El Misionero

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Title
El Misionero
Issue Date
Año II (Issue No. 3) Agosto 1927
Year
1,927
Language
Spanish
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
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AÑO 2, No. 3 AGOSTO 1927 Catholic School Press, Baguio, Prov. Montañosa, I. F. / REVISTA DEDICADA A-SANTATERESId TA PARALA PROPAGACION DE LA FE EN LA I 3^ PROVINCIA^ MONTAÑOSA ¿ EL MISIONERO Órgano de los Misioneros del Sagrado Corazón de María (PP. de Scheut) en la provincia Montañosa, Islas Filipinas Editor Rdo. Octavio Vande walle, Administrador Rdo. P. VictorFaniel, P. O. Box 1393, Man la. Publicistas Cathoiic School Press, Baguio, Prov. Montañosa. o • a i ? P1.00 Filipinas Suscripción Anual z r tt -j x n - x i $1.00 E. Unidos y otros Países Extranjeros Sírvanse notificar inmediatamente a “EL MISIONERO” cualquier cambio de dirección. Todos los cheques, giros postales y correspondencias se enviarán a: “EL MISIONERO” P. O. Box 1393, Manila ISLAS FILIPINAS The Standard Painter M. KRAUT El Pintor Aleman Specially CHURCH WINDOWS Art Glass Manufacturer Expert Painter 16 Granate. MANILA, P. 1. Métodos y estudios para piano Grandes existencias en musica de toda clase Los mejores y mas baratos pianos Alemanes Grandes facilidades de pago Balduz Music Store 510, Avenida Rizal TeL 2 67-94 Año II, No. 3 Agosto, 1927 f| El Misionero 8 Revista dedicada a Santa Teresita para la Propagación de la Fe en la Provincia Montañosa Lo que Bélgica está haciendo Por el sostenimiento de los Seminaristas y Catequistas en los Países Extranjeros, no podría hacerlo Filipinas para una de sus Provincias? PARA EL SOSTENIMIEN­ TO de seminaristas y cate­ quistas en las misiones ex­ tranjeras, Bélgica pagó el año 1926, 389 pensiones (70 más que el año anterior) y tenía 26 fondos, (9 más que el año 1925) cuyos intereses anuales constituyen también 26 pensiones, y sin embargo, Bélgica está aun sangrando por la guerra mundial y recargada de contribu­ ciones. ¿Como se recaudan tan re­ gularmente estas limosnas? Consideremos por ejemplo la diócesis de Brujas que encabeza la lista con 269 pensiones y seis fun­ daciones. Casi eñ cada pueblo, aunque pe­ queño, existen una o más asocia­ ciones cuyos miembros pagan re­ gularmente una cuota para dicha obra. El presidente de la asocia­ ción local cuida de que cada miem­ bro page regularmente algunos céntimos cada mes o cierta canti­ dad por cada miembro de su fami­ lia. Los presidentes, al fin de cada mes, mandan lo recogido al oficio central. Si es verdad que lo que se da a los pobres se da a Dios, nadie pue­ de dudar que tales contribucio­ nes regulares deben atraer nece­ sariamente grandes bendiciones del Cielo, Ahora bien, no podrían los cató­ licos de Filipinas establecer la mis­ ma organización? El que escribe ha oído muchas veces de varias personas que esta organización de­ biera establecerse aquí, si la obra de los misioneros en la Montañosa quiere continuar en unabase sólida y regular. Entonces ¿por qué no se ha establecido esta obra hasta ahora? Simplemente porque no hay nadie quien encabece el movi­ miento. Que haya algunos cató­ 66 licos enérgicos, hombres y muje­ res que se reunan, que hablen de la organización, que hagan una lista de los católicos que están dispues­ tos a contribuir y que estas mis­ mas personas visiten a estos cató­ licos, que les pidan que se compro­ metan a dar cierta cantidad míni­ ma mensualmente para sostener a los catequistas en la Montañosa.... que estos católicos enérgicos per­ severen con ardor en dicha obra, es decir, que visiten regularmente cada mes a los miembros de su aso­ ciación para recoger la cantidad prometida, que cada asociación así formada sea dirigida por los más piadosois y enérgicos, que distri­ buyan el trabajo de convencer a los miembros y de recoger las cuo­ tas mensuales, para enviar el total a fin de cada mes a la oficina cen­ tral de “EL MISIONERO” P.O.B. 1393 o a Herran 2020, Manila, y, no hay duda^ que la organización, así establecida, florecerá, y que la Montañosa dará pasos gigantescos hacia la cristianización y civiliza­ ción completa. Uno deseoso de trabajar para Dios y el reino de Cristo sobre la tierra pudiera aducir: “nuestro pueblo es muy pobre, nunca po­ dremos recoger la suma de P40.00 al mes para sostener a un catequis­ ta.” A esto contesto: “es verdad. Pe­ ro lo que se recoja mensualmente en un pueblo pobre se puede aña­ dir a la cantidad de otro grupo que también no nuede recaudar la su­ ma de P40.00 al mes y, si es necsario, más grupos de otros pueblos podrían unirse para poder soste­ ner juntos un catequista.” Otro pudiera decir: “estoy com­ pletamente solo ¿quién me ayuda­ rá?” Pruebe a lo menos con un amigo. Algo es algo, y, siendo dos, podrán Vds. convencer más fácil­ mente a otros. ¿Quien es el cató­ lico que no cree en las recompen­ sas divinas y en el Cielo que tene­ mos que conseguir por medio de las obras de misericordia y que no quiera asegurarse la eternidad para si mismo y para sus herma­ nos? ¿Quiere V. que su iniciativa sea un éxito? Coloque su asociación bajo la protección de algún Santo, que sea llamado “La asociación de San o Santa....” Además escoja a su propio catequista, escogiendo al misionero que-V. quiera ayu­ dar. V. ya conoce a varios de nombre por haber leído sus cartas en “EL MISIONERO.” Más tar­ de el misionero le escribirá a V. y a los demás miembros informán­ doles de la labor hecha por su cate­ quista. Esto interesará y anima­ rá a los miembros de su asociación Otra cosa todavía. Si V. orga­ niza una de estas asociaciones, in­ forme a los lectores de “EL MI­ SIONERO” sobre sus éxitos: un ejemplo de esta caridad vale mas que largos sermones. Otros lec­ tores dirán entonces: “lo que otros pueden, también yo puedo.” En verdad, estas últimas pala­ bras no son nada mas que las si­ guientes: “lo que Bélgica con 7,000,000 de católicos puede ha­ cer para las misiones extranjeras, ¿porqué no puede hacerlo Filipi­ nas para sus misiones?” ¿Quien será el primero que nos 67 enviarán nombre en contesta­ ción a estas súplicas? Dios le ben­ diga como también a los demas quienes sin duda alguna imitaran el ejemplo; ACERTIJOS I III Veánse las soluciones de estos acertijos en la página 81* Sin principio soy deidad; sin fin soy cosa de juego, y si el medio me retiran, salgo por boca de fuego. Es muy rara mi existencia y mi vida muy extraña, pues no existo en lo existente y abundo, en cambio, en la nada. II IV Con dos nota? musicales En una dicción sola formarás lector, el nombre de uno de los generales romanos de más renombre. habéis de dar nombre propio, pariente y numeral. La primera celebración de la “Inde­ pendencia de los Estados Unidos, 4 de Julio, 1779,” tuvo lugar en una Iglesia Católica de Filadelfia (la Iglesia deSta. María) en la cual estuvieron presentes el Presidente, los miembros del Congre­ so y muchos ciudadanos eminentes* Al Pasar—El católico se descubre al pasar delante de una Iglesia católica, por mostar su veneración y respeto a su Dios que allí real y verdaderamente habita, así como él y todo buen ameri­ cano se descubren, en señal-de respeto y homenaje, al paso de su bandera. 6* San Francisco amaba los animais, las plantas y todas las criaturas de la naturaleza. 69 Indulgencia de la Poreiúneula lo y 2 de Agosto La capilla de Sta. María de los Angeles, llamada Poreiúneula y situada al pie de Asis, fué ofrecida a San Francisco de Asis y a sus hermanos. El Santo sentía espe­ cial predilección por la capilla de Sta. María de la Poreiúneula. Su compasión hacia los peca­ dores no tenía límites asi como su amor para los animales, las plan­ tas y todas las criaturas de la na­ turaleza. De aquí el origen de la indulgencia de la Poreiúneula. Se cuenta que Nuestro Señor se apareció una noche a San Fran­ cisco. ofreciéndole cualquier favor que pudiera desear. Francisco, movido por el deseo de salvar al­ mas, pidió que su capilla se trans­ formara en un santuario para los pecadores, donde estos pudieran obtener algún socorro especial pa­ ra conseguir su salvación. El Se­ ñor dijo entonces a San Francisco que fuera al Santo Papa para pe­ dir una indulgencia plenaria espe­ cial para todos aquellos que, ha­ biendo confesado, visitasen con el corazón contrito la capilla de la Poreiúneula. Francisco no espe­ ró ni un momento. Se presentó al Sumo Pontífice quien le conce­ dió lo que pedía. La indulgencia no podía ganarse mas que un día al año: el 2 de Agosto, día de la consagración de la capilla. La exactitud histórica de este caso ha sido impugnada. Pero no por es­ to debemos preocuparnos: es un hecho verídico que la indulgencia de la Poreiúneula, ha sido conce­ dida. Al principio podía ganarse únicamente en la capilla de Sta. María de la Poreiúneula, a partir de la tarde del día lo de Agosto hasta la puesta del sol del día si­ guiente. Mas tarde sin embargo, otros Papas extendieron este pri­ vilegio a todas las iglesias que de alguna manera pertenecen a la Orden Franciscana: aun a las igle­ sias en donde la Venerable Orden Tercera celebra sus juntas, con la condición de que no haya una ig­ lesia franciscana en el distrito. El 9 de Julio de 1910, el Papa Pió X acordóaldsObisposelprivilerio de poder designar cualquiera igle­ sia pública de sus diócesis donde noder ganar la indulgencia de la Poreiúneula, sea el día 2 de Agos­ to. o el domingo siguiente, empe­ zando la tarde anterior a los días designados. Para ganar esta indulcrencia plenaria “toties quoties”, o sea cada vez que uno visita dichas iglesias, es necesario que uno haya confesado y comulgado y con el corazón contrito rece en cada visita por las intenciones del Sumo Pontífice. 