Santa Teresita Detiene un tren cerca de manizales

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Part of El Misionero

Title
Santa Teresita Detiene un tren cerca de manizales
Language
Spanish
Year
1931
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
383 Santa Teresita Detiene Un Tren Cerca De Manizales Hacía tiempo que un enfermo era incrédulo, y en sus horas de sufría en cama sin esperanza. martirio blasfemaba contra Dios A los dolores del cuerpo se aña- que así le hacía sufrir. día la desesperación del alma, pues Por buena suerte tenía a su lado 384 un ángel, una joven piadosa que no podía resignarse a ver perderse para siempre a un ser tan querido. Vanos eran todos sus ruegos y exhortaciones y lágrimas. Por fin, el enfermo, vencido por la constancia del celo santo y ar­ doroso, promete que se confesará, pero con el párroco de Villamaría, padre Teodoro Jaramillo. No hay obstáculo para las almas intrépidas, dominadas de altos ideales. ¡Qué provocativa conquista! Funciona nerviosamente el te­ léfono. “Padre Jaramillo: urge que venga usted inmediatamente. El enfermo accede a confesarse; pero ha de ser con usted”. El párroco se dirige a la esta­ ción. Su paso es acelerado como el de Jesús cuando iba a Jerusalén. Está cerca de la Estación. Pero, oh desgracia! El tren sale antes de que pueda subir á él. El padre, preso de angustia y desconsuelo, ya ve perderse un alma. En ese momento de dolor infinito dirígese a la Santita Misionera y le pide que remedie su gran desgracia y la desgracia del alma del enfermo. Apenas ha salido el tren con la majestad acostumbrada, el maqui­ nista pita desesperadamente; re­ pite con mayor esfuerzo las pita­ das y, por fin, paróse el tren. El Padre Jaramillo, volando más que andando, llega al tren; el corazón le da un vuelco de felicidad. ¿Qué había sucedido? ¿Por qué pitó y paró en seco el maquinista? Figúrense, decía él, que una monjita con los brazos extendidos se interpuso en la carrilera y no que­ ría retirarse a pesar de mis ensor­ decedoras pitadas. El maquinista creyó ser una monja loca escapada de un convento. El Padre Jaramillo sí, podía decir quién era aquella imprudente monjita que el maquinista identificó al presen­ tarle la fotografía de la gran Santita de Lisieux, Teresitá del Niño Jesús. Pereira, 27 de julio de 1930. Eleuterio Nebreda, C. M. F. Cum licentia ecclesiastica —