Al Margen de la vida.pdf

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Octubre ESTUDIO 13, 1923 r'iiJ::::::'~:::®~:::®~:;~:::~~~::::~~:c!.!IDl~~:~:::@nl:;::~,;:::i.Ji@:>!f~:O::d.Bmm~::~:::~:::~:;:~:o:~@::;~:::q~_rnN:~::~:.;~:;:c~:.;::1 ~ AL MARGEN DE LA VIDA : ~j PENUMBRAS ~ ~ = ~~~~lfilID::!¡g:~:~:::lJ!~:::~:::,[jfill:J;::!!'l!i:::::~~::::~~>::4~J!J~:::~_m::::l~!ID:-:::~..":lBrMP:::~:rmJ:::,~f~::::¡g.mi:;:,~:::~::::~(J!F::,rwlf~::[jj_~::::rm!! .. :::~~m Hermosa tarde. . . Declina yá el sol y en el Parque, pugnante en el hombre, constituyen para muchos, muC':hÍmisteriosamente iluminado por sus últimos reflejos, es simos de los hijos de nuestro pueblo uno de sus números todo vida y movimiento. favoritos ... Sentado en un banco escondido bajo el poético do~el Y pensar que esto sur.ede en un pueblo artista, en 1111 que forman unos r,·rbustos florecidos, contemplo con in- pueblo poeta, en un pueblo de maravillosa dispo!'ición mufantil curiosidad la inquieta chiquillería que en torno sical ... mío está jugando. Como evocada por h:.: desaparición de las dos jóvenes Y los contemplo con nostalgia con envidia. . . Con sus blancas, muy blancas, y cual si presintiese estas tristes vueltas incesantes, con su alegre vocerío, con sus risas reflexiones mías, ha surgido ante mi vista, en el foncb cristalinas, que parecen un himno de júbilo, una canció·1 de este mismo camino que aquellas abandonaron, otra: apnrisueñ~.-. un arpegio suave y dulcísimo, me traen a la rición muy distinta de la primera, y a la que miro siem · mente la grata recordación de aquellos años de mi infan- pre con íntima simpatía, con profunda admiración. cia, en los que también yo jugaba con la rn·isma: despreo- Es ella, la· artista verdad, la artista por el arte, la artiecupación que ellos, sin llegar a sospechar que, hombre yá, ta que me arrastró a las más grandes demostraciones de un tanto desencantndo del juego de la vida, había de año- partidismo, consagrándome impenitente admirador suyo, rar alguna vez los- juegos de la infancia. la artista por la que arrostré en momentos de desgraciR. ¡Oh! Y qué gozo tan grande y tan cumplido experi- las irr..s de sus detractores, la artista en cuyo honor canté mentaba entonces ¡Qué honda y cabal alegría sentía en cien himnos y cuya mano estreché leal y emocionado, nquellos días candorosos! ¡Qué singU.lar ilusión nimbaba sin aspir~r a más recompensa que a su amistad y a su entonces mi pequeña inteligencia en aquellos tiempos que gratitud, Ja artista que fué todo para mí, ritmo y arm.ohuyeron yá, pero que, por obra y gr~ . .-~ia de su encanto nía, color y plasticidad ... viven aún en mi memoria!. . . Ahí está, sí; de gracia aristócrata y señoril, modestay así, al conjuro de estas reflexiones he evocado el re- mente vestida, con una- mirada profunda y de inmensa tercuerdo de los t.iempos idos y todo él vá desfilando por la nura, sentada en el banco contiguo al mío, pero más esimagin~ . .-ción, en este manso atardecer, embellecido, acen- condido y apartado, bellísimamente triste,-que hay tamdrado, cubierto con un velo de poesía espiritual. . . y la bién una belleza en la tristeza,-parece la regia escultufantasía se complace en divagar de la tierra al cielo y del rri: de la meditación en el supremo momento del ensueño ... cielo a la tierra. . . y contagiado el espíritu se esparce Yo la contemplo con algo de místico fervor. . . Nunca también por las regiones del ensueño y el alma se vé in- es acaso la mujer tan bella,-ha dicho un gran