70 Las Misiones de la Provincia Montañosa (N. de R.) Durante las pasadas vacaciones los Rdos. PP. Avery y Sarjeant S. J. fueron a visitar algunas misiones de la Provincia Montañosa. El Rdo. P. Avery hace la relación siguiente de su viaje. Salimos de baguio en el “truck de la mañana”. Aquellos que han viajado has­ ta Bontok pasando por Bauang, San Fernando, Tagudin y Cervan­ tes, no necesitan ninguna descrip­ ción, pero para aquellos que no han hecho este viaje se debiera es­ cribir un libro para darles una idea adecuada y exacta de las vis­ tas y sucesos, <ue harían una ver­ dadera y espléndida cinta cinema­ tográfica dividida en varias partes. La hospitalidad del P. Gastón de Tagudin nos hizo creer que está­ bamos en nuestra propia casa. Después de un corto descanso, salimos en un Chevrolet del Sr. Fox, comenzando así lo que iba a ser una larga pero interesantí­ sima subida. Comimos en Cer­ vantes y visitamos el convento. Encontramos a los dos Padres en casa y, después de disfrutar un buen rato con ellos, continuamos nuestro viaje hasta Bauco. En­ contramos vacío el convento por­ que el misionero estaba haciendo los ejercicios espirituales. Sin em­ bargo, las sonrisas y saludos de los niños que jugaban en el patio del convento fueron para nosotros la mejor de las bienvenidas. Cuan­ do partimos, toda la compañía de niños nos- acompañó hasta el truck. Entramos en Bontok al anochecer y aquí fuimos cordial­ mente recibidos por los Rdos. PP. Cornelio y Marcelo y el Hno. Eduardo. Después de un viaje tan largo en truck, jra de suponer que dor­ mimos profundamente aquella noche sin despertarnos ni siquie­ ra una vez. A la mañana siguien­ te, visitamos el pueblo de Bontok 71 en compañía del P. Marcelo que tenía que visitar a varios enfer­ mos. Cuidadosísimos y vigilan­ do cada paso que dábamos al ca­ minar por los reducidísimos cam­ pos de camote y por entre nume­ rosas pocilgas, seguimos al Padre y visitamos varias casas, en donde, al contemplar al sacerdote incli­ nado sobre los enfermos postra­ dos en una indescriptible suciedad y miserable pobreza, fué entonces cuando vimos y comprend:mos lo que realmente sign’fica la vida de un misionero. Había mucho que decir pero muchísimo mas que meditar durante nuestra vuelta por el pueblo. Terminada la visi­ ta a los enfermos, nos dirigimos a la escuela de las Madres Belgas en donde admiramos la sublime la­ bor de estas devotas mujeres para salvar a las niñas de Bontok de la funesta degradación del “olog” (dormitorio común de las niñas)y donde alimentan, visten e instru­ yen a estas pequeñitas del reino de Cristo solo por amor a Dios. También los PP. tienen aquí un edificio dedicado al mismo fin para los niños. Esta casa sirve además de albergue para los nati­ vos que después de largos viajes pasan aquí la noche. Es suma­ mente interesante ver llegar por la noche a estos grupos de viaje­ ros, cambiar saludos, quitarse de sus hombres sus cargas pesadas y prepararse a pasar la noche como si estuvieran en sus mismas casas. ¡Y efectivamante están en casa!: allí encuentran un refugio, una comida suculenta, “la pipa de paz”; están entre amigos y des­ cansan sin ser molestados. En la casa de los Padres encon­ tramos a algunos Caballeros de Colón—un faro de la fe guardan­ do valientemente su luz brillante en medio de las muchas tempes­ tades. A la mañana siguiente, sa­ limos a caballo en dirección a Lubuagan en compañía del Rdo. P. Francisco Billiet que estaba en camino para su misión. Después de caminar leguas y más leguas por un sendero desde donde po­ díamos ver abajo, muy abajo, el precipicio con su impetuoso tor­ rente, llegamos a Baliwang donde pasamos la noche en casa del ca­ pataz del distrito. El río nos pro­ veyó una opotunidad de zambu­ llirnos en sus rápidas y frescas aguas, lo que nos valió un apetito que se desconoce en Manila. Al día siguiente, nuestro viaje fué interrumpido por un alto en casa de una familia muy amable de Tinglayan donde pasamos un rato muy agradable. Llegamos al convento de Lubuagan ya muy entrada la tarde, y encontramos a los Rdos. PP. León y Pablo que iban a pasar allí el Domingo de Ramos. A la mañana siguiente a las 8:40 tuve la dicha de celebrar la misa— una M;ssa Cantata—de la cual hago mención porque era real­ mente una gran satisfacción el ver la capilla llena de niños y niñas con los mayores detrás y oir a estos Kalingas cantar los 72 himnos enseñados por las Madres y decir juntos sus oraciones. Sí, también hay Madres en Lubua­ gan!—unos noventa kilómetros de Bontok. Aquí llegaron por los mismos medios que nosotros: a caballo, y aquí tienen su casa que era antes la primera capilla. Aquí, como en Bontok, manejan un dispensario gratuito. Durante mi estancia en Lubuagan, supe que yo era el primer sa­ cerdote americano que había visi­ tado la Provincia Montañosa al norte de Bóntok. Esta distinción hizo que yo fuera el objeto de la curiosidad general y lo aproveché A.M.D.G. La gente de aquí, co­ mo en muchos otros lugares de Filipinas, estaba bajo la impresión de que en los Estados Unidos había muy pocos, si es que hay, católicos y ningún sacerdote americano. No desperdicié pues la oportuni­ dad de demostrarles la verdad so­ bre la Iglesia Católica en los Esta­ dos Unidos y de refutar las ense­ ñanzas tan insidiosamente espar­ cidas donde no deberían serlas de ninguna manera, de que los Esta­ dos Unidos es un país protestante y que ninguna nación progresiva y moderna cree o practica la reli­ gión católica etc. Durante nuestra estancia en Lubuagan, aprovechamos la opor­ tunidad de acompañar al P. Pablo hasta su misión en Salegseg, situa­ da a unos 36 kilómetros al norte del camino para Abra. El sendero entre Ableg y Balbalan ofrece con­ tinuamente una interesantísima variedad de vistas: la verdura de los arrozales, las cordilleras de montes, los valles y los senderos entre espesos bosques. La aldea de Balbalan parecía estar desier­ ta. Las casas estaban, vacías y abandonadas, debido a la carestía de arroz causada por una plaga de ratas que había infestado este año la provincia de Kalinga. La gente se había marchado a otros lugares incluso hasta los montes en busca de algo que comer. Llegados a Salegseg, visitamos la escuela pública. Otra vez fué el sacerdote americano objeto de singular curiosidad y de comen­ tarios en voz baja. Pasamos a visitar la capilla donde encontra­ mos al catequista. Una vez en el convento, nos quitamos de encima el avío de viaje y después de una “limpieza general” nos dispusimos a cenar. Terminada esta, fuimos a la casa del catequista donde se iba a cele­ brar un “meeting”. Había un público numeroso, y, como entre los presentes había algunos maes­ tros, desarrollé el mismo tema que había ¿ido el de mi discurso en Lubuagan. Más tarde llegó la orquesta de la aldea—seis hombres con “gansas”—y fuimos galantemente obse­ quiados con algunos bailes na­ tivos. Al día siguiente, después de la misa, volvimos a Lubuagan lle­ gando allí muy entrada la tarde en el preciso momento de caer una lluvia torrencial. Si alguno desea 13 hacer ejercicios atléticos yo le re­ comiendo sinceramente que haga un viaje a Salegseg. Que vaya a pie o a caballo, la vuelta con la subida por el zig-zag desde el valle de Ableg hasta la cima más alta de Lubuagan, le proveerá de todo lo necesario para bajar considerable­ mente en peso. Aquí no hay autos que valgan. Y sin embargo, el misionero de estas regiones, hace estos viajes regularmente además de muchos otros semejantes. ¡Acordáos de él de vez en cuando durante la época de lluvias. Como habíamos prometido a los Padres de Bontok que estaríamos de vuelta para Pascua de Resurrec­ ción, nos despedimos de los PP. de Lubuagan el Jueves Santo y partimos para Tinglayen acom­ pañados por un muchacho de la misión. Todo anduvo bien hasta que las nubes se agruparon en frente de nosotros. Con todo de­ cidimos proseguir nuestro cami­ no, pero muy pronto un viento fuerte arrasó el valle llevando las nubes mas y mas cerca de noso­ tros. Afortunadamente entrába­ mos en la aldea de Bangat al mo­ mento preciso que caía la lluvia. Pus;mos los caballos bajo cubier­ ta y observamos como el viento hacía volar los techos de cogon. De pronto vimos venir corriendo a una mujer que gritaba excitadadamente y, en ,un abrir y cerrar de ojos, hombres armados con ha­ chas y bolos salieron de