Los Negritos del Nordeste de Luzon

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Part of El Misionero

Title
Los Negritos del Nordeste de Luzon
Language
Spanish
Source
El Misionero Año 1 (Issue no. 9) Febrero 1927
Year
1927
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
272 Los Negritos del Nordeste de Luzon Por el Rdo. P. Mauricio Vanoverbergh Misionero en la Provinda Monta1iosa, de las Islas Filzpinas (Con tin uaci6n) ABRIL 24 (Jueves) Despues del de!;ayuno,· espera­ mos con impaciencia la llegada de Allapa, quien no lleg6 a la hora prometida; pero en el preciso mo­ men to de salir a bu scar le en su casucha, lleg6 pidiendonos dispen­ saci6n por su tardan . za. Antes de partir nos dijo que tenfamos que pasar por tres arroyos y que el no podria atraversarlos conmigo en sus hombros; para asegurarle le conteste que si el podia pasarlos, yo tambien intentaria hacer lo mismo y que no me importaba mojarme un poco los pies. Salimos pues de Malunog cerca de a las 7: 30 de la mafiana; cuan­ do el Sr. Padua, .-\llapa cargado con la camara fotografica y un ser­ vidor habiamos andado unos diez pasos, vi, al volver la cabeza, que un hombre nos seguia. Enseguida pedi explicaciones y el Sr. Padua me dijo que el habia invitado a a quel indi viduo, un llokano, parien­ te del teniente, para q ue nos acom­ pafiara porque el temfa por SU piel. Le dije que aquel solo individuo nos molestaria mas que todos los Negritos juntos del norte de Luz6n, y efectivamente: apenas habiamos an dado media hora cuando n uestro hombre principi6 a quejarsc de la aspereza del sendero, a quedarse atras, a pararse de vez en cuando, en una pala bra, a molestarnos mu­ chlsimo. Como no habia ningun camino directo de Tumok a Futtul, nos vimos obligados a volvernos via Malunog. El bosque tropical por donde pasamos consistia de v�rias especies de arboles gigantescos, cubiertos de orquideas y demas plan tas y flores, y de toda clase de arbustos, matas, helechos, zarzas etc. y otras muchas plantas que formaban una inextricable masa de vegetaci6n. Imposible de ver ni la tierra in el cielo en estos bosques primitivos, en donde todo son ho­ jas y flores. Esta vegetaci6n se extendia hasta la colonia de los Negritos quienes han lir.1piado en algunas panes el terreno hasta a­ hora nunC'a tocado por mano hu­ mana. Nuestro camino pasaba por una regi6n undulante; en donde las co­ linas se sucedian las unas a las o­ tras, separadas por varios arroyos, y formando asi valles mas o menos estrechos. Despues de cerca de una hora de · caminata encontramos una casa 273 Casuchas negritas abandonadas Negrita abandonada. Esto. era demasiado interesante para pasar desapercibido y asf es que aunque habfa poca luz bajo estos arcos de vegetaci6n tropical, hicimos todo lo posible para tomar una fotograffa de las ruinas de es­ tac; habitaciones de los hijos de un bosque virgen. Al pasar el primer arroyo, Alla­ pa, c�gi6 con gran clexteridad una especie de langostfn que entreg6 al viejo Ilokano encargado de nues­ tras provisiones, recibidas con to­ da generosidad del teniente a nues­ tra salida de Malunog. De vez en cuando sucedi6 que el Sr. Padua y el Ilokano perdieron el camino y, cada vez que esto o­ curria, gritaban para llamarnos aunque nos encontrabamos sola­ mente a una distancia de no mas de diez yardas de ellos, lo que prue­ ba la - clase de bosque que tenfamos que pasar. Gra cia s a Dio", yo no perdf el camino porque �e­ guf muy de cerca a Allapa. Por fin despues de haber anda­ do desde a las 7: 30 hasta a las 11 de la mafiana por entre una red de matas y zarzas, sobre piedras punzantes y rakes saliences, por interminables arroyos y pantanos traidores (el sendero que segu i mo� no mereda el nombre de camino porque nadie mas que un Negrito podfa haberlo percibido), llegamos a un pequefio espacio libre ocupa­ do por algunas casuchas de Negri­ to. i Que hermoso nos pareci6 el cielo despues de haberlo perd1 do de vista durante tantas horas! El lugar donde nos encontrabamos se Barnaba Agingay y, como nos dije­ ron mas tarde, nadie mas que Ne­ gritos venfan a este sitio. Antes de salir del bosque, Allapa grit6 para anunciar nuestra llega2i4 da ; asi es que nadie se