Bocadillos deportivos

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Part of Excelsior

Title
Bocadillos deportivos
Language
Spanish
Year
1929
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
BOCADILLOS DEPORTIVOS En la pren'sa local se ha publicado hace uno& dfas una fotografía en la que· aparecen, además del ex-campeón Jack Dempsey, distinguidas figuras deportivas y promotores famosos, reunidos después de celebrada la vista de la última acción judicial presentada por Kearn contra Jack Deinpsey. En la nota explicativa del clisé, se decía que Dempsey dió como ra:aón de su obstinada negativa de encontrarse con el negro Hal"ry Wills, que temia fuera causa de que matara el boxeo. ¡ Donosa manera de explicar y justificar un pánico evidente! · De estar nosotros presentes en la reunión, hubieramos preguntado a Dempsey si el boxeo no estuvo precisamente en todo su apogeo cuando reinaban en sus respectivos pesos los negros Dixon Gans y Johnson, y cuando los formidables pugilistas de dicha raza-hoy rechazados por bo1eadores de guante blanco como Dempsey, Tunney, Schmelling-de la talla de Walcott, Langford, Me Vey, Tut Anderson, no eran d$preciadc;>s por Jos púgiles blancos de 8.quellos tiempos, q1:1e miraban más al honor de vencer a un contrincante, fuese cual fUera su color, que no ai:nontonar los dólares en pe!eas comercializadás. Dempsey, después de una carrera brillante haC.iA el campeonato mundial, vió su actuación manchada con lo que pndo ser un desastre en manos de Carpentier, con lo que fu' un desastre en las de Firpo, con su \"ictoria dificil, por puntos, sobre Gibbons, y se dijo: .. A mi con negritos como Harry Wills? No, eso no, que matarla el boxeo". ¡ Vaya un tío vivo! . . . Si como navegante el capitán Sargabarría. tiene fama de estar entre los de primera fila, como Manager de boxeadores ha demostrado últimamente que sabe también lo que tiene entre manos. He aquf nu~stra deducción. Entre su~ protegidds se cuenta hoy el peso pluma Max Tarley, muchacho ·de excelentes condicionEtS para llegar, pero cuya apática actuación no le ha granjeado las simpatias del publico y le h·a privado, probablemente de posibles triunfos. Aprovechando el capitán SargabaTrfa la última victoria de Tarley sobre un púgil de "·la talla de Mate y con la buena ayuda de sus· declaraciones re11pecto a lo que exigía a los pretendientes a la doble corona de su protegido Little Moro, retó a Kid J ohnson pol' el campeonato de pe~o pluma que este ostenta. cuyo Manager, el amlgo. Albo; no tardó en BJ!eptar, acogiéndose precisamente a las condicionoo exigidas pór aquél. Con esto, el Capitárl Sargabarrfa ha conseguido su objeto: un encuentro para Tarley, en el que· mucho puede '8-nar y, por el. contrario, nada puede perder. J.1ittle· Pancho, despuéS de su última desafortunaJa aventura, hija de las poco escrupulosas ambiciones de un mal main,a,ger, quien de golpe y porrazo le pu.so frente al campeón de su peso Little Moro, sufriendo las consecuencias al ver manchada su hasta entonces limpia ejecutQria con la ignomia de un lmcokout, vió en la noche del último Sábado resurgir la brillantez de sus pasadas vi<>torias. derrotando decisiv~mente, con la ciencia y técnica de un boxeador consumado, JI. Joe Alexander, la personificaciór:i de la agresividad y determinación en el ataque, a quien el público siempre admira y aplaude a pesar de sufrir una derrota. Veremos ahora lsi con la lección recibida, la persona que tenga eii sus manos la dirección de Little Pancho sabe llevarlo poco a poco por el camino del campeonato, no ya del Oriente, sino del mismo que. ocupó su glorioso hermano Pancho Villa, el mundial, ya que sus ilcelentes ca-.. racterísticas de boxeador pueden llevarlo a tan· alto puesto. Los últimos cables nos hablan de un ·nuevo triunfo de Pablo Daño sobre uno de los mejores pesos mosca americanos, N ewsboy Brown, a quien los criticos ponfan siemP..re. en el cU:arto y quinto lugar de los diez meJores pesos mosca del mundo. La victoria de Dafio segdn el despacho no fué bien acogida por la concurrencia, puesto que 'srown se llev-ó los primeros asaltos, perdiendo lr.s últimos por la agresividad del filipino. Ante este hecho, vemos que en todas partes se cuecen habas del mismo modo, ya que tanto en los Estados Unidos como en nuestro "Olimpic Stadium", y en éste con aterradora frecuencia, los árbitros parecen no dar importancia a los primeros asaltos, otorgando su decisión cuando un boxeador agresivo gana los tres o cuatro últimos asaltos por su mayoi:, ~istencia, no obstante haber recil;>ido una buena paliza en los siete u ocho prime¡ros. . A pesar de esta merecida o mal ganada vi<"toria, desde abora. predecimos que Daño no tiene las probahilldade• de éxito que tiene $peed Dado, a quien el mismo 'N eW'Sboy Brown ganó por tech:dcal k:nockout en _un desgraciado encuentro en el que a Dado se le dislocó el hombro del'echo. EDUARDO Ros