La Virgen de el Pilar en la pro-catedral de Manila

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Part of Espana Boletin Informativo

Title
La Virgen de el Pilar en la pro-catedral de Manila
Language
Spanish
Year
1953
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
La Virgen de El Pilar en la Pro-Catedral de Manila El día 12 del corriente mes tuvo lugar el solemne traslado de· la Imagen de Nuestra Señora d2J Pilar que t:ntrerró 21 Ministro de Asuntos Exeteriores de España, durante su estancia en Manila, al Excmo. y Rdmo. Señor Arzobispo de esta Archidiócesis y que había quedado depositada provisionalmente en la Iglesia de San Sebastiún, desde la que fué conducida a la Pro-Catedral de San Miguel. El acto comenzó a las cinco de la tarde en la Iglesia citada de San Sebastián, en la que se cel~bró una Misa (primera que se oficia en Manila por la tarde) y que fué dicha por el Excmo. y Rdmo. Señor Arzobispo de Manila, Monseñor Rufino J. Santos. Después de dicha Misa y en una imponente procesión a la que ~~ unieron miles de fieles, fué conducida la ImagEn mientras S? cantaba y rezaba el Santo Rosario hasta la Pro-Catedral de San Miguel, a la que lkgó hacia las siete de la tarde y en la que fué recibida solemLa fachada principal del templo del Pilar. nemente por el Cabildo eclesiástico y donde pronunció un magnífico discurso Monseñor Jovellanos, cantando la catolicidad de España y considerando la entr?~a de dicha Imagen como un símbolo de unión entre ·31 pueblo español y filipino, unido por vínculos religiosos morales de la más eficaz solidez. En la Iglesia de San Sebastián había pronunciado, asimismo, una elocuente plática el Padre Provincial de Jos Recoletos, Fr. Carczller, explicando Ja historia de Ja llegada, en carne mortal, a Zaragoza de la Virgen del Pilar y !Os miJagros que allí había prodigado; así como la devoción y f.ervor de toda Ja hispanidad hacia dicha Imagen, a Ja que· vznía a unirse ahora a Filipinas en forma fervorosa. La procesión a la quz asistió una inmensa muchedumbre compuesta por españoles y filipinos fué presidida por el Arzobispo de Manila y por el Embajador de España Sr. Gullón. Al final de la ceremonia el Sr. Arzobispo expresó al Embajador español su viva gratitud por esta preciosa donación de España. Aprovechamos este acontecimiento para dar a nuestros lector.2s una deiscripción de la Catedral-Basílica del Pilar en Zaragoza. El monumental templo mariano de las cúpulas y las torres parece levantado para perpetuar, siglo tras siglo, ge.n2ración tras gen<'ración, el milenario portento tradicional de Ja Virgen Página 2 y el Apóstol. Reza un adagio levantino que "a vora riu, no fases niu" (a orilla rio, no hagas nido) . Pero a orillas dzl Ebro tiene la. mística Paloma el suyo, nidal de ce·lestial amores. Seglln citas que detalla, Pontífices y monarcas, nobles y prelados, prodigaron a porfía su protección a este milenario santuar.io de España. El Pontífice Calixto IlI (Borja s<-tabense), por bula de 23 de septiembre de 1456, concede indulgencias a quienes lo visiten, y confirma Ja constante tradición de "que· la bienaventurada Virgen María, antes de subir a los Cielos con Jesucristo, se apareció a Santiago el Mayor en una columna de mármol." Y después, Clemente VII en 1529, Pa ulo IV en 1558, Sixto V en 1588, y otros pontífices, siguieron el mismo ej.emplo de conocer esta piadosa tradición y sumar nuevas indulgencias a los devotos al culto del Pilar. Y en cuanto a privile!Iios reales, desde Alfonso 11 de Aragón, en 1194, con su protección y salvaguardia y manda pía testamentaria, como Sancho el Fuerte desde Navarra, Jaime 1 en 1224, Alfonso III en 1289, Jaime 11 en 1295, Juan 11 en 1459, Fernando el Católico a fines del mismo siglo XV, Felipe 11 en 1596, y muchos otros monarcas posteriores, hasta el último rey de España, todos ellos mostraron su acendrada devoción y protección decidida al santuario de El Pilar