Los tapices de pastrana

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Part of Espana Boletin Informativo

Title
Los tapices de pastrana
Language
Spanish
Source
España Boletin Informativo (Num. 22) Octubre 1950
Year
1950
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
Los tapices de Pastrana En Jos salones de la Sociedad de Amigos del Arte se han exPuesto los famosos tapices de la Colegiata de Pastrana, reconstruidos. y reproducidos por la Real F3brica de Tapices. Tejidos en Flandes por encargo de la Casa Re~l portuguesa para conmemorar los triunfos del Rey Africano entre los aii.os 1471 y 1474, t'ueron hecho . ..:. en Tournay, en los telares de Paschier Grenier, ::;;egUn los cartones del pintor de cAmara de la corte portuguesa Nuiio Gonz31vez. Maravillosa obra de arte y valioso documento hist6rico e inconogr;ifico, ya que vienen a ser una representaci6n plAstica de la historia del reinado de Alfonso V, quien esta representado en ellos con su hijo el infante Don Juan y otros personajes importantes de su corte y su ejercito. Pintados los cartones por un testigo "de visu'', armas, indumentaria, pendones, etPagina 22 cP.tera, acusan un realismo pocas veces tan exacto en obras semejantes. No est{m de acuerdo los cronistas respecto a su procedencia, pues si unos creen que fue Felipe II quien IOS trajo de Portu~al, regalilndolos mas tarde a la princc~a de Eboli, uno de cuyos hijos, obispo de Si· giienza, Jos regalaria a la Colegiata d:! Siguenza , otros se inclinan por la versi6n de que el rey Juan II los don6 al Gran Cardenal Mendoza, mientra:s una tercera hip6tesis supone quc fueran donados por el propio Alfonso V al marques de Santillana. Fuera como fuese, botin de guerra o regalo, lo que parece .seguro es que en un principio pertenecieron a la casa ducal de! Infantado de Guadalajara, Y que por matrimonio con la casa ducal de Pastrana pasaron a la Colegiata, a la que los don6 el cuarto duque, nieto de la princesa de Eboli. ESPA~A La \'ilia de Pastrana perteneci6 a la Orden de Calalra\·a, hasta que en 1542 Dofia Ana Lacerda, \'iuda de Diego Hurtado de Mendoza, la compr6 a Carlos I. Nieta de Dofia Ana fue la princesa de Eboli, que en la casa. ducal de Pastrana y en el famoso Sa16n de la Reja Dorada estuvo mas tarde rec:luida. Casada esta con Don Ruy G6mez de Silva, de origen portugues, e~ta circunstancia abre las puertas a nuevas posibilidade~ de procedencia. La incuria y la incultura artistica, tan frecuente en siglos pasados, se ceb6 en estos tapices, hasta el punto de que fueron cortados, divididos y mutilados para encajarlos al servicio para el que en un momenta determinado se destinaban. Y asi resulta c6mo las seis tapices a que se refieren los inventarios de la Colegiata, entre los afios 1666 a 1669, s-e convierten €n trece en el inventario de 1734. "Trece tapices con fi!ruras de milicia", reza escuetamente. Estos seis grandes tapices se dividen en dos culecciones: la trilogia de Arzila, a los que pued:! afiadir~e el de la toma de T~"tnger, par su analogia, y Joa dos dP Alkazar-Seguer, a las que no hemos de referirnos en este articulo por encontrarse aU.n en un es-tado lamentable de destrucci6n, esperando que les quepa la suerte de sus hermanos, suerte tanto m~"ts merecida cuanto que las partes y fotografias que de ello,.; hemos podido contemplar nos aseguran que rnn tanto o m<"t~ hellos que sus compafieros restaurados. Hagamos, pues, votos para que la restauraci6n sea un hecho y podamos pronto admirarlos con todo el honor que merecl'n y dediquemos nuestra atenci6n a estos que se ban ofrecido estm~ dias a nuestra curiosidad. I. Desemb8rco de Arzila.-Lleva este tapiz en su f'riso superior una leyenda en latin g6tico, en la que se explica con todo lujo de detalles el hecho que re· presenta. El pafio est{1 como dividido en dos partes, que reproducen, respectivamente, el desembarco y el ejercito portugues acerei'rndose a la plaza. Grandes naves, de las que s6lo se nos muestra la parte superior de m{istiles, gavias y gallardetes, se agrupan lejos de la costa, impedidas par una tempestad que imposibilit6 el inmediato desembarco. La nao capitana enarbola el pend6n real de Alfonso V y el paves en el que se reproducen la cruz de San Jorge y la rosa estilizada que luego veremos en el arnes del rey africano. En otra parte, lus pequeiios bateles transportan a tierra al ejercito, reviletos soldados y caballeros, pa· jes, etc. En primer termino se ve la barca real y al rey, en pie, un soldado mas entre sus soldados, coma corresponde a quien fue "intrepido en todo y mas en los asuntos d.e guerra". Ricamente armado, viste arnes g6tico de acero, y cubre su cabeza erguida y de gesto sereno, capacete coronado y rematado por una garra de ilguila, que sostiene el penacho. A su lado, el j6ven principe Don Juan, y diindole cara, el alferez mayor de! reino, que lo era Don Enrique de Meneses, conde de Valencia. Otros caballeros jefes, famosos auerreros y poESP ARA liticos, como el marques de Marialva, el marques de Monsanto y el .famoso "Hombre de Hierro", que en la batalla de Toro se dej6 cercenar las manos antes que desprenderlas <lei pend6n real que enarbolaba, ocupan otras barcas, confundidos entre los soldados. Luego se nos muestra el naufragio sufrido por los portugueses en el desembarco, y, en fin, estos capitaneados por e1 rey y el principe, dirigiendose ordenada y majc3-luosamente hacia los muros de Arzila. II. Cereo de Arzila.