Los intereses creados-La Cancion del Olvido

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Title
Los intereses creados-La Cancion del Olvido
Language
Spanish
Year
1930
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
ante el proscenio l Los Intereses Creados-La Canción del Olvido j Fácil acierto fué el mió ciertamente, cuando en el número anterior de esta revista predije que el «Círculo Escénico», esa notable agrupación artística filipina que con tanto amor cultiva aquí el Teatro español, cosecharía un triunfo más y muy merecido en su función de gala por el Día de la Raza. Triunfo completo, rotundo, del que pueden sentirse justamente orgullosos y satisfechos el «Círculo Escénico» y su Director, el Sr. Fran­ cisco Liongson, para quien todos los plácemes son pocos. Público de los grandes acontecimientcs tea­ trales, con la concurrenia del Gobernador Ge­ neral Sr. Davis, del Senador Sr. Osmeña y de otras muchas y distinguidas personalidades fili­ pinas y españolas; los palcos adornados con las banderas de los Estados Unidos, España, Fili­ pinas y Repúblicas centro y sudamericanas, y prendido en el telón, como señera de una nobilí­ sima y ya fructífera cruzada de Arte y de ren­ dida pleitesía al idioma de Cervantes, el escudo de la artística Sociedad. Yá, desde el prólogo de «Los Intereses crea­ dos», esa pintura real y subjetiva de la Huma­ nidad, que tuvo en las señoritas y caballeros que forman el elenco del «Círculo Escénico» muy discretos y felices intérpretes, el público se en­ tregó de lleno y «vivió» con los actores los per­ sonajes que en el simbólico tinglado hace mover el genio del autor de la maravillosa farsa. La Srta. Elisa Gutiérrez, en el papel de Lean­ dro; el Sr. Arturo Joven, en el de Crispín; la Srta. Rosa P. Sandejas, en el de Doña Sirena; la Srta. Nenita Concepción—que por cierto dijo magistralmente el verso El reino de las almas del segundo acto y el del final de la comedia—, en el de Silvia, realizaron una magnífica labor, vo­ luntariosa, llena de aciertos y de verismo en la interpretación de los sutiles y complejos carac­ teres que personificaron. Las Srtas. Nieves Jo­ ven, Corazón Gutiérrez, Encarnación Livioco y Cármen Valdéz, en Colombina, Señora de Poli­ chinela, Risela y Laura, muy acertadas, como también lo estuvieron el Sr. Panlilio, en el pa­ pel de Polichinela y el Sr. Ceferino C. Joven en el de Doctor, sobre todo este último, quien con esa natural y fácil comicidad que como actor le caracteriza, se ha ganado por entero las simpa­ tías del público de Manila. Y los Sres. Ignacio P. Santos, José F. Vergara, Román Joven, José Valdéz y Demetrio Dizon, en sus papeles de Arlequín, el Capitán, Pantalón, el hostelero y el secretario, cumplieron a las mil maravillas, contribuyendo a la unidad y perfección del con­ junto. Y como no podía ser menos, el público premió con repetidos y calurosos aplausos una labor ar­ tística tan exquisita y digna de los mayores elogios. En el intermedio del primero y segundo cua­ dros del segundo acto de «Los intereses crea­ dos», la orquesta, dirigida por su autor, el co­ nocido y excelente Profesor de música Don Juan Hernández, nos dió a conocer un precioso pasadoble, titulado «El Día de la Raza», dedicado al «Círculo Escénico», composición vibrante y castizamente española, que arrancó entusiastas e insistentes aplausos, por lo que hubo de repe­ tirse, dejando aun al público con deseos de vol­ ver a deleitarse oyéndolo. Después, «La Canción del Olvido», en la que la Srta. Ofelia Pamintuan y los Sres. José Pan­ lilio y Ceferino C. Joven, con las Srtas. Nieves Joven, Elisa Gutiérrez y Nenita Concepción y los Sres. Arturo Joven, Ignacio P. Santos, Jai­ me Valdéz y José Valdéz, obtuvieron un mereci­ do triunfo. Delicadamente femenina en su papel de Rosina. la Srta. Pamintuan cautivó a los espectado­ res desde que se presentó en escena, cantando con depurado gusto todos los números musica­ les, en particular la preciosa canción que ha da­ do nombre a la obra, que hubo de repetir, com­ placiente, y haciendo un derroche de gentileza en dichos números y en las escenas habladas, en las que estuvo sencillamente deliciosa. ¿Qué de extraño, pues, que el Sr. José Panlilio, que desempeñó concienzudamente el difícil papel de ©(gFMSPimrtzi© EL MEJOR REMEDIO PARA LOS DOLORES Interpretes de «Los intereses creados» y «La canción del olvido». 