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Issue Date
Volume III (Num. 56) 26 de Enero de 1924
Publisher
Alejandro de Aboitiz y Claudia R. de Luzuriaga.
Year
1924
Language
Spanish
Subject
Philippines--Social aspects--Periodicals.

Philippines--History--Periodicals.
Philippine literature (Spanish)--Periodicals.
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Place of publication
Manila
extracted text
Vol. 111 Manila, 26 de enero de 1924. Num.56 ®• •• i . ---------· ------------------------- -------------------------------i....'é) ¡. ~;. .. 1 'l. l ® • • • 1 • • A los S11scritores Hacemos sabeL' a todos nuestros suscritores que despues del número correspo.ndiente al día 26 de este mes, no se servirá esta revista sino a quienes hubiesen pagado POR ANTICIPADO la suscrición que ellos se dignen indicar en la siguiente papeleta. lle suscribo por un año, por seis meses, por tres meses, y envío adjunta la cantidad de -P-6.00, de -P-3.:50, de -P-2.00. Dirección ________________________________________________________________ _ Nombre ______________________________________________________ _ La suscrición personal podrá hacerse en el Bufete Cavanoa, Ahoítiz y Agan, Roxas Bldg. Cuarto 212. La suscrición por correo deberá remitirse al P. O.· BOX 1646. ~1 ····-·-· ······@ @ • • •• ------------· -----·0 1 ¡ 1 ¿Que ~egalo r ~~"11 ' J 1 !I ~ ESTA REYISTA SE PUBLICA TODOS l LOS SÁBADOS POR ALEJANDRO i 1 DE AnoITiz. ¡I ' 1 1 1 Registrada en la Administración de Correos de Manila como correspondencia de segunda clase. Todos los trabajos que publica EsTuDIO son originales y exclusivos. Queda terminántementc prohibida su reproducción. PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN: Un año ...... p 6.00 Un semestre . . . . . . .... ,, 3. 50 Un trimestre ........... ,,:2.00 Número suelto........ ., 0.1:-> 1 i ~~ ~1~ :: .: ~:;~,ª~ºn. a~o : : $ ~: ~~ i i Redacción y Administración: ~ .fJ Roxas Bldg. N.0 212. ~ d Calle David, esq. Eseolta-Tel. i .. ] 572.-Apartado 1659.-Manila. w lr=~=J : 1 1 ! 1 ! ¡ 1 1 ! ! 1 ¡ 1 1 enviar a los recien casados? El mejor indudablemente; y El Mejor Regalo de Boda es aquel que combina en sí la magnificencia de un joyel con la suprema utilidad de un enser imprescindible. 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Ha detenido su vuelo días pasados un emisario de las Musas para posarse en el regazo de la Sultana del Pasig con la fugacidad de las aves de paso y cuando todo el vecindario ha salido a la calle con el ansia de admirar de cerca al voceado novelista, nos hemos abstenido de dar señal alguna de curiosidad o mostrar interés. La estentórea voz de la prensa local ha enronquecido de cantar las gestas del favorito de las Helicónides, de uno de los factores influyentes en la literatura hispana, y nosotros omitimos de intento hasta su nombre en las páginas de esta revista semanal. Admiradores como el que más del rico idioma de Castilla y gloriándonos de cultivarlo en modestísima escala, pudimos acaso recoger de nuestro sistema nervioso los armónicos en él provocados por el entusiasmo general consiguiente a la visita de uno de los más populares espadas de las letras castellanas y echa:r mano de los más sonoros registros de la redacción. Pero aunque en el ¡)rograma de ESTUDIO tiene cabida todo cuanto pueda de algún modo contribuir al cultivo de la inteligencia en cualquiera de sus manifestaciones, no es ese el fin primordial de esta publicación. Tantas veces lo venimos yá repitiendo porque las circunstancias nos ponen en el trance de convertirlo en estribillo que tememos despertar el disgusto en el leyente de más benévola condición. Salimos a la calle cuando se colmó la medida de nuestra paciencia ante el espectáculo repulsivo y machacón de los adversarios del Catolicismo, los cuales habían convertido yá en hábito y pasatiempo el villano siE:tema de ataque heredado de la estrategia del cínico polemista de Ferney, para quien nada resultaba tan eficaz contra la Iglesia como la palanca del calumniador. De donde como la defensa de la Religión Católica sea el motivo principal de nuestra salida a escena, las demás finalidades secundarias quedan de todo en todo supeditadas a la trayectoria del objeto fundamental del establecimiento de este semanario, de la cual se nos consiente quizá desviarnos un tantico Enero ESTUDIO 26, 1924 en beneficio de la Causa, mas so pena de continuar caminando en el mismo sentido y dirección, sin incurrir jamás en la peligrosa barajadura de la prudencia según la carne con la virtud cardinal llamada a sazonar los actos acreedores a la aprobación incondicional. Fundándonos en semejante línea de conducta, tal vez era de esperar que ocupáramos un puesto en ese concierto universal, no precisamente para manejar algún instrumento accesorio de acompañamiento merced al cual contribuyésemos a una mayor intensidad de la melodía común, sino por el contrario con el fin de ejecutar el mismo motivo musical, pero con un desarrollo radicalmente opuesto al de la comunidad. Y no a humo de pajas decimos que "era tal vez de esperar", pues hemos recibido indicaciones amistosas de ese talle, en nuestra estimación de gran valor, a pesar de habernos creído en el caso de desatenderlas en la pasada oportunidad. Y daremos de ello la razón. Aunque conocemos por menudo la animadversión del novelista levantino hacia todo cuanto se relaciona con la Iglesia Católica, aun cuando hayamos tropezado en sus obras con muchísimos pasa.ies dignos de reprobación y no habiendo echado en olvido sus cruzadas anticlericales y la parte activa que tomara en las campañas dirigidas contra el dominico P. N ozaleda, Arzobispo dimisionario de Manila y electo entonces para la Sede de Valencia, en la cual no se llegó a sentar por la pusilanimidad del gobierno de Madrid, hemos nreferido guardar silencio en consideración a la respetable colonia española, nuestro legítimo huesped de honor. Es más. Teníamos propósito de continuar la misma línea de conducta en lo sucesivo. a menos de escuchar algún comentario donde se mezclara la cuestión religiosa con la personalidad del escritor, que en semejante surmesto habríamos de someternos a las imposiciones del deber. Pero puestos a retocar pincela~as a nuestro entender erróneas, nada saldrá de nuestra pluma que nueda amemrnar la estela de simnatías y admiración trazada por el ilustre viajero, antes bien al arroiar hoy su silueta sobre estas columnas lo hacemos con el pronósito de defend2rJe de una falsa imputación atribuída a una de ]_;:is fio-uras de mayor relieve de la intelectualidad local. Cierto diario mañanero nublica un breve rosario de comentarios sobre el distinguido renresentante de la antigua Metrónoli recoº'idos de labios de nersonas autorizadas v entre ellos hay uno del Dr. D. Trinidad H. Pardo de Tavera, el cual como hubiese sido interrogado acerca de la opinión que le mereciera el discurso pronunciado en el salón de la Escuela Normal, donde disertó del interesante tema de la novela en literatura, dió esta contestación magistral: "Me ha gustado por progresista, científico e IRRELlG 1 OSO''. ¡ Piramidal! No tenemos interés alguno en detenernos a analizar la inmensa vaciedad de los dos primeros epítetos, porque calificar de "progresista y científico" una conferencia ligera en la cual se limitó por la penuria misma del tiempo disponible a hacer un rapidísimo recorrido del género literario de la novela al correr. de los siglos, para terminar con ligeras pinceladas sobre su importancia en los tiempos actuales, después de haber apuntado lo mucho que el mundo debe a España por haberla cultivado de modo tan sobresaliente, se nos antoja, cuando menos. impropio de un hombre a quien se le concede gratuitamente privilegiada mentalidad. A don Trinidad le sucede lo que a ciertas niñas cursis a las cuales les dan vaya los chicos de sociedad llamándolas a cada triquitraaue "elee;antes". y las pobres, es natural, a fuerza de escuchar esa zumbona galantería acaban por convencerse de su exactitud y acentúan la nota de su gusto estragado, ilusionadas con la necia pretensión de imponer el tono a los caprichos de la moda, convirtiéndose a consecuencia de su misma fa tui dad en la vaquilla de la boda de los salones. donde se les recibe en toda coyuntura con el malévolo retintín de la consabida adulación. Al Dr. Pardo de Tavera le marean sus ~dmiradores, legítimos o interesados. moteiándole onortuna e importunamente de "sabio y nolíg-rafo" y tengo algunos barruntos rle habérselo él llel!"ado a creer. Jo cual habrá de parecer ouimérico v hasta ridículo a auien reconozca ( v en esto todos estamos acordes) su indiscutible talento. nero que demuestra una. vez más la formidable nropensión de Jos hombres de tod::i laya a defa.rse cazar en las sedosas redes de la vanidad. Cualauier acontecimiento social relac>iomido con el progreso de ]as ciencias o de l~s letras pone a don Trinidad H. Pardo de Tavera en el disnaradero de ech::i.r su cuarto a esnadas y ante un suceso de tal1a tan descomunal como el de la venida al Arrhiniélae;o Filinino de un naisano suyo, no podía nermanecer insensible. ni aun sianiera callado. el insfo-ne galeno. so pena de abdicar del halao-üeño pree-ón de la tromneta de la fama aue le coloca a la cabeza de los sapientes orientales y a. tanta elevación como los conquistadores del premio No bel. Y, como era de esperar, ha hablado don Vol. 111 -2- Núm. 56 Enero ESTUDIO 26, 1924 Trinidad. Y, según nos lo temíamos, ha dicho mu. No lo tome a mal el anciano doctor. Los Católicos de las Islas Filipinas tenemos recios motivos de queja contra él, porque no ha desaprovechado ocasión alguna de arrastrarnos a la picota del ridículo, no precisamente valiéndose de argumentos deducidos de las disciplinas profanas para derribar el edificio de la· fe, lo cual nunca lo ha hecho hasta el presente ni es capaz de hacerlo en lo porvenir (¡¡¡y conste que es un nuevo reto!!!), sino hurgando en el silon de nuestra casa para recoger trapillos sucios inherentes a toda humana sociedad. A pesar de ese su mal comportamiento con quienes en uso del derecho sacratísimo de la libertad de conciencia nos hemos alistado bajo la gloriosa enseña del Catolicismo, no le queremos mal, como acaso él se lo habrá llegado a Euponer más de una vez, pues esa misma religión por él tan denigrada nos obliga a pagar con la moneda del perdón a cuantos se propasaren a ofendernos a sabiendas o sin querer, pero con condición de no claudicar nunca del deber ineludible de salir por los fueros de la verdad, sea cual fuere la calidad del falsificador. Pues, bien. Con motivo de la estancia entre nosotros del novelista valenciano, el Dr. D. Trinidad H. Pardo de Tavera ha tomado la palabra para decir mu. Si las palabras del conferencista de la Escuela Normal han despertado en su paladar saborcillo de "irreligiosidad" 1 o le tenían en sí mismo, o el ilustre Director de la Librería y Museo Filipinos ha creído percibirlo dejándose llevar del· fenómeno sobrado común de la autosugestión. El primero de los supuestos del dilema eEtá en pugna con la realidad. Entre los oyentes hubo Sacerdotes Católicos de gran preparación científica, especialmente en materias atañentes a la Religión, y cuando nos dieron cuenta de sus impresiones, ninguno - - - - - - - - - - - - - - - - - - de ellos hizo la menor alusión a las ideas religiosas del orador. Luégo después hemos leído con el debido detenimiento y el microscopio en la mano la transcripción taquigráfica publicada por un diario vespertino y tampoco nos ha sido dado descubrir esa "irreligiosidad" que tanto agradó a don Trinidad. Porque no acertamos a comprender dónde muestre el