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Septiembre ESTUDIO 15; 1923. !liil'~'1iili!l1~1;~~;¡@ljJ,~<iJP.ll.;:'.(i)K';;,;!'.!!J!!rlci,::'Jfil!'::'!í!l!l:<~'l!fil!?~'liilll:"-:'OO!i>::'liill!P::,~;:4JlE'::,~::'~';:,g,~'lil!!r::'~~'l!ill!l'::'@Jr':;il!li!J'.;!!l@:;'.!!J!!)!;, 1 ~n la ¡tllaya 1 1 ENTRE VIUDAS . ~ ~:~~:[ID~;.;.~::~~:::[!i]!{::'.:(filgj~::0[_;1~>:::[K®-;::~:~~:'.~1llil!l'::~ífil!>:~.~[!t~;::ITT~;:::ff!irt:O::::l!f-®:~~-;::~:'.'\~".'.:~;::~:::(filg-:;:~!!I~;;::[;!:it::~Rü~::·~ft A las delicias que me brinda la pla- es 1 sabel, no se casará con un cual- -Pero ¿ Simona se ha casado? ya en estas hermosas tardes, vibrantes quier1J..-Y ya ves, iba pasando el tiem- -Por Dios, Juana: parece que eslás de luz y cargadas de lirismos, suelen· po, y nada. De Isabel no se acordaba en. Babia. ¿Pues no sabes que se casó iuntarse las que me proporcionan cier- nadie. Al fin le salió ese maestrill1> hace lo menos un mes? ¡Y poco que tos duílogos que sorprendo en el pa- que comenzó a rondarla. ¡Si vie,.as lo .•e habló de esa boda! Todos decían .-:;eo; y que yo escucho con fruición, hueca que se puso su madre! No ca- que debía de haber gato encerrado. cuando por su amenidad o interés ex- bía en su pellejo. Hasta llegó a de- El tan rico, y ella tan .... en fín, algo .ci'a1i mi curiosidad. Hoy he sorpren- cirnos a las amigas jpásmate,_Juana! habría de por medio. Allá ellos; pues dido uno, que me ha hecho pasar me- que -uo fués,emos a reunirnos a su casa. ya te he dicho que no quiero meterme dia hora. de agradabl~ distracción. los sáhados y domingos, como íba"nws en casas ajenas. Eso sí; que una boda Dos señoras, de luto, están cómoda- siempre. Y todo porque no le parecía tan desigual. . . mente sentadas sobre una piedra, á bien al novio de su hija. ¡Yá yá! -Vivfr para ver, Ramona. ¡Quién la vera del mar, tan satisfechas y ornn- ¡Valiente novio! dije yo pa»a m:is aden- iba a pensa1· que Simona! ... Yá 8 adas, que parece han salido con el ex- tros. Cla,.o; como nosotras le esto>·· bes lo que era hace un año; una mnclusivo objeto de exhibir su dicha y fe- bábamos para sus. . . ya m.e entien- < osuela, ni más ni menos. Y ahí la licidad. Las dos son entraditas en des. En fin, que el nqvio resultó lo tienes ahora; hecha un figurín. ¡Y años y en cantes; y viudas, por aña- que decíamos todas. ¡'Si se veía a la poco tono que se da la niña! Fíjate didura, como verá el lector. le.Qua que era un pillastre! No sé cómo anda, y qué tiesa va. ¡Vamos, Oigamos. cómo Gertrudis ... Y aún dices tú que si esto ,es el colmo! -Pero, ¡por Dios, Ramona! ¿eso no es tonta. Lo qu,e es en esta oca- -Con su pan se lo iJOma, hija. Velia hecho Isabel? sión. . . remos 'cuánto dura el matrimonio,. o -Sí, Juana: 6so y algo más que -¿Y ahora qué dice? lo que sea; pues nadie dice cómo ·se me callo. Ya sabes que no me gusta -¿Qwl va a decfr? Avergonzada, casaron. En fin, allá ellos. entrometerme en vidas ajenas. Si te y sin soltar el pico. Al prinópio, CO>n<> -¡Vaya un lujo que _qasta! Y yá lo h.• contado, es po1·que todo el mun- una furia: todo lo queria arreglar con ves: van de brac. ete. Se conoce que do lo sabe. casarlos. ¡Bueno estaba el maestro la trata bien. ¡Habían de tropezar -Pues, hija, estaba en ayunas: pa-ra bodas! Con sus palabrerias y 1>.sos figurines con un marido como mi nada he sabido hasta ahora. ¡Jesús, zarandajas las dejó con un palmo de difunto Quintín, que de Dios goce! qué loca de Isabel! A quién se le narices. Y yá ves, con la .edad que Entonces verían lo que era bueno. ocu~... Está visto, Ramona, que tiene Isabel. .. nada, que habrá de d2- -¡Calla, po1· Dios, Juana! Si te "np hay que fiarse de nadie. ¡Calla, p:J1· dica.rse a vestir