-Le falta la leyenda en su parte imperior, por haber sido cortada. El primer tE!rmino representa la trinchera empalizada, mejor abierta de trecho en trecho, para dar paso al campamento encerrado dentro de ella, mientras en la parte de afuera vemos el ancho foso, y a lo l2jos, en el fondo. que la falta de perspectiva propia de la epoca convierte en la parte superior, las nav2s ancladas en la costa. En el centro, ha quedado plasmado todo el lujo de armas, arneses, caballos, pendones y estandartes del ejerl'ito portugues. A la derecha <lei tapiz, el rey, a caballo precedido por los · trompet,eros, tiene todo el empaque marcial y solr,mne que corresponde a un rey guerrero. A la izquierda, en posici6n semejante, el principe se apresta a iniciar sus hazafias belicas. Armas de todas cla~es se confunden, destacando seis bombardas, protegidas por "mantas" de madera para ocultarlas al enemigo y proteger a sus servidores. Y es curioso comprobar c6mo s61o ·Ia que sc halla junta al rey car.ece de esta defensa, como si qnisiera asi, con este gesto, dar ejemplo de valor y sangre fria a sus vasallos. III. Asalto y toma de Al'zila.-La Leyenda esta intacta en este tapiz, que representa la culminaci6n del hecho victorioso. Al fondo, las naves forman un cerco a la costa. Han desaparecido las piezas de artilleria, y los combatientes luchan cuerpo a cuerpo. El rey, a la derecha, con armadura de brocado rojo y arnes, monta caballo ricamente enjaezado y empufia espada de puiio trilobado en la diestra, alzada a punto de descargar el golpe. A La izquierda, el principe y sus caballeros; y entre ambos se despliega toda la brillantez de los hombres de armas. estandartes, pendones, etcetera. El ejercito portuguE!s irrumpe en la brecha abierta en la muralla, mientras los defensores van retirindose y se refugian en los puntos estrategicos: la mezquita y el ca~~tmo, el cual escala el ejercito sitiador sirviendose de escalas de mano, de cuerda y aUn tr.epando por las piedras y cabalgando en las almenas. IV. Entrada en Tanger.-Dividido en tres p'artes, la del centro representa la ciudad, la izquierda la entrada del ejercito portugues y la derecha la salida de los moros. La ci udad de T8.nger, estilizada en graciosa arquitectura, rodeada de almenas y muros, y en primer tE!rmino un ingenuo mar de olas sinteticas. Dominando los tejados, la gran mezquita, coronadas sus minaretes por banderitas blancas, simbolo de paz. Pii.gina 2!1 La llegada del ejercito porlugut!s. armado de la11zus y espadas, a pie :..· a caballo, capitaneado por el condestal>le mayor del reino, Don Juan de Bragam.a, que fue al frente de csta expcdici6n, escoltado por :rns alfheces, que cnarbolan Jos pendones y estandartes de la casa de Braganza. Y. en fin, la ::alida de los moros. en la que la inspiraci6n del artista Sf> \'Olc6 con exuberancia. Moro-:; de todas edades y sexos. con los m:is brillantes atuendos de la fantasia oriental. ,·an salirndo tranquila mente. cOll\"ersando. \'Olviendo cl roslro hacia los muros que abandonan .. '· Jle,·ando de la mano y sobre sus espaldas a sus hijos. Estos son los cuatro maravillosos tapices cuya restaurad6n se inici6 en 19:{:{. por encargo de! Ministerio de Educaci6n Nacional. La R!;>aJ Fi1brica de Tctpices. esta magna mu~s­ tra representatin1 de la artesania tapkera de Espafia, hasta el punto de que nuu.:h;is gentes la han c:reido obra oficial cuando no es mi1:-: que turn magnifica entidad artesana particular, dirigida por Don Gabin'> Stuick, de arraigada y esplendida tradici6n, se cncarg6 de esta obra fabulosa. a la que se ha tardado diecisiete afios en dar cima. inc:luYendo los tres afios de nuestra Cruzada. en los quc el. tra!Jajo fue prilctic:amente nulo Su dibujante. D. Faustino Ah'arez Quintana, ha realizarto la fanti1stic:a e in,·erosimil obra de reconstrucci6n y reproducci6n del dibujo, y algunos de sus pianos y di!Jujos se han exhibido en la exp3sici6n. Sin·a de pauta para la \'aloraci6n de la obra lle,·ada a cabo, el dato de que el primer tapiz reproducido. que fue el de la Toma de Ti1nger. se comenz6 el ai10 1933. y fue cortado y terminado el Viernes d~ Dolore:-: de 1936. trabajando en el sin interrupci6n nueve artesanos. Ar!esania Espanola Bundeja d~ 1>lata l'illt'E'lado1. oxpM1ente riel de las gala" de los orfehres t>spailo\t>s. Pagina 24 ESPAJQA
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