Discurso de SE el jefe del Estado Espanol
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Part of Espana Boletin Informativo
- Title
- Discurso de SE el jefe del Estado Espanol
- Language
- Spanish
- Year
- 1953
- Fulltext
- Discurso de S. E. el Jefe del Estado Español Texto del discurso pronunciado el pasado 6 de Enero por Su Excelencia el Jefe. del Estado, con motivo de la Pascua Militar '"Señores : En este día de la Pascua Militar, en que las tres ramas de esta gran familia se reúnen para. testimoniarme la lealtad y solidaridad de ¡.:us miembros, me traéis, con el calor de vuestro afecto, la honda ~alis facción de poder estar un rato entre mis compañeros de armas. No en vano por vocación ek ~gí esta carrera para seguir con vosotros las grandes batallas de la vida. La Pascua Militar, con estas expresiones de afecto y de lealtad mutua, nos trae también ·el ncuerdo de los que fueron, de lm; que dejamos en el camino, compañeros preclaros, hombres gloriosos de nuestras campañas, al paso que generaciOl1€3 nuevas vienen con en tusiasmo a llenar Jos huecos de los que cayeron y emular sus \'irtudes; pero, por encima de esta inquietud y dolores podemos sentir la satisfacción de los d·eberes cumplidos, la emoción ín timri de sentir el calor de esta gran farniJ!¡¡ que componemos los militares, unidos y E'llraízados por las vicisitudes y los sacrificios que juntos pasamos en el puesto de vanguardia de la Patria y voluntariamente elegimos al entregarnos a la vida militar. Nos ha tocado vivir un etap~l muy difícil de la vida de Espalia. No se \•ence la inercia de u.na nación y se sale de su ~ ituación de decaimiento sin un esfuerzo gr.ande de sus hijos. Y ésta ha sido la tarea que ha correspondido a nuestra generación. Hemos tenido que r.omper con el pesimismo üe España, con la .división y la decndcncia que, como muy bien nos recordaba el General Muiioz Grancl::~ s . no ful• originada por declinación <le v.alores de nuestro pueb!o, que en todos los momentos gra\·es de la Patria, en tod<1s las crisis, demostrara su fortaltza y alto espíritu sino por 3quella fórmula maléfica de españoles contra espaiioles, diabólicamente concebida en naciones rivales, que, explotando pasiones y diferencias, fué el arma que escindió a nuestra nación y precipitó su ruina, llegúndose a la triste situación de que qui·rn un día poseyó ext~nsiones vastísimas con las mejores tierras del planeta, regiones riquísimas en veneros minerales y petrolíficos, Que· tantas naciones nos envidiaban, lo perdiese todo bajo el signo político que presidió aquellas disidencias y luchas civiles que·, labrando nu2stra decadencia, redujeron notablemente nu2stro solar. Si recordamos en esta hora la dolorosa amputación que España sufrió por la prematura separación de aquellos pueblos, tan unidos a nosotros por lazos de fe, de historia y de sangre, es precisamente para que aprovechemos las duras y dolorosas lecciones de la Historia y jamas olvidemos a Jo .que pueden conducir las banderías y disidencias entre españoles y los partidismos e intrigas fomentados por los extraños. Si por poblar y fecundar tantos territorios dejamos nuestro propio solar abandonado y exhausto, no por ello podemos aceptar ese concepto tan difundido Página 4 d€ poseer una Patria pobre o miserable. Si Ja natura~ lf:za no s2 presenta a primera vista en nuestra nación pródiga, si el clima es duro y el terreno áspero, puede, sin embargo, con el esfuerzo y el trabajo de sus hijos, convertirse en rica y fecunda. Nuestras riquezas minerales no ·estún terminadas. Se agotaron los veneros filciles, Jos que afloraban a la superficie, los que explotaron ya los romanos ·y siguieron extrayendo espaüol€'S y extranjeros durante tantos siglos; pero, sin embargo, e~;; muchhdmo Jo que todavía encierran las entrañas de nuestras zonas mineralizadas, las riquezas que se ocultan tras la asperezii de nuestros montes. Lo está demostrando nuestro Movimiento al poner en investigación y producción