Cuando veas a tu Vecino las Barbas afeitar

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Part of The Sugar Cane Planter

Title: Cuando veas a tu Vecino las Barbas afeitar
Language: Spanish
Year: 1937
Rights
Fulltext: 22 THE SUGAR CANE PLANTER [DECEMBER, 1937 "Cuando Veas A Tu Vecino Las Barbas A~eitar Pon Las Tuyas A Remojar,, Por ANSER A SI reza un antiguo refrán castellano refirién- :Ko pretendemos criticar este nuevo "beau gesdose a que hay que estar prevenido para lo te" de nuestro Jefe Ejecutivo, pero, sí tratamos que pueda suceder cuando haya fundamentos para de sugerir con todos los debidos respetos que, ya creerlo asi. El sacar a colación este refrán no lo que se trata de repartir justicia, que la repartición hacemos con el mero propósito de darlo a conocer . sea por lo menos equitativa, que si en lo social ha a nuestros lectores de la región azucarera. No ·de.imponerse la justicia que la misma alcance de hace mucho la prensa traía una información en ·igual modo a lo comercial y más principalmente el sentido de que lo menos un total de a lo industrial. Verdad es que los duecinco plaiúaciones de caña dulce de la ños o propietarios de estas plantaciones Pampanga habían sido devor~as por el incendiadas son gente poco más o menos fuego, sin que hasta el preseflte se haya · con dinero, que, mal o bien podra resarpodido averigtiai .. su origen:·· Hay· füer- cirse de cuantos daños y pérdidas resultes sospechas de que e.stos incendios en ten de sus negocios, pero, esto no quiere los cañadulzales de la Pampanga no son decir que estén dispuestos a perder y a puramente accidentales, antes al contra.:. ver malogrados sus esfuerzos, no solo ya rio, se cree que los mismos son el resul- por la.s causas naturales por las que se tado de una campaña emprendida por puede malograr una plantación, como son cierta organización de tendencias radi- los baguios y tifones, las plagas y 0tros cales que aconsejados por agitadores de motivos más de los que de tiempo en tiemprofesión recurren a estos medios vio- po suelen sobrevenir, sino además por lentos cuando se les niega alguna peti- una causa nueva, como esta en la que, no ción. Hasta ahora estos casos no se han vistb más que en la Pampanga, pero ello no quiere decir que, no pueda repetirse en cualquiera otra región azucarera donde, de igual modo siempre habrá algun que otro descontento que mal aconsejado por estos agitadores profesionales no recurra al mismo método violento empleado por los de la Pampanga. En Negros, la región azucarera por excelencia, nos aseguran que es casi imposible sucedan estos desmanes, y de ello puede darnos fé el mismo Secretario del Trabajo, don Ramon Torres, quien de vuelta de un viaje de inspección y de estudio, por aquella región, aseguró que alli los obreros rehusan el proyecto de jorna:I mínimo recomendado por el mismo Presidente Quezon, como uno de sus primeros pasos para su tan preconizado programa de justicia social, alegando en su rechazamiento que, aceptando el jornal mínimo perderían mucho más que si no lo aceptaran. Ante ambas actitudes, la de los obreros de negros rechazando el plan de jornal mínimo y los de la Pampanga incendiando las plantaciones de caña dulce, la pregunta consecuente es la de, ¿el programa de justicia social es beneficioso a los obreros o no? es un descontento obrero justificádo, antes al contrario, es debido a la sedición y al fomento del radicalismo que todos creyeron se cortaría de raiz en cuanto se pusiera en práctica el nuevo programa de la justicia social. Asi como el obrero, por todos los motivos que se aleguen, debe ser protegido y ver de que con él se emplee la justicia en su verdadero alcance, de igual modo, creemos que debe ser tratado y protegido tambien el comerciante y el industrial que, no solamente, arriesga en sus empresas su pan de cada dia sino que, expone su capital, sus esfuerzos y la mayor parte de su tiempo en espera de la recompensa que le vendrá en forma de cosecha cuando vaya a recogerla, si es que la recoje, de igual modo creemos que, el gobi_erno tiene la obligación de velar y vigilar porque, fuera de las causas naturales que mencionamos, como la de estos i n c en d i o s de las plantaciones de caña dulce de la Pampanga, debe pon~r cuanto este de su parte para castigar, perseguir a esto~ instigadores y agitadores profesionales que, aprovechandose de la sencillez y del poco alcance de nuestros obreros campesinos, se dedican a envenenarle la mente con cuantas enseñanzas sediciosas y consejos criminales se les ocurra, con el sólo objeto de medrar algo y para sembrar la discprdia y fomentar la cizaña desbaratando de este modo todo empeño y todo esfuerzo de armonizar en lo Please Patronize Our Advertisers DECEMBER, 1937] THE SUGAR CANE PLANTER 23 posible esos dos elementos importantes en la vida de un pueblo: el capital y el trabajo. De acuerdo con los informes fidedignos recibidos en Manila, van cinco, hasta ahora, las plantaciones de caña dulce que han sido incendiadas en la Pampanga; que sepamos, nada ha hecho el gobierno para dar fin a esta practica nueva a que apelan nuestros obreros al no conseguir sus demandas, ningun acuerdo, ninguna recomendación se ha oido hasta el presente que hayan tomado o adoptado las autoridades correspondientes sobre el particular; verdad es que tampoco se ha presentado un informe o una queja en forma, de las que se suelen pedir obedeciendo al severisimo tecnicismo en los asuntos gubernamentales, pero, es que no creemos que sea menester para un gobierno que se quiere decir bien constituido y sobre todo con personal exclusivo para cada determinado asunto, no creemos, repetimos que, haya necesidad de una protesta o queja en forma para que el gobierno tome cartas en un asunto, en que como en este caso, afecta a un ramo del que directa o indirectamente el tesoro nacional recibe tambien beneficios en forma de impuestos. 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En su Nuevo Trato para el obrero eJ Presidente Quezon ha heho uso de su benignidad, como se ha visto en varios casos en estos últimos dias, desde su programa de justicia social hasta su recomendación del jornal mínimo, su benignidad y su espíritu de justicia han quedado plenamente de manifiesto, nos atrevemos a decir que es ahora tambien de que el Presidente haga uso de la mano dura con que todo gobernante debe y tiene que emplear muchas veces, cuando como en el presente caso que mencionamos, elementos subersivos como son estos instigadores y agitadores profesionales tratan de poner trabas a su grandioso y laudable plan del Nuevo Trato para los obreros. Por los dos casos que citamos al comienzo, ·el de los obreros de Negros que rechazan el jornal mínimo y el de los de las plantaciones de caña dulce de la Pampanga incendiadas por obreros descontentos, según se alega, fácilmente se puede entrever que no en todos los asuntos que se refieren al obrero se puede o se debe hacer uso exclusivo de la benignidad. En el caso de la Pampanga especialmente, el gobierno debiera iniciar una campaña drástica para dar fin y cortar de raiz la labor destructora de esos elementos desperdigados que, cuando lleguen a organizarse, es indudable que serán no sólo un peligro sino una constante amenaza al bienestar y a la felicidad de esa misma clase que el Jefe Ejecutivo pretende redimir. .,--e~=-~-e'!S.;:;-~~-e~~~-·'!S.;:;~~~~~~~ ~-·- - ·- - - - -·- -··- - - ,, ' ~~ C O M P L 1 M E N T S ¡ j ¡. OF THE Philippine Education Co. 1 lnc. Manila¡ ·~~~~~~~~~~~~~~ Please Patronize Our Advertisers