disertante la "falta de religión o la oposición a la misma" pues cualquiera de las dos acepciones y ninguna otra puede tener el vocablo empleado por el Dr. Pardo de Tavera, cuando ante auditorio tan distinguido desarrolla una tesis literaria, en la cual le está permitido fabricar el cauce y escoger las ideas, y deja caer de sus labios frases como ésta que acotamos con placer: "Al final de la vida, el hombre que no tiene un ideal religioso se encuentra con dos interrogaciones, con dos enigmas : no sabe ni de dónde viene ni a dónde va". Si el inciso "al final de la vida" se sustituye por "en cualquier momento de la existencia", ¿pudiera expresarse de mejor modo en sus homilías dominicales el ministro del altar? Y puesto que nada hallemos de "irreligioso" en la plática de la Escuela Normal tal como la transcribe la publicación local en cuyas páginas la hemos analizado con minuciosidad, dígasenos si ejecutamos fuera de clave al aserverar haber sonado esta vez en nuestros oídos la voz del Dr. don Trinidad H. Pardo de Tavera al unísono con el mu. Y aun por ventura sale ganando con esta manera de opinar. Que como sea inofensivo y hasta melodioso el monorrítmico desahogo gutural del rumiante doméstico, un juicio tan disparatado como el que nos ha obligado a quebrantar nuestro respetuoso silencio sale todavía muy mejorado de la comparación. De comprender cuanto venimos diciendo, tal vez nos exigiera cuentas en justicia el paciente buey. PAULINO R. l. P. Vol. III SEGUNDO ANIVERSARIO DEL FALLECIMIENTO DE Da. María Píl")aga Viuda de Aboitiz OCURRIDO EN MANILA EL DIA 29 OE ENERO DE 1922 Las misas que se celebren en la iglesia parro· qutal de la Ermita, en la iglesia de Ntra. Sra. de Lourdes, de los PP. Capuchinos, a las 6, 6.30 y 7 y en Baguio el martes, 29 de Enero, se aplicarán en sufragio de su alma. -3- Núm. 56 Enero ESTUDIO 26, 1924 ~'~ ~ ~ AL MARGEN DE LA VIDA t?'.éJ - - ~) AE mansamente, plácidamente la tarde ... rJJ 1 Jr! ~'{" Una tarde hecha para la evocación y el ~ ~ ~@ recuerdo: una tarde de rumores y ar1 monías en el ambiente, de perfumes y de 1 ---- aromas en Ja tierra, de trasparencia y ~,~,_: diafanidad en el cielo, de paz, de calma y • ,¿,"• , de sosiego en todo cuanto me rodea. T l rf A lo largo del sendero por donde ca.- - mino, que va serpenteando caprichosamente por la: alameda de verdor perenne, se yerguen frondosos árboles que prestan al caminante benéfica sombra y dan al ambiente frescura y colorido: trepando por sus añosos troncos, cierran yá sus corolas, guardando amorosamente en su seno el último beso de la brisa· vespertina, unas moradas campanillas de pasión. No lejos del camino se desliza murmurando entre la menuda yerba un riachuelo cantarín, a trechos entoldado por arbustos florecidos, en cuyas ramas cantan el amor y Ja vida, desgranándose en arpegios, pintados pajarillos. Y al fondo del hermoso panorama que mis ojos extasiados contemplan, esmaltando el azul del cielo con tonalidades de púrpura y oro, húndese el sol en lecho de blancas nubes. Avido de la paz y de la calma, de Jos encantos que este plácido atardecer me brinda, me he sentado al pie de un árbol, un poco apartado del camino y en una pequeña pradera formada por un remanso del riachuelo. Y allí, arrullado por el murmullo de sus aguas, fijos Jos ojos en la azulada inmensidad, he dejado volar a· sus anchas la fantasía por el mundo de las ilusiones, donde creemos ver brillar la hermosa luz de Ja ventura. . . Y con morosa delectación de artista heme complacido en evocar el recuerdo de cosas ídas, algunas, ¡ay! quizás para siempre ... y han desfilado ante la imaginación, en confuso tropel, fechas memorables y lugares queridos y visiones fantásticas y escenas celestiales y risueños episodios y mil y mil recuerdos que han ido tegiendo mi existencia, ora con hilos de luz, ora con perfiles de sombras. Y cuando más abstraído me encontraba en el mundo de las ilusiones, una bellísima realidad, que al pronto juzgué una de tantas visiones evocadas al conjuro del plácido y hermoso atardecer, ha: interrumpido de lleno el curso de mi fantástica cabalgata. · Cogidas del brazo, en charla queda y confidencial, con indolencia y abandono que hacían íntimos y atractivos la soledad y el reposo del lugar, han aparecido en el camino, cual surgidas por arte de encantamiento, dos jóvenes en la flor de la vida. Caminaban perezosamente hacia el lugar en que me encontraba y mi afición de artista ha creído asistir por un momento a un espectáculo ideal de poesía. ¡Digno escenario aquel panorama tan bello, que largo tiempo hacía contemplaba con deleite, de aquellas dos figuras bellas también. Porque vestidas así de blanco, nimbadas de claridad paradisiaca, destacándose airosas de aquel fondo de verdor perenne, parecían simbolizar la inocencia desposada con la esperanza. . . ¡la inocencia, flor del cielo, y la esperanza flor de la tierra! ... Había además un no sé qué en ellas que hacía más grato y atractivo el contemplarlas. Un poco más aniñada, algo más delgada la una, como una vara· de nardo llevaba impreso en el rostro el sello inconfundible del o;timismo ju~enil. Un tanto más grave, más señoril, con ademán de prmc~sa desterrada la otra, tenía en sus rasgados ojos el mirar hondo y misterioso de "quien llora sin que el llanto acuda a nublar la pupila". . . Llevaba además en su v~stido, todo blanco, un lacito negro: detalle nimio, insigmficante, pero que me pareció emblemático. ¡Quizá a! prenderlo en su vestido quiso prender con él el símbolo de algún dolor que escondido llevaba: dentro del pecho! dichas con dulzura, que dirigía a su amiga, deteniéndose en el camino frente por frente al lugar en el que yo estaba oculto. - ... Y así voy viviendo, amiga mía, llevando en el alma la herida de una ilusión irrealizada, de un deseo no satisfecho, de un ideal que tal vez yá no alcanza·ré nunca ... pero resignada y hasta optimista en mi tristeza. -Pero, hija: ¿Por qué así?.. . Si aun no te has decidido a dar eterno adiós a esa ilusión que crees que no ha de realizarse, si todavía te sonríe y acaricia, y de ese sonreir y de ese acariciar sacas precisamente la resignación Y el optimismo en tu tristeza·, ¿por qué no pensar que alguna vez, algún día, tal vez no lejano, ha de trocarse en dulcísima y grata realidad, como los truenos y vendavales de la tormenta se truecan, luégo que pasó la nube amenazadora, en suaves suspiros del aura, en alegres armonías del blando céfiro? ... -¡Ojalá fuera como tú dices!. . . Pero, ¡ay! que cuando amor pasa, yá no vuelve ... -Es que a veces no pasa, cuando creemos que pasa: tan sólo se esconde, se eclipsa, para volver a aparecer después más puro y .más brillante. Es así nuestro humano corazón: cuando no quiere ni puede olvidar, es que presiente que le alienta alguna esperanza. Y aunque siempre no sea más que esperanza, es lo mismo. El Señor hace que descienda sobre los corazones afligidos como un bálsamo benéfico ... Y yá no he podido escuchar más, porque al llega:r a este punto han callado las dos y han reanudado su marcha lo mismo que antes, pausadamente, perezosamente. No obstante, en el semblante de la de porte señoril y ademán de princesa desterrada había algo que se acercaba el juvenil optimismo de su compa·ñera. Tal vez se lo había contagiado ella con eso que no se llama aún con nombre propio, pero que es atracción que ejercen unas almas sobre otras. Yo me he quedado pensativo, formando conjeturas sobre las palabras de la una y de la otra, cuyos ecos resonaban insistentes en mis oídos. . . ¡Me hubiera gustado tanto descender a los senos misteriosos de esa alma dolorida! ... Y sin querer, al verlas alejarse, me he acordado y he querido dirigirselas a ellas unas palabras consoladoras de una delicadísima poetisa. "Mujer, la hora de la pena, la hora triste llega siempre a las almas y se siente entonces un dolor tan hondo que parece fuera a suspender la vida entera. . . Se piensa en esos momentos cómo es posible que hiera así el dolor, cómo es posible que de todo el bien que sembramos se coseche esa angustia, que como una garra se clava en el pobre corazón sufriente. Es que el dolor es un tributo que pagamos a la vida y ni tú, ni nadie, se librará de su zarpazo. Sé fuerte, mujer, y en esa hora aciaga, con ternura santa, amortaja la desilusión o el desengaño con la túnica del olvido, mientras serenamente aguardas nazca en tu corazón el consuelo y la esperanza". ¿Te habrá llegado a tí también la hora de la pena, la hora triste?. . . Pues sé fuerte. No importa que el dolor te arranque algunas lágrimas. Mejor aún. . . el llanto es un consuelo: las lágrimas son bellas y son útiles. ¡Lo saben muy bién los que agobiados bajo el peso del dolor ... no pueden llorar! ¡ No poder llorar! Qué tristeza tan triste! ... Llora, pues, cuantas veces reclame el llanto tu dolor pero sonríate también en la noche de tu tribulación es~ lucecita cristiana y bendecible de la esperanza, de la verdad religiosa, de la resignación, que tiene una corona de venturas sin término en la vida sin fín del más a:llá. Me pareció adivinarlo en estas amargas palabras, pero EL PEREGRINO. Vol. III - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - · - 4 Núm. 56 Enero" ES['UDIO: 26,,_ 192!1 ~~~~~~~~~~~~~~~-~~~~~~~~~~~~~~~~~~ 1 a ¿Pesimismos? Organización e 1 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ atenc.ión general del paí~. está ya fijada en los. intereses más sagrados_. y perent~rios de:. la niñez y juventud escolar y nadie se atreve a sacrificar de buen grado al Moloch impuro de la enseñanza sin Dios ni Religión ni Moral. Es muy lógico que ·.el movimiento ascensional empiece desde la escuela, como es lógico empezar toda edificación por su fundamento, como es natural que, quien espe:ra la cosec~a piense ante todo en la semilla y en cuidarla con esmero. Refórmase la escuela pegún los derechos imprescriptibles de Dios, de los. padres d'e familia, de la niñez misma y sin otra reforma se logrará el gran objeto de hacer hombres y de hacer patria. Sin esta reforma, estará· falta de un punto de apoyo, será ·condenada al fracaso, pues con todo no se construye nada y en dondé 'faltan hombres y ciudada'nos efe carácter y de honor las leyes son inútiles y pai.satiempo de teóricos. · · Muy alfo ha sonado y no sin razón la queja de que en Filipinas no hay organización. ¡ Paciencia!