San Cirilo de Jerusalem - Marzo 18

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Part of El Misionero

Title
San Cirilo de Jerusalem - Marzo 18
Language
Spanish
Year
1931
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
San Cirilo de Jerusalem— CIRILO nació el año 315 en la ciudad de Jerusalem. San Máximo le ordenó de sacerdote y después le encargó la instrucción de los catecúmenos, lo que cumplo con gran celo, de­ jándonos una serie de instruccio­ nes escritas en los años 347 y 348. Estas son de singular interés por­ que nos traen la enseñanza de la Iglesia primitiva sobre la fe y los sacramentos tal como se explica­ ba en la iglesia construida por el emperador Constantino en el monte Calvario. Son doctrinas sólidas, sencillas, profundas y a la vez saturadas de textos de la Sa­ grada Escritura; también son ex­ actas, precisas y sucintas, y de un valor incalculable como testi­ gos y exposiciones de la Fe cató­ lica. Después de la muerte de San Máximo, Cirilo fué elegido para sucederle como obispo de Jerusalem. En los primeros días de su episcopado, una cruz apare­ ció en el cielo extendiéndose des­ de el monte Calvario hasta el monte de las Olivas y era tan brillante que se podía ver aún al medió día. San Cirilo relató la maravilla al emperador; los fieles vieron en ella un presagio de la victoria contra los herejes Arianos. Durante el episcopado de San Cirilo, Juliano el apóstata de­ cidió demostrar que las palabras 293 Marzo 18 de Jesucristo sobre la destrucción del templo de Jerusalem no se ve­ rificarían. Usando todos los re­ cursos y poderes de emperador romano, quiso reconstruir el tem­ plo destruido»; los Judíos le secun­ daban con gram entusiasmo. A pesar de tantos esfuerzos nefas­ tos, San Cirilo guardó toda su calma: “La palabra de Dios es in­ falible” así dijó, “y ni una piedra será colocada sobre otra.” Al principiar los trabajos de la re­ construcción del templo, así nos cuenta un autor pagano, llamas de fuego salieron de la tierra im­ pidiendo a los obreros acercarse al lugar. Varias veces reanuda­ ron la obra pero cada vez fué in­ terrumpida por temblores y los fuegos que brotaban de la tierra. Por fin el Apóstata se vió obliga­ do a renunciar su intento. Poco después, el emperador murió mi­ serablemente en una batalla con­ tra los Persas y la paz volvió a re­ inar en la Iglesia. Como los de­ más grandes obispos San Cirilo fué perseguido y una vez fué obli­ gado a huir de su sede episcopal. Cuando murió el emperador San Cirilo volvió a Jerusalem. Asistió al segundo Concilio ecuménico de Constantinople y murió en paz el año 386 después de un epis­ copado perturbado de treinta cin­ co años. ROGAD POR LAS MISIONES 294 Burnay, Quiangan, Feb. 1,1931. Estimado Bienhechor. Un millón de gracias por la quinina que V. me ha mandado por medio de “El Misionero.” En este rincón de la Montañosa el misionero se ve obligado a so­ correr las almas y aliviar los cuer­ pos de los habitantes. Nuestros Ifugaos en general no son fuertes. Muchos carecen del alimiento su­ ficiente. Las supersticiones de los paganos causan la ruina de muchos. Tantos niños mueren. Tengo cinco dispensarios en don­ de distribuyo medicinas y limpio las heridas de los pacientes que vienen y no son pocos los qué acuden. El Bureau de la Sanidad a pesar de todos sus esfuerzos no llega a ocuparse de todos los enfer­ mos y por eso aquí no hay compe­ tencia si no cooperación. Con mu­ cho gusto quisiera corresponder con algún medico ó químico dis puesto a hacer algo en favor de los Ifugaos de mi distrito mandan­ do algunas medicinas. Me gusta­ ría mandarle una lista de ciertas cosas que