escap6 ; so­ lamente lo;; perms lad raba11 al por 111ayor y todo el mundo era todo ojos, e:.pecialmente los nifi.os que p;1 redan temer mucho. Habiendo trimado asiento en el suelo de u: a de las casas, no ta rdaron en acer­ carse todo;; sin ex :eptuar ios niiios, quedandose en pie o dando alguna� vueltas a n uestro alrededor, y ya no nos dejaron ni por un momenta solos sino cuando fuimos a comer. Para aprovechar la oportunidad de poder llevar· algunos recuerclos de este pais inexplorado, tomamos algunas fotografias de las varias familias q u e componian aquella aglomeraci6n sin cambiar u n poco su manera de vestir. Sacamos tam­ bien una fotografia de una de la5 ca;,as. Las casas de aqui estan hastante bien coristruidas, al me­ nos si las comparamos con la ma­ yor parte de las demas casuchas que mas tarde encontramos. Tomamos algunos informes de valor, compramos algunos arcos y algunas flechas y, a las 2 P.M. nos de::pedimos de esta buena gente. Fuimos por el misrno sendero que seguimos est a mafi.ana y llegamos a Malunog completamente exhaus­ tos. Avisamos al teniente que a la mafiana siguiente, despues de to­ mar algunas fotografia,., saldria­ mos para Futtul. Promerio acom­ pafi.arnos, excusandose al mismo tiempo de no habernos podido a­ compafi.ar hasta Agingay, porque la visita de! presidente le habia ohligado a quedarse. Le dispensamos e n segu ida porque de habernos acompaii.ado h ubiera sido mas ·un oh;; t acu lo que una ayuda. ABRIL 25 (Viernes.) Despues del desayuno fuimos a casa de Allapa a qui�n encontra­ mos en el acto de hacer fuego al modo de los Negritos. Tomamos algunas fotografias, Una de el y S U fa 1 a ilia , otra'de sus vecinos y tam­ bien de sus casas. Salimas enton­ ces de Malunog guiados por un Negrito y acompaiiados del tenien­ te y varios otros Negritos que in­ tentaban ir de pesca. Cruzamos el rio Malunog por medio de un puente que con sis tia en un arbol calclo. Al otro !ado, nuestro guia, dispar6 una flecha contra un jabali que cay6 muerto antes que nos per­ catasemo> d e la presencia de ef.!te animal. Mas lejos vimos algunas culebras y, cerca de ·Futtul, p:isa­ mos un arroyo sobre la;, espaldas del tenirnte. En Futtul, pasamos por varia;, casas de l\egritos, char­ lamos con uno de las habitantPs y recibimos camo regalo de una de ellas un huevo de "okong." En este momenta fuimos sumamente sorprendidas par la aparici6n de Allapa que lleg6 muy fatigada co­ rrienda hacia nasotros. parecia q ue el Sr. Llameg habia rcgalado al Sr. Padua algunas p=scadas sala­ dos que el habia dejada olvidado al tamar las fotagrafias de la casa de Alla pa, y ahora ve1iia este a res­ ti tuir el condimento precioso. que durante el resto del mes llenaria nuestra residencia de un olor may caracteristico. Le <limos las mas efusivas gracias y, despues de ha­ ber andado algo mas, llegamos a casa del concejal Sr. Manuel Lla­ no, un Ilokano, que nos recibi6 cordialmente. Descansamos un poco y despues proseguimos hacia la Iglesia aba11donaria que encontramos con difi­ cultad, porque tan to el interior co­ m-0 el exterior se habfan convertido en un verdadero bo�que. 2i5 anduvimos por sitios h umedos des­ de Ta1ifugu hasta nuestra vuelta a lugares mas secos. El teniente de Futtul habfa pro­ metido llevarnos a Nagao en su fra;:.il b.inca, pero, como se acerca­ ba la noche. nos pidi0 que espera� semo� hJsta la manana siguiente. Accedi mo:0 en:0eguida porque pre­ feriamos descansar que hacer otra cosa. En esto el Sr. Llame� se I glesia abandonada de ruttul htentamos limpiar el sitio para ppder tomar algunas fotograffas, trabajo que nos cost6 una moja­ dura que nos dej6 hechos una so­ pa, porque en el entretanto habla empezado a caer una llovizna y no habia ningun lugar en donde cobi­ jarnos. Todo el tiempo nuestras piernas y nue�tros piec; estaban cubiertos de sanguijuelas, experien­ cia que nos mo!est6 siempre que march6 y le dimos las gracias ma5 sinceras por sus servicios y su afa­ bilidad. El Sr. Llano, que habla residido aqui mas de d iez aiios, nos di6 a i ­ gunas informaciones de mucho va ­ lor sobre la vida de Lis Negritos. Por la noche los mo;::quitos y los chubascos no nos dejaron tranqui­ los. (Se continuara)