· Está ya en camino, se la ve venir. Antes de cualquier organización en el t~rreno práctico de. la acción, d'ebe preceder la organización o formación del pensamiento; la voluntad sigue el impulso director de fa convicción." Explicable es sin duda la: impaciencia de los inteligentes y perspicaces, pero harán bien en concentrar la fuer.za. de su convencimiento y el celo de su noble corazón para aumentar isu energía y desparamar. su luz en su alrededor; la propaganda por la p~Iabra es la más poderosa y nunca se frustra. · Sobre todo ·es preciso tener bien presente que si el fin es el pÍ"incipio de la inteligencia, es el último término de la acción; que la orga11;ización de la masa popular no brota de·la tierr.a como Minen~:i de la cabeza d'e Júpiter, que ningún ser en el orden físico, moral o intelectual ·alcanza desde· -su principio su completo desarrollo, sino que ~mta de la semilla, crece y se fortalece. Nin,g-ún erial se matemorfosea de un golpe en tierra labrada, sino que se la trabaja ¡por parcelas, surco· a surco y golpe tras· golpe de arador. · Dios mediante ·diré algo más en otro artículo sobre el partieular. ·._ Un 'largo. y. hondo surco ha sido yá abierto en el campe> de la organización católica en Filipinas y debe eausar gran regocijo alentar viva y eficazmente ·a todos los buenos el hecho de que tal orgariizacióri haya empe~1:1.6.'o ~esde . las cumbr~s de. fa soc~e.dad quiero .decii-, de los. Caballeros de Colón, quienes reclutan sus afiliados entre la Vol: lll' gente de saber, de valor y de influjo. Es un fenómeno nada común del que se puede felicitar calurosamente a los Flli·pinos; Si es verdad que "exempla ab altis", los ejemplos bajan de los' altos al pueblo, tampoco se pueden- gioriar todos los pue_ blos de la ejemplaridad de sus proceres, pues muchos han caracterizado a sus grandes con una palabra exclusivamente castellana, sin equival_ente en otras lenguas, llamándolos CACIQUES. Huelga decir que esta organización de los Caballeros de Colón está llamada a gozar de una influencia tan poderosa como provechosa para el pueblo fi.lipino y puede en muy corto espacio alcanzar resultados importantísimos. Entre otras cosas, enseñará a la ri8ing generation que, para ser "alguien" no es preciso vender su alma cristiana, su conciencia y su nombre de caballero a la secta obscura de la masonería; lección muy necesaria en Filipinas. Así se explica mu'Y naturalmente el od'io que todos los hijos de la viu~ da de Hiram profesan y demuestran a la ,Qrden de tan ínclitos y valientes Caballems. .. . Hay en esta institución otras notas singufa~ res que la hacen muy simpática. Es lega, 110 en el sentido pervertido. y perverso de la pal:lbra·; sus adeptos se reclutan en su mayoría entre los seglares que han comprendido su vocación determinada en el apostolado católico, formando una compañía con arrr as propias, pero sin sustraerse a la subordinación jerárquica de divina: institución. El Jefe Supremo del Vaticano ha aprobado su organización y bendecido su programa de acción. En cuanto a sus pruebas las ha dado yá y de monta, pruebas de Caballería de buena ley, de generosidad y desinterés, legrando. durante y después de la guerra mundial una reputación de bienhechora en todos los paises. E.s para Filipinas una adquisición de sumo valor. El estado mayor del ejército lego está en vía de formación. Esa institución reune felizmente d'os razas, la Americana y la Epañola en un abrazo fraternal. Se bautizó con el nombre misma del gran descubridor de Aro.rica, mandatario de los Re':' yes Católicos de España,· en testimonio de gratitud hada la nación hidalga que llevó a América la luz de la religión y de la civilización católica. Así se trasplantó a la fértil California la cepa del Bordeaux, y cuando la filoxera destruyó por completo los viñedos de Francia. se reimportaron a ésta los plantones americanizados que parecen estar inmun~s d'el bicho destructor. A los españ1oles y a sus hijos y nietos filipinos debe gustar mucho su Colón redivivo por milagro americano. ¿ Puédese imaginar más bella recINúm. 56. Enero ESTUDIO 26, 1924 procidad entre el Viejo y el Nuevo Mundo? La Religión Católica ha realizado este intercambio americano-español que honra a ambas naciones y puede mejor que cualquier diplomacia secreta cimentar entre ellas la paz verdadera y duradera fund'ada en la caridad de Cristo. gida de parte de su poderosa instituei6n, cuyo influjo en la Casa Blanca no es un misterio pata . ' nadie. Han entendido muy bien los Caballeros americanos que tenían una mis,ión muy especial "que cumplir" en Filipinas, que su nación tenía otros derechos y otros deberes más elevados que la llamada separación de la Iglesia y del Estado, que parece más bien un divorcio completo y absoluto con la consiguiente hostilidad y esclavitud de aquella por éste. ¿Será, quizás, temeraria la esperanza de que dicha misión americana tendrá mejores resultados para la anhelada independencia que ciertas misiones políticas? Esos misioneros no llegan a Filipinas como dominadores, sino como hermanos, con ojos, manos y corazones abiertos, prontos a enderezar todos los entuertos y satisfacer todos los agravios. Cuando hayan conseguido establecer sobre bases, fuertes y sólidas una rama filipina de su organización, encontrarán en América una entusiasta acoSea lo que quiera de este aspecto de la cuestión, es muy cierto que Ía benemérita Orden de los Caballeros de Colón que se ha naturaliiado en Filipinas, está destinada a dar un gtti.nde einpúje a la organización de las filas catéilicas, que cie ella nad'a hay que temer y t;í mucho que esperar para el bien de la ReÜgión y por consiguiente oara la misma Patria. Es mérecedora de los Plácemes y de la éstirnación de toda persona de buen seritido y de nobles 'aspiraciones y mÜy especialmente de parte de los católicos. Resumiendo lo dicho, consta ya que los católicos filipinos tienen los dos bábos d'e la aúrea cadena de orgánización ; la niñez y la nobleza; fos pequeños y los grandes; fa ,de 18. nifiez está ya gra_ bada en las leyes de la inteligencia y del corazBn y .seguirá tarde o temprano en los Códigos. La de la nobleza está ya hecha. No hay, pues, motivos para el pesimismo. CANTACLARO Holanda, octubre de 1923. ~~~~~~~~~~~~~~~~~~.~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ 1 POSIJ3ILIDAD DEL MILAGRO 1 IA mayor parte de los adversarios del milagro, se c.~f 11erzan inútilmente en i111¡my11a 1· su. misma posibilida<l: ¡iuesto que si llegara ésta 11 Jll'nbarse, sería evidente que no pudiero11 h11cerse jamás milagros. Pero ahí está el caballo de batalla; Señores de la "Catequesis", etc,, etc.; este es el blanco a donde disparan sus 1nás certeros tiros los impíos modernos, 6,S1cudándqse principalmente en las leyes naturales, ora acudiendo a su inmutabilidad, ora a una supuesta mutabilidad, que quizás desconocemos. ¡Vaya un modo de fluctuar! Pero ¿qué contradicción envuelve el que Dios se valga de los agentes naturales que él mismo ha producido, para obtener efectos, que ellos por sus solas fuerzas no pueden causar? Habría verdadera contradicción si los agentes naturales, por sí mismos y sin un concurso extraordinario de Dios, fuesen causa de efectos sobrenaturales; pero ésto nadie lo afirma. Tampoco está en pugna el milagro con las esencias de las cosas, ni con los atributos que 1·esplandecen en Dios, ni con las leyes impuestas por el mismo Criador al Universo. ¿Qué viene a ser, pues, el m·ilagro? Sencillamente una modificación de las leyes dadas por Dios a la naturaleza. Y como la incredulidad contemporánea quiere negar hasta la existenc~a misma de Dios,-lo que es peor aún que lo que hicieron los mismos rusos, Vol. III que g?-itaban el 31 de Marzo por las calles de M oscow: ¡ Mu era Dios ! , los cuales aun en su locura reconocieron su existencia,-no es maravilla, que se ob.~tine también en negarle además el voclel', para modificar sus mismas obras. Pel'O ¿no tiene acaso cualquier a1·tista derecho a modificar sus obras? ¿No admiten las sociedades civilizadas este de1·echo? ¿Y 'habrá de carecer Dios, el Creador por antonomasia, de dominio sobre sus mismas creaciones? Es además el milagro una suspensión, no destrucción de las leyes naturales; y para probar que es posible esta suspensión, basta considerar que los efectos de las obras naturales, son contingentes, no necesarios; y que dependen únicamente de condiciones completamente contingentes. Por consiguiente puede bios privar al agente productor, de sus naturales efectos, de las energías necesarias; o puede suspender su concurso necesario, o finalmente en su máno está ·el suspender por algún tiempo el efecto, que debieran producir los agentes naturales. * * * Concretemos ya los ataques de los enemigos del milagro, que lo combaten desesperadamente por. ilU~ . eucÜro C~S­ tados, a saber: su misma posibilidad, su realidad históric11¡, su cognos~i.bili­ dad y finalmente su fuerza probativa. Pero como el autor o autores de la "Catequesis" del 1·eneg~ Aglipdy n<i admiten nada sobrenatural, ni se atie-6nen a las decisiones de los Sagrados Concilios, ni a la autoridad de los Libros ~antos, hemos de citarlos ante el ]usto tribunal de la razón, y hemos de á'bnr ante ellos el libro de ta Hi8to'ria, pára convencerlos de haber" í?Úmrrido en contradicción pa,lmaria y de proceder de mala fe. Y ante todo citaremos, para. mayor claridad de nuestros lectores católicos, las gravísimas palabras del Concilio Vaticano contra' estos impugnadores de.l milagro: "Si alguno dijere que los mil<,igros ~on imposil>l!!s; y que por lo ta'nto se han de tener por fábulas o mitos, aun aquellos 'que refiere la Sagrada Escritura; 'o que nunca pueden conocerse con certeza : o que por ellos no se puede proba'r el origen divino de la religión cristiana, sea anatema". * * * Objetan algunos ·impíos, diciendo que el milagro es una. violación de la ley, y Dios no hace las leyés pq,ra viOlarlas. Pero ¿qué es viOlar? Es infringir o quebrantar una ley o un precepto; y por consiguiente un esclavo puede violar los preceptos de su amo, un hijo los mandatos de su padre, y un súbdito, 'p~drá también queb'l'antar las leyes dadas por el legislador. Mas n~ni:a diremos que el legislador viola; sino· que· dispensa, modifica, abroga, deroga, etc., sus propi11s leyés. Pues bien, Dios es el Legislador Supremo, que ha impuesto sus sapíentísimas leyes a los cuerpos, 'y a los elementos; lo mismo al. diminuto mosquiNúin. 56 Enero to que nos molesta con su zumbido y nos aguijonea, como a los astros que revolotean sobre nuestras cabezas; El ha dispuesto libremente y con razón, suspender a veces las leyes impuestas por El mismo con gran sabiduría, y que el fuego, por ejemplo, en algunas circunstancias suspenda su acción combustible y no queme; y que mientras abrasa entre sus l~s a los ejecutores de la injusta sentencia del 1·ey Nabucodonosor, no se verifique de hecho la combustión en los tres niños a quienes el rey mandó echar en el .horno, los cuales se paseaban por entre las llamas alabando y bendiciendo al Señor. Puede pues, el Legislador Supremo suspender las leyes impuestas por él m·ismo al fuego y a todas las críaturas salidas de su mano. El profesor de la Sorbona Seailles escribía en 1903, para negar la posibilidad del milagro: "Admitida la posibilidad de que las leyes cambien, se acabaría la ciencia' '· Pero le sale al encuentro el sabio pro/ e sor Sorta·is, rebatiendo la f rivalidad de su argumento. "El milagro, contesta, precisamente porque implica derogación del orden físico, supone la estabilidad del m·ismo: no es derogación continua, sino momentánea, y sólo de algunos efectos .Particulares, lo cual no perjudica a la ciencia". Tampoco la suspensión momentánea ESTUDIO y pasajera de las leyes físicas, interrumpe el admirable y constante orden que reina en el Universo; puesto que entra perfectamente en los planes de Dios que estas interrupciones particulares y momentáneas del orden físico, no sólo no destruyen el orden universal, que resplandece en la Creación, sino que cesan parcialmente, en benecio del orden moral y para fines especiales, que Dios se propone en su infinita sabiduría conseguir. Conw por ejemplo, en el caso citado de los tres niños que alabaron a Dios en medio de las voraces ll®nas del horno de Babilonia; y en las palabras en que prorrumpió admirado el soberbio Nabucodonosor ante la evidencia de aquel estupendo milagro, ex/amando : "Bendito sea el Dios de Sidrach, Misach y Abdenago, que envió a su Angel, y libró a sus· siervos que creyeron en él . .. Ordeno, pues, que cualquiera que bias/ emare contra el Dios de Sidrach, Mlisach y Abdenago, perezca y sea arrasada su casa; porque no hay otro Dios, que pueda salvar, el cual ha hecho ante mis ojos cosas admirables. Y con gusto me he puesto a ensalzar públicamente sus portentos, porque son grandes; y sus milagros, porque se han obrado con el poder de su brazo; y su reino, porque es eterno; y su ex'celso poder, porque se extiende de generación en generación" . . . ACTUALIDAD ARTISTICA 26, 1924 Aquella suspens1on física momentánea de la tendencia del fuego a quemar, produjo excelentes efectos en el corazón de los tres jóvenes a/ ortunados, y nwvió el ánimo de un rey cruel, soberbio e idólatra a creer y a proclamar el poder todopoderoso del Criador del Universo. Ni tampoco admitimos que esta suspensión de las leyes sea necesaria, como impropio de la sabiduría infinita; porque las leyes mismas, como impuestas por la sabiduría de Dios ·son constantes, y no necesitan suspensión alguna. y al contrario son muy propias estas suspensiones o milagros del Supremo Árbitro del Universo, para llamar la atención del hombre, para moverle a reconocer el poder de Dios, la verdad de la Religión Católica, y arrancarlo de su mala vida, hasta atraerlo suavemente al camino del bien y a la vida ajustada a los preceptos divinos. La Historia atestigua que la Sabiduría y Bondad divina combinadas, se han valido de milagros, para realizar obras portentosas y conversiones admirables en el orden moral. Nada, pues, se opone a la realización de la obra estupenda que llamamos milagro, ni hay la menor contradicción o imposibilidad en que suspenda Dios, como primer motor, alguna ley física en casos determinados por El mismo. P. DE ISLA. Una vista del salón del Casino Español en el cual se halla la exposición de caricaturas de nuestro colaborador' artistic'O D. Luis Lasa. (Foto de F . .Montes). Vmt IIÍ -7- Núm. 56 Enero ESTUDIO 26, 1924 ~~_!) ;~,~ffil. ~! A Y hombres que no pueden pasar desapercibidos en la sociedad. - - Y uno de ellos es indudablemente el Dr. D. Trinidad H. Pardo de Tavera. ~i-:·· .