1.—Sr. José Valdez, el Mortero y Sai” nación Livioco, Risela; 5.—Srta. Corazón Gutierrez, Señora de Polichinela; 6.—Sr. José Panlilio, Leoncio; 7— Nieves Joven, Colombina y Flora Goldoni; 10.—Nenita Concepción, Silvia y Una invitada; 11.—Srta. Rosa P. —Sr. José Vergara, el Capitán; 15.—Grupo general de las señoritas y caballeros que tomaron parte en «Los int eati; 2.—Sr. Ignacio P. Santos, Arlequín y el hostelero; 3.—Srta. Ofelia Pamintuan, Rosina; 4.—Srta. Encar—Sr. Ceferino C. Joven, el Doctor y Toribio; 8.—Sr. Arturo Joven, Crispin y el Sargento Lombardi; 9.—Srta. . Sande jas, Da Sirena; 12.—Srta. Elisa Gutierrez, Leandro y Casilda; 13.—Srta. Carmen Valdez, Laura; 14er eses creados» y «.La Canción del Olvido», y 16.—Sr. Francisco Panlilio, Polichinela y Pietro. Foto—SUN STUDIO. Leoncio, versátil y fogosamente apasionado, ven­ cido finalmente por las gracias de Rosina, dije­ ra con el poeta: «Quien la vió no la pudo ya ja­ más olvidar»? La Srta. Nieves Joven, en su corto papel de Flora Goldoni, trabajó con una consumada artista y el Sr. Ceferino C. Joven, en el de Toribio, ni que decir tiene que «encajó» perfectamente en él, manteniendo al público en constante hilaridad. El tenor Sr. Belloti cantó entre bambalinas, co­ mo lo que es, como un maestro del bel canto, la bonita canción del segundo cuadro de la obra. Las dos obras fueron presentadas con extre­ mado lujo en el vestuario y con decorado nuevo y muy adecuado. En fin; una noche inolvidable, en la que, iden­ tificados público y artistas en íntima comuni­ dad de ideas y de sentimientos, tributaron, el uno con su presencia y los otros con su entu­ siasmo y excelente trabajo, un significativo ho­ menaje al Día de la Raza, nó en el concepto ra­ cial ceñido, ipreciso o restrictivo que esa denomi­ nación pudiera tener o en el de una simple con­ memoración de una fecha histórica, gloriosa y trascendental, sino en el más amplio de exaltar y mantener una obra magnífica y generosa— religión, costumbres e idioma similares—, qve es patrimonio de todos los pueblos, libres o aun sojuzgados, que en tal fecha iniciaron su in­ corporación al Mundo civilizado, y que ha mol­ deado y elevado en tal forma sus respectivas na­ cionalidades, que ha impreso en ellas un sello inconfudible, único. Y ahora, en capítulo aparte, mi felicitación más sinctra y más cumplida al «Círculo Escéni­ co», a quien le corresponde, si no estoy equivo­ cado—que bien pudiera estarlo—la honra de ser la iprimera sociedad genuínamente filipina que ha tenido, en Manila, la feliz iniciativa de cele­ brar dignamente el Día de la Raza. Hago fervientes votos‘porque persevere, cada vez con mayores entusiasmos, en sus laudables propósitos, y por si algo puede valer, me per­ mito hacerle una pequeña sugestión: ¿Por qué no dedica una función en recuerdo y homenaje para cuantas actrices y actores compatriotas han brillado en nuestra escena—La Yeyeng, de Pastor, la Tagaroma, la Suzara, Carvajal, Ratia, entre los que recuerdo de momento—repre­ sentando en ese día una obra de autor filipino? BATERIA El Sr. E. C. Barnes con su distinguida señora e hi­ jos, que hace poco han re­ gresado, después de diecio­ cho meses de ausencia, du­ rante los cítales han reco¡rrido las principales ciuda­ des de Europa. El Sr. Bar­ nes, es el gerente general de la acreditada firma comer­ cial Warner Barnes & Co. de Manila.