necesito para mis dis­ pensarios: al procurar la salud del cuerpo casi siempre llego a curar el alma. Rev. F. De Snick. —o— Cervantes F.ebrero 4, 1931 Reverendo Padre Vandewalle, Como. V. sabe en los montes Malaya que separan Cervantes del mar de Chi­ na, viven muchos Igorotes aún paganos y, hasta hace poco, refractarios a la cristianización y la civilización. En su viaje por estas regiones, el mes de Deciembre, V. ha visto la bonita capllita-escuela consagrada al Sagrado Ccv razón edificada en la ladera de una colina y que es el único edificio en e> tos lugares, y como otros viajeros V. me decía: “¿Pero en donde viven los habitantes de estos parages? Al rede­ dor de la capilla no se vé ninguna ha­ bitación.” El Lunes pasado, Febrero 2, cente­ nares de Igorotes se habían reunido en y cerca de la capilla. ¡Ojala! hubiera V. visto esta multitud: hombres, muje­ res y niños todos venidos para esperar­ me. ESTIPENDIOS DE MISAS SON UNA GRAN AYUDA 295 Como V. sabe, cincuenta y seis alumnos frecuentan la escuela: de estos, cuarenta han sido bautizados y veinte han hecho ya la primera Comunión. El año pasado, el 19 de Marzo, en la fiesta de San José, bautizé unos veinte niños y el Lunes pasado bautizé unos treinta y dos más, Donde hace un año no había ningún bautizado, ahora ya son más de cien, lo que demuestra a los lectores de “El Misionero” lo que puede un maestro-catequista en poco tiempo. ¡Ojala que este evidente pro­ greso durante solamente un año les estimule aún más para organizar más más y centros católicos que se encar­ gan de sufragar los gastos de catequis­ tas en las misiones! El susdicho éxito no se circumscri­ be a este solo lugar, sino también se manifiesta en otras estaciones de la misión en donde tengo un catequista. Durante el tiempo de lluvias, cuando por razón de los rios crecidos ó los des­ moronamientos en los montes, los ca­ minos se hacen intransitables y la visi­ ta regular del misionero imposible, los catequistas se quedan abandonados con su sola iniciativa, pero, como se vé, no pierden el tiempo y ahora cosechamos lo que ellos entonces sembraron. El mes pasado, solamente en mis tres es­ cuelas-capillas de Aluling, Pilipil y Maílaya he bautizado un total de sesenta Igorotes. ¡Ojala que estas personas pia­ dosas que hasta ahora han contribuido para el sostén de dichas escuelas-cap^ lias hallen en estas cifras su merecida consolación y también fuerzas nuevas para continuar sus sacrificios para el desarollo de las escuelas capillas y que a la vez estas pocas lineas en El Misio­ nero sirvan de expresión de mi pro­ funda gratitud hacia los bienhechores de mi misión! Rev. José Portelange. Misionero de Cervantes. Barlig, Feb. 7, 1931. Reverendo Padre Editor. Este mes el muy Reverendo Pa­ dre Provincial visitará las varias dependencias de las misiones de Banaue y Barlig. Para dar a los cristianos la facilidad de cumplir con el deber pascual, el Padre Francisco de Banaue me llamó para acompañarle desde su misión juntamente con el Padre Provin­ cial y desde allí recorrer todas las dependencias de nuestras dos mi­ siones. Los cristianos viviendo lejos de los centros raras veces tienen la dicha de poder confesar­ se, este año todos tendrán la opor­ tunidad, siendo tres sacerdotes pa­ ra recorrer todos ¡os pueblos y barrios entre Banaue-Natonin y Natonin-Bontoc. Como aquí no hay estaciones de radio, ni tampoco teléfonos de larga distancia, no me crea muerto por no escribir durante todo el mes; estaré de viaje. El primer día del año nuevo, estaba en Canew, sin duda el pueblo más tran­ quilo del mundo en donde los ha­ bitantes todavía no cuentan los años, ni dividen