La Civilizacion y el Matrimonio

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Part of El Misionero

Title
La Civilizacion y el Matrimonio
Creator
Lambrecht.
Language
Spanish
Source
El Misionero Ano V (Issue No. 5) Octubre 1930
Year
1930
Subject
Ifugao (Philippine people) -- Social life and customs
Manners and customs
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
141 La Civilización y el Matrimonio entre los lfugaws Por el Rdo. P. LAMBRECHT T AMBIÉN el amor del padre y de la madre para los hijos no ~s un amor que entre los dos va a formar uno solo, el amor de padres para el hijo: no, es un afecto individual, separado uno del otro; la madre ama al hijo y el padre también, pero digámoslo asi, separadamente. El amor mútuo entre los ifuga,ws: y precisamente ese afecto mútuo es el que mamiene lá unión en la familia, ejerciendo indirectamente influjo en la sociedad. Por consiguiente, llegamos a concluir después. de este examen practicado en las costumbres de los ifugaws, que por motivo de esas costumbres e ideas retrógradas que imperan en la vida de esas gentes, la sociedad ifugaw no podrá ser renovada sin antes dar un rnmpleto cambio al sistema de vida de familia; y este cambio radical no podrá ser nunca alcanzado mientras exista la religión de la tribu, puesto que dichas costumbres e ideas tienen plantadas hondamente sus raices en ella. ¿Por qué motivos desea el ifugaw tener mucha descendencia? ¿No será acaso mas que la sumisión de la naturaleza a las órdenes del Creador "Crescite et multi.plicamini?" Pero por más fuerte que fuese. 1ese deseo que Dios mismo puso en el corazón del hombre, jamás quiso el Ser Supremo que al abrazarlo fueran echados a 1un lado todos los demás mandamientos por Él impuestos. Si vemos que el ifugaw·no busca mas que satisfacer ese deseo de su naturalero sin reparar en ninguna otra ley, el motivo no lo hallaremos mas qrue en la religión de la tribu. El ifugaw ti.ene ideas muy extrañas respecto de la otra vida. Cr.ee que las almas de los difuntos van a habitar la mansión de las divinidades y que allí juntos con sus dioses 1comienzan otra vida semejante a la que vivieron en el mundo. Allí vuelven a casarse y a tener hijos, y trabajan y viven como en el mundo. No obstante esa vida no será talmente material: estará espiritualizada. Y la feHci<lad que gozará un alma allá en la otra vida no dependerá mas que de la generosidad que practicaren haJCia ella sus deudos que dejó en la tierra, esto es, si la ofrecen, será desdichada, porque entonces no asistirá a fiestas ni banquetes, ni podrá comer, ni beber vino, ni embriagarse, condiciones todas esenciales para la felicidad del ifugaw tantb en vida, como O A "EL MISIONERO"· 142 después de la muerte. En consequencia, un alma para ser feliz tiene que participar de muchas fiestas ¡por medio delos sacrificios que le ofrecieren sus descendientes. El alma no participará materialmente de la fiesta, pero se engullirá las almas de los_ animales o manjares sacrificados. Teniendo en cuenta estas pueriles creencias, llegamos a comprender fácilmente por qué desea el ifugaw tener una numerosa descendencia, rpues cuanto mayor sea el número de hijos, mayor también será el número de sacrificios que le ofrecerán después de su muerte. Y el que se olvidase de ofrecer sacrifieios a sus antepasados se ve amenazado de toda olase de calamidades. El ifugaw invita a sus antepasados difuntos en todos sus ritos y ceremonias, y particularmente les ofr.ece sacrificios ouan_do desea conseguir la curación de alguno de la familia que hubiere enfermado, o cuando celebra funerales, y en muchas otras análogas ocasiones, y no solo invita a la madre o padre difunto, sino a todos los antepasados, a veces hasta la décima quinta, o décima sexta generación, siendo leídas rpor el sacerdote durante las ceremonias, larguísimas