· .. H .·_ .. _*=·. En el Archipiélago Magallánico ningún "intelectual" osará penetrar en el terreno científico o literario sin prime1·0 consultar a don Trinidad. Su autorizada voz conserva todavía toda la resonancia del trueno en el silencio "'i':.r de la tempestad . .. t "t~ ~t'{. El efecto imponente de un redoble de tambor en un compás de silencio general ... El eco poderoso del clamoreo jumentil en la espesura del bosque y a filo de media noche . .. · Y don Trinidad se sabe de coro el alcance formidable de su potencia gutural. Cuando él toma la palabra es para que le escuche en estática mudez toda la comunidad. Si le da por escupir sentencias, nada tendrán que ver con los apotegmas de los siete sapientes helenos, pero dejarán patente el deseo de causar sensación. · · ¡Oh, don Trinidad! De juro inmortalizara a vuesamercé el bueno de La Bruyere de haber. sido contemporáneo del pícaro parisién. Todos los grandes hombres suelen tener lunares de tamaño descomunal. Sucede tres cuartos de lo mismo con los hombres grandes, los cuales tienen que cargar con las consecuencias de su dimensión. Pues, bien. Una de las debilidades de don Trinidad es echarlas de volteriano. Y para quienes conocen algo de historia quiere eso decir que tiene más de cómico que de filósofo. El no será capaz de forjar un silogismo que coloque al contrincante entre la espada y la pared, pe1'0 le espetará por todo argumento un chistecito trasnochado para despertar la hilaridad en el auditorio de ocasión. . El público le ríe la gracia y al pobre viejo. se le cae la. baba, com9 P?!-djera c_q,~rsele al i'Jiflujo de las caricias de un tataranieto zalamero y sobón. No cabe duda, ese es un lunar en lo. más prominente y vistoso del cerebro de don Trinidad . . Puede que él no lo divise, pero no porque dejemos de ver el lamparoñ colocado en fo alto del colodrillo, estamos autorizados a negar su presencia allí. . .. ¡Natural! Yá lo dijo con inimitable gracia un satírico y sutil fabulista, jesuíta (para más [Jeiias) cuando le ocurrió proclamm· verdad tan funiamental de la psicología. "Todos tenemos pelillos ... y no los vemos!" ¡Así como así! Más demos de mano a los lunares, yá que sean patrimonio universal,~ mejoTado en tercio y quinto en personas de la talla de don Trinidad. Lo que más nos llama la atf3nción en su accidentada historia política es su maravillosa adaptabilidad. El entra poi· todo, como la romana del dia.blo. Se amolda q,l ambiente cómo los líquidos a la vasija donde se los quiera poner. Y no me negarán ustedes que esa fle:ribilidai circunstanci"al es uno ·de lÓs fenómenos mas sorprendentes del reino animal. . . El lagópedo, por ejemplo, cambia su plumaje al compás de las variaciones de la estación. ¡Esto es singula,. ! Y sobre todo acarrea cuantiosas ventajas p<i:rq, la conservación de la prop'ia e.1·istencia. . Pues don Trinidad ha cruzado yá todos los co!ores del arco-iris y ap'enas le ha podido distinguir nadie del forndo donde colocaba su tienda. ·Su mimetismo e.rcepcional ha llenado siempre a unos y otr9s de ¡Yrofunda admiración. Todos le tienen por danzante sin rival. En toda coyuntura baila al son que tocan, .. Y lo más difícil del arte coreográfico está precisamente en. esa espontánea adaptabilidad. Bten por don Trinidad. Puede el baile continuar. . . más ¿cuál será el p1'6:ximó bailable? . .. En cierta ocasión tuvo alguno de sus admiradores la ocurrencia de llamarle "polígrafo". ¡Tú que tal dijiste! El buen hombre se lo creyó a pu1ío cm·rado. Es natural: todos incurrimos en la flaqueza de da2· cr.édito a lo que halaga nuestra vanidad. Tengo yo, por ejemplo, un amigo que todavíri est4 por caerse del. nido; y ¡lo que .le gusta al c'4ico que le llamen· pfoaro! Vol. lll -8 +- Núm~ 56 Enero ESTUDIO 26, 1924 El gmn Richelieu, estadista y diplomático de los de primera fila, se mareaba de placer cu.ando le llamaban poeta. ¡ Ca.ray ! y los franceses que lo supier.on. . . ¡Pues son poco zumbones! . .. Aquí no lo so11nos tanto. Ni mucho menos. ¡Qué va! ... -Pero no tenemos inconveniente en darle por el gusto a don Trinidad. . . ¡el "polígrafo"! Mas en broma, señor doctor. Porque en seri'.J no podríamos avenirnos a semejante barbaridad. Allá en tierra.s de España, dornde en achaques de letras deben de hilar bastante más delgado, decían "polígrafo" a don Marcelino M enéndez y Pela yo. ¡Recato! Aquí se quita la gorra. . . Y se hace una inclinación en ángulo recto. . . Y si a mano viene se toca con la rodilla izquierda en tierra. . . Que la derecha se guarda para Dios. ¡bon Marcelino Menéndez y Pelayo! ¡Un hombre que a los diecinueve años escribe la mo ... numental obra de los "Heterodoxos Españoles"! ¡Un escritor que mete mano a la pluma tan de muchacho y no la deja hasta el momento de arrancársel(L la muerte! ¡Un pendolista que ha disertado con igual cla1·idad y decisión sobre tan variados temas! ¡A ese se le llama "polígrafo" a boca llena y con el sentimiento de ser la palabreja demasiado miserabl-e todavía para representar la realidad! Y ¡claro! comparado con él, habituados a dedicarle con carifío y respeto ese tributo de admiración, cualquiera que emborrone media docena de folletitos y se cree con derecho al apelativo se nos antoja un. . . "poli. . . chinela". Et encore c' est trop poli . .. Ni más ni menos. Una pobre "chinela" que quiere elevarse al soplo de la vanidad hasta las alturas inaccesibles donde mora el sabio español. - Y fíjese el Dr. D. T-rinidad H. Pardo de Ta vera: "sabio español". ¡¡¡Qué 08 dijeran a Vos!!! ... A don Trinidad acaban de ponerle las circunstancicts en las manos un atabal. Y el docto11· bonachón mordió en el anzuelo con la candidez de un ingenuo colegial. Ha pasado por esta ciudad removiendo todas las capas sociales con la violencia del huracán un voceado novelista de nuestra antigua Metrópoli, procedente de nuestra Metrópoli actual. ¡La verdad es, y sea dicho de paso y sin intención de molestar a nadie, que hemos quedado lucidos con este cambio metropolitano! ¡Recato! ¡Para estas horas yá nos había dado Primo de Rivera la Independencia y además ... chocolate encima! ¡Recato! si es "caviteño" el dictador de Madrid ... Bueno. Dejemos a un lado ese pleito espinoso, porque, como decía bien el otro, "peor es meneallo"... ' El Dr. D. Trinidad H. Pardo de Tavera, cuya adaptabilidad social hemos ponderado lineas mis arriba, no podía menos de figurar en el coro de lo,; admiradores del visitante. Y figuró. . . Y en gran escala. . . Como que resultó un figurón. . . ¡Figúrense ustedes! Y -el literato accedió a las invitaciones de hacer uso público de la palabra de Castilla. La cual, digámoslo también al desgaire y con la misma intención de no molestar a nadie, la cual, es decir, la palabra de Castilla suena todavía muy arnwniosamente en los oídos Filipinos. ¡Pese a quien pesare! Que no me tengo yo· la culpa de los atestados de la Historia . .. Y el Dr. D. Tr_inidad H. Pardo de Tavera acudio a escuchar los acentos del idioma de su primitiva nacionalidad. No se escandalicen los leyentes por esto de "primitiva nacionalidad".. . El espiritu de "fraternidad universal" va haciendo que podamos cambiar de "nacionalidad", de acuerdo con las conveniencias cordiales o estomacales, según los casos . .. Y los casos más corrientes (y va de psicologh) son los inspirados en la influencia gástrica . .. que el "sentimentalismo" está yá mandado retirar ... e impera la "prosa" de la vida . .. y son moneda de fácil circulacion los cambalaches a lo Esaú . .. Y basta para psicologia, aunque tenemos cosas muy buenas en cartera, pero que no las queremos soltar toda.s de una vez . .. Como íbamos diciendo, don Trinidad se personó y tomó asiento al pie de la t?-ibuna del orador. Escitchó religiosamente, digo mal, escépticamente habré de decir, porque se precia .de no tener religión ... Escuchó pasándose sin cesar la mano por la barba, o las barba.s por la mano, como VV. gusten, porque __ uná: y otra mímica acusan distracción. Y cuando luégo le 'JYl'egunta'ron los periodistas su parecer sobre la conferencia del literato español, contrajo sus restos" faciales a guisa de sonrisa y dijo una barba . .. ~¿Por qué no se ha de decir la verdad? ¡Don Trinidad contestó a los periodistas con una barbaridad! - - - - - -Califfoó de "'irreligioso" el discurso .del novelista . .. ¡ S01iaba el ciego que veía! . .. Vol. lII Núm. 56 Enero ESTUDIO 26, J924 ¡Como si solamente él hubiese estado presente en el salón del "Normal Jol" ! ... Una leccioncita de lingüística al Dr. D. Trinidad H. Pardo de Tavera para termi;nar. Sí, señor. Y se la vamos a dar nosotros. . . Y a él, el "polí. . . glota". . . Y gratis . . . Y conste que esto de "polí ... glota" no va en broma, porque don Trinidad habla ... mucho. El público entiende por "irreligioso" algo contrario a la religión y con el juicio del doctor pudo dejarse engaña1·. Cuando otra vez quiera .don Trinidad "poliglotear" (léase, charlatanear), pues lo hemos dicho en griego por parecernos más "chic" ... Como esto últfmo lo decimos en francés para que nos entiendan mejor . .. Cuando se proponga dirigirse a las masas, intentando significar la "ausencia" de religión en tal o cual escrito u oración, hará bien en decir "arreligioso". ¿Eh? "Arre", doctor, "arre". . . Y no "irre'', porque esto se presta a error . .. ¡Recato! Y que por falta de espacio se librci esta vez de su ración semanal de emparedados el Honorable don Vicente Sotto, Diputado por el Segundo Distrito de Cebú ... ¡Espera, Sottico, espera! Que yá te llegaré el turno para tu correspondiente "arre" ... ¡Pues tiene pocos días el afio! ¡Y pocas que son las ocasiones .de "arrear"! @• ••• ~ - - - - - - - - - - - - - - - 1 1 • • • • 1 • • • • • • • 1 • • • • 1 • Ci) 1 SElVl.A:N.A ~----------------- - - - - - - - - - • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •@ En Malolos, la capital de la provincia de Bulacán se celebraron el Miércoles y en la víspera de dicho día, grandiosos festejos públicos para