nuevas minas y fuentes de riqueza, tras estudiar y comprobar la geología de nuestros te1Titorios. Si nue stro~ ríos son accicJ.wtad·os y sus aguas torrenciak~ :;. esta misma <.:ircunstancia les convk;rte en aptos para, dominando la Naturaleza con grandes obras de ingeniería, retenu el agua, multiplicar Ja energía, dominar los valles e irrigar sus vegas, convirtiendo en pródigas las tierras un día secas y úridas. Con nuestra voluntad y nuestr·o tr.abajo p:::t{U emos tra.nsformar la vida toda d2 Espafü1. a través de la industnalización. y lograr, como otros JlUEblos laboriosos d. e EstJaña consiguier1:!n, que no habi.endo recibido de la Naturaleza los do.nes que las .naciones ricas, a fuerza de esfuerzos y constcm~ ia, han logrado convertir un solar pobre en una Patria rica. Est 2 es el esfuerzo in!~ente que Espalia viene desarrollando con tanto sacrificio, en cuya vanguardia va el de vosotros, los militares, que tantas muestras dúis un día tras otro, de re11untiamientos y d,e austeridad; pE1 ro que en el Estacb y en ~u Gobierno está el evitar que vayan .mús allA de lm; límites hum.anos y alca.ncen a las familias, a las (JUe Jos gobernantes tenemos obligación de ayudar a aliviar, en proporción a los m€'rlios de la nución. Si hasta ahora, :m esta Patria arruinada y semidestruída que nuestros en ·2 migo s nos abandonaron, hemos atendido a sus más urgent .::s necesidades de todos los buenos servidores del Estado, yo confío y te n~o la fe y optimismo que todo gobernante debe tener en que la mejora económica, que ya apreciamos en la vida de la nación, será muy pronto una realidad tangible, que nos permitirá, al compús que satisfacemos todas las necesidades de la Patria en orden a la resolución de sus grandes problemas, el atender aquellos otros más íntimos de tantos hogares. Es característico de nuestro tiempo el vivir una época de transición entre una era que muere y otra nueva que nace. Lo mismo nos ocurre en el campo militar. Una transformación hondísima se ha producido en el concepto de los viejos Ejérdtos y en sus necesidades. De aquellas organizaciones bélicas re1lativamente reducidas, compuestas en gran parte por voluntarios, cuyas necE.;;idades podían satisfacerse incluso con economías débiles y modestas industrias, se pasó a estos tiempos en que Jos Ejérc~tos _compr_enden a Ja nación entera en armas, con su c1enc1a, su mdusESPA1'iA tria y sus investigadores, con toda su producción y economía movilizadas, en que ningún sector o elemento de la nación puede escapar al esftwrzo de la gm~rra; sin embargo, este ensanchamiento que alcanza a la vida militar, no altera los conceptos fundamentales de la vieja familia, que sigue siendo la misma, la que un día tras otro vigila y cuida de que la Patria no se pierda y que, al recibir ·2n su ~eno a las distintas promocio11E:1s de la juventud, les imprime su espíritu y celo por los intereses patrios. aquellas virtudes castrenses de nuestras Ordenanzas. ::.iempre· vivas y lozanas, que, al paso de los dh~tintm; remplazos de rnldados, se imprimen a toda la nación. De cómo se ha cuidado del espíritu y de la formación de nuestros hombres, lo tenéis bien patente en los reclutas que llegan al servicio. Hacía siglos que España no ofrecía en su juventud una floración mayor de valores y virtudes. Hemos cuidado de la formación de nuestros Oficiales en las Academias y Campamentos universitarios, de la reforma y transformación de nuestros cuadros, de la educación de los Estados Mayores, de la preparación de Generales y Jefes para los mandos ~uperiores. También hemos realizado esfuerzos inauditos por mejorar la dotación Y el armamento de nuestras Unidades, en la medida que nuestra industria ha permitido y las compras en el Extranjero fueron posibles. Sin emhargo, las necesidades .l!n materiales especiales de las n-uerras· modernas son muy superiores a lo que las naciones medianamente industrializadas pueden satisfacer. Por eso, el camino nuestro ha sido y