Pagina tresiana
Media
Part of El Misionero
- Title
- Pagina tresiana
- Language
- Spanish
- Year
- 1931
- Fulltext
- 319 Funchal, Madeira 16, de Junio, 1927. Muy Reverenda Madre Superiora. Mi corazón rebosa de gratitud y por eso vengo a anunciar un inmenso favor que me ha concedi do Santa Teresita. En Junio 1924, después de haber sufrido penas indescriptibles, cau sadas durante varios meses por algunas ulceras interiores, los mé dicos me operaron, cortando parte de un intestino larga de treinta centímetros. Durante los dos años siguientes no pude alzar nada pe sado sin sentir vivos dolores. En Diciembre 1926, otra vez tuve ata ques de la misma enfermedad. En Marzo último me vi obligada a acostarme y guardar cama. Tres médicos pronunciaron mi estado muy grave: úlceras en los intesti nos complicadas de hemorragias, y insistieron en la absoluta necesi dad de operarme otra vez. Era imposible hacer la opera ción en Madeira y tampoco podía ser transladada hasta Lisboa ó Francia. Por otro lado era nece sario tomar una pronta decisión porque las hemorragias me debili taban mutilo. Cualquier alimento sólido me era prohibido; sentí mis fuerzas disminuir cada día y algu nas veces mis dolores eran tan in tensos que hasta me desmayé. Casi nunca podía dormir. Al verme en tan triste estado, mis hermanas en religión implora ban el auxilio del cielo y el prime ro de Abril empezaron una nove na en honor de Santa Teresita. Uniéndome a sus oraciones, no hize más que podir una sumisión completa a la santa voluntad de Dios» Cada día de la novena to mé con agua algunos granos de arena de la tumba de la Santa. Se terminó la novena pero no sentía ningún alivio. Por eso todas se320 güimos suplicando a Santa Teresita. El día trece de Abril, más abati da que nunca, temía mucho que sucediese algo por la noche. Al anochecer eché una mirada llena de confianza a la imagen de Santa Teresita, y, cosa extraña, a pesar de mis dolores que no habían dis minuido, pude dormir hasta las dos y media de la madrugada, y cual fue mi sorpresa al despertar me: no sentía ningún dolor pero estaba muy débil. Dormí de nue vo y dos horas después me desper té pero sin sentir esta vez incomo didad alguna. Pues ignorando lo que había pasado, me volví a la cama para cerciorarme si de veras no estaba soñando.... Entonces, Reverenda Madre Superiora, una fuerza desconocida me empujó a levantarme; y una voz misteriosa me dijó distinta mente: “Levántate....estás curada.” A la vez la sangre empezó a cir cular con más vigor procurándo me más fuerzas y un bienestar ge neral. ¡Oh, Madre, me es imposi ble describir todos los sentimien tos de mi alma de estos momen tos....! Nunca les olvidaré. Las Hermanas acudieron y no sin aprehensión me permitieron levantar. Pude vestirme sin ayuda a pesar de no haber puesto el pie en tierra por más de cinco semanas. Bajé hasta la capilla, me confesé y comulgué con gran estupefacción de nuestro Padre Capellán. Después de la misa to mé el almuerzo en compañía de las Hermanas y desde entonces seguí el régimen de la Comunidad sin que ningún alimento me hicie ra daño. En una palabra: gozo de la más perfecta salud. Dispense, Reverenda Madre Su periora, la molestia causada por tan larga descripción; la gratitud me ha dictado las palabras. Un solo favor me atrevo a pedir y es de que su digna Comunidad me ayude a dar las gracias a Santa Teresita. Sor María del Sagrado Corazón. Religiosa de la Presentación Yo certifico ser exacto todo lo expuesto aquí arriba. Sor María San Juan Bautista. Superiora. — Cum licentia ecclesiastica