conmemorar el vigésimoquinto aniversario de la proclamación de nuestra efímera república. Altos funcionarios del gobierno, incluyendo al propio Gobernador General, asistieron a dichos festejos, y nuestro digno y amadísimo Excmo. Sr. Delegado, Mons. Piani, honró a-quellos memorables actos con su personal asistencia, ya que la inmensa mayoría de los que participaron de las fiestas, vecinos de aquella provincia y de muchas otras del Archipiélago, estaba constituida por patriotas correligionarios nuestros. A juzgar por el informe enviado por el ingeniero de distrito de Iloilo a la Oficina de Obras Públicas, la ca·rretera interprovincial entre Iloilo y Capiz se terminará en todo este año de 1924, pues los trabajos de construcción se hallan a estas fechas muy adelantados. La terminación de esta carretera se espera con impaciencia por los habitantes de las mencionadas provincias, pues facilitará grandemente el tráfico entre ambas y consiguientemente aumentará el volumen comercial de las mismas. Atendiendo los consejos de los médicos que le asisten, el gerente general del Banco Nacional, Mr. R. 1M. Fullington ha dimitido como tal gerente y dícese que también como Auditor Insular. La carta de dimisión de Mr. Fullington va acompañada de un certificado del Dr. Stafford en el que se hace constar la necesidad de que aquel abandone todo género de trabajos y vuelva inmediatamente a los· Estados Unidos para reponer su salud. El Sr. Wenceslao Trinidad, gerente auxiliar del mencionado banco, se halla interinando en el puesto que deja vacante Mr. Fullington. El .miércoles la colonia española de esta capital, juntamente con una buena representación de filipinos, celebró el onomástico del católico Rey que ahora rige los destinos de nuestra antigua Metrópoli, D. Alfonso XIII. Por la mañana del mencionado día se cantó un solemne Te Deum en la hermosa iglesia de los PP. Capuchinos en Intramuros. Después de dicha ceremonia religiosa se procedió a la recepción consular en los Salones de la Casa de España, donde por la: noche tuvo lugar también el gran baile de gala, que se vió muy concurrido. La Oficina Central de la Constabularia, de acuerdo con la nueva ley que aumenta el número de soldados de la Policía Insular, emprendió hace unas semanas una campaña de reclutamiento, dando por resultado el alistamiento de 250 nuevos soldados que están ahora· entrenándose y tan pronto coro.o lo estén dícese que se les enviará a Mindanao. Para armarlos convenientemente la Constabularia se halla gestionando cerca de las autoridades del Ejército Regular para la adquisición de los necesarios rifles. Hase anunciado que en adelante ya no recibirán ayuda ciertos pobres de esta capital, los cuales hasta ahora. eran socorridos por las instituciones Dr. Miguel de la Concepcion DENTISTA asociadas de caridad, il\Cluyendo al Capítulo filipino de la Cruz Roja, pues la Junta: Directiva de dicha asociación de instituciones, recientemente acordó suspender su ayuda, alegando falta de fondos. Esta medida afectará, según se afirma, a unas ochocientas familias pobres de esta: ciudad. La prensa diaria ha publicado unos informes cablegráficos en el sentido de que el Presidente d los Estados Unidos, Mr. Coolidge, ha decidido no extender a Filipinas los efectos de la Ley Americana de Cabotaje, atendiendo la reiterada: protesta de los representantes autorizados de nuestros pueblos y especialmente de nuestr.os comerciantes más o menos directamente interesados en el asunto. Según los datos estadísticos oficiales concernientes a: nuestra importación y exportación durante el año 1923, este ha sido uno de los mejores para Filipinas, pues la exportación excedió a la importación en la suma total de P65,906.49~, A requerimiento de la Fiscalía de la Ciudad, la compañía que explota el servicio de tranvías y de alumbradp eléctrico en esta capital y conocida comunmente por "Meralco" ha pagado una multa de cinco pesos además de la cantidad de dos mil pesos en concepto de impuestos de licencia pa:ra ser agente de anuncios, a razón de quinientos pesos al año, pues sabido es de todos que en los tranvías se admiten toda clase de anuncios comerciales y este negocio se estuvo sosteniendo por la Meralco hace ya va:rios años. ABOGADOS 25 'l'. Pinpin Tel. 3532 Roxas Bldg. N.o 212 Tel. 6'72 1 ,-..--------.. S T T T T T T T T T T r@ :!)a T T T T 1 T T T S T . ••••a •@ Vol. 111 -10- Núm. 58' Eh ero ESTUDIO 26, 1924 1 TE.ATRO 1 PROGRAMA Hoy es el Beneficio del Dfrector de la Cómpañm que viene actuando en el Opera House. Según lo tenemos anunciado pondrá en escena el "Cardenal" de Linares Rivas, donde le corresponde representar 'la protéica figura del protagonista. El hombre es un extraño compuesto de pequeñeces, y esas "pequeñeces" son mayores en los individuos de vigorosa espiritualidad. El personaje salido de la pluma de Linares Rivas oscila entre sus relevantes cualidades morales y sus defectos . .• Útmbién muy relevantes. Si no fuera así no sería un estudio tan acabado de psicología teatral. Torner hará un Cardenal formidable. Lo esperamos. Es decir, estamos seguros de ello. Presagiamos en nuestro número pasado que saldría esta noche del teatro coronado de laurel. Respondemos con la cabeza. Y maño.na. . . todos nos darán la razón. Por la noche representarán "Coba1·díás" de Linares JUvas. Nosotros no podemos resignarnós a cierta democracia demoledora, muy en boga en nuestra sociedad. Lo confesamos con ..• rubor. y decimos "con rubor", po1·que como vayamos siendo tan raros cuantos tenemos la libertad de pensar así, uno llega a tenerse por hueso dislocado en el móderno cuerpo social. A pesar del progreso de las doctrinas igualitarias y acaso debido al avance mismo de semejantes teorías, cada día se nos hace menos llevadero y tolerable que el auriga callejero se crea de nuestra misma condición. S·iempre juzgamos como el más explicable de todos los orgullos "sociales" aquel que descansa en la legitimadad ·de la sangre azul. No habní 1nfrito alguno personal en descendm· del Cid Campeador, pero confiesen los demócmtas exaltados que de los pasado algo queda. A pesar de profesar tales principios sociológicos, acaba uno por renegar su suerte y da la mano al bueno de Figueredo, el cual a pesar de su espíritu mercantil, posee un aúreo corazón. Bueno. Convengamos en que en todas part.es cuecen habas y hay mu11 buenos botoncitos de muestra entre quienes se precian de llevar en sus vanC/.S sangre azul. . . Si se empeña el autor ... El martes darán "Lo que no muere", comedia en dos actos de Alonso Gómez y Monzano Mancebo. Tiene razón Ali onso: "Cuando una mujm· ríe acaricia una ilusión: cuando llora es porque la ha perdido". Carmela vivía alegre como un jilgue1·illo mientras se figuró que Pepe la había escogido en su corazón para compañera de la vida. Pero un día cree entender que Pepe tenía puestos los ojos en otra y una espesa melancolía cubre su alma, re/ lejándose en el rostro tan intensamente que llegs a preocupar a cuantos la qui.eren bien. ¡Pobre Carmela! Su estrafalaria tía no sabe de la misa la media, ni barrunta la causa de aquellas tristezas hasta que Alfonso se la explica, atajando la sorpresa y aspavientos de la solterona con una de sus ingeniosas salidas: "El mal d.el amor entra como los catarros: al menor descuido". Tiene razón Alfonso. Pepe y Carmela están reciamente acatarrados. Como lo están Juaniyo y Floriya. . . Como lo están al cabo de la comedia la misma Aurora, la. austera Aurora y Alfonso ... Es la ley de la vida. Y, claro, la comedia termina como acaban esos próloyos en la existencia humana. Pe1·0 y Carmela se casan. . . Juaniyo y Floriya se casan ... Aurora y Alfonso se casan. . . ¡Anda, y que Dios los bendi.qa ! El mundo no lleva camino de desaparecer . .. Además se dará el pasatiempo "Los hombres", que es una obra interesantísima. im1oluntariamente de todas las aristo- El Jueves se rep1·esenta "El Obscuro cracias cuando llega a conocer a tipos Dominio" de Arquitas Valente, tradude la laya de Luquitas. Ese es un cido por Tedeschi y "Parmeno", drama vástago monstruoso. Conserva todo el en tres actos. La escena se desarrolla orgullo de la grandeza y posee todos en el círculo de un manicomio. Aquello los vicios del rufián. Es bastante v·i- es descorazonante. El eximio Dfrecto1· llano para resignarse a vivir a costa del establecimiento que se ha pasado de los sacrificios de una mujer. Está la vida entera en el estudio de los trascarcomido de deudas, "esa polilla de los tornos mentales de todo género y en grandes" como le llama un novelista, la aplicacion de los más avanzados sis11 r.arece de dignidad para limitar su.s temas de la terapéutica, cae víctima de despilfarros. Un Luquitas bastaría monomanía amorosa. ¡Aterra consipara arrojar un manchón difícil de derar cuán poco baste para apagar borrar sol}re muchas generaciones de la lucecilla de la razón! ¡Sorprende nobleza inmacul,ada. conoce1· lo peligroso del contagio en los En cambio, qué encantadora resulta casos de en/ ermedades psíquicas y su aqu.tlla · pabre Cecilia que se resigna a in/ luencia en el funcionamiento cere·~...;__~~~~~~~--~-=-~~_.:._~ Vól. lH -11bral! Aun cuando nos par.ezca algo exagerada la opinión de uno de los personajes, precisamente del notable frenópata que acaba en demente, según el cual "el histerismo es el héro.e y el verdugo de la sociedad moderna", no podemos menos de reconocer su gran dosis de i•erdad y por lo mismo se nos antoja un tantico indiscreta la elección de obras como ésta para públicos donde las lesiones del sistema nervioso no constituyen excepción. Y esto que decimos en Manila, dijéramoslo en Madrid. No estamos conformes en que "la intensidad de ciertas pasiones llega a borrar la culpa", como dice en abono de sus flaquezas Carlos Bergé. Muy cierto es que las pasiones contribuyen al oscurecimiento de la inteligencia y al enfla.q11ecimiento d.e la voluntad en razón directa de su intensidad. Pero únicamente en los locos carece la culpa de todo significado . . Mientras hubiere una chispa de razón, el hombre cae bajo la sanción legal, aunque en proporción muy difícil, si no imposible, de precisar con exactitud. De ahí las quiebras de todo humano tribunal. El sábado que viene se pone en escena, a beneficio del primer actor y director Emilio Perelló, "Ot.elo" de Shakespeare, traducida en verso ca..~­ tellano por Francisco Luis de Reyes. Habiendo dado la vuelta al mundo literario, vertido a todas las lenguas, es obra harto conocida para haberla de presentar al. lector. Mas no queremos dejar de hacer notar que la traducción está hecha en verso fácil y sonoro, lo cual contribuye grandemente a que el público educado la saboree con delectación. Las sociedades evolucionan como todo ser dotado de vitalidad. El dramaturgo inglés pudo reflejar mara. villosamente en sus producciones teatrales la manera de sentir de sus contemporáneos, pero hoy no nos amoldamos a aquella manera de apr.ecia1· las situaciones. Hace falta estar dotodo de muy gentiles tragadeas para apechugar con un desenlace donde se suceden sin solución de continuidad el as.esinato de Rodrigo, el intento de asesinato de Casio, el asesinato de Desdémona, las ansias manifiestas del asesinato de lago y el suicidio de O te lo . .. ¡Caray! que es much:J matar ... Entre celos y celos, preferimos los de Yol'ick de Tamayo a los d.e Otelo de Shakespeare. Y a tener que escoge1· entre drama y drama, nos quedamos sin vacilación con el español . .