sus casas y corrieron desenfrenadamente por el camino. Gritos salvajes re­ sonaron entonces por todas par­ tes. “Parece que aquí algo anda mal”—le dije al P. Sarjeant. Como no caían mas que unas cuantas gotas de agua, salimos pa­ ra ver la causa de aquel alboroto. Siguiendo de cerca a la multitud, vimos como el viento empujaba hacia algunos graneros enormes llamas de las hierbas que habían prendido fuego. El peligro pare­ cía inminente y casi irremediable, pero los hombres se abalanzaron sin miedo hacia las llamas y cor­ taron las hierbas construyendo trincheras en frente de ellas. Es­ tos captaron sin duda alguna to­ da mi admiración por su valor. El camino se hallaba lleno de muje­ res que gritaban y se lamentaban ofreciendo un cuadro verdadera­ mente desconsolador. Las llamas parecían ganar la batalla y efecti­ vamente los hombres ya empeza­ ban a retirarse cuando—como so­ lía suceder en los melodramas an­ tiguos—¡cayó una lluvia abundan­ te y la aldea se salvó! Llegamos a Tinglayen depués del anochecer y encontramos la casa de nuestro amigo considera­ blemente deteriorada por el chu­ basco. Sin embargo nos recibie­ ron con la singular hospitalidad nat’va y nos procuraron todas las comodidades para pasar la noche. A la tarde del día siguiente, otra vez nos cogió la lluvia a unos 14 kilómetros de Bontok y de nuevo tuvimos la suerte de encon­ trar refugio en una casucha aban­ 74 donada al lado del camino. Allí nos encontramos con un grupo de cargadores Kalingas cuya curiosidad por nosotros fué par­ cialmente satisfecha por nuestro guía en cuyas frases rápidas oímos con frecuencia la palabra “ameri­ cano0. No se lo que diio de noso­ tros, pero cuando un paquete dé “Rositas” les fué ofrecido, una sonrisa general se dibujó en los labios de la compañía. No nos atrevimos a esperar aquí largo rato por miedo al peligro de los desmoronamientos y obs­ trucciones de caminos que son peligrosos para los transeúntes especialmente en la oscuridad. Salimos pues con toda la lluv’a entre lo que supongo eran los “adioses0 de los cargadores. Muy pronto nos encontramos en un camino muy resbaladizo que re­ tardó considerablemente nuestra marcha. Pronto echamos de ver que el muchacho tenía razón al hablar de los desmoronamientos. Tuvimos que desmontar muchas veces en sitios donde el camino era demasiado estrecho. Sí uno desea experimentar una verdade­ ra sensación, que conduzca su ca­ ballo sobre un montón de piedras deslazadas al borde de una pen­ diente perpendicular. Tuvimos que trabajar duro con las manos para echar al lado lodo y piedras que nos cerraban el camino y para poder pasar por encima de los des­ moronamientos. Cuando veía­ mos las piedras y rocas precipi­ tarse sobre el borde hasta el fon­ do, tuvimos Uña perfecta imagéñ de lo que nos sucedería si tenía­ mos la desgracia de caer. La oscuridad nos cogió a bás­ tante distancia de Bontok. Un riachuelo que cruzaba él sendero y que antes apenas mojaba los pies de nuestros caballos, sé había convertido ahora en un torrente impetuoso, pero, gracias a la ayu­ da del muchacho que no llevaba ropa que pudiera mojarse, lo cru­ zamos sin novedad. Un poco más arriba nos encontramos con el úl­ timo obstáculo“un árbol caído a través del camino. Como iba a la cabeza de mis compañeros, me encontré inopinadamente con él, al momento de torcer una curva cerrada. Mi caballo no podía pa­ sar por encima, asi es que quise desmontar, pero el animal no quería estarse quieto. De pronto empezó a retroceder y a dar vuel­ tas. Como el camino era más es­ trecho que el largor de su cuerpo supuse que si las piernas traseras del animal resbalaban fuera del borde, este caería irremisible­ mente arrastrándome con él. Conseguí quitar mis píes de los estribos y traté de calmar al caballo acariciándole en el cuello, pues temía que espantase al caba­ llo que venía detrás. Esto le cal­ mó algún tanto. Estaba calculan­ do lás varias maneras de saltar del caballo en cásO de qué esté cayera, cuándo él muchacho Sé acercó, calmó al animal y. quitó el árbol del camino.... Llegamos al convento a las 7:45 15 de la noche y, cuando oímos que, aquella misma tarde, cuatro obre­ ros habían sido cogidos por un desmoronamiento y que uno de ellos había muerto, nos miramos el uno al otro sin poder decir ni una palabra. Hago constar estos detalles pa­ ra dar idea a mis lectores de los peligros a que se ven expuestos los misioneros de la Provincia Mon­ tañosa en sus visitas diarias a los enfermos. Si conseguís hacerles hablar ellos , os contaran algunos sucesos que les han acaecido en sus caminatas por las aldeas apar­ tadas y perdidas entre los montes. Lo que os contaran valdrá la pena de ser oído. En cuanto a noso­ tros, esta cabalgata no fué mas que una sola, pero, en cuanto a ellos, constituye una parte de su trabajo diario. Se continuará De la Misión Bontok. Del Rdo. P. Ghysebrechts: Un millón de gracias al bien­ hechor que tan generosamente ha accedido a mi petición del mes pa­ sado enviándome por “EL MISIO­ NERO” la suma de P100 para la capilla de Barlik. Con esta canti­ dad tengo ahora en mi poder la su­ ma de Pl,000, pero la capilla, co­ mo he dicho antes, costará P2,000. No tengo la menot duda que otros bienhechores me enviarán muy pronto los P900 que faltan y en­ tonces Barlik tendrá su capilla y un catequista cuyo salario tengo ya preparado para seis meses. Ahora tengo que cantar las la­ mentaciones de Jeremías sobre la misión de Kanew. La capilla, cos­ teada por las huérfanas de Tondp, se acaba de cerrar. Una epide­ mia, en la cual en pocos días mu­ rieron 7 personas en la flor de la edad, ha dejado desierta la misión, porque, al morir la séptima vícti­ ma, la gente tuvo tanto miedo que, llevándose únicamente las cosas más necesárias, se marchó a las montañas donde piensan vivir unos tres meses. Hoy quedan aun unos tres enfermos en el pueblo. Los pacientes se quejan de un do­ lor de cabeza insoportable, des­ pués viene la disentería, luego se les hinchan los pies y la cabeza y, en unos quince días, mueren. Ka­ new es un pueblo perdido en las montañas y para llegar a él tiene uno que escalar una montaña enorme, o arriesgar su vida andan­ do por sendas pequeñas al borde de precipicios y después andar du­ rante media hora por los arroza­ les. ¡Gracias a Dios todos los en­ fermos han recibido los últimos 16 sacramentos! ¡Oh si tuviéramos más medicinas! El Dr. Clapp a pe­ tición mía envió dos veces un sani­ tario a Kanew. NOTA: Obras son amores y no buenas razones. No hay me­ jor prueba del amor de los misio­ neros para con los montañeses que aquel ir y venir por las monta­ ñas y los precipicios para visitar y ayudar a los moribundos. El Rdo. P. Pelssers está muy necesitado.... casi desperado. ¿Por qué? El escribe: “Estoy aruinado.... casi sin un céntimo. ' El mes que viene ten­ dré que despedir a uno de mis ca­ tequistas. ¡Y qué vergüenza pa­ ra mí!: permití al buen joven que volviera después de las vacacio­ nes y ahora, a no ser que haya al­ gún alma caritativa que me ayude financialmente, me veré obligado a mandarle de vuelta a su casa. ¡Ah! Savonarola dijo bien cuando en el último número del “MISIO­ NERO” decía que casi había llora­ do a la vista de los deseos sinceros de esta gente de convertirse al ca­ tolicismo, pero, quienes no pue­ den, porque no hay catequistas para partirles el “Pan de la Vida,” la palabra de Dios. En el pueblo donde tendré que confesarme vencido en la lucha contra Sata­ nás y el paganismo, viven unas ochocientas personas. El cate­ quista enseña a unos cuarenta y siete niños. ¡Pobres criaturas! Casi la mitad está preparada para recibir el bautismo. Si cierro la escuela ¡adiós pobrecitos! Sé me desgarra el corazón cuando pien­ so en sus almas y la eternidad que les espera. El catequista bauti­ zó el año pasado a unos diez hom­ bres y mujeres en la hora dé la muerte. Si sale de aquí, los an­ cianos y los enfermos están per­ didos, y pensar que Cristo murió también por ellos asi como para enseñarnos a nosotros la caridad y la generosidad! ¿Habrá pade­ cido en vano el Salvador?” Otra vez, mis queridos lectores, veis la necesidad de organizar gre­ mios en varios pueblos para ayu­ dar a las misiones de la Provincia Montañosa. ¿Comprendéis la afflicción de los corazones de es­ tos misioneros quienes, después de haber venido a las misiones dél extremo Oriente, sé ven con las manos atadas porque no hay quien les socorra y les ayuda en su obra para la causa de Cristo y la salvación de más paganos? L o que el P. Pelssers de Bontok píde> otros lo piden también* en verdad, todos los misioneros de la Monta­ ñosa no desean otra cosa más que* catequistas y más catequistas. 