el año en meses y semanas. Su ignorancia tiene al menos una ventaja y es que al en­ trar el año 1931 se acostaron coSUSCRÍBASE POR UN AMIGO 296 Rev. P. Marcelo Ghysebrechts mo de costumbre sin grito ni rui­ do alguno y aproveché la tranqui­ lidad de su civilización para dor­ mir como una piedra. Desde Ganew fue a Salioc pa­ sando por todas las dependencias de mi misión: bautizó a treinta cuatro personas y registré otros seis bautizos conferidos por los catequistas y cruzados. Durante el viaje mi catequista me preguntó varias veces cuando llegaríamos a su centro de Natonin. Sabía muy bien porqué te­ nía tanta prisa, y por eso hize lo posible para cumplir con su legíti­ mo deseo de casarse cuanto antes. Sin duda, su casamiento sería el primero bendecido solemnemente en Natonin. La nobleza presen ­ ció las ceremonias y los más pro­ minentes del pueblo fueron testi­ gos del matrimonio. Celebré la misa con toda la solemnidad posi­ ble dando la bendición nupcial y rogando a Dios bendijera al cate­ quista y a la buena gente de Na­ tonin. No hay duda, los habitantes de esta región quieren sus casamien­ tos solemnizados según las leyes de la Iglesia y estoy seguro de que el casamiento solemne del cate­ quista habrá dejado buena impre­ sión. Después de la misa en seguida salí para Salioc a donde llegué a las cuatro de la tarde, hospedán­ dome en la casa del Señor Aliado, antiguo guardia civil que se ha quedado en estos parajes, un hom­ bre: in quo dolus non est. SOSTENGA EL EJÉRCITO DE CRISTO Al anochecer empezélasinstrucciones de los c_ tecúmenos conti­ nuándolas hasta muy avanzada la noche. El día siguiente, bautizó a cua­ tro adultos y celebré la misa al aire libre. No sé como podré celebrar la misa en Salioc durante el tiempo de lluvias. Aquí como en oteas estaciones, quisiera ó edificarunacapillaóagrandecerlasexistentes. el número de cristianos au­ menta en cada una; pero si lo ha­ go, me veré obligado a despachar algunos catequistas, y esto no pue­ de ser. Podemos continuar la evaagelización de los pobres paga­ nos, aunque en una casucha, po­ demos vivir comiendo menos que lo necesar o, pero, sin la coopera­ ción de nuestros hermanos cristia­ nos sostentando catequistas, no podemos salvar a todos estas al­ mas tan bien dispuestas para se­ guir a Cristo. Que Dios se lo pague a los bue­ 297 nos cristianos de Pampanga que tantos sacrificios hacen para ayu­ darme aquí en la viña del Señor, la misión de Barlig, ó la nueva Pampanga. Rev. Marcelo Ghysebrechts Misionero, Barlig. NOTA. Llamamos la misión de Barlig “la Nueva Pampanga,” por­ que varias personas generosas de la Provincia de Pampanga ayuda­ ron a fundar esta nueva misión. Han costeado la capilla, un monu­ mento perenne de su fe y una ora­ ción perpetua obligando al Señor a bendecirlos con sus familias. Y su ayuda pecuniaria no cesará con esta casa del Señor edificada: las mismas personas se propone.: con­ tribuir para más y más catequis­ tas. Las esperanzas de Barlig pa­ gano están fundadas en Pampan­ ga la católica; el porvenir cristia­ no de la Pampanga nueva depen­ de de la Pampanga antigua. La Saga de Pumbachayon Continuación. —“El palay no importa a mi”, contesta Aliguyun, “yo marcharé sobre tu palay, lo aplastaré con mis pies y cuando tus arrozales se quedaren llenos de malas hierbas y brozas, entonces volveré a ca­ sa!” —“Si es así, sigue”, grita Pum­ bachayon, “o ¿acaso crees tu que no tenemos bastante palay de so­ bra de la otra cosecha?” Aliguyun no quita el ojo a Pum­ bachayon y vé cómo los grandes dedos de sus pies están dirigidos afuera, terriblemente afuera. —“Hm, hm,” así piensa “que PROPAGUE SU FE