Traves de las sombras del Paganismo

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Part of El Misionero

Title
Traves de las sombras del Paganismo
Creator
Claerhoudt, R. P.
Language
Spanish
Source
El Misionero Ano V (Issue No. 5) Octubre 1930
Year
1930
Subject
Paganism
Rites & ceremonies
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
135 A través de las sombras del Paganismo por el R. P. Claerh(mdt ENTERRARON al viejo Tamilan en la obscura cueva de Bwa1etée, y el triste cortejo fúnebres se retiró en silencio, quedándose en la choza del difunto, en donde la desconsolada viuda 1 cantaba el lúgubre canto de duelo, mientras se iban .consumiendo lais ofrendas para el alma del esposo. Los ritos y extrañas ceremonias que se habían celebrado des,pué.s de la muerte y en el entierro de T1 amilan, daban a entender que el viejo pagano no había muerto cristianamente. Mais áquellas palabras pronunciadas angustiosamente en los últimos momentos ·de su vida, aquel grito arrancado del fondo del corazón ¿que significaban? "Kaasidjo-ak akik .... tagwai-jo's Apo Pari .... ¡Misericordia hermanos, llamad al Padre! iOh! ¿qué palabras eran aquellas que causaron tan honda impresión en los drqunstantes? Sólo__ Dios sabe cuáles fueron los deseos y pensamientos de aquel pobre viejecito mientras yacía en su lecho de muerte, .suplicando con su mirada a los que lo rodeaban que satisficieran sus deseos. Uno de sus hermanos, Dalawai, al oir que deseaba ver al Padre, enojóse sobremanera, y escupiendo en el suelo como para mostrar su enfado, le dijo con acentos duros que ·tenía que morir como mueren los buenos igorrotes, si de8eaba ver a sus antepasados "Ateng" que moran en el monte Polak. Y entonoes el pobre Tamilan incorp:oróse en su mísero lecho, pronunció unas cuantes frases ininteligibles, y cayó desplomado sobre el mugriento jergóri: ... · No mucho antes de su muerte, SUSCRÍBASE POR UN AMIGO 136 Tamilan había sido invitado cierta noche a un gran festín que celebraba un opulento hombre de una aldea vecina. En medio de la algazara y bullicio de la fiesta, ap~o­ . ximóse Tamilan a una ventana que da1ba a un riachuelo y mientras qontemplaba el sol poniente, llega:rion a sus oídos las lejanas notas de una músioa dulce y melodiosa, que procedía de la capilla católica del pueblo. Movido por la curiosidad, dejó T.amilan la choza y tomó el camino que conducía a la capillita 'católica. Al llegar al umbral, detúvose Tamilan y miró adentro. El aspecto del interi'or de la "Gasa de Dios", como llamaban su capilla los cristianos, la actitud recogida de los que oraban, la paz que allí reinaba, pareció muy extraño al pobre pagano acostumbrado a las ruidosas ceremonias del rito igorrote. ¡Qué diferentes, qué diferentes eran las ceremonias de los cristianos! ¡Cuánto le deleitaban aquellos cantos dulces y melodiosos! iPobre viejecito! iCómo le palpitaba el corazón mientras parado en el umbral seguía con la vista las ceremonias de loo cristianos! Péro ¿qué era aquello que el sacerdote elevaba lentamente, por encima de la débil luz de las candelas y de las delicadas flores que adornaban el altar? iPobrecito Tainilan! ¿qué pensabas entonces? ¿No sabías que el Salvador te miraba tiernamente desde la Sagrada Custodia, que te pedía el corazón? iCómo te mirruba Jesús, con qué ternura, con qué amor! Aquella Víctima Inmaic.ulada pedía al Padre Eterno por la salvación de tu alma. ¿No oíste acaso la voz de la gracia que llamaba a las puertas de tu corazón, pidiéndote te entregaras al Esposo Divino de las almas, rogándote que le amaras porque deseaba tu amor? Desde aquel domingo en que Tamilan estuvo en la capilla de los cristianos, ya no fué el mismo. Tornóse triste y taciturno, y su semb'lante cada vez más pálido y maci,lento. En sus pupilas tristes, hundidas en las ojeras profundas adivinábase una honda pena .... iAh, pobrecito Tamilan! si te hubiel"ain escuchado cuando yacías en tu 1 lecho de muerte! Ecos de la Misión El Rdo. P. Ghysebrechts desde BARLIG: Reciba mis agradecimientos la generosa bienhechora que me envió V'einte pesos el mes pasado por el LITTLE APOSTLE, para la construcción de la capillita y convento de esta nueva estación misi-0nal. ¡Ojalá que muchos se muevan a imitar a esta generosa Señora, ayudándome con sus limosnas a continuar mis obras de caridad en esta M!ilsión! La cap'illita die NATONIN, la SOSTENGA EL EJÉRCITO DE CRISTO