77 «h <np he* nc* nir ns hit nsr nsr na* na* na* nimn «n vn un txp hp un oin un un om Tin jar Del país y sus habitantes M ¡S» >r <jy> <j¡l ux> uxl un* un* un* un* un* un* un* vawtu «su ju «su «su «su «su «su «su «su «su su su i«* La Psicología del Filipino Por el Hon. Norberto Romualdez Magistrado de la Corte Suprema de Filipinas Continuación III. Bellas Artes 3. Arquitectura. Existe en Filipinas no solamen­ te arquitectura terreste sino tam­ bién naval; no hay que olvidar que estas islas forman un archipiélago. Por regla general, la arquitec­ tura de un país, está en consonan­ cia con sus necesidades y condi­ ciones locales. Por esto, aun su­ poniendo que los inmigrantes In­ donesios y Malayos, hubieran tra­ ído consigo sus ideas nativas so­ bre la arquitectura—ideas que de­ bían ser bien avanzadas—ellas sin embargo no podían haber tenido aplicación completa en el nuevo territorio que vinieron a ocupar; por lo cual, nada extraño es que los primeros pobladores hubiesen abandonado, en cierto modo, las ideas que ellos traerían consigo, porque tenían que adaptarlas a las nuevas condiciones y al nuevo ambiente, echando mano de los materiales que aquí encontraron. Los edificios de piedra y de concreto no son precisamente las construcciones más saludables en este país tropical donde se desco­ noce el invierno y donde la atmós­ fera sofocante requiere mucha ventilación. De aquí que la ma­ yoría de las casas filipinas estén hechas de materiales más apro­ piados a nuestro ambiente como son la ñipa, la caña y la madera. Estos son los materiales que la naturaleza tuvo por conveniente darnos en abundancia. Por exigencias de este clima tropical, y por fines de sanidad, 78 los filipinos desde tiempo inme­ morial vienen escogiendo para lugares de sus casas y pueblos, las riberas de los ríos, razón por lo cual y por la tendencia especial de los habitantes primitivos de vivir, ya sea en las riberas o en balsas, seles ha dado el nombre de “taga-ilogs” (residentes en los ríos) cuya contracción es “tagalogs”. Algunas familias viven hasta ahora permanentemente en dichas balsas conocidas con el nombre de “kaskos” que con fre­ cuencia vemos en el río Pasig. A la gente que vivía en botes o cer­ ca de las riberasse les llamé “Tagalogs”. Esta palabra, como aca­ bamos de indicar, es contracción de la frase “taga-ilog”, que signi­ fica, “de, residente de, nativo de”, e “ilog” que significa “río”. Las casas filipinas, por lo gene­ ral, tienen un vestíbulo abierto en sus tres lados, cuyo piso sostiene la extremidad superior de la esca­ lera principal. El piso del vestí­ bulo es generalmente más bajo que el de la parte principal del edificio. Cuando llueve, el filipi­ no, trabaja en el vestíbulo, allí limpia el bejuco, teje la ñipa para los techos o compone sus redes de pesca* ote. etc. mientras los niños pilan palay. El vestíbulo está junto a la sala que generalmente es adyacente a los dormitorios v al comedor que conduce a la coci­ na. La sala, los dormitorios y el comedor constituyen la parte principal de la casa. La casa se suele edificar un po­ co apartada de la calle, dejando un espacio para el patio y el huer­ to donde se siembran árboles y plantas de ornato y medicinales. . Las primitivas - calles filipinas eran muy estrechas, en conformi­ dad con las exigencias de aqqellos tiempos en,que no. había mucho tráfico. . Aun en las antiguas ciu­ dades. Europeas y Americanas, hay ca,lles estrechas, entre ellas, las antiguas de Toledo en España* y algunas de la - parte antigua. de Nueva York__ Los- españoles introdujeron también sus ideas sobre arquitec­ tura. La construcción de-núes-, tros edificios recibió tal influen­ cia occidental y pronto la adoptó. He aquí por qué en Manila y en algunos pueblos filipinos vemos casas construidas alestilo español con el patio andaluz por dentro. Este patio-interior es tan conve­ niente en este clima tropical como es útil y práctico en el clima me­ ridional de Andalucía. En cuanto a la forma de los techos de las casas de.nipa, se pue: de observar que en los lugares donde suele llover mucho, los te­ chos son muy levantados, mien­ tras que en los lugares donde las lluvias no son. tan copiosas, las techumbres son más .chatas; Es­ to sucede también en sitios donde los baguios suelen ser menos fuer? tes y frecuentes. Los techos al­ tos se encuentran en algunas re­ giones de Luzón, mientras que los bajos, se usan ordinariamente en las islas Bisayas. 79 Decididamente, la arquitectura occidental en todos sus diferentes ramos y estilos ha ganado y sigue ganando terreno en Filipinas, don­ de los principios de la arquitec­ tura americana que va más por la solidez y la ventilación de los edi­ ficios así como por la luz y las co­ modidades en los compartimien­ tos, se están ahora adoptando combinados con los gustos Euro­ peos de acentuar los adornos ex­ teriores e interiores y dar así una impresión estética, mucho más agradable. Entre los arquitectos contem­ poráneos podemos mencionar a Arellano, Arguelles, Mapúa y muchos otros. Respecto a la arquitectura na­ val, comprenderéis enseguida aue los habitantes de Filipinas, espe­ cialmente los que viven en las re­ giones marítimas, se vieron obli­ gados por la necesidad a dedicar­ se a la construcción de botes y balsas para viajar y pescar. En los pueblos situados en las orillas de los ríos, pueden encontrarse verdaderos peritos en la construc­ ción de una simple bar^a de pes­ car, un “paraw” capaz de cruzar los mares interinsulares. La pa­ labra “paraw” es probablemente una corrupción de “palaw”, nom­ bre aue se dió a los habitantes de las islas Marianas que hacen largos viaies por mar. En cuanto a los barcos de mavor tonelaje, podemos mencionar la provincia de Sorsogon, como una de las regiones que han sobre­ salido en la construcción de lor­ chas y galeras. Antes de terminar este tema, debe notarse la solidez de la cons­ trucción antigua. Basta llamar vuestra atención a los edificios públicos y a las casas particulares que han sufrido la prueba de los años y de las inclemencias del tiempo para daros una idea de las antiguas construcciones. Indumentaria. Ahora os dire algo sobre los vestidos que constituyen parte de las manifestaciones departe de un pueblo. El traje filipino, como los trajes de otros pueblos, ha sufrido cam­ bios y modificaciones con el trans­ curso del tiempo. Había varias formas de trajes para hombres y mujeres, pero las dos formas que estaban en voga, aun antes de la venida de los Es­ pañoles, eran: la forma estrecha y la forma holgada. Es muy posible que la forma apretada fuera una creación de los Indonesios o de los Malavos, mientras que la forma ancha una importación dé los chinos. He aquí la razón por qué en tiempos antiguos y aún hasta ahora, en fas regiones de Mindnnaw e islas ad­ yacentes, donde la influencia chi­ na no se dejó sentir tanto como en las otras partes del archipiéla­ go, los nativos usan vestidos es­ trechos. 80 La forma apretada es por este estilo: Las flojas se ven en estas dos placas, la primera de los Bisayos y la segundo de los Pampangos, Estas dos últimas placas fueron tomadas de Mallat, Como se puede ver, el vestido nativo consiste de dos principales piezas: la camisa y los pantalones entre los hombres y la falda y la camisa entre las muj’eres. En cuanto a la falda de las mu-, jeres, hay que observar, que se es­ tila una falda nativa que se llama “patadyong”. Esta es una espe­ cie de funda ancha, lo suficienteM. VERLINDEN P. O. Box 123 50 - Escolta MANILA MISAL DIARIO y Vesperal por Dom Gaspar Lefebvre O.S.B. Latín y traducción castellana adaptación y transcripción musical del Rdo. P. G. Prado 1988 paginas - tamaño 17-10 c. m. Precios incluso el franqueo certificado No. 201 - Pegamoid (imitación cuero) cortes rojos P6.50 No. 202- ” ” cortes dorados?7.00 No. 206 - Chagrín la clase - cortes dorados - - P8.90 No. 209 - Chagrín la clase - adornos dorados, cortes rojos bajo oro, flexible, tapas fuertes, edición de lujo--------- - - P 10.00 DELEGAZIONE APOSTOLICA MANILA ISOLE FlLIPPINE JULIO 22, 1927 Sr. M. Verlinden. Manila. Estimado Señor. He recibido con sumo agrado el hermoso ejemplar del “MISAL DIARIO”y Vesperal” que ha tenido la amabilidad de enviarme. El libro no podría presentarse mejor: tipo claro, papel sutil no trasparente, encuadernación superior. Conteniendo literalmente la traduc­ ción completa del Misal Romano, es el auxiliar mejor y mas propio para los fieles para asistir de­ votamente al Santo Sacrificio y seguir palabra por palabra las oraciones del Sacerdote. Hago votos que tal modo de oir la Santa Misa se propague lo mas que sea posible, pues los fieles sacarán gran provecho de ello. Saludándole respetuosamente, quedo de Vd. S. atto. y S. S. (firmado) Guillermo Piani Delegado Apostólico DON GASPAR LEFEBVRE ha hecho del Misal Diario mas que una simple colección de oraciones litúrgicas; ha hecho de su MISAL un valioso libro de texto con la ayuda de la Sagrada Escritura, la Historia Eclesiás­ tica y la Teología, convirtiéndolo asi en un libro tan perfecto como humanamente se puede componer. En él encontramos una explicación completa de la Misa, con instrucciones para una asistencia inteligente a ella y para una cooperación con el acto sublime del Sacrifi­ cio, que no se encuentran en otros misales. Contiene, a demás de las oraciones de la Misa, un valioso comen­ tario para iluminar al