Pequina Historia de la Vida de Sta. Teresita del Niño Jesus

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Part of El Misionero

Title
Pequina Historia de la Vida de Sta. Teresita del Niño Jesus
Language
Spanish
Year
1926
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
el mundo entero se postra de hinojos a los pies de la niña, que ha obtenido más gloria que Cheron, porque su alma purísima voló al cielo desde donde se la invoca con el nombre de Sta. Teresita del Niño -Jesus. 29 Así esta vida; unos buscan la gloria del mundo y otros la del cielo. A los primeros el mundo honra y aplaude por algún tiempo; a los últimos el mismo Dios y mas de la:> veces el mundo entero les glorifica. Pequeña Historia de la Vida de Sta. T eresita del Niño Jesus por d R. P. f. CarboneL, S. J. PREF ACTO Niños míos, este libro es para vosotros. Os contará la vida de una niña que fué extraordinariamente ·como vosotros y que, sin embargo, en lo íntimo fué una santa deliciosa. Ella hacía lo que vosotros, pero lo hacía mejor. Era alegre, llena de entusiasmo; pero en su alegría no olvidaba que si ésta es breve en la tierra reserva una mejor para· el cielo. Lloraba también, como · a' veces os sucede a vosotros, pero sabía soportar 1 a s penas para expiar sus faltas .... muy ligeras sin embargo, y sobre todo las de los demás. Hizo mas: era feliz sufriendo, pues \ su modelo el Niño Jesus había sufrido mucho. Digo su "Modelo"; J esus debe ser también el vuestro, niños míos, por lo que al leer estas páginas os suplico que recordeis bien al principio de cada capítulo las historias que habeis oído de la vida de j esus. ! ta ''Hermanita del Niño Jesus" tuvo, es cierto, algunos dones de Dios muy particulares: inteligencia viva, corazón extremadamente delicado, alma de artista y un encanto maravilloso esparcido en toda su persona. Mas todas esas prerogativas no son nada aun al lado de la exquisita familiaridad que mostró para con Dios; y en es30 to podéis muy bien imitarla. Dificil es imaginar cordialidad más sencilla, mayo:- abandono entre un Radre y sn niño. Las primeras palabras del' 'Padre nuestro que estás en los Ciclos'' la habían de tal modo impresionado, que de ellas hizo la norma de su existencia y de su muerte. Leed esta Vida, hijos wíos; los detalles me fneron dados por las propias hermanas carnales de Tere- · sita. Es más: yo transcribiré mas de una vez, sin cambiar un ápice, lo que ella escribió de si misma por orden de su supetiora, o bien emplearé las expresiones que ella mismo usó. Entonces, dejadme ir a invocarla bajito: os ama tanto, que no dejará de bendeciros y daros' 'rositas'', como ella decía tan bonitamente, es decir, gracias con las que Dios le ha llenado las manos, para que las deje caer desde el cielo a la tierra de vuestras almas. Reccgedlas p!"eciosamente, n o las dejéis marchitarse y haced con ellas ramilletes que depositaréis como lo hacía Teresita a los pies del Niño J esus y de su divina Madre la Virgen María. J. c. CAPITULO PRIMERO \'acimiento de Tere,.ita [ SE TRATASE DE CONTAROS un cuento, niilos míos. sin buscar más, comenzaría, como en todos los cuentos, por estas palabras: Una vez, en medio de una bella noche de invierno, vino al mundo una niña ... Mas, como que no es cuento lo que voy a referiros, sino una historia verídica, completamente cierta, la empiezo más seriamente, cual conviene a la historia de una joven santa. Fué el 2 de febrero de 1873 a las once y media de la noche, cuando Teresfra nacíó en Alenzón de la Normandía; en esta belia provincia del N.O. de Francia adornada de hermosos bosques, pintorescos ma. nantiales y esmaltadas praderas don. de pacen infinidad de rebaños. En este día, el frio era intenso y una gran capa de nieve cubría los campos. · Cuando se quiere designar un 'alma pura, 'suele decirse "es blanca como la nieve". Pues bien: ~arece que el Señor quiso aquel día dar a la tierra el color de un alma que supo mantenerse blanca hasta su parti~a a los Cielos. Ya llegará el momento de contaros la muerte, de esta florecita de nieve; entretanto, os diré que hoy vive, siendo la dicha de sus padres. El señor y la señora Martin, padres de Teresa, eran buenos cris~ tianos, es decir, cristianos verdaderos que supieron acoger, como un