de Zaragoza. Esto se reflejó siempr:e en la devoción popular a este santuario, cuyo festejo principal coincide con la Fie• sta de la Raza y el descubrimiento de América durante • el reinado de los Reyes Católicos. En Octubre de 1640 Zaragoza hizo voto de guardar la festividad anual del 12 de Octubre en memoria de Ja aparición de la Virgen María, en carne mortal, sobre El Pilar, a orillas del Ebro; y en Mayo de 1642 nombró a esta Virgen Pa~rona d_e Ja ciudad (después Jo fué nombrada de Aragon, y finalmente Patrona de toda España) . Clemente X, en 1675, ordenó que, en memoria de la aparición, se hi:iese procesión general en 12 de Octubre, todos los anos, con Ja misma solemnidad que la del Santísimo Corpus Christi; y en 1680 Inoccncio XI indulgenció a cuantos asistieron a esta festividad del Pilar. En nuestros días la devoción mariana al Pilar, en vez de enfriarse, ~orno otras de la antiguedad, se ha arraigado. y enfe.rvorecido ·extraordinariamente con los festejos extraordinarios de centenarios, jubileos, peregrinaciones, congresos, cofradías, patronatos, cortes de honor y la grandiosa coronación pontificia de la sagrada imagen en 1905. Las coronas de oro y pedrería, hechas por suscripción nacional, las llevó previamente a Roma • el arzobispo de Zaragoza, para que las bendijera pe,roonalmente el Papa Pío X en Ja Capilla Sixtina del Vaticano. La coronación canónica Ja solemnizó en mano el Nuncio de Su Santidad ante 15 prelados asistentes, representantes de Jos reyes de España y una grandiosa peregrinación nacional de 45,500 devotos de la Virgen. Y con este memorabh de-talle enfrenamos la pluma en cuanto a Historia. El templo abrió su.s puertas de la plaza del Pilar, brindando paso a nuestra impaciencia por visitarlo. Solamente recordaremos que ·es dehido a la piedad de Carlos 11 Y su hermano natural Juan de Austria; que se puso en Julio de 1681 la primera piedra, y lo consagró en 1872 el Cardenal Arzobispo de Santiago, García Cuesta, ante 34 prelados mitrados y otras elevadas jerarquías presidiendo millares de peregrinos de .toda España. En ESPARA Junio d~ 1904 fué declarado monumento nacional. La pJaina aeJ temp10 :es un penecto para1e1ogramo ue va.sta p1an~a ae mas ue li>v 111e~ro8 ue 1011g1tua vo1· unos ·1u ue ancnura, aprox1mauarneme, eu t•este.i.u:s ¡.uanos y cuatro puertas laterates exlremas, recayelk..::s por mnau a 1a plaza Oel l"'Har y at pa~eo ue1 e.oro, Junto a Olras tafüas wrres a11gu1ares 4ue 11a114uean el ed1f1c10, las dos antenores ya terminaaas y 1as otras dos del lado d·el rto sin reuasar 1os leJaaos, y qu1za sin terminar por precauc1on a1 subsuelo, moJaov por rmrac10nes del río. lJel cemro del temp10, una g·ran cúpula de ~~ metros O ·e ciiametro \lll<:1Uyenuo ::.us muros) cobija ~e·l presbiterio, elevando su llmerna a i:su metros de altura desde e1 pav1m1e11Lo. l'. le hacen corte de honor otras ocho cúpulas en doble fila, ri:sultando desde ·el río o desde Ja torre de la ~eo una silueta inconfundible la del ext~rior de la liasihca de El Pilar. El coste1 de Ja cúpula mayor (incluso su decoración pictórica, de l\101ilaile~ y otros arthitas) se Elevo a 5,000,000 reales. En el testero de pies tiene al cemro la sala capitular, entre Ja capilla ael }{osario y Ja de San Agustín, que ·es parroquial del comulgatorio. 1:!.n ·el ae cabecera tiene al cenlro el coro, co11 frescos de· Go.Ya; gran ventanal con \'idriera historiada entre las capillas de Santiago y de San Juan, y dos torres extreman, como los d2mas testeros. En el lat~ral recayente a la plaza, entre dos puertas extremas, aparece al centro Ja sacristía mayor y tesoro de esta catedral, entre las capillas de Santa Ana y· San •. wsé, a un lado, y las de San Antonio y San Braulio, al otro. Y a la parte del río, • en igual forma, oratorio Y museo, al centro, entre las capillas de San Pedro de Arbues y San Lorenzo, a un lado, y Ja de San Joaquín y la sacristía y joyero de la Virgen, al