Febrero 13, Santa Catalina de Ricci

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Part of El Misionero

Title
Febrero 13, Santa Catalina de Ricci
Language
Spanish
Source
El Misionero Año 1 (Issue no. 9) Febrero 1927
Year
1927
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
261 Febrero 13, Santa Catalina de Ricci Nacida el aiio 1520, Catalina era la hija de un noble Florentino de Italia. A la edad de 13 aiios entr6 en la tercera ordendeSto. Domingo, adoptando en religi6n el nombre de Catalina. Tenia part icular de­ voci6n a la pasi6n de Cristo. Durante la cuaresma de 1541, Catalina tuvo una visi6n de la cru­ cifixion tan conmovedora que se vi6 obligada a guardar cama du­ ran te tres semanas. Recibi6 la impresi6n de las sagradas llagas en sus manos, pies y costado izquier­ do, asi como tambien las seflales y sufrimit>ntos de Ia corona de espi­ nas; todos estos padecimientos los sufri6 con amor y alegria por los tormentos aun mayores que pade­ cen las almas del purgatorio. Todas sus oraciones y peniten­ cias las ofreci6 en s ufragio de las b'enditas almas. Apesar de sufrir. tanto, Catalina guard6 la calma y la alegria, diciendo muchas. veces: "quisiera sufrir t o d a s las penas imaginables para que las almas vean y alaben muy pronto al Re­ dentor.'' .... Nosolros comprendemos alga del amor de Jesucristo para nosotros cuando le vemos coma Dias hornEl maestro .(deseando dar a conocer a sus alumnos una idea de la. gran cantida.d de habitantes que tiene Chi­ na): -Cada vez que ustedes respiren mue­ ren dos chinos. bre en Belen y Nazaret y cuando le seguimos en su peregrinaci6n durante tres aiios de su vida publi� ca. Nos sentimos atraidos por su amor cuando recordamos lo que hizo durante su vida para asegurar nuestra salvaci6n. Pero cuando meditamos en su sagrada pasi6n y muerte, cuando vemos su cuerpo lacerado y sus benditos pies y ma­ nos perforados por agudos clavos, cuando recordamos su a gonia en la Cruz, cuando comprendemos que todo eRto lo rn fri6 gustosamente no para satisfacer por sus culpas sino por las nuestras, y cuando sa­ bemos cuan sensible era rn cuerpo y cuan poco le amamos,-pues le ofendemos cada dia,--entonces, co­ mo Santa Catalina, sentimos que nadie nos am6 'tan to coma Ely que no existe na die a qu.ien podamo!'l amar mas. ( Cuan t as veces al dia nos acer­ camcs en imaginaci6n a la Santa Cruz del Calvario? (Cuantas Ye­ cei; durante nuestra vida nos im­ ponemos voluntariamente alguna pena o molestia en imitaci6n a Cristo para ciarle alguna satisfac­ ci6n? Uno de los alumnos empieza de re­ pente a respirar afanosamente y al preguntarle el maestro: -que tienes, Juanito? respond i6: -Mato chinos, sefl.or.