• Q. Q. RUCHO. Núm. 56 Enero ESTUDIO CARTAS EDIFICANTES Dr. T. H. Pardo de Tavera. JNTINGUIDO" Dr: Esto del "distinguido" no vaya a creérselo Vuesa merced; es un decir, yá que a mí no me consta, ni mucho menos, que, como doctor, sea su merced distinguido sin distinción. ,. Apenas si sé más sino que se ha atre~~~~~ vido a meterse con el bueno del P. SanT~~~~~T tamaría y con su "Arte de curar", sin f T J,~{T peligro, ¡claro es! de haberse aprove{ chado muy lindamente de algunos y aún de muchos de los datos encerrados en el dicho Arte, riéndose de las .m:?dicinas caseras y de los remedios propuestos por el buen "fraile", como se reirán de todos los médicos modernos-y es manifiesto que a V d. yá no se le puede contar entre estos últimos-los doctores que escriban dentro de doscientos años; que achaque de los hombres es reirse los unos de lo que hicieron los otros, aún a trueque de hacer estos peor lo mismo que hicieran aquellos. Pues bien; "distinguido" doctor, o "polígrafo" o lo que sea. Cuando en el Normal Hall vi hace unos días a su merced dije para mi capote ¡Tate! Este hombre, se ha vuelto a· Dios y no quiere negar aquello que le dió naturaleza. Lo menos que me figuré yo es que alguien había entonado el "Yo pecador", y que, arrepentido y contrito, iba a dar de mano a la vida pasada, para emprender otra nueva, que ya no puede ser muy larga, por aquello de que "de viejo no pasa nadie". Pero ¡ quiá ! ¡Vaya un chasco que me llevé. Cualquier día .muda de rumbo el famoso "filipinista y polígrafo" y doctor Pardo de Tavera ! Cuando se ven las orejas al lobo. . . entonces sí; pero mientras podamos ir tirando ... Esta, me supongo yo es la cuenta que se habrá su merced echado, como podía haberse echado aquella otra de que cada cual muere como ha vivido. Su señoría "ilustradísima" y "polígrafa" fué al Normal Hall a oir de labios del literato hispano lo que nadie oyó. ¡Y á es oir ! ¡No en balde estaba sentado en primera fila y en la primera butaca! Ve V d. que estoy al tanto de sus posiciones. Es, pues, el caso, y ahora entramos en materia, ;;i bien no es ''inmaterial" lo hasta aquí dicho, sino muy importante y de gran trascendencia, que en, un periódico mañanero del Domingo, "El Debate", se le atribuye a su merced un juicio crítico del discurso del insigne novelista español -cuidado con eso del insigne, pues hay que entenderlo como Dios manda, y no cual algunos quieren entenderlo, para los cuales la "divinificación" del escritor que nos ha visitado aún sería poco-juicio que nos da pié para pensar o que su mercé, trata de reirse de los lectores del periódico, lo cual ni sospecharlo, u oyó su merced algo que nadie escuchó, y eso que todos es-tábamos con los sentidos bien despiertos tan atentos como su mercé "polig1·áfica y médica". Dice, pues, dicho "statement", que si no es cierto debe Vd. mandar corregir de seguida: "El Dr. Pardo de Tavera, refiriéndose a la última conferencia, del valenciano en la Escuela Normal: "ME HA GUSTADO POR PROGRESISTA, CIENTfFICO E IRRELIGIOSO". Lo del progresista pase, aunque bien podríamos discutirlo, pues cuantas ideas expresó son ya "pan comido", para quien no sea un analfabeto en cuestiones de literatura. Prueba únicamente que su merced aunque "polígrafo y gran filipinista" anda muy a medias en lo que atañe a cuestiones de movimiento literario, imaginándosele cualquier cosa ideas progresivas, cuando de lo que tienen más es de vulgares, si quier fueran dichas con mucha gracia, y mucha Sl;ll, y mucho "aquél", que en eso estriba el valor del huesped conVol. III -12 ferencista. Lo del "científico", ¡me río yo de los peces de colores"! A cualquier cosa se llan¡a hoy ciencia! ¡Si hasta han dado en la ocurrencia de apodarle a: su mercé hombre de ciencia! ¡Figúrese! Trabajo le doy al Dr. Pardo para que me demuestre dónde estaba la ciencia en aquella conferencia. Pero en fin, ... pase también lo de la ciencia. Lo que es un verdadero insulto al sentido común y .a todos cuantos estuvimos allí, y aplaudimos a rabiar al orador, porque le participe al Dr. que no hubo, tal vez, nadie que aplaudiera· más que su servidor, que ahora mismo daría cualquier dinero, dentro, claro está,. de mis posibilidades, que no son tantas como las de algunos doctores, por volver a escuchar el verbo cálido y profundo del gran novelista-yá he dicho cómo se ha de entender esto de gran novelista-; Y o .que, por la: gracia y la misericordia de Dios soy católico a macha martillo, y que vengo pugnando por meter en cintura a quienes se deslizan un tántico en cuestiones religiosas, iba a desgañitarme aplaudiendo a un hombre, que se llame como quiera, se atreve a mal-hablar de la religión? No, Dr. ¡mientras Dios me conserve el juicio no sucederá tal. Y sin embargo perseveré toda· la conferencia, sin el más mínimD signo de disgusto. Querer decir o decir de hecho que el conferenciante estuvo irreligioso en la conferencia del Normal Hall es el colmo de la frescura y del sectarismo. ¡ J a,más pudimos ni imaginar que a tanto llegase la frescura y la desaprensión! A buen seguro que si alguien tiene la humorada de mandar un número del "Debate" al orador, le hará bien poquísima gracia este juicio del "polígrafo y fil~pinista" Pardo, que aquí se ha pasado, como tantas otras veces, de listo. .1 En una buena parte de sus nQvelas .ei novelista castellano es irreligioso, profundamente irreligioso e inmoral si se quiere, al menos en nuestra opinión, que se nos figura la verdadera; mas en todo el tiempo que estuvo en Filipinas y en las conferencias que aquí tuvo, se comportó de tal manera que todos, sin distinción de credos y de sentimientos, pudimos juntar nuestras manos y aplaudirle a rabiar. ¿Por qué, pues, viene ahora su merce<l. a colgarle el sambenito de ir.religión? Tal vez quiera Vd. salirse por la tangente diciendo que fué irreligioso porque no habló de religión.. Pero ¡hombre, por Dios! no sea V d. miope. . . intelectual. ¿O es que cree su mercé que hablando de la literatura se puede o se debe echar un sermón? ¿Y qué necesidad tenía de largar un sermón? ¡Vamos, hombre! Además ¿no se fijó Vd. en aquello de por qué los Griegos y Romanos· no tenían novela y sí la tuvimos los cristianos? ¿No se acuerda V d. de lo que dijo al hablar del Cristianismo y de la mujer? ¿No recuerda Vd. que entre los grandes comediógrafos españoles no tuvo empacho en citar a Lope de Vega, un cura, a Tirso de Molina, un fraile? Guárdese, amigo Pardo, guárdese sus sectarismo$ y sus tonterías, que no estamos yá en los tiempos en· que su merced podía decir los dislates que le viniera en talante, sin que nadie le saliera al paso. Yo le reto a que demuestre con hechos y no con palabras hueras y sin sustancia que lo dicen todo y no dicen nada, que el escritor español estuvo "irreligioso" en su conferencia del Normal Hall. Y si no hace, que no lo hará, tendré motivo para decir que a pesar de ser "políglota, polígrafo y filipinista" insigne, no ·sabe lo que se pesca, ni tiene criterio para juzgar una conferencia. Suyo ·hasta· la respuesta. . Núm. 58' Enero ESTUDIO 26, 1924 J yo fuera La Mettrie-¡Dios me libre!y hubiera sentado los principios psicológicos y éticos que él sentó, sabría muy bien cual había de ser mi teoría política, al menos en lo que se relaciona con el 01-igen del poder. Si el hombre no es más que un "animal" a secas, y sin más aditamentos, es claro como la luz del sol, que no han podido agruparse en sociedad, mediante un pacto libre. La autoridad del que manda no puede ser otra que la fuerza, como en un rebaño manda siempre el . "toro" más fuerte y en· un gallinero el "gallito" más valiente o más "mañoso". La sociedad entonces queda reducida a una "manada de .animales de dos patas", en vez de cuatro y que en vez de cogerlos con el "hocico" toman con las manos los alimentos". Y efectivamente; tal cual nosotros lo hemos pensado, así lo hiciera La Mettrie, si, por un por si acaso, se le hubiera ocurrido decir algo directamente relacionado con las teorías sobre política y origen del podar. Em[pero bastante nos dice y da a entender con sus ideas sobre la libertad, y sobre las acciones humanas. Bien sabido es que sin libe1·tad no puede darse sociedad en la acepción genuina y humana de la pala'bra. Se darán agrupaciones, rebaños, lo que se quiera; pero sociedad, no. En el concepto de la sociedad entra como factor indispensable no solo la aglomeración de individuos, si que tairnbién y como elemento esencial el que esos d·iversos elementos aporten su concurso para la consecución de un fin común. Los hombres viven en sociedad, no p1·ecisamente por un acto libre de su conciencia, sino por una inclinación natural; empero para permanecer en U.V sociedad y para que ésta me1·ezca el nombre de tal hace falta que sus compoel fuero externo y del de1·echo público, ni en el fuero interno o de la conciencia. Los remordimientos de esa conciencia, asegura muy formal La M ettrie no son más que meras preocupaciones ' . l' d de la educación: "les remords sont des pre3uges de e ucation" · no debe darse distinción entre la virtud y el vicio y los q~e llamamos malvados no lo son más que. los que calificamos como hombres justos y buenos. Y miren por donde hemos venido a parar en que "los pillos y los santos son todos iguales", que es lo que desde hace siglos .v~enen tratando de demostrar todos los que no quieren vivir en paz con Dios, consigo mismos o con_ la. sociedad. , Si estas afirmar;iones del matertal1sta frunces fueran cie1·tas mal año para todos los legisladores y para todos los gobernantes y aun p~ra todos los juece_s. _¿Con qué. visos de razón se va a legislar para una maquina que tiene marcados y determinados sus movimientos de un modo fatal y necesario? Fuera, pues, todos los lef!isladores,_ que no harían en el caso de ser cierta la tests lamettriana, sino chupdr la sangre del pobre pueblo, sin reportarle ninguna utilidad. Y dirá más de un lector: ¡"Lo que es po1· los legisladores, que los quiten todos, pues para lo que hacen"! Pero no es precisamente de quitarlos de lo que se trata, sino de declarar su plena inutilidad, 1·adical, fundamental, absoluta. y sin leyes que rijan y gobiernen, no sé para que nos hará falta el gobernador y demás señores que forman lo que se denomina "Poder Ejecutivo". Fuera, pues co'?' ellos y trisquemos y saltemos como cabritillas en m?nte sin c~r­ car, sin que haya valladar que nos contenga, ni ley de Dios que nos sofrene los malo.~ apetito.