Nuestras entrevistas

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Part of Excelsior

Title
Nuestras entrevistas
Language
Spanish
Year
1929
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
[i{l(!)J~~'ii'~~~ ~[i{l'ii'~~WD~'il'ffe:\~ Srta. :JtrONSERRAT IGLESIAS ~· A Y un gran piano en el vano de la sala y . r'\ .·. sobre el piano en marco de honor un retrato :J..: { del Signore Rafaeli Grani y un libro de " pensamientos de encumbrados poetas y conspicuos filósofos en italiano. Junto al piano está ella, recortándose grácil en su negro fulgor como el rui~eñol' en las sombras de la noche. ¿Pronta a deutar la sai·ta de notas como perla!it maravillosas de su voz? ¿Aguardando a que ria la luna y en flor estallen los capullos para embrujarnos con el encanto de su canto? ¡Oh, celeste Brunilda, hija divina de Wotan! ¡Cómo Wagner te adol'aría contemplándote el pecho encerrado en los mamilares de escama!i, el casquete de oro rematado por dos alas, la larca lanza en una mano, y el manto de púrpura i-iguiendo con un re~tallar de bandera tu paso vicoroso de virgen inmortal! Monserrat Iglesias nació en la Hacienda de Ja Carlota Negros Occidental. Por la via materna pertenece a Ja iluRtre y acaudalada familia de De la Rama; por su al'te y su belleza pertenece a toda Filipinas; y yo la prendería como una rosa de la gloria en el mástil de nuestra enseña. Pe1·0 empieza a sonar Ja dulce voz: ~scuchemos. -Yo me gradué en Milán¡ mi profesor fué el maestro Rafael Grani. Cuando volví a las bias i·cpasé algún tiempo con J ovita Fuentes. -¿Cuanto tiempo hace que ha llegado usted? -Dos años. -¿Y desde entonces . • . ? -Ejerzo mi profesión. -¿Tiene usted muchas discipulas? -Como profesora del Conservatorio, si, seño1·; y fuera del Conservatorio, también. -¿Cuales son sus mú.s1cos filipinos favoritos? -Los Maestl'os 8ilos, el padre y el hijo. Hay una bl'e .. ·c pausa en la que penR amos que es una lá~thna que Jos Silos no sean tres, pues de sel'lo, la gentil diva nos completa la T1·imdad. -¿Le gusta a usted el baile? -Me es completan.ente indife1·ente. -Y del género teatral, ¿qué es lo que más )e a.ri·ad&? ••otQ 'ºl"r"l•iar" {Y•111,.~) -¡La ópel·a, desde luego! -¿Y entrl' las óperas ..• ? -¡Muchas! pero entre todas, "Madame Butterfly". -¿Cree usted que los teatros con que actualmente cuenta la ciudad son dig~os de las representaciones teatrales que en ellos se celebran? -¡Indignos por completo! Soy de la:-1 que más suspiran porque cuanto antes tengamos un teatro nacional. -¿Cómo la t1·ata a usted nue~tro público! ¿Está usted satisfecha de él? -¡Muy bien! ¡Muy ~atisfccha ! -Y del Conservatorio, ¿e•t' usted contenta? -Mu7 contenta. -¿Están ustedes, esté usted, bien remunerada? -Si, Hñor. · --¿Cree uted que eattn todos los que son y son todos los que esttn? Monserrat sonrie. Y es su sonrisa un perfu. mado alegato a mi convicción en este respecto: ni son todos los que están, ni están todos Jos que son! -¿·Cuál es su ensuefio actual! -Volver a Europa para dar conciertos. -¿Y ••cuir ppr las sendas de Ja Tapales y la Fuentes! -¡Oh, no! 14& vida de artista del teatro, no! . Conciertos fllimplemente. -¿Por qué no Jos dá suted aqui ! ¿Cómo es que aqui, que yo reuerde, no ha dado usted más , que un concierto? Monserrat vacila, como temerosa de emitir su opinión. Pero su vacilación dut"& un instante. Resueltamente, valerosamente CJ!ljn& dolorida: -Porque aquí, cualquier artista d' dos con· citrtos tri un afio y el pllblico .. cree con derecho a investipr en donde ha puesto el dinero que le ha dado, no como una contribución al Arte. sino como una limosna al a1·tista. En cambio, a cual· .¡. .¡. 1 ¡ + quie1· extran;ero, músico o cantante,. to que ~•, que llegue importado de Améria o Europa, sin mAa méritos que el reclamo de sus amiaoa y su empresa, se le aplaude a rabiar cuanta Teces se presente en público, se le llena el teatro y ee le abruma de dinero y de regalos. Allá·eatoa artistas no valen nada! ¡Allá no les darian ni las gracias por o irles! Y en cambio ali• el artista filipino tan mal querido y tan menospreciado en su pafs, llena con su nombre laa columnas de la prensa y pna lo que quiere 1 ¡Monserrat lrlesias! ¡Hermooa Monserratl. .. No es, no, la Madame Butterfiy de carne de laca y de jazmfn, toda suspiros y gorjeos! Tampoeo es Mimf, ealiz de lágrimas· y amor 1 No ea Tra· viata, no ea Gioconda. no es Lucfa, no ea Leono. ra ... ! Es Brunilda, la hija divina de W ota,n, con el pecho encerrado en los mamilares de escamas, el c:aaquet;e. rematado por dos alaa de oro, la larga lansa en una mano, y el manto de p6r· pura siguiendo con un restaUar de bandera !\U paso firme triunfal y vieoroso de viraen inmortal! T ~ l l r