. De ordinario, aquellos que uentan con “padrinos” suelen er los más afortunados y, arde o temprano, consiguen n jornal, mísero en más de is veces, pero jornal al fin on el cual pueden calmar el ambre de algunas criaturitas amélicas, y cubrir las desnu­ eces de otras, así como las ecesidades más perentorias e todo hogar. Pero, cada nueo día, a la salida del sol, apaecen indefectiblemente a las uertas de los grandes comerios, las fábricas y oficinas, Por Antonio nuevas legiones de peticiona­ rios, a guisa de cariátides, que echan ahí sus raíces hasta oir la promesa consabida o reci­ bir el rayito de esperanza que es lo último que perdemos en esta vida.... ¿De dónde salen periódica­ mente esos miles y miles de obreros?... ¿De qué vivero brotan que nunca se extin­ gue?. .. ¿Qué posteridad tan numerosa es e$a cuyo árbol ge­ nealógico produce tantas ra­ mas?. .. Todos esos retoños salen de los viveros de la miseria y esa Ma. Cavanna fúnebre posteridad es la del hambre. Y muchos funcionarios pú♦ blicos y privados sienten ver­ daderos anhelos de poder ayu­ dar eij la solución del cada vez más serio problema, pero con las nievas leyes del control de la importación, control de la moneda, y otros varios contro­ jes, se ha perdido el control del empleo. Y desde Diciem­ bre de 1949—fecha trágica en que nuestro Presidente puso en vigor dichas leyes—no hay un cuarto; tenemos más tram­ pas que pelos en la cabeza y el gobierno nacional se halla hundido en un déficit sin an­ tecedentes en la historia del país. Tal es. la situación actual. Y tal la miseria que va for­ mando aqui una nube densa y aterradora, de la cual—y muy a pesar nuestro—se desgajará el rayo el día menos pensado. NOTABLE CONTRASTE Muy notable es, por otra parte, el contraste que ofre­ cen al cuadro que acabamos de describir, nuestras esferas más privilegiadas, fyhigh l'fe filipina, la mal llamada buena sociedad, L’elite, la crema de nuestro mundo elegante... Y este contraste se hace más odioso cuando pensamos que [28] il mismo se debe al escaso es­ crúpulo de aquellos que son los más llamados a dar el ejemplo de la pregonada aus­ teridad, humildad y justó pro­ ceder. En hoteles ricos y aristo­ cráticos, moradas suntuosas y opulentas; luciendo espléndi­ dos y costosos trajes, como si fuesen ídolos de una religión asiática; exhibiendoexquisitcs brocados, finas sedas, regics terciopelos, vaporosos encajes, plumas, lo más bello, costoso y rico de las manufacturas exó­ ticas,* damas y caballeros se disputan la supremacía en la elegancia para todas las horas del día y todos los menesteres de su alta posición. Los trajes de desposadas re­ sultan un prodigio de encajes y ramos de azahar; los de fies­ tas es un encanto de primoro­ sas pinturas; los de calle son fastuosos; y hasta las batas de casa son obras de opulenta hermosura, destinadas a pro­ clamar las glorias de la juven­ tud y la felicidad. Del tesoro de joyas que se exhiben en el cuello, brazos, dedos, pecho y hasta en el to­ billo y Calzado de muchas señoronas, no queremos ni ha­ blar. Resulta un verdadero mar de joyas, sembradas de brillantes, de perlas, de zafi­ ros, cuyas luces deslumbran y en cuyos engastes ha agotado el arte sus múltiples y exquil sitas inspiraciones. En consonancia con este de­ rroche de lujo personal, en nuestros mejores salones so­ ciales exhíbense también las más curiosas obras destinadas al atrezzo de habitaciones ele­ gantes, entre las cuales figu­ ran cuadros de mérito, objetos de porcelana, china, bronce, muebles de maderas ricas,'ta­ pices de una labor admirable. Con el costo de una sola de esas colecciones ^personales de sedas, encajes, finísimas batis­ tas, los bordados de perfiles peciosos hechos como con má­ gicas agujas, podrían holga- que pueden brotar dentro de damente vestirse y abrigarse una sociedad encerrada entre dos o tres centenares de fami­ lias. Y con el costo de los óleos porcelanas, bronces, y muebles con incrustaciones de nácar» que puede encontrar­ se en la más sencilla de nues­ tras regias mansiones, podrían mantenerse por varios meses —y hasta años, inclusive— otro centenar de familias. Y pensar que todo esto áucede, ¡ Dios mío!, en unos tiempos en que se ha llegado al máximum de la miseria, por los despiltarros de la fortuna pública!... Ya lo dijo Jesucristo: “Siempre tendréis pobres en­ tre vosotros; pero a mí no siempre me tendréis.” ¡ Y es claro!... ¡ Cómo ha de estar Jesús en esos derroches supérfluos que privan a los pobres del peculio de la cari­ dad que Él les dejó!... SEMILLA COMUNISTA Viendo pues, los dos cuadres que acabamos de presentar­ les, fácilmente comprenderán nuestros lectores los males esas dos líneas que represen­ tan las dos extremidades ma­ yores de la fortuna: el lujo opíparo y la miseria quinta­ esenciada : ¿Se extrañan, ahora Vdes., de que haya huks, comunistas y descontentos.en Filipinas?... Lo que se agita y hierve dentro de esas dos líneas divi­ sorias es una mesocracia en que hay de todo como en boti­ ca. La prensa local revela con­ tinuamente casos de suicidios, y la estadística criminal regis­ tra casos en que se ha cometi­ do un asesinato por la insigni­ ficante cantidad de una fesetilla. Las estaciones policiacas de la capital nos ofrecen los re­ tratos de los criminales que están más en’boga; y esa gale­ ría se nos figura obra de Dan­ te, porque semeja un nuevo in­ fierno no visitado por el poeta florentino. En esa galería policíaca se han acumulado las fotos de to­ dos los rateros, timadorés, es­ tafadores, ganchos y demás discípulos 'de Monipodio que trabajan en Manila, llegando ya a miles el número de los inscritos' en dicho padrón de ignominia. Es una galería donde cual­ quier hombre de temperamen­ to nervioso se expone a falle­ cer de repente, contemplando las glorias del progreso mo­ derno perfectamente reprodu­ cidas por la cámara oscura. Y sin embargo, en el lucillo de este formidable pudridero de cartulinas del crimen quizás sentaría bien este conocido epitafio: “Yace por justa sentencia / aquí un ladrón principiante, que no robo ló bastante para probar su inocencia.” Las ranas son animales muy afectos a la música. Recientes ex­ perimentos han demostrado que sé les puede hacer callar con las melodías de un piano- Un obser­ vador inglés asegura que la música encanta a las ranas como hace con las serpientes. Personalmente ha tenido a cuatro ranas inmóviles, con la boca abierta, cual si no vi* vibran, oyéndole tocar el piano. INFORMAMOS A NUESTROS DISTINGUIDOS CLIENTES QUE LA REVISTA FEMENINA IDILIO SE VENDERÁ A PARTIR DEL NÚMERO 71 a 30 ctvos. Este aumento es debido al alto costo de impresión que hay ac­ tualmente en Argentina según nos informa nuestra Represen­ tada 26, Escolta 92, Nueva MANILA r 291