tiene que ser muy duro y penoso para que nuestros Ejércitos lleguen a estar debidamente dotados. Se creía antiguamente que la preparación de una nación para la guerra estaba en desacuerdo o en di,·orcio con la marcha económica de la nación. Hoy; no se puede Eostener la tesis, ya que en muchos aspectos la preparación de una nación va precedida de la económica e industrial, la que es en si misma base para su progreso general. Esta viene Eiendo nuestra gran tarea en esta etapa, que al compás que hemos ido fortaleciendo el cuerpo militar, formando sus Oficiales, instruyendo sus Clases, atendiendo a sus necesidades inmediatas y futuras, hemos entablado la batalla económica y la batalla industrial de la nación, gracias a Dios bastante avanzada y que nos ha de permitir en plazo no lejano el que podamos ver ~atisfEchas, con mat::!rial y medios españoles, las mayores nec2sidades de nuestros Ejércitos. Alguien 'podrá arguir, naturalmente, que en las guerras modernas ya no son dos naciones, sino grandes conflagraciones de suma de Estados las que se enfrentan, en las que los más poderosos tienen la obligación de ayudar y dotar a los rnmandos más débiles. Tcdo esto es verdad, pero no pasa de ser una solución de urgencia, ya que siempre ayudas y favores crean dependencias y servidumbres, cuando no hipotecas enojosas que las naciones deben en lo posible evitar. En este sentido, no es un secreto para nadie que ante las nubes y peligros, que en el horizonte europPo amenazan a todas las naciones del Occidente y a nuestra común civilización, hemos aceptado entablar relación o inteligencia con los Estados Unidos de América, que, como nadie i~nora, han pedido a España ESPARA abrir negociaciones con vistas a una posible colabor~ción de bases ante la posibilidad de una emergencia. Hemos de reconocer que si en estP orden las relaciones vienen marchando favorablemente lo hacen con una lentitud y parsimonia completamen'k~ ein contradicción con el interés de las dos naciones y la situac~ón ~'::!neral e';lropea, aunque nosotros tengamos la conciencia tranquila de haber sido claros y terminantes desde el primer momento de las negociaciones, en las qu~ ~:~pana expuso de una manera clara y diáfana su pos1c1on a este respecto, y que bien justa y razonable ha parecido a todos. Nada pedimos que no sea justo e indispenrnLle y esté dentro de las normas con que han sido tratadas otras naciones. Si examinamos nuestra situación frente a la amenaza que Europa y todo el Occidente sufre, dos casos habríamos de considerar: el de que la organización que en el Occidente las naciones del Pacto del Atlántico preparan alcanzase la eficacia deseada, en cuyo caso, alejándose de España los peligros, se vería relevada de toda clase de sacrificios, o el de que aquella organización pueda ser insuficiente y hayamos de prevenirnos ante toda eventualidad. A ninguna inteligencia seria se oculta que, por grandes que sean los deseos y aspiraciones que las naciones miembros de la N.A.T.O. tengan, la situación de Europa no nos permite tener el optimismo de que la organización que se prepara garantice en todas las situaciones nuestra propia seguridad. No podemos descartar la posibilidad de que un día pudiera llegar el adversario a nuestras fronteras y necesitar la movilización de todos nuestros medios para deshacer su agresión; sin que podamos tampoco olvidar que la agresión aérea en todo caso puede ser inmediata y no reconoce fronteras ni limites. Todo esto nos ha llevado a aceptar las negociaciones con los Estados Unidos, dentro de los principios de nuestra soberanía incuestionable, buscando una íntima colaboración que permitiese, en caso de emergencia, la utilización conjunta de nuestras bases, satisfaciéndose por parte americana las necesidades más apremiantes en material para nuestra defensa, en forma que: la organización y preparación de nuestras ba~es vaya paralE'la con la pr·2paración y mejora del armamento de nuestros Ejércitos. La situación