listas de nombres de los antepasados. También la procreación de los hijos .está relacionada oon la relig10n. Existe entre ellos la creencia de que 1as divinidades dan o privan a un matrimonio de hijos, de que los hacen estériles a un matrimonio a fin de que no tengan descendencia, que se llevan las almas de los recién nacidos, o que impiden su crecimiento enviándoles una muerte temprana. Los dioses bendicen y apadrinan los matrimoni.os que tienen mucha p:riole, 1pero desean el divorcio o separación de aquéllos que no la tienen. EXJpresan su voluntad en los sacrifioios, y por eso el ifugaw ofrece un sacrificio a sus divinidades antes de celebrar sus bodas; y esa voluntad es revelada por medio de cierta señ1al que se descubre en la hiel del animal sacrificado. Y a podemos concluir cuál es el resultado de estas supercherías: parejas que muy bien se avendrían no llegan a unirse, mientras que otras que por el carácter opuesto del joven y de la doncella no deberían unirse, se casan. He aquí la causa de tantos disgustos y desaveniencias en los matrimonios de los ifugaws. Ahora hablaremos de otra creencia sU1persticiosa del ifugaw: la de los sueños. Explica el sueño como un paseo del alma junto con alguna divinidad, por no se que regiones en donde ve el futu110. Los sueños se interpretan de diversas maneras. El soñar de cosas lascivas signifioa que algún hijo debe casarse, y el hijo que no lo hiciere después de haber visto claramente eXJpresada la voluntad de los di.oses, atraerá sobre sí o sobre sus ,padres alguna calamidad. Por motivo de esta creencia, gran parte de los matrimonios NUESTRA DIRECCIÓN : P. O. BOX 1393 nevados a cabo entre los ifugaws son motivados por sueños en donde se creyó adivinar la voluntad de los dioses. Y a vemos pues que las creencias religiosas de la tribu ifugaw son las que impiden su progreso y civilización. Mientras exista, no podrá jamás formarse entre estas gentes una sociedad segura y organizada; el matrimonio no será duradero; no existirá la vida de familia, y la .educación de los hi~ jos será asimismo imposible de realizar. En una: palabra: el civilizar a esta tribu mientras practique esas creencias religiosas, será una idea fantástica. Hasta ahora, solamente la Iglesia Católica, que cristianiza a la par que civiliza, ha logrado, aunque con no poca dificultad, alcanzar algun bien entre esas gentes, siendo vi·sible el ade143 lanto en aquellos pueblos que han abrazado la fe católica. Y aunque algunos de los que se hacen católicos vuelven a la práctica de sus supercherías, muchos son los que perseveran. Y a se han formado familias que reconocen la santidad del matrimonio, familias unidas por el afecto, que viven en paz y harmonía; y los padres de familia católicos de esta tribu cumplen con sus deberes de padres para con sus hijos, y particularmente los referentes a la educadón. La Iglesia Católica a 1a par que predica la religión a estos hijos de las montañas, los civiliza, así que solo Ella por medio de la fe unica y verdadera de Cristo, logrará elevar moral y materialmente a esas gentes hasta.ahora incultas. FIN ¡Atención Señoritas! Para que no crean las madres e hijas que solamente los curas y frailes desde el púlpito y el altar les echan en cara que el traje moderno ceñido, desbrazado, transparente y escotado, ofende el pudor femenino cristiano, oigan lo que escribe en este asunto The Constitution, per!ódico inglés: Fíjense, dice, en los vestidos que se usan hoy día en la casa y por las calles. Son ésfos de tal forma y corte, que hace veinte años hubieran sido acusados ante el juez la mayor parte de las que los llevaban. ¡Cómo debe haber bajado en veinte años el nivel de aquel ruboroso recato, que es el honor de la mujer y que tanto embelesa, especialmente en doncellas ejemplarmente educadas! 4+DONATIVOS INCONDICIONADOS LOS MEJORES