Y digo yo...

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Title
Y digo yo...
Language
Spanish
Year
1929
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
Aguinaldo y Quezon no han suspendido aún hostilidades a peRar de los anuncios en contt'ario que se han hecho. Aguinaldo ha sido, 'dicen, un gran general. Quezon es un gran político. · Pero ambos nos están resultando Ja mar de divertidos. ¡Basta ya, señores, basta ya, que ya nos hemos reido bastante! Los escándalos de la Oficina de Correos se suceden con la misma rapidéz que los tifones que noR visitan uno después de otro. El último descubrimiento de la fraudulenta actuación de Jos empleados de esta ya famosa oficina gubernamental ha sido el de la desaparición de P217 ,000 en ~ellos de franqueo. El encargado del departamento correspondiente· dice que no tiene idea de cómo han podido esfumarse tantos sellos sin que él se haya dado cuenta. Parece que el <'Omité investigador ha dado ya con la clave del misterio. Y las sospechas acusan a ciertos empleados que con solo P150.00 de sueldo al mes llevan vida de príncipes . ¡Ya decía yo que pol' algo tiene tantos atractivos "eso" de estar empleado en el gobierno . .. ! -El sueldo es lo de menos, no le quepa a V d. la menor duda . Esto me lo decía un muchacho muy inteligente que aspiraba a "burocrático". Y me lo decía muy serio. El Senado se ha opuesto y se sigue oponiendo -hasta el momento en que escribo estas líneasal nombramiento del Juez D. Antonio Opisso, bajo el fundame~'to de que "in illo témpore" éste negó su filipinismo. Opisso ha explicado por qué solicitó su ciudadanía americana en tiempos en que el filipino en los Estados Unidos no sabía lo que era. Si la explicación satisface o no al Senado, eso lo veremos con el tiempo. Lo único que puede pasar, si la explicación no satisface a los sesudos varones de la Cámara Alta, es que se nombre un nuevo juez para Iloilo . ¡Es encantador el sistema este de los "jueces movibles"! Y lo que pasa con Opisso pasa con Alcid. Este señor es un poJicía que se destetó con la punta de una batuta, echó los colmillos en el cuartelillo y Rabe de las tretas policiacas más que Pepe Lepijo y su hijo. Bueno, pues a pesar de todos sus méritos, a pesa1· de toda su brillante ejecutoria, me estoy te~ miendo que, no por "americanismo", como Opisso, sino por ºfilipinismo", me lo van a postergar. Ea'rnshaw, nuestro simpático Alcalde dice que ya ha recomendado su nombramiento al Goberna· dor General. pero entre lo que quiera el Alcalde y lo que haga el Gobernador hay, muchas veces, que tomar el tranvía. Por la distancia de opi· nones. Ha sido absuelto un conocido corredor de bienes raíces por expedir un cheque 14 post-fechado", sin fondos . No pudo probarse su mala fe . Esta es una noticia que llenará de regocijo a los que, a pesar de la ley que lo prohibe, y de la opi· nión que lo condena, han caído en la manía de librar cheques sin fondos. Y tan generalizado está el mal, que va un día un buen homb1·e a una chinelería a comprar un par de chinelas verdes con mariposas rosa para la costilla y la chinelera lo pone tan verde como las chinelas al rechazarle el cheque. -Di~pense, Vd. caballero, pero ¿me quiere Vd. decir si tiene fondos? Y si el comprador no lo ha entendido bien y es un guasón de nacimiento, J'eplica : -Verá Vd., señora. Esta mañana envié a mi chico a por diez céntimos de aceite de castor con jarabe de limón, y me he limpiado de fondos admirablemente. -Quiero decir si tiene V d. dinero en el banco . -Para un par de chinelas, creo que sí, señora. - Es que como abundan los cheques sin fondos .. . -Ah señora, ningún hijo de mi madre cae en la tentación punible de expedir un cheque sin fondos, porque ni por un par de chinelas, ni por una chine!ería entera, he de privar yo a los mios del pan nuestro de cada día. -Le creo, señor, le creo, pero preferiría que me pagara V d. al contado. Así, ni V d. priva a los suyos de la morisqueta, ni yo pierdo el material y los jornales que me ha consumido ese par de chinelas. -Señora, V