lector y facilitarle la asisten­ cia más provechosa a la Misa,—la acción humana más sublime. Música, ilustraciones y mapas, intercalados en el texto, hacen aún más fácil la inteligencia de la Misa. Contiene antigüéis costumbres para explicar algunas ceremonias que sin ellas serían difíciles a comprender. En su lugar correspondiente se da una breve reseña de la vida de los Santos cuyas fiestas se celebran durante el año. Una de las más importantes ventajas de este Misal es que el Latin en las Misas propias acompaña siempre el texto castellano en todo el tomo, y asi los que no com­ prenden el Latin pueden fácilmente seguir la Misa. El orden de las varias secciones es de lo más sencillo, y, a diferencia de otros misales, hay menos necesidad de saltar de una página a otra, porque el propio de la Misa se sigue sin interrupciones. “UNA PEQUEÑA MARAVILLA” WS& Este Misal Diario ha tenido una aceptación tremenda en Europa, y es considerado por muchos dignatarios de la Iglesia como: “El rey de los Misales. ” “El mas perfecto libro para los cató■ Heos. ” “Un Manual Excelente.” “Una pequeña enciclopedia de litur­ gia. n Hagan los pedidos mandando el im­ porte al: SR. M. Verlinden P. O. BOX 123 MANILA, P. I. 81 mente larga, para cubrir desde la cintura hasta los talones, pero sin corte alguno. “Patadyong” vie­ ne de la palabra “patadlog”: “pa” que significa (para dejarse) y “tadlog” (derecho, sin corte). Es sim­ plemente una tela con la cual se envuelve la mitad del cuerpo y siendo ancha se ajusta a la cintu­ ra por medio de dos pliegues grandes que se encuentran en di­ recciones opuestas y que se re­ tuercen después, para prevenir que caiga la prenda. He aquí una vista de filipinas que llevan “patadyong”. El “patadyong” es indudable mente un vestido indio. He aquí algunas indias de Colombo que lo llevan: Se continuará Solución de los acertijos en la página 67. I. TABACO. II. SILA. III. LA LETRA A. IV. PRIMO. 82 Los Neg- itos del Nordeste de Luzon Por el Rdo. P. Mauricio Vanoverbergh Misionero en la Provincia Montañosa, en las Islas Filipinas Continuación MAYO 14 (Jueves) Murió aquí un Kalinga esta ma­ ñana: fui a la casa para ver al di­ funto y a los que le lloraban. Allí vi a varias mujeres casi desnudas que se lamentaban y gritaban jun­ tas, mientras friccionaban el cadaver que tenían sentado en medio de ellas. El espectáculo no sien­ do muy interesante para mí, volví a casa y, tempranito al día siguien­ te, salimos para llegar a Buluan a las 9. El Rdo. P. de Brouwer me había precedido. Los mismos cargadores q u e le habían llevado desde Ripang, estaban dispuestos a conti­ nuar hasta Tuaw y aquí en Bu­ luan, el concejal y el teniente le ha­ bían procurado otros para ayudar a los primeros. A medio camino entre Bulu*n y Tuaw, me encontré que el P. de Brouwer estaba esmerándome ba­ jo la sombra de algunas árboles para dejar que me adelantaba v anunciar así nuestra llegada, por­ que hubiera sido algo extraño llegar a casa ajena con varios na­ cientes sin dar previo aviso. Hn individuo de Isabela me enseñó el camino; el Sr. Andaya y los mu­ chachos quedaron atras arreglan­ do las monturas, los equipaies y todo lo demás. En el convento de Tuaw fuimos recibidos con la afabilidad acos­ tumbrada. El Rdo. P. de Brou­ wer se acostó enseguida que llegó. Aquí estábamos en casa y cuando el P. Z. de Luna volvió de ver a un enfermo, encontró su casa trans­ formada en un hospital. Dimos gracias a Dios. Pudimos descan­ sar y aquella misma mañana mi compañero no tuvo ya mas calen­ tura. Pedro era el único que no había mejorado en esta atmósfe­ ra bienhechora. Por la ta^de lla­ mamos al Dr. Querol quien des­ graciadamente estaba ausente. Teniendo mucho tiemno libre, me divertí calculando la distancia que media entre Kabugao y Bontok. Era nada menos que 148 mi­ llas y Bontok no era estar en casa todavía. De Bontok a Tagudin ha­ bía 78 millas mas. Desde Tamidin hasta Baguio me llevaría un auto o un truck, por eso no cuento esta distancia. Tenía el consuelo de no estar mas en Kabugao, de ma­ nera que solo unas 92 millas me separaban de Bontok la capital de 83 la Provincia Montañosa, y el cen­ tro del mundo para los Isnegs y Negritos de Apayao como tam­ bién para los Kalingas. MAYO 15 (Viernes) El Rdo. P. de Brouwer pasó bien la mañana aunque muy débil y el que escribe tenía esperanzas de verle restablecido dentro de muv poco, cuando de pronto al medio día tuvo una recaída. Vino el Dr. Querol para ver al paciente. Su visita y sus medicinas hicieron ba­ jar la fiebre. Yo me sentí mucho mejor y pensé.que al día siguiente podría ir a Manawan para visitar a los Negritos de allá. MAYO 16 (Viernes) Esta mañana el P. de Brouwer se encontraba mucho mejor. Los vecinos llamaron al párroco pa­ ra que fuera a visitar a un enfermo y, para demost^a^ mi gratitud, yo mismo fui a confesar al enfermo. Volví ya muv entrada la mañana y me sentía demasiado cansado para ir a Manawan. Como en esta énoca del año, el calor en estas regiones es insopor­ table, Queríamos jsalir de amií el domingo siguiente para llegar cuanto antes alubuagan en don­ de hay un hospital y donde el cli­ ma es muchísimo mejor. Ya no había cuestión de proseguir el via­ je por distintos caminos: nos nece­ sitábamos el uno al otro muv de veras. Pero sin embargo, como el P. de Brouwer no podía viaiar tan de prisa ñor su estado de salud, por medio de un telegrama envk’ do desde Tuguegarao, notifica­ mos a la misión de Bontok que el P. deBrouwer no llegaría a tiempo para la fiesta, pero que probable­ mente el misionero de los Negri­ tos asistiría. Mecreía ya con bas­ tantes fuerzas para viajar por los montes. En vista del poco tiempo que me quedaba para llegar a Bontok, decidí ir a Mawanan al día siguien­ te y de allí a Piat. MAYO 17 (Sábado) Salí tempranitOipara Mawanan acompañado de Simeón que iba a pie. Después de un viaje sin no­ vedad, bajo un sol tronica!, por un camino donde no había la menor sombra, llegamos a casa del juez de paz de Manawan a las 11 a. m. Inmediatamente me procuró un hombre para jr a ver a los Negri­ tos que vivían cerca. Cruzamos el río en una banca y, después ie una caminata y una su­ bida empinada, llegamos a la casucha de un Negrito llamado Arata, cuya muier e hijos guardaban la casa. El lugar se llamaba Dungan. Anuí tomamos algunas in­ formaciones e hicimos al mismo tiempo algunas observaciones. Oímos que había otra casucha a poca distancia de allí, pero que los propietarios estaban ausentes, w eso,considerándo inútil el ir a visi­ tarla, volvimos a nuestro punto de partida. Pasamos el río no sin antes haber bebido el agua de un coco que me probó bien y final­ mente, al llegar al otro lado, en­ contramos otras tres casas de Ne­ gritos en un sitio llamado Sinaga. 84 Una de las casas estaba abandona­ da,y en otra encontramos un hom­ bre, Taglay, cortando un jabalí que había cazado aquella misma mañana. Compré la flecha con que le había dado muerte y, des­ pués de haber recibido un poco de la carne, nos fuimos a ver al ancia­ no Dandangan, un poco más arri­ ba de la montaña. La caminata era bastante desa­ gradable por varias razones: pri­ mero, porque todavía me sentía muy débil y por cierto que el pa­ seo de esta mañana no me había fortalecido. Además caminába­ mos por colinas y terrenos culti­ vados, pasando por esteros y ba­ rrancos y en una hora del día en que todo hombre sensato se está en su casa, es decir, entre las lia. m. y 1 p. m. Tercero, porque mi guía conocía el ilokano tanto co­ mo yo el ibanag, lo cual hizo nues­ tra conversación muy difícil. Sin embargo las valiosas informacio­ nes tomadas aquí y las compara­ ciones hechas entre estos Negri­ tos y los de Nagan me hicieron ol­ vidar todas las fatigas. Después de haber oído y visto todo lo que había que ver y oír, volvimos a casa de nuestro hués­ ped donde fui recibido con mucha cordialidad. El buen juez, ya de edad avanzada, nos dio muchas informaciones acerca de los Ne­ gritos a los cuales había acompa­ ñado varias veces en sus cacerías. Le dijimos que teníamos inten­ ción de ir a Malaweg si valía la pe­ na, pero él nos dijo que sería inútil porque allí había menos Negritos que en Mawanan. Se continuará t In Memoriam OS ROGAMOS, Señor absolváis de todo vínculo de pecados las almas de vuestros siervos: Rosario Malbas, Romblon, Romblon; Beatriz Nañez, Ronblon, Romblon; Gertrudes San­ tos, San Simón, Pampanga; Lazaro Soriano, Pambujan, Samar; Nicolás Osal, Laoang, Samar; Moisés Rufines, Canaman, Cam. Sur; Sra. F. Vda .de Llorens, Ley te, Ley te; Pelaya Cruz, Sergia Coronel, Betis, Pampanga; Isabel Roxas, Gabriela Santos, San Mateo, Rizal; Simeona Javier, Pasig, Rizal; Serapia Ysoler, Dumanjug, Cebú; Antonia Nuñez, Malabon, Rizal; Maximina B. Alesna, Carear, Cebú; Ventura Banogon, Tanjay, Neg. Oriental; Pelagia Tuya, Molo, Iloilo; Juan Laxamana, San Luis, Pampanga; Pablo Buaqueña, Nabua, Sorsogon; Alejan­ dro Alabanza, Baguio, Benguet; Juan Angelino, Román Flo­ rentino, La Union; Rita Sicat, Bacolor, Pampanga; para que en la gloria de la resurrección vivan entre vuestros santos y elegidos. Por Nuestro Señor Jesucristo que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por todos los siglos de los siglos. Amen. 85 Crónica Catóuca Roma» Bélgica» Bélgica tiene 3,191 escuelas privadas, a donde regularmen­ te asisten 130,545 niños y 246, 702 niños» Solamente el tres El proceso canónico de la causa dé beatificación y cano­ nización del Santo Padre Pío X que empezó el año 1923, ha concluido en Trévéris. El Santo Padre sé prepara para nombrar en el Japón, co­ mo ha hecho en China, Obis­ pos nativos, quienes probable­ mente irán a Roma para recibir la consagración episcopal. 