novelistavadida por los inefables tedios de la poesía, de que habló como cuando está a punto de dejar de serlo. En la peAlarcon. . . numbra yá de su azarosa vida· de artista y en la penumbra Y mientras tanto la inquieta chiquillería juega y rie y de este manso atardecer pudiera muy bien ser el modelo canta. . . de la belleza en su grado máximo. Una extraña aparición ha interrumpido de pronto mis nostálgicas evocaciones. Por el camino festoneado de flo. res, que ante mi vista se extiende, cogidas del brazo y en animada charla, se acercan dos jóvenes. En su manera de vestir, en sus modales desenvueltos, en todo su porte, en algo que se desprende de todo su ser, pero que no acierto a definir, he creído reconocer unr~· clase, a la qua siempre he mirado con un profundo dolor y una íntima conmiseración. Blancas, muy blancas, con la blancura del clown me han parecido dos de esas ñoñas y remilgadas tiple's de cine, de Vr.rietés, tan poco artistas como vanidosas, do~ de esas jóvenes que van dejando jirones de su honra entre los baEtidores de un tenebroso escenario. Sus ojos relampaguean lúbricamente y en sus bocas marchitas hay algo de pálida flor de cementerio. Han pasado junto a mí, con agilidad de danzarinas, con ridículos movimientos por lo que tienen de postizos, dejando en pos una aura acre por lo que tiene de sensual. Al pasar he oido que decía una: de ellas: -Decididamente nuestro arte se impone gusta ... -Y triunfará ... El público se ha hastiado yá de poesía, de belleza espiritual y quiere prosa, materia: démoselas pues,-ha contestado la otra. Y yo las he visto alejarse, pensando con amargura en que quizás hay una gran dosis de verdad en el fondo de las tristes y pesimistas palabras que he escuchado: pensando con amargura en esa serie de espectáculos que casi diariamente se celebran en muchos de nuestros cines, esos gran vaudeville, en los que los cantos soeces, todos ellos importados, los bailes obscenos y descocados, faltos <le. todo arte, porque no es, no puede ser arte esa repugnante y descarada exhibición de lo que hay de más ba:jo y reEn qué piensa?. . . ¡ Ah! Quizá está evocando los años de su juventud; quizá recuerda con dolor, entre el jovial optimismo de la alegría del Parque, sus anhelos de artista, sus sueños de gloria, las luchas que hubo de sostener, las derrotas que hubo de sufrir, la renunciación y el fracaso de todos sus ideales, que fueron sembrando de espinas el camino de la vida, que para otras que valían menos, mucho menos que ella estuvo alfombrado de rosas. Un día ~"Certó a marcarnos los rumbos luminosos de su arte sober~.:no, del arte verdadero, y no obstante esto¡ oh poder de las multitudes veleidosas y vulgares !-fracasó ... ¿Cómo fué su fracaso? ... Y fué su fracaso porque quiso y supo ser antes que artista mujer, mujer fuerte, mujer digna que apreció rr•ás que los aplausos y la gloria su honor y su dignidad, el buen nombre que heredó de sus mayores y que conserva siempre limpio e inmaculado como nieve de 12·s alturas. Ahí estás, sí, olvidada de los hombres, que no comprendieron, que no supieron corn·prender la belleza de tu arte. Quizás hay en tu hermoso corazón un sentimiento de perdón, de ternura parn todos ellos. ¡Perdonas y amas!. . . Es la· apoteosis de tu arte. EL PEREGRINO PARA E.L SE.l\VICIO CIVIL Y CURSOS COMERCIALES POR CORRESPONDENCl A ESnRIB>.N AL Cosmopolitan Business College MANILA, P. T. (Profesores 11merlcanos) Vol. 11. -15- Núm. 4.1
Date
1923
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