se ofrece para nosotros los militares tan clara, que no se comprenden las dilaciones y retrasos que puedan sufrirse· en atenderla: una fuerte situación militar en la Península Ibérica, como la que nosotros pronosticamos y que pronto se podia alcanzar, cohibiría por EÍ misma y desde el primer momento las traiciones en la retaguardia del frente europeo, al saberse seguramente aplastadas entre dos fue~os. Siendo esto de tanto interés para los otros, no pueden explicarse las intrigas suicidas o sectarias de Jos que desde fuera pretenden estorbar la negociación, ni que a esta hora persistan los imponderables a que antes se refería el Ministro del Ejército. Como la solución perfecta no está en nuestra mano, frente a toda eventualidad debemos continuar multiplicando nuestros esfuerzos para proseguir en la mejora de nuestros armamentos y la atención de nuestras necesidades. Gracias a Dios hemos demostrado en la Historia muchas veces que somos de los que, cualesPágina 5 quiera que sean los medios, sabemos hac·er la guerra. Por eso, si una fuerza superior retrasase nuestra preparación, no debemos inquietarnos. Nuestra situación geográfica • es tan importante y nuestra razón y fortaleza de espíritu tan grandes, que, llegado el caso, no dudamos lloverán sobre España los medios que hoy pudieran regateárs,ele, al no quedar entonces en Europa otra fortaleza que la de nuestros pechos. Por todo ello, con la conciencia tranquila de haber hecho todo Jo posible por la mejora de nuc,stro Ejército y Ja preparación de nuestra nación, podemos disfrutar de nuestra Pascua Militar y de nuestras festividades, mirando tranquilos el porvenir, seguros de nosotros mismos y de la ayuda de Dios, que tan pródiga viene mostrúndose con nuestra querida Patria. Llevad ·en este día a vuestros subordinados y vuestras familias mis mejores votos de felicidad y mi inquietud constante por hacerles Ja Patria más grande y generosa. ¡Arriba España!" ---o--Entrega de Diplomas en el Instituto de la Lengua Epañola del Colegio de San Juan de Lelrán Recientemente ha kni· do lug.ar en Manila !a solemne ceremonia de la entrega .de dipJ.Jmas a Jo:-; graduandos del Insti tuto de Ja Lengua Española de San Juan de Lelrán. Fué presidido dicho acto por lo,. RR. PP. Balbue1rn. Rector. v Marlinez. Di. rector del Instituto, c-on el Embajador de Espaila, Don Antonio Gullón. Trús El desfile de los graduandos y u11as bellas palabras de uno de ellos sobre J.a importanda del acto y de la labor profesional que incumbía a los futuros licenci.ad.Js en L~ ngua Españohl, ~·e pr-::cedió a n. \· 'estirles con las m~1c:ebs l.os Hen·re:idf:',<; Padres A. \'albue11.a, Heclor, y L Marlinez. IJ.irector del Instituto Es1mñol de San Jua n de l.etrlin con el Embajador de F,"paña en '.\lanila, D. Antonio Gullé·n, en el ach de la entr<"~a de Tiluhs y Hi1•lomas a lo,.; ~raduandos en. ta l.icenciaturn de l.cngu;i Es pañola de dicho Centro docente. tra los ob!'táculos y trabas que a ello se oponía.n en tiempJs p:i.sados, rabia creado y mantenido c::n creciente y progresiva pu~ jam~a el estudio de nues· tra Lengu.a e.n Filipi.nas y supo form.~r vig·oro~.as mesnadas de profesores. que fueron propagando por los diferent2s Institutos del Archipiélago la enseñanza del Idioma de Cervantes; terminada su disertación, el Señor Embajador, amables e o nsej.os .a los nuevos licenciados par.a que siguie:.·an t:·I cj.emplo de aquel ilus· tre Centro docente y continuaran la labor hispa· nista en Filipinas que· tan correspondientes. Y, u.na vez efectundo ésto \' recibidos sus respecti\·os Tít ulo . .; Académicos, el .Embajador de España, Señor Gullón, dirigió la palabra a Jos oyent.zs, elogiando al labor del Inslituto que tort· altos frutos culturales aportaría a este país. Fué un acto importante y representativo en el momento actual de resurgimiento dd hispani ~ mo en Filipinas y constituyó un h-0menaje a nuestra cultura aqui sembracla y pujantemente refloreciente hoy. Página 6 ESPAi'iA