86 por ciento de estos alumnos pa­ gan pensión mensual, porque es­ tas escuelas están subsidiadas por el Estado. Existen unas 400 es­ cuelas industriales, o sea escuelas para estudios sociales, para niños, y unas 700 para niñas. Las es­ cuelas intermedias católicas para niños llegan a 71 y para niñas a 403, incluyendo 341 internados y 62 escuelas diarias. La universi­ dad católica de Lovaina, sola, cuenta con más estudiantes que las dos Universidades del Estado y otra neutral juntas. España. En un año 6,000 acres de terre­ no han sido distribuidos entre los pobres labradores creando así un grupo de pequeños propietarios. Esta es una de las actividades de la confederación católica agraria de España. Estados Unidos. El famoso Lindbergh, quien cruzó el Atlántico volando desde Nueva York hasta París en unas 33 horas, llevaba en su aeroplano una medalla de Nuestra Sra. de Loreto que le había dado el Rdo. P. Hussmann, de San Luis Mo. y otra de San Cristóbal, obsequio de una señora en el mismo momento de emprender el vuelo. Durante el curso escolar de 1926-1927, 1028 Comuniones fue­ ron distribuidas diariamente en­ tre los estudiantes de Notre Dame. No es de extrañar pues que entre estudiantes tan fervorosos se haya recogido la suma de $8,652 para las misiones aunque no son mas que 2,200. Francia. Dos peregrinos, uno del tipo antiguo y otro de la nueva gene­ ración, llegaron a Lisieux el día 3 de Junio para rezar en la tumba de Sta. Teresita: el Rdo. P. Romotos, cumpliendo un voto que había hecho durante la guerra vi­ no a pie desde Turin, Italia; y el Sr. Cludilsy, de Nueva York, casi a la misma hora descendió de un aeroplano que había contratado en París. Uno de los primeros actos del Conde Manzoni, el Embajador italiano en Francia, después de su llegada a París, ha sido asistir a la consagración dé la colonia italia­ na al Sagrado Corazón en la Basí­ lica de Montmartre. Unos 5,000 italianos asistieron a la ceremonia. El Abbé Bethlehem de París, acu­ sado en la corte de haber destro­ zado en la calle algunas publica­ ciones obcenas para atraer la atención de las autoridades sobre la necesidad de prohibir publica­ ciones indecentes, fué requerido por el juez a dar una explicación y este contestó: “Continuaré ha­ ciendo lo mismo hasta que las leyes prohibiendo el envenena­ miento del pais sean observadas”. Aplausos ensordecedores acla­ maron semejante declaración e in­ cluso un pastor protestante se acercó a él para felicitarle. Cuan­ do el Abbé fué sentenciado a pagár una multa de once francos, esta vez la multitud silbó y gritó en son de protesta* Italia* Donmizzo Torrigiani, gran ma­ estro dé lá francmasonería italia­ na, ha sido sentenciado a cinco años dé destierro a consecuencia de la evidencia sometida en el proceso de Zániboni-Capello, de­ mostrando que si la francmasone­ ría italiana no había tomado par­ te activa en el complot contra la vida de Mussolini, al menos había participado mucho en las activi­ dades contra el gobierno facista. Inglaterra* Además de predicar la fe a los no católicos en las calles públicas, la sociedad “The Catholic Evidencé Guild*’ ha asumido él cargo de convertir a los católicos indife­ rentes. Los miembros visitan a los católicos qué han dejado de practicar su fe y tratan de volver­ les a sus obligaciones enseñándo­ les de nuevo la doctrina criatiana. Uno de los miembros cuenta que el año pasado volvió al redil de la Iglesia a 40 almas. V japón* Él Rdó. P. Bretón ha instituido en Tokio Una nuéva congrega­ ción de religiosos nativos bajo el título de “La Visitación*’. Esta congregación és la primera insti­ tución de japoneses religiosos y está llamada a contribuir mucho a la conversión dél país* 87 El Sr. Juan Matsui, hijo del embajador japones en Londres, fue bautizado en la iglesia católi­ ca* Su conversión se debe en gran parte al Almirante Yama­ moto, un ferviente católico. Méjico* Hasta ahora Plutarco Calles ha expulsado a 21 obispos. Ha ofre­ cido dinero a los sacerdotes cató­ licos para hacerlos apostatar pero no ha encontrado mas que una negativa universal. Ha acusado a la Iglesia de haber encabezado los múltiples bandos revoluciona­ rios del pais, pero los obispos han negado enfáticamente estas acu­ saciones. Los católicos temen que su digno? presidente venderá más iglesias y confiscará más propiedades eclesiásticas, porque, como en Francia en tiempo de Combes, aquí hay también algu­ nos amigos políticos que necesi­ tan dinero. Acordémonos del proverbio francés: “qui mange du Pape, en creve’*. Suiza* La Universidad católica de Frei­ burg, siguiendo el ejemplo de las Universidades católicas de Lo vai­ na (Bélgica), Wurzburg (Alema­ nia), y Lille (Francia), ha creado una cátedra de medicina para los futuros misioneros. Muchos mi­ sioneros aprovechan el curso de dichas Universidades antes de sa­ lir para sus respectivas misiones en países extranjeros* 88 Correspondencia Manila, 15 de Agosto de 1927. Mis Queridos Lectores: ¿Habéis leído lo que Bélgica está ha­ ciendo por el sostén de seminaristas y catequistas en países extranjeros? Aho­ ra bien, Filipinas, que cuenta con tan­ tos católicos como Bélgica y aun más, ¿acaso no puede hacer lo mismo, no ya para los catequistas en otros países sino para los que están dentro de sus pro­ pios límites, en la Provincia Montaño­ sa? ¿Qué hay dé imposible en esto? ¿Cuales son las dificultades que no pue­ den vencerse por una voluntad católi­ ca, patriota, fuerte? Que se expongan en “EL MISIONERO” y veremos como resolverlas. De Romblón nos anuncian la muer­ te de dos miembros de la “ASOCIA­ CION DE LA FLORECITA DE JE­ SUS,” pero demos la palabra a la Srta. Enriqueta Diez. Romblón, Romblón. 25 de Julio de 1927 “EL MISIONERO.” Manila. Haga el favor de publicar en el obi­ tuario los nombres de Rosario Malbas y Beatriz Nañez que se ahogaron en el naufragio del vapor Negros el día 26 de Mayo. Eran dos cruzados ejemplares especialmente la Srta. Malbas que co­ mulgaba diariamente. Ambas estaban en camino para Manila donde pensa­ ban continuar sus estudios. Espero que Sta. Teresita les haya ayudado en. sus últimos momentos tan trágicos. Respetuosamente, Enriqueta F. Diez. Aquí reproducimos parte de la carta de una Sra. de Cebú. “Una mujer hizo una novena a Sta. Teresita para obtener el nombramien­ to permanente de su marido como ma­ quinista de un motor. La primera se­ mana se desesperó porque le avisaron que al día' siguiente sería relevado su marido y quedaría cesante. Mas gran­ de fué su alegría cuando al terminar la novena, llegó su esposo diciéndola que ya había sido nombrado como maqui­ nista permanente. “Un joven se volvió loco de repente; la madre afligidísima recurrió a Sta.Te­ resita, empezando enseguida una nove­ na a Sta. Teresita. Mientras esta re­ zaba, el hijo no hacía otra cosa que decir disparates. Al sexto día de la novena, el hijo se curó de la noche a la mañana produciendo un asombro gran­ de en toda la vecindad. La oración de la madre era tan fervorosa y tan llena de confianza que esta subió pronto a los cielos haciendo que cayera una ro­ sa de Sta. Teresita sobre el enfermo. Estos dos sucesos acaecieron en Cebú.” Hasta de los lejanos Estados Unidos nos llegan relatos de favores recibidos por medio de la intercesión de la Flo­ recita de Jesús. “Hace unos tres años, fui afligida por un mal de oídos. Percibía cons­ tantemente un ruido como el de una máquina y padecía a la vez fuertes do­ lores de cabeza. Después de algunas semanas, viendo que no mejoraba, fui a ver a un doctor pero no sentí ningún alivio. Estaba ya para cambiar de mé­ dico, cuando me encontré un día con nuestro párroco con quien hablé de mi enfermedad. Él me contestó que to­ mase informaciones del Rdo. P. W.... acerca de un doctor que le había cura­ do de este mismo mal. El Rdo. P. W.... me dijo que poco a poco desaparecería el mal”. Al volver a casa me acordé de un sermón de nuestro difunto párroco: “bueno sería que nosotros los católicos tuviésemos un poco más de fe, así no tendríamos tanta necesidad de mé­ dicos”. Entonces me decidí a obtener mi curación del cielo prometiendo una do­ nación a las misiones en honor de la Florecita de Jesús si por su intercesión me curaba. Pocos días después no sentía ya ni dolor ni ruido ninguno. Después de tres semanas sin embargo empezó de nuevo el malestar. ¿Por qué? Puede ser que sea por no haber cumplido