d. me insulta a mí e insulta al Banco Nacional, en donde deposito fondos desde tiempos de Burton Harrison. -Diga V d. lo que quiera, pero ni V d. ni el. Banco me devuelven a mí los dos pesos de las chinelas, si no tuviera Vd. dinero como pretende. Con que pague V d. en metálico o ahueque, porque no nos entendemos. Y la ley, que debiera proteger, no Solo al que cobra, sino también al que paga de buena fe en cheque, solo crea dudas, y resquemores, y hasta disgustes. Porque a los que tienen fondos¡ no les basta alegar que los tienen. Y a los que no los tienen les basta alegar buena fe. Y la opinión ajena condena a los unos y el juzgado absuelve a los otros. Señores solones: ahí tienen Vds. un prJblema a resolver. Las películas pal"lantes parece que no van a . causar en Manila el furor que han causado en los States. Por lo pronto, la película que ha estrenado la Compañía del Radio en el antiguo Cine Majestic, no ha gustado a todos por igual. Yo he visto la película, y aunque no he entendido la mitad de que lo que con voz estentérea se han dicho los intérpretes de la misma, declaro que me ha gustado más, mucho más que esas películas ·mudas. de producción filipina qu~ ha venido exhibiendo últimamente el "Palace". Y me gustan mucho más, no precisamente por la emisión de la voz sino porque distraen más sin tergiversar la verdad histórica, que es una virgen púdica a quien se la debía tratar con castidad, y ya nos va resultando una ramera que ma..c:;tica "buyo" y se quita los piojos en público. Sí, señores; eso nos está resultando la verdad histórica. Quiero decir, la verdad histórica de algunos filipinos que se meten con España porque los resulta más productivo que meterse con América, pongo por caso. Más productivo, y menos peligroso. ¡Palabra! La Liga Cívica de Manila ha dado fé d-e vida ninos, en provecho de tanta y tahta detenida como pasa por los calabozos municipales. No es mala la idea. Lo único que me preocupa es que con faldas de por medio aumenten las investigaciones y las expulsiones en el pundonoroso cuerpo policiaco de la Ciudad de Manila. Los policías, en la actualidad, se entretienen un tantico en cosas que no son de interés público, pero con "ellas" al lado, podrían entretenerse mucho más. Claro que esta no es más que una suposición. Y no hay derecho a ser mal pensados. Después del "glorioso cuatro" viene el "bochornoso trece". Las dos, fiestas ofciales, y las dos, fie3tas de vanagloria para los amos de Filipinas. Nosotros, el "Cuatro de Julio" lo celebramos con petardos. Mientras más ruido hacemos más cerca se nos figura la independencia. Pero llega el "Trece de Agosto" y una pena muy gi·ande nos anega el alma. Porque el trece es de suyo de mal agüero, pero unido a Agosto nos recuerda un cambio de soberanía impuesta a punta de bayoneta y de estruendo de cañones. -Oye, papá, ¿por qué es fiesta oficial el 13 de Agosto? --Porque ese dfa tomaron oficialmente Manila los americanos. -¿Y por qué la tomaron, papá 1 El papá tiene que rascarse la cabeza y contestar: -Porque quisieron, hijo mío. -Y ¿nada más que por eso? Y el padre que aún siente el correr de la sangre española por sus venas, replica, ahogando un sollozco: -Sí, y ¡porque pudieron, hijo mío! El 13 de Agosto no es una fiesta muy simpática para los filipinos. Porque {!Se día es para nosotros el del recuerdo de una fecha en que cambiamos de amo colonial. Mejor, o peor que el otro. pidiendo que se nombren agentes del orden feme- ._-----------------~ El Dr. Manuel N. Tuason y su distingufda Señora, que hace poco han. llegado de un viaje por las principales ciudades de Europa y América, en las que h« hecho gra11.des estmUos trayendo un magnifico equipo de aparatos e inst1·10nentos, que son la última palabra de los adelantos científicos. El Dr. Tuason ha vuelto a abrir su clínica en la Avenida Taft. Aspecto que o/recia el 1·efectorio del colegio de "Lo Salle", durante la comida de los "Boy Sconts" en celebración del triunfo obtotido 7>0r su batallón en la parada del 4 de fulio último.