otro. Las cúpulas y plafones que alterna en las naves Jaterak~s frente a capilla, puertas y sacristías, aparecen -en blanco en el medio templo catedralicio y pintados al fresco por Bayeu, cinco, y por Goya una de dichas cúpulas (en el tercer tramo, frente a Ja capilla de· San Joaquín), en el medio t·emplo dedicado a basílica del Pilar. La nave mayor aparece interrumpida por tres cuerpos destinados a coro (con altar del Ecce-Homo en el trascoro), presbiterio (con retablo de Forment al centro) y camarín o santa Capilla de la Virgen del Pilar. Toda la obra del monumento es barroca, y costó más millones que ninguna otra de su estilo en España. Coloquémonos e·n el centro de ·esta basílica-catedral, bajo la cúpula mayor, frente al maravilloso retablo principal que sobrevivió al templo anterior; y al igual que en la cat• edral de Huesca ( y que en el monasterib de Poblet),_tenemos que admirar la obra del escultor valenciano Damián Forment, arte de los albores del siglo XVI. Si la catedral de la Seo o del Salvador tiene un magnífico retablo gótico de primorosos relieves y calados chapitel·2s, la catedral del Pilar tiene otro retablo del Renacimiento con no menos bellos cuadros esculturados, que comenzó Gilbert en 1941. Es de alabastro y costó 9.000 escudos de oro (o 18.00 ducados), siendo costeado por el Cabildo, con ayuda de la reina Doña Germana de Foix, la virreina, el rey Don Femando y otros personajes. Tiene la Asunción de· la Virgen en el cuadro central, entre los de la Natividad de Jesús y su Presentación al Templo; los tre·s sobre un rebanco de otros nneve cuadros religiosos más pequeños. Separado por la vía sacra frente a) presbiterio está el coro, rodeado exteriormente por capillitas barrocas y encerrando una magnífica sillería, por cuya traza no más que seis ducados recibió su autor Esteban de Obray. que la labró con auxilio de N. Lobato Y J. Moreto, de 1542 a 1548, sólo por 62,000 sueldos. Por sus magníficos flelieves, cuadros religiosos, figuZarago7.a. El Pilar. Interior. ras y adornos, son conladísimas las sillerías coraJ,es que aventajen a la de esta catedral del Pilar en Zaragoza, a juicio de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Nos haríamos interminables si nos detuviés·emos, como en la Seo, ante las capillas de esta otra catedral zaragozana, y mús aún en escudriñar los tesoros de su sacristía y el de la Virgen del Pilar, en sus coronas, mantos, orfebre·ría, relicarios, bordados y otras joyas. Lleguémonos, al fin, al c·entro principal de devoción del templo, bajo la cúpula elíptica que podemos llamar de cabecera, entre las cuatro primeras pilastras de la nave cenlral (segunda transversa) del templo) y lugar del Pilar en el milagro de la Aparición, y donde el apóstol Santiago, evangelizador de España, levantó ·el primitivo templo mariano el año 40 de nuestra ,era, viviendo todavía la Madre del Salvador allí aparecida. Bajo un templete de rasgada bóveda que no llega a la cúpula-con frescos de Gonzáles y Velázque• .s-, una balaustrada (que costó 25.000 duros) separa a lo ancho de la santa capilla el Jugar para los fieles, por • entradas de frente y laterales, del lugar de los tres altares: el cent1·al, entre las columnas, muestra entre nubes, án!feles y resplandores, Ja gloriosa aparición de Ja Virgen; y los laterales, a Santiago con sus discípulos y a la Virgen sobre el Pilar, bajo dosel o custodia de plata. La c·entral la esculpió en mármoles José Ramh~ez, de Zaragoza, según diseño de Ventura Rodríguez, en 1753. El pilar que es de· jaspe, sin capitel ni moldura, lo cubre chapa de plata labrada, y para ser besado por los de·votos muestra un pequ·zño descubie,rto por el respa.ldo del camarín. n~ tantos millones de besos recibidos durante siglos, aparece ahuecado el mármol. Ante ·e·ste detalle, nos preguntamos admirados: Habrú acaso en España devoción na. cional más grande, ininte·rrumpida y poética, que la del Pilar?