mi promesa. Aunque me había propuesr 89 to esperar dos años para estar bien se­ gura de mi completa curación, aquí le mando mi óbolo esperando que al fin me veré libre de este mal”. (Señora, cuando invocamos a Dios y a los San­ to?, no debemos tratar de hacer una especie de comercio con ellos sino dar libremente y con toda generosidad pa­ ra que enseguida nos escuchen.) Miss M. N, St. Louis, Mo, Y aquí la última carta recibida: Manila, 23 de Julio de 1927. Rdo. Padre:— He prometido a la Florecita de Jesús que si me concedía dos gracias especia­ les, las publicaría en “EL MISIONE­ RO”. Cumpliendo la promesa publico la gracia. No puedo enviar dinero porque no lo poseo, pero sí enviaré ropas para las misiones. Un Cruzado de la Florecita. Hubiera sido mucho mejor expresar el favor recibido, porque esto sirve de estímulo a los demás para confiar en Dios y en la intercesión de los Santos. Sinceramente, “EL MISIONERO”. AUSTRIA El Rdo. P. G. Albert, quien fue ordenado sacerdote el 3 de Abril en Innsbruck, sufrió dos operacio­ nes penosas para vencer un impe­ dimento canónico causado por la pérdida del dedo pulgar de la ma­ no derecha durante la guerra mundial. Uno de los dedos gor­ dos del pie fue trasplantado a su mano y un pedazo de oarne fue cortado de su costado para pro­ longar el dedo y para que asi pu­ diera ejercer las funciones ordi­ narias de un dedo pulgar. Ahora el P. Albert puede celebrar la mi­ sa sin dificultad. 90 Pagina Teresiana Bais, Negros Occidental 2 de Julio de 1927. Muy Rdo. P. Faniel:— CON VERDADERO interés, vengo leyendo las “Pági­ nas Teresianas” de esa ilus­ trada revista, porque siendo una de las deudoras de eterna gratitud a la gran Taumaturga Sta. Teresita de Jesús, tan pronto como me he informado de la existencia de esa publicación dedicada a tan simpática Santa, así como también de la gran Cruzada iniciada, me he apresurado a suscribirme a “EL MISIONERO” y a inscribir­ me entre los asociados de di°ha Cruzada, para aportar mi granito de arena a la propagación de nues­ tra santa fe en la Provincia Mon­ tañosa, constituyendo hoy la lec­ tura de esa revista los ratos más placenteros que tengo de los que me permiten mis quehaceres. Sov. repito, una de las deudo­ ras de Santa Teresita, por haber­ me librado de una muerte segura, v de este hecho son testigos el Dr. D. Baldomcro Roxas, la Superiora v las Madres del Hospital de San Pablo de esa capital, que no me desmentirán; y solo siento no ser una literata para hacer una narra­ ción amena para esa ilustrada re­ vista; no obstante, por pagar en parte mi deuda de gratitud y sin mas miras que las de que se pub­ lique uno mas de los muchos fa­ vores concedidos por la Florecita de Jesús, voy a permitirme la li­ bertad de escribir unas líneas pa­ ra dedicarlas a la “Página Tere­ siana”. Hacía ya algunos años que ve­ nía padeciendo muchas molestias, las que sería prolijo enumerar, cu­ yas molestias según parece, se ori­ ginaron desde que tuve mi segun­ do y último hijo. Como es natu­ ral, mis males dieron lugar a mu­ chas consultas y curas de algunos médicos conocidos y amigos, y el primero que me aconsejó que me sometiera a una operación, fué el Dr. Montes que a la sazón se halla­ ba en Iloílo. Estando en Manila también los Dres. Gregorio Sin­ glan y Montes me aconsejaron a oue me sometiera a una opera­ ción. Por último consulté al Dr. Baldomcro Roxas auien no sola­ mente opinó como los doctores anteriores, sino que me animó de tal manera, que me decidí a con­ testarle que estaba pronta a some91 terme a la operación y que me di­ jera dónde y cuando. Entonces me dijo el Dr. que me instalara por de pronto en un cuarto del benemérito Hospital de San Pab­ lo, a donde iría a verme y daría instrucciones a las Madres para que me preparasen para el día de la operación. Llegó el día designado; y pre­ vias todas las precauciones que son de rigor en los hopitales en estos casos, fui llevada a la sala de operaciones. Siempre fui de­ vota del Glorioso Patriarca San José y antes de la operación me encomendé a él con todo mi cora­ zón, pidiéndole con verdadero fervor que me salvara, no ya por mí sino por mis hijos que aun eran de corta edad. Me hicieron absorber el éter y después de al­ gunos segundos, ya no me di cuenta. Después de la operación me llevaron a mi habitación. Según refiere mi esposo, él vió cómo me sacaban de la sala de operaciones, en la que entré a eso de las once de la mañana y salí después de las doce o sea después del medio día. Hasta aquí la ob­ servación de mi esposo, quien se áuedó sentado en uno de los ban­ cos que hay colocados en las gale­ rías que dan al patio, contiguas al cuarto que yo ocupaba, esperan­ do que se me pasase el efecto del éter para informarse de mi estado. El ojo avizor de las beneméri­ tas Madres del hospital y sobre todo la vigilancia constante de las mismas, hicieron que me sorpren­ diesen la presencia de sangre en las gasas y vendajes que se vieron completamente impregnadas, lo que las alarmó y sin pérdida de tiempo llamaron por teléfono al Dr. Roxas para que viniese inme­ diatamente, al propio tiempo que avisaban a un sacerdote para que me pusiera los Santos Oleos, pues según referían las Madres, des­ pués, me habían pulsado y casi no daba señales de vida. A todo es­ to mi esposo continuaba esperan­ do en el banco de la galería de es­ pera y observaba que las Madres iban de un lado para otro, procu­ rando alejarse de él para que no las preguntara y notaba un movi­ miento extraordinario de Madres y nursés. En esto, a eso de la una o una y media de la tarde, se le presentó el Dr. Roxas, ya en traje de operador y con el bisturí en la mano y le diio estas palabras: “voy a ver si puedo cortarle la hermorragia a su séñora”, cuyas palabras y a puede suponer el lector o lec­ tora el efecto que le causarían a mi esposo, estando como estaba completamente ajeno de lo que a su alrededor ocurría. Todo esto debió haber ocurrido durante un período tan corto después de ter­ minada la operación, que es de suponer que no le diera tiempo al Dr. Roxas mas que el preciso pa­ ra llegar a su casa y encontrarse con el telefonema de las Madres urgiéndole la vuelta. En fin, me volvieron a llevar a la sala de ope­ raciones y el operador se vió en la necesidad de cortar las suturas 92 para ver dé qué procedía aquella inesperada hemorragia interior. Puedo pues afirmar, que fui ope­ rada dos veces en un mismo día, pues esta vez el Dr. Roxas me hi­ zo una operación mucho mas pe­ ligrosa que la primera. Cuando al anochecer, ya insta­ lada en mi habitación, abrí los ojos, y comencé a dar señales de vida, sentí que tenía algo sobre el pecho y que luego resultó ser una estampita que después de unos días, cuando ya me encontraba al­ go mejor, vi que era una de San­ ta Teresita, de lá que yo había oí­ do hablar, pero a quien yo aun no conocía. Pregunté a las Madres lo que significaba aquello y me contestaron que era la fotografía de Teresita de Jesús, una nueva Santa, una joven Carmelita que había fallecido en uno de los pueb­ los de Francia y que, sin haber si­ do aun canonizada, había hecho muchos milagros, de tal modo que estaba llamando poderosamente la atención del mundo católico. Entonces me dijeron las Madres que ellas me habían encomendado con verdadero fervor a la Santa milagrosa pidiendo que me salva­ ra. Las Madres, que vieron lo que me había desangrado, y se­ gún el mismo Dr. Roxas, si él hu­ biera llegado cinco minutos des­ pués, su presencia hubiera resul­ tado inútil, aseguran que solo un milagro de la Santa que oyó las fervorosas súplicas de las buenas Madres, hizo que el Dr. Roxas vol­ viera a tiempo preciso para salvar­ me de una muerte segura. El Dr. D. Baldomcro Roxas, a quien debo imborrable gratitud, las mil veces beneméritas Madres Superiora, Xavier, Basilie, Juana y Asunción de la Orden de San Pablo, son testigos de la narración que precede y que no me desmen­ tirán. ¡Bendita seas, Santa Teresita! De V. Rdo. Padre con el mayor respeto, atta s. s. (Fdo.) Demetria V. de Romero. TURQUÍA El gobierno ha cerrado el Orfe­ linato Católico francés de Coula dirigido por las Hermanas de la Caridad bajo pretexto de que las madres tratan de convertir a las alumnas a la religión católica. Los niños fueron sacados por 1^ fuerza militar. También fué cer­ rada la escuela francesa deSanta Pulquería, frecuentada poruñas 500 niñas, porque los libros no es­ taban aprobados por el gobierno. Magallanes, el primero en dar la vuelta al mundo, era católico. 