~ y las inclinaciones depravadas. y si no hay leyei;, ni gobiemo ejecutivo, mal puede haber tribunales de justicia que ccistiguen las transgresiones de unas leyes qua no existen. Abajo, pues, los tribunentes sean libres. nales; abajo las cárceles y las ho1 ·cas; abajo todo cuanto Pues bien; lo primerito que La Mettrie hace es negar signifique cast-igo a culpas que no existen, pues el homb1·e la humana libertad. Así como lo digo. "L'homme est une empieza por ser una máquina, y las máquinas no son culmachine qu'un fatalisme absolu gouverne imp.erieusement" pables de sus defectos y de sus roturas. "El hombre es una máquina que un fatalismo absoluto go- Como ve el lector, la disciplina de las consecuencias, bierna imperiosamente". ¡Echenle galgos al "tío" este! como dice un buen amigo mío, es terrible y a eUa.s deben Si pues, el hombre es una máquina, parece muy natu- atenerse los que sientan principios tan absurdos como los ral y muy justo que sus funciones deben depender de aquél sentados por La Mettrie. que tuvo la humorada de ha'r:erla. Y como sea Dios el au- Con lo dicho hasta aquí se entiende bien cla1·amente tor de esa máquina de ahí que, en buena lógica debiera por qué el francés La Mettrie, anduvo siempre en tratos concluirse que Dios debe ser quien mueve, con imperio ab- y componendas con los mismos enemiigos de su patria. Se soluto, y con dominio tiránico al hombre en todas sus ac- comprende también por qué no quiso decir ni media paciones. labra sobre el origen del poder. Bastante lo daba a enPero ¡quiá! La Mettrie, como todos los otros enci- tender con sus principios filosóficos. clopedistas sus amigos y compañeros de "dislates" filosó- y aquí, y por falta de tiempo, cortamos el hilo ~e fico-religiosos, creían que Dios es un ente inútil y se de- nuestro trabajo sobre la vida y doctrinas de La Mettrie. clararon "ateos", o deistas, que son dos palabras casi equi- Tal vez escarbando en sus libros encontrásemos algunas valentes a lo mismo, ya que entre no haber Dios haber uno "perlas" tan ricas y tan costosas como las hasta aquí desque no hace más que estarse por los altos cielos, sin tener cubiertas. .Was tenemos el estómago revuelto, de andar relación alguna con las cosas de acá abajo, la diferencÚJJ. escarbando entre tantas y tales inmundicias litera1-ias. es bien pequeña y solo de consecuencia lógica, como ya ve- Un estómago a prueba de bomba se necesita para pasarse remos. un par de meses leyendo los dislates y las groserías con que Si el homb1·e es una máquina, síguese que sus movi- plugo sembrar sus obras al filósofo francés. Y nosotros, mientas deben estar regulados de un modo necesario, so gracias a Dios, aún tenemos las vísceras demasiado tierpena de que se quiera decir que es una "máquina rota", nas y no hemos llegado aun al período del "apergaminalo que después de todo es verdad y mucha verdad, según miento". como se entienda. Será, por lo tanto, del todo inútil que Quede, por lo tanto, aquí el Sr. de La Mettrie. se quiera hacer al hombre responsable de sus ac:.:t..:.o..:.s'..., ..:.n:..:.i_e:.:n..:__ ___________________ F_IL_A_D_E_L_F_O~·----:-Núm. 56 Vol. III -18 Enero ESTUDIO 26, 1924 r==·······~ ~~·¡~··w·l~~~·········~'= ~ PENA DEL TALION. m ~~)~~(!)~~~~·~~ L bueno de D. Mariano se convenció al fin de que era "' un extraño en su ¡yropia casa. Su hijo Blas había ido cediendo poco a poco al plan .¿deado por su esposa Julia, de aislar al anc-iano del resto de la familia, coma a un ser molesto que estorba en todas partes. Y el plan era observado con todo rigor. El cariño y dulce trato que hijo y nuera habían prodigado a D. Mariano en años anteriores, fué desapareciendo lenta, pero positivamente, desde que el buen viejo, demasiado bonachón y cándido, habíales hecho donación de todo, en un arranque de im, prudente generosidad. Ahora sólo veía en el/os desdenes, aversión y menosprecios. Hasta los nietos negaban al abue1-ito sus mimos y caricias. Las inocentes criaturas se habían acostumbrado a la indiferencia y frialdad que i•eían en sus padres; y huían del abuelito, cuando éste se acercaba para acariciarlos. El anciano sintió su corazón destrozado por aquel vacío, el más terrible de todos. Estaba solo, completamente solo, en medio de su familia, de sus hijos, de sus nietos. Era ·imposible vivir en aquella atmósfera cruelmente glacial; y D. Mariano comenzó a decaer física y moralmente, se consumía, se moría, como una planta sin luz ni calor. Hasta se le negaba el derecho a quejarse; pues si alguna vez aludía con sus palabras al abandono que padecía, Julia, la altiva nuera, se desataba en expresiones incisivas, punzantes, que siempre tenían el mismo resultado: hacer cada día más amarga la vida del anciano. · No eran sin embargo las morlificantes palabras de la hija política lo que más sentía el pobre D. Mariano; la herida más profunda de su cora;::ón, la que sangraba a todas horas, se la causaba el sistemático y silencioso desdén, y glacial indiferencia de Bias; aquel hijo siempre mimado y favorecido. La más franca hostilidad, el odio, la misma persecución eran preferibles a aquella situación de premeditado aislamiento y desvío. Hemos afirmado que el infelü anciano estaba solo, y no es exacta la afirmación. Merceditas, una de las i res nietas, solía acompañarle muchos ratos durante el día. La nifüt continuaba siendo la misma de siempre, pródiga en acariciar a su abuelito abandonado de todos; lo cual no veían con buenos ojos sus padres. Esto ern causa de que lltlerceditas, a p::sar de su Vol. III débil constitución física, se viese pospuesta a sus hermanitas, lo mismo en el vestido que en todo lo demás. De ahí que la niña, casi siempre delgada y paliducha, fuese a buscar en el abuelito el calor que todos le negaban . Una tarde en que D. Mariano y lvlerceditas estaban como de costumbre, separados de los demás en un rincón de la casa; el pobre anciano, presa de hondo abatimiento y desconsuelo, comenzó a llorar. La niña se abra;::ó a él, queriendo consolarlo con sus mimos y besos. Después se llegó a donde estaban sus padres y hermanitas, y con el pañuelo en los ojos dijo llena de tristeza: -Papá; venga usted, que está llorando. -¿Quién . .. ?-se apresuró a preguntar con manifiesto enfado la madre. -El abuelito. Tiene mucho frío, y está blanco; y no me dejaba que viniese a avisar. -¡Siempre así!-exclamó Julia malhumorada, dirigiéndose a su marido.Hasta que no hagas lo que todos los días te estoy diciendo . .. Bias, sin contestar a su esposa, se levcmtó, y fué a donde estaba su padre. -¡Vaya unas ganas que tiene usted de molestar!-le dijo con enfadoPareee que se empeña en interrumpi1• cuando más ocupados estamos. ¿A qué manda usted a la niña ... -¡Si no me ha mandado el abuelito ... !-interrumpio Merceditas.-Yo me he escapado, porque él no me dejaba ir. -¡Cállate, mocosuela!-le dijo su padre con ira mal reprimida. Después prosiguió, dirigiéndose al anciano: -No sé a que vienen esos lloriqueos. ¡Cualquiera dfría que se le trata mal! ¡Como si se le negase lo que necesita . .. ! ¿Qué le falta, para que así nos esté molestando a todas horas? El anciano no contestó. ¿Para qué? Muchas veces había tenido semejantes encuentros con su hijo y con su nuera, y no había conseguido más que aumentar el desvío y el desdén, de que era víctima inocente. Había además otra razón, y esa .era la principal, para que el anciano no contestase. Hacía tiempo que recordaba eon sincero pesar la conducta que él había observado con su difunto padre, idéntica a la que Bias observaba al presente con él. Ese recuerdo era una espina que D. Mariano tenía clavada en su corazón. Como buen católico, reconocía la mano de Dios en cuanto le pasaba; y por lo mismo, conforme y resignado, -14sufría los malos tratos de que era objeto, en expiación de sus faltas contra la piedad filial. Es más: esp.eraba el día en que su hijo lo llevase al Asilo de ancianos, porque también él había llevado a su anciano padre al mismo establecimiento. Es la pena del talión, se decía con amargura y profundamente arrepentido. Se me trata como yo traté a m·i padre. No me quejo, ¡Dios mío!; y me veré contento si así consigo borrar mi incalificable conducta pasada. El día no se hizo esperar. Blas, vencido por las importunas acometidas de su esposa Julia, se decidió a llevar a su padre al Asilo. El anciano no demostró la menor contrariedad, ni tuvo una sola palabra de queja. Al contrario; parecía estar satisfecho y alegre. No sucedió lo mismo con la pobre Merceditas; estaba inconsolable; y deshecha en llanto se arrojó al cuello de su abuelito, diciendo a gritos que no se fuese, que ella lo quería mucho; y si se iba, que la llevasen también a ella. Fué una escena de intensa ternura, que hizo palidecer a Blas de emoción, el cual estuvo a punto de retroceder. Como no distaba mucho el Asilo, el anciano manifestó deseos de ir a pie. Bias acompañó a su padre; y apenas si hablaron en el camino. Ambos estaban dominados por una misma idea: la conducta respectivamente observada para con sus padres. D. Mariano, algo cansado, se sentó en un poyo arrimado a la pared que cercaba .el jardín del Asilo. Escondió el rostro entre las rugosas manos que descansaban sobre el bastón; y las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. -¿Por qué llora, padre?-preguntole Blas visiblemente emocionado.En el Asilo estará usted bien cuidado. Además lo visitaremos todos los días, y nada le faltará. -Nó: Bias; no lloro porque voy al Asilo; todo lo contrario; eso me consuela. Pero ... -¿Qué? -El recuerdo de tu abuelo, de mi .. padre, me arranca estas lágrimas. También yo me porté con él así. Hace treinta y cinco años que mi padre se sentó a descansar en esta misma piedra donde estoy sentado, cuando yo le obligué a ingresar en el Asilo, por no querer tenerlo en casa. Dios me mide con la misma vara que yo medí. N<F me quejo de tí, hijo mío; todo lo perdono. No permita el Señor que en tu vejez ... -~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Núm. 56 Enero El llanto ahogó la voz del afligidísimo anciano. Blas contempló a su padre por un momento; llevase la mano a la frente, y como iluminado por una idea exclamó: -Padre, espei·e un poco; ya vuelvo. -Y se alejó ligerísimo. No tardó en volver; y dando lamano a su padre para ·ayudarle a levantar, dijo con resolución: -1 Padre; vamos a casa! -¿Qué es eso, Blas? ¿No me ad1niten en el Asilo? ... ¿Han cerrado ESTUDIO yá? ... -No sé si está ce1·rado o abierto, padre. Lo que le digo y le prometo es, que sus puertas estarán cerradas para ust.ed mientras yo viva. Esa piedra donde descansó rni abuelo, y donde se ha sentado usted, es vara mí una lección saludable. Ya me com]Jrende ... A hora, a ca set; el auto está esperando. Desde aquel día volvió a renacer la paz, el amo1· y lct tranquilidad en aquella familia. Blas y Julia trataron en adzlante al anciano con todo el cariño 26, 1924 y ternura de verdaderos hijos. Los niños, siguiendo el ejemplo de sus padres, volvieron a prodigar mimos y caricias al abuelito; y Merceditas no cabía en si de gozo, viéndolo querido de todos. Cuando, durante el paseo, pasaban frente al Asilo, solía decir Blas a su esposa, señcilando el poyo: -¡Julia! ese asiento nos ha librado de sufrir un día la pena del talión . .. EL SO LIT ARIO. ~~~~+~~~~~~~~~~ 1 ¡¡¡Y A NO HA Y NIÑOS!!! 1 ~~~~~~ .. ,,~~~~~~~~~~~~~+;+;~~~~~~~~,,~~~~~~ .. >~~~~~~ El SI clamaba aquel enamorado cantor de las aguas y de las flores, aquel dulcísimo cantor de las aves y de los niños, con este grito que desgarra el alma. El que tiene sus delicias en ver jugar a un niño y se entretenía en el Prado observando sus diversiones y comparándolos con ramilletes de rosas recien cortadas; él que se alegraba con la alegría de los niños, y se entristecía doblemente cuando estaba· triste; Selgas que antes había dicho, que una casa sin niños, es como un tiesto sin flores; que lo más bello de la hermosura de una mujer son sus hijos, y que los niños son el lazo que existe entre el Cielo y la Tierra, y el único, acaso, que los hombres no pueden romper, ahora con los ojos cubiertas de lágrimas y el corazón partido, tiene que exclamar desconsolado: ¡ ¡ya no hay niños! ! Y yo que tengo mis delicias en conversar con un niño, y que por nada de este mundo trocaría un rato de charla con él; yo que no encuentro en la tierra, ni franqueza, ni fé, ni lealtad en los hombres, pues que todos, sin excepción, al cabo te destroza·n el corazón y te engañan, y el niño es el único que no acierta a engañar y hacerte daño, yo en fin que no puedo resistir a las miradas, y a las sonrisas, o a· los gemidos y a las lágrimas de un niño, me veo precisado a· repetir aquel triste lamento y con llanto en los ojos exclamar ¡ ¡ya no hay niños! ! No hay niños; a· más temprana edad que antes dejan hoy de serlo; niños que antes llegaban a· la edad de diez y ocho años, y que hoy no rebasan los limites de los siete. Si el dulcísimo Selgas volviese a la tierra, moriríase de pena y dolor al no encontrar con quien hablar y llegar a comprenderse, porque no hay niños. No los hay