Santos. qu2jas de vicio. Mil veces te he di.Dios, si s.e ven unas cosas! ... ·Quién -¡Pobre Isabel! Me da compasión, cho que tu Quintín era una ~nalva, hab. ia de deCir que Isabel, con su ca- Ra·tnona, por haber sido engañada por comparado con. mi Lorenzo, quC en 1·ita de. mqlva y gatita mansa, iba a ese granuja. gloria esté. dar ese traspiés/ ~También yo la comvadezco, hija. -;Con que una malva! Estás bue-Pues lo que es a mí no me ha co- Piro, dime : ;.qué necesidad tenia una na! Ya te hubiera querido ver· .. gido de sorpresa. Lo estaba viendo ve. joven como ella de haber crnnbiado de Cinco años, hija, cinco años contados nir, Juana. Tanto lujo, tanto trajtJ escuela'! En ff Colegio de las Madr.es y cabales aguantando la mecha. Y y tanto auto, de algún sitio tenía que ~staba tan ricamente, y no hubiera co- aun dices. . . En fín , Dios le. haya persalir ,· pues Gertrud1's yá sabes que 1l.''J nocid.o a ese ladrón de su honra. Se donado. Todos los días 1·ezo por él. podía dar ese trato a su hija. ¡Bueno empeñó en salir, y la tontaza de su -Pues no le des vueltas, Juana. está su bolsillo para fiestas! Y claro; madre le dió por el gusto, llevándola Yo conocí a Quintín, y te lo repito: como lo pensé, así salió. El ma<'sfri- a la escuela de ese maestro. Dema- una malva com.paYado con Lorenzo. llo aquel la quería p,escar; y como no siado sabía Gertrudis que .en esas es- Eso sí; yo no me dejaba, y muchas debe ser tonto para echa1· el anzuelo. . . cuelas no les enseñan nada de Dios, veces hacía de las mias. Peto lo que ·con tunanterías y paseitos, y menti- ni Religión; 11 que están sie1np1·e ellos te di.Qo, hija : no co.mpares ·al tuyo >·as •• • nada; que Isabel cayó. Y des· y ellas juntos con músicas, y bailes, con el mio. Si te fuera a conrm-. . . .Pués, lo de siempre: si fe he visto no y amorfos. ¡Menudos gavilanes re- Pero ya me conoces; no mt: gusta. hame acuerdo. El granuja del maestro, 1Jolotean en esos lugm·es! ... ,-Y las blar d,e los difun!o.;. ¡Válgame Dio.i;, tan campa.nte; y ella ... en casa la palomas con ellos! ¡Si no ¡rneden mr.- si yo empezase a. . Dios los tenga tienes, con el tropezón encima. nos de salir con algún zarpazo! .. . Y en su gloria. Yo también rezo por -Pero su madre ¿no sosp.echó algo? 110 ves, .d de Isabel ha sido 1no1 ·tal. el mio ... porque ya sabes que Gm·frudis n? es Claro: se lo ha dado el primer gavilán. En este· momento suena la voz amitonta; y de saber que Isabel... -Hija, tienes razón. No sé en qué ga de la campana de la Ermita. El -¡Hija; ni que vivieras en el lim- va a parar esta juventud, si Dios no toque del Ang,elus. bol No ves más allá de tus narices. lo remerlia. Nada bueno puede salir Callan las viudas por unos momen¡Si precisamente su m. adre tuvo la cul- de ... ¡Pero, calla! ¡qué veo? .. . F·i- tos. ¿Si rezarán por sus esposos dipa de todo! ja!e bien Ramona: o yo me engaño, /untos? Luego se levantan perezosa-¡Su madre! P01· Dios, Ramona, o aquella es la Simona ... Mírala. ¡Y mente, y después de sacudir bi.en las que eso _será habladurías de la gente. en auto! . . ¡y con un caballero!... sayas, se 1·etiran ... Si no puede ser qu,e Gertrudis... ¡Será posiblt-? ¡Y es ella! ¡Vaya que Yo me acerco más a. las olas, y sen-Pues, hij"a, así es. Lo menos le si es! .. . Yá se ha bajado del auto. tado junto a ellas, me entretengo en parecía a Gertrudis que su hija era -Sí, mujer, sí: la Simona en cue1·- verlas lle.qar a morir a mis pies, candigna de un reino, por su palmito. Lo po y alma; y ese que le acompaña su •adas, jadeantes, moribundas ... estaba diciendo siempr~: No; lo que martdo. "EL SOLITARIO". V.OL. II. -6- Núm. 37.
Date
1923
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