9o Pequeña Historia de la Vida de Sta. Teresita del Niño Jesús por el R. P. J. Carbonel, S. J. Continuación CAPÍTULO DÉCIMOQUINTO Las veladas, la primera confesión, los Domingos. NIÑOS MÍOS, voy a habla­ ros de otras alegrías de Teresa; las que experimen­ taba al lado de sus padres y de sus hermanas. Quisiera veros bien persuadidos de aquella verdad de que ya os he hablado, esto es, que la verdadera santidad no consiste en estar tris­ te, sino en hacer todas las cosas que componen nuestra vida con amor y temor de Dios. Tomemos como ejemplo una de las veladas de Teresita en. los Buissonnets, tan alegres y tan sencillas. Se aproxima Navidad. “¡Papá! ¡papá! la lámpara está encendida”; así gritaba Teresa, mientras con tierna voz le respon­ día su padre: “Aquí estoy, reina mía.” Estamos en pleno invierno; un fuego ardiente centellea en el ho­ gar formando con sus llamas figu­ ras fantásticas y caprichosas espi­ rales de humo. Teresa, el benjamín de la casa, se sentó sobre las rodillas de su padre; María, alrededor de la me­ sa con un libro en la mano, mien­ tras Paulina bordaba; Léonie bor­ daba también y Celina pasaba las hojas de un álbum. María comenzó a leer el “Año Litúrgico” de Don Guéranger, que hace seguir día por día al cristia­ no los misterios de nuestra santa religión, lectura que debía dejar imborrables huellas en almas jó­ venes. Después de reflexionar sobre la belleza de tal obra, cogieron otra atrayente e instructiva que hizo palpitar los corazones de amor patrio, de generosos sentimientos de indignación por el mal. Des­ pués se habló de la misa de gallo. “Papá ¿has pensado en el tron­ co que has de poner en la lumbre la noche de Navidad?” Ante la respuesta afirmativa de su padre continuó: “¿Es bien grue­ so?” Por toda respuesta D. Luis Martin se levantó y salió para volver al momento con un gran tronco de árbol de forma pinto­ resca. “¿Estás contenta?” dijo mostrándolo a Teresita. “Ya lo creo-exclamó la niña. Al menos no se apagará en nuestra casa el fuego en la noche de Navidad y el 94 Niño Jesús lo encontrará encen­ dido cuando venga. Pondré mis zapatos en la chimenea por este lado y Celina por aquél, ¡qué gus­ to! ¡cuando llegará ese día!’* Las mayores se reían de estos goces infantiles y el padre las contemplaba encantado, pues las menores cosas de Teresita le cau­ saban placer. ¡Cómo se divertía la niña en estas veladas! ¡cómo re­ cordaba las manzanas que asaba en la lumbre y las castañas que ponía entre las cenizas! Al co­ merlas entonaba clásicos cánticos bretones que llamaban al Mesías, agradeciéndole el haber venido sobre la tierra. Cada día eran placeres nuevos, pequeños incidentes llenos de atractivos; era, en suma, la vida familiar en una de sus más delicio­ sas manifestaciones. Después de recrearse un rato, hacían en común su plegaria, y Teresa miraba atónita a su padre para saber cómo rezan los santos. Después se abrazaban, se daban las buenas noches, y la pequeñita reina recibía el último beso y ben­ dición de su rey querido. Después Paulina llevaba a acos­ tar a Teresita quien le decía inva­ riablemente: “¿Me he portado bien hoy? ¿estará Jesús contento de mí? ¿y la Santísima Virgen? ¿Volarán los ángeles sobre mí cabeza?” Y Paulina contestaba afirmati­ vamente, pues, sí no, Teresita hu­ biera pasado la noche llorando. Ya veis, mis queridos lectores, que esta bendita niña hallaba sus mayores placeres en la piedad por­ que son los únicos que jamás de­ jan vacío en el corazón; por el contrario lo llenan de alegría. Llegó el momento en que Tere­ sa debía prepararse para su pri­ mera confesión. Paulina le había enseñado qué el sacerdote ocupa el lugar de Dios y por tanto no debe ocultár­ sele nada; por esta razón la niña confesó con la mayor franqueza todos sus pecadillos, y hubiera confesado igualmente los grandes si los hubiera cometido. Para ello se colocó en el confe­ sionario, bien de frente al confe­ sor, a fin de que éste pudiera leer en sus ojos lo que se ocultaba en el corazón. Como era muy pe­ queñita hizo su confesión de pie. La santa niña salió de allí lige­ ra y dichosa pensando en que su alma había quedado más blanca que la nieve. Desde aquel día aumentó todavía más su amor por la Virgen Inmaculada, nuestra Madre del Cielo, hacía quien el sa­ cerdote le había recomendado tu­ viese devoción. Para recibir el perdón del Niño Jesús imaginó estar en espíritu en el regazo de la Virgen. Al salir de la iglesia, detúvose bajo una luz y comenzó a mirar, volviéndo én todos sentidos, el rosario que acababa de hacerse bendecir. —“¿Qué haces ahi?"—dijo Pa­ ulina. —“¿Miraba cómo era un rosa­ rio bendito". 95 Olvidaba la niña que en la tier­ ra hemos de vivir de la fe, sin po­ der apreciar con los ojos la miste­ riosa influencia de la gracia. Desde el día de primera confe­ sión, la niña quiso renovar este acto todas las grandes solemnida­ des a fin de volver su alma cada día más pura. ¡Cómo amaba de corazón las fiestas! La preferida entre todas y para la que se preparaba con es­ mero, era la del Santísimo Sacra­ mento. Esta niña, no podía, como lo ha­ céis vosotros, recibir a Jesús, por­ que entonces no estaba permitido comulgar tan joven. ¡Con qué deseo miraba la Hostia blanca que el sacerdote llevaba en la proce­ sión y que depositaba de cuando en cuando en macizos hechos de flores, de luz y de verdura! Teresita, vestida de blanco, es­ peraba alegre su turno, para po­ der vaciar su canastilla de flores. Se aproximaba a Jesús todo lo que podía haciendo volar muy altos los pétalos de rosa y considerán­ dose feliz cuando los veía acariciar la custodia de oro. En defecto de grandes solemni­ dades, esperaba ansiosa el domin­ go, porque era la fiesta de su Dios, la fiesta del descanso, aunque te­ nía en cierto modo, austeridad. Los quehaceres se hacían en es­ te día sencillos con el fin de que permitieran a la muchacha acudir a los oficios propios del domingo. ¿Es que no había encantos en la ciudad? Sí, hijos míos; Teresita se paseaba con su padre y sus her­ manas; pero era en vano que la música de los caballitos atrajese a otros niños ni que los comercian­ tes ostentaran sus “golosinas”, porque D. Luis Martin era incapaz de comprar siquiera un alfiler en este día y a fin de evitar que nadie trabajase, suprimía siempre los viajes en domingo. No obstante, la jornada del do­ mingo era alegre y bella para Te­ resita y para los suyos. Por la mañana se iba a la misa mayor, y en el momento del ser­ món, si las sillas estaban lejos, se colocaban en la nave. Algunas veces, a causa de la mucha con­ currencia, era difícil encontrar si­ tio; pero para acoger a Teresita y a su padre todo el mundo se apre­ taba con gusto. El Sr. Guérin, que estaba senta­ do en el banco de los mayordomos “marguilliers” (mayordomos de la parroquia), se regocijaba al verlos entrar, pues llamaba a Teresita el pequeño rayo de sol. La niña no se sonrojaba porque la mirasen, pues dedicaba toda su atención al sacerdote. El primer sermón que compren­ dió y la emocionó profundamente fué referente a la pasión. Tenía entonces cinco años y medio; más tarde supo penetrar el sentido de todo aquello. La jomada del domingo pasaba muy rápida para Teresa, y por la tarde se veía invadida por un sen­ timiento de tristeza, Pensaba la pobre niña que al día siguiente ha­ 96 bría que comenzar de nuevo la vi­ da, trabajar, aprender lecciones, y su corazón sentía el destierro de la tierra suspirando por el reposo del cielo, domingo sin fin en aque­ lla patria verdadera. Lo que aumentaba todavía esta melancolía era que ningún domin­ go estaba la familia completa, p.’es las niñas pasaban por turno la tar­ de en casa de sus primas. Algunas veces también Teresa estaba invitada, y al volver, mira­ ba las estrellas con entusiasmo inexplicable. .. había sobre todo, en el fondo del firmamento, un grupo de perlas de oro que causa­ ban las delicias de la niña porque las encontraba la forma de una T. Al verlas decía a su padre: “—Mi­ ra, papá, mi nombre está escrito en el cielo”. Después, no queriendo ver na­ da sobre la tierra* pedía a su padre que la guiase, y sin mirar dónde ponía los pies, levantaba su cabecita bien alta, no dejando de con­ templar el hermoso cielo estrella­ do. Se continuara FILOSOFIA DE UN ZAPATERO ¿En cual categoría estaremos nosotros amable lector? La humanidad es como mi mesa, decía un zapatero: hay individuos martillos cuyo placer es golpear, maltratar y velar al prójimo. Hay individuos suelas arrastrados, apegados, aduladores. Hay individuos cuchillos cortantes y alevosos. Hay indi vi dúos leznas pérfidos, agudos, incultos. Hay individuos ceras flexibles, que se amoldan a todas las situaciones. Hay individuos tachuelas que hieren a todo el mundo. Hay individuos hilazas ambiciosos, con pre­ tensiones de grandes y enredadores. Hay individuos betún que Ies gusta que otro les dé lustre. Cum licentia ecclesiastica — Manila -:-Cebu Iloilo Joyería establecida hace 57 años Santa Teresita del Niño Jesús asi como también las caitas f - guras de la Purísima Concep­ ción, San José, el Nazareno de Quiapo, el Corazón de Jesús y otros Santos, las podra encon­ trar en nuestro precioso surtido de Medallitas de oro. Cuando usted necesite algun Articulo Religioso, bien sean Rosarios o Medall’tas de Alpa­ ca Plateada, no se olvide de vi­ sitar nuestro establecimienti, en donde podra encontrar tam­ bién, Cruces, Crucifijos, Esta­ tuas, Candelabros, Pilas para agua bendita y muchos otros Artículos Religiosos muy pro­ pios para la oración. 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