en verdad te lo dicen las propias madres en sus continuados y estériles lamentos; los Ministros del Señor en su angustiado corazón. Me lo dicen las calles, las plazas, el teatro y el cine y toda clase de diversiones Vol. 111 que hoy entretienen a los hombres me lo dicen tambien, y yo lo veo, y todos conmigo, las eEcuelas laicas o ateas, que matan de raiz tantas flores tempranas, tantos capullos sin terminar de abrirse; que apartan tantas y tan bellas flores y las estrujan con sus ma·nos asquerosas e inmundas. Yo busco por todas partes los niños, y no los encuentro. Y me entro por el recinto de las casas de familia, y ya no encuentro aquellos angelitos, ensueño de sus padres, locura· de las madres y alegría de la casa toda; aquellos niños que antes al despertar el día dirigían las oraciones de la mañana, y oraban arrodillados junto a la madre que a rezar les enseñaba y que con ellos rezar solía; aquellos niños que con sus manos inocentes rogaban al corazón de Dios todas las gracias. Ahora muchas casas de familia son tiestos sin flores, no hay niños porque hay malvados que no quieren tenerlos y donde los hay. . . ¡ay! que los ojos de los niños aptos solamente para ver cosas bellas, para contemplar cosas de cielo, cosas divinas, han visto cosas de la tier:ra y ya no se atreven a mirar al cielo; que los oídos de los niños aptos sc·lamente para escuchar a·rm<mías de otra tierra, palabras de angel y p!egarias de querubes, se han cerrado al contacto de polvo vil que les impide abrirlos para oir cosas mejores. Yo los busco después entre esos que se acercan por vez primera al Santo Altar, y ¡ ¡ay! ! que muchos llevan sns almas sucias ya por el vicio, corrompidas por el pecado. Esos niños que van vestidos de blanco y que debieran ser ángeles por su edad temprana, tienen sus alas enlodadas por el fango de la culpa, las tienen muy pesadas, no pueden volar, son ángeles con alas caidas. Miro sus ojitos que estrellas semejar debieran y no tienen brillo, que engañan; esos labios, esas boquitas de coral que sólamente debieran pronunciar palabras tiernas, dulces, de amor, de pureza, palabras divinas, perdieron ya su color, al pasar por ellos -15la tosquedad de una palabra, tal vez fea·, tal vez muy mala. ¡ ¡Ah!! y esas niñas, angeles con cuerpos humanos encanto y embeleso del humano corazón, no bien han aprendido a reza·r al Señor y a besar a su madre, cuando ya saben todos los escondites y refinamientos de la coquetería saben ya todo lo que contribuir puede al adorno de su rostro de mujer; y así pierden el encanto, y así pierden su candor, pues de niñas quieren parecer mayores... No encuentro pues niños entre esos que se acercan al Altar. Dirijo luego una· mirada curiosa escudriñadora· y vigilante a esos niños que pasan por la calle, que por ella bajan, y que en ella viven. ¿Los encontraré aquí? No me contestéis. Ahí no pueden encontrarse, pues la calle está ocupada por rugientes fieras que los despedazarán entre sus garras y ace1-adas uñas.-Yo los veo sucios, desarrapados, escuálidos, de cuerpo enfermizo, y en el alma con tremendas heridas, y sufriendo de lleno el ataque de enemigos rabiosos que buscan darles muerte. Son mal educados, atrevidos, descarados, nada respetan, nada bueno tal vez conocen. Y en la calle la vida pasan, porque la madre los descuida, cuando no los abandona; allí pierden la salud porque los padres, parece, nada les interesan, y en la calle pasan el día, ¡porque alborotan la casa! ¡ ¡porque nada pueden respetar! ! ¡ ¡ ¡ porque siempre estorban ! ! ! Qué decís madres? ¿qué palabras son esas que han pronunciado vuestros labios? ¿Los hijos os estorban? ¡ ¡Cómo! ! os unísteis <!n el santo vínculo del matrimonio para llevar hijos al cielo y los hijos os estorban? ¿habéis traido a este mundo, hijos que debeis hacer hombres y los teneis abandonados; son los hijos la alegría de la casa, el tesoro de una madre, idolos de su corazón, pedazos de sus entrañas, objeto de sus ensueños, fin de sus amores y los dejais en la calle porque os estorban?. . . No os daré yo ese nombre santo y dulcísimo de madre, porque no es madre la que Núm. 56 Enero llega, desventurada, a pronunciar esas palabras. ¡¡Ay!! y estos hijos de la calle dejan de ser niños, no bien han fijado por vez primera en ella su planta. No viven al influjo del amor de la 1w1dre que es la vida del hijo; sus ojos que son tiernos y que perciben y fijan con tanta facilidad lo que vén, nada bueno observan; no se presenta a sus ojos otro espectáculo que, indecencias, suciedad y honda· corrupción; ven hombres perversos, pecados sin cuento, maldades sin castigo, ejemplos que los arrastran y derriban en tierra; sus oídos no escuchan más que palabras lujuriosas, historias inmorales y mil cosas llenas de veneno, preñadas de ponzoña, y sus almas quedan presas del mal, manchadas pronto con tanta inmudicia ... Pero yo no quiero contemplar cuadro semejante. Cada vez que veo a esos niños correr por las calles durante el día·, mi alma se llena de amargura, a mis ojos acuden presurosas las lágrimas, y me causa honda tristeza la vista de desgracia tanta. Yo desearía meterlos a todos dentro de mi alma para librarlos de ese tigre formidable del escándalo, de esos lobos carniceros, los malos ejemplos. Yo quisiera· encerrarlos a todos en lo más oculto de mi pecho, para librarlos de los repetidos asaltos del cruel enemigo, y darles vida de cariño, vida de amor regenerador y vivificante. Yo quisiera ... pero ... en vano. No hay refugio más seguro que el abierto corazón de Jesús el Divino M,aestro que con acentos de amor sin igual exclama: "Dejad que los niños se acerquen a Mí". Y en mi tristeza, y en mis lamentos sigo acordándome de mi primer grito ¡ ¡ya no hay niños!! Me lo dicen esos tribunales de la Infancia; me lo dicen a gritos esos Reformatorios, donde tantos niños se encuentran "usureros a los veinticinco años, decrépitos que no han cumplido treinta, libertinos que no llegaron a los quince, almas heladas en medio de la primavera de la vida, jóvenes con todos los vicios de la vejez y ninguna de las virtudes de la juventud", como amargamente se quejaba: el mismo Selgas. No hay niños. Y ellos no tienen la culpa·, y ellos no la pueden tener. Son los padres, son los escandalosos son las instituciones sin Dios, los que sobre sus hombros debían cargar las miserias f"L.UROSCOPV ESTEAEOSCOPY nrs TREATMENT Vol. III ESTUDIO que los hijos llevan, y las venganzas que los hijos pagan. Mirad a un·a· madre. Apenas suena en sus oídos el nombre de alguna enfermedad contagiosa, no bien sabe que una dolencia cualquiera comienza a· propagarse; ella anda solícita, quisiera esconder al hijo dentro de sus entra1ias, quisiera que respirase tan sólo su aliento; y lo llevará lejos de todo peligro para evita·r que el hijo contraiga la enfermedad. No dormirá; no descansará, mientras vea al hijo en peligro. Pero ¡ah! que en su misma calle se abre una casa de juego, una escuela de baile, se establece una casa de prostitución ... y los padres, no se conmueven, siguen ta:n despreocupados, como si esas cosas no les llamasen la atención. Para: estos padres, vale más la salud de los cuerpos que la misma vida del alma; no quieren sus cuerpos afeados por la enfermedad, y no les espanta ver e~ alma del niño no tan sólo afeada y sucia, sino herida, ni tan siquiera perdida. Y los escandalosos. . . no tienen vergüenza ni pudor al cometer en presencia de estas criatura·s un pecado, al proferir una palabra, y con esa palabras y con ese pe~ado, ¡¡¡han matado un alma inocente, violaron una alma virgen, ensuciaron la habitación del Divino Espíritu, y cometieron un crimen cobarde matando a un ser indefenso! ! ! Y las escuelas ¡ ¡ah! ! las escuelas láicas o ateas, estos nombres me horrorizan, estas palabras ponen espanto en mi animo, por los innumerables atropellos que a· diario en ellas se cometen, por la inhumanidad cruel que allí se despliega, devorando tantos niños, agostando tanta inocencia:. Yo os abomino y os profesaré un odio profundo, os maldeciré mientras un soplo de vida haya en mi, os reprobaré mientras tenga fuerza para gritar, mi mano para escribir y mi alma toda para odiaros, porque robáis a Dios tantas almas sobre quienes tan sólo El tiene derecho, tantas almas que son suyas, que para Sí las crió; porque cometéis tambien esos crímenes con el hombre, degradándolo. y dándole muerte de la manera mas vil y cobarde. Sí, la escuela láica·, es criminal y es cobarde. Criminal porque mata a su gusto infinidad de almas, infinidad de hombres; cría en la sociedad un semillero de escoria y de abominación que la: corroe; abre a la sociedad un abismo profundo y la prepara a una ruina inevitable; y luego es cobarde, porque hiere y .mata seres que no pueden defenderse y esto fué siempre palpable y repugnante cobardía. Que corrompa a personas mayores, siempre será un crimen y una ofensa, pero al fin ellos pueden defenderse pueden esquivar sus golpes y ocultarse a su furor; pero el matar niños que -1626, 1924 ningun medio tienen de defensa, que no pueden de manera alguna ponerse en salvo, eso. . . vaya, sencillamente es gran bestialidad, "olvidáronse de que eran hombres y se portaron como fieras". ¿Y por qué los matan, si los niños a todos quieren a todos aman, si los niños a nadie aborrecen y quieren mal, fuera de la tristeza:? Si los niños serán los hombres de mañana, si ellos 5on hombres como todos los demás, con más derecho tal vez porque son débiles y nada pueden? Si los niño.> al1?gran la tierra, consuelan el corazón y alivian los pesares? Hombres loco~ y soberbios quisieron hacer gueJia al mismo Dios, y El los humilla en su soberbia y los tiene bajo sn ;·cbusto brazo. Ellos quieren hacer guena a Dios, y se vuelven contra estas criaturas, imágenes de Dios, que lo llevan en sus almas, y tratan de arrojarlo de este trono, contra ellos dirigen sus ataques y furor ya que a Dios no pueden hacer directa guerra. Maldición sempiterna a estos hombres perversos, odio profundo a estas institudo11es diabólicas, enemigas de Dios, del hombre y de la Humanidad entera. Todo en el mundo se ha confabulado pi.ra perseguir al niño, y en medio de las caricias que le prodigan, le arañan, hieren y le dan muerte y yo ... triy:te y apenado que quisiera· ponerlos en salvo y muy lejos de esa persecución, nada puedo; voy a terminar mis lamentaciones con el sentimiento de no pr1lcr cambiar el tono a mh r.Pmidos. ¡ ¡ Yá no hay niños!! y los hombres me er.gañan y llenan mi corazón de amargura y sinsabor, de pena y de tristrz'.!. SERAFIN ESCOLANO 1\1 a nila-Diciem bre. Donde quien que vUU• Vd Les Motetes y 8aules RIU t 0-... Comodidad y segundad. /" ,,.. D. UTAILlCUUllfTO ftlJOISUlnlO U . 'í_ {::, GUARNICIONES - \- MONTURAS POLAINAS LATIGOS PORTrOLIOS CINTURONEDilii'==i CARTERAS V PORTAMONEDAS RIU HERMMIOS ESCOl...TA ISl•IS3 MA.Nll.A,RI. ANUNCIESE ESTUDIO Núm. 56 @---~-------------------------------~---------------------·----~ . Ayude Usted 1 1 1 1' a cristianizar a los· igorrotes, dando sus trabajos de imprenta a la ¡ CATHOLIC SCHOOL PRESS 1 1 Governor Pack Road 1 1 BAGUIO, Mt Pr. 1 1 1 ®---------------------------------------------------------------~-----@ - - - - - - · - - - - - - - - - - - - - - - - - - - @---·-·-·-· ----·--------------@ 1 1 j BOLETIN ECLESIASTIGO J 1 O•üA~O~Flf !~!~!!.!C~SANO 1 1 CU\'A SUSCRIPCIÓN ES OBLIGATORIA PARA TODO EL CLERO PUBLICACIÓN MENSUAL Editada por la Real y Pontifícia Unh·ersidad de Sto. Tomá.;; de Manila. PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN Para el Extranjero-6 Pesos filipinos o$ 3.00 por aí'.io. Para Filipinas ............ 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