Las tragedias

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Title
Las tragedias
Language
Spanish
Year
1929
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
LAS TRAGEDIAS ~ , L baturro del cuento, aquel perfecto um:atra¡ co" que preguntó: "No eres tú la que se .'l murió este ºivierno?". . . era un filósofo ~ sentimental y pequeño, un Azorin .en calzón corto, comparado con Evaristo de San Calisto, elegante y cotidiano peripatétieo, de seis a ocho, en la Luneta, con derivaciones al Cavite Boulevard. Dicho pollo, ex-secretario del Club titulado: "Los que nos rascamos en la cabeza", ex-vocal honorario del "Centro de Cultura y Recreo" de Villa Jgorrotia de Al-lado y en la actualitt.arl es; cribiente de una casa importadora o exportadora m'lly cpnol!ida en Manila, era un conejito de indias ideal y predestinado a sufrir vivisección en ese LabOratorio de Buen Humor que dirige Batikuling en Ua Vanguardia. Era, además, mis señores, un 1'1elemental amoniacal" como decimos los que profundizamos en eso que se llama diver· tirse; un 11camarrupa", que diría un espiritista o un 11secante" que diría un 11humedo" con bono· res de esponja. Claro está que Evaristo de San Calisto, t~ni.a sus amigos y admiradores, para los cuales era tan grande como los deseos de cualquier japonés a poseer terrenos en Mindanao; en una palabra: Evaristo de San Calisto, era para ellos un hombre mpetronimio" como explicó aquel su cultisimo amigo que en. un momento erudito llamo "Fahio'' al Sol. ... Al héroe de esta "tragedia" le preocupaban in· finidad de problemas, siendo uno de los más in· ·teresantes, el que por el 11tabo" le circulab~ referente a figurar en la buena sociedad. Dígalo si nÓ, nuestro querido' amigo el dueño del garage "Cantarria", pues Evaristo para conseguir sus p'ropósitos, creyó que el camino mas rápido er~, vestir a cuadros, firmar vales de autos Y echarse una novia. y fiel a su propósito, todas las tardes descendía de un "G" y a renglón seguido, ofrecía a las posibles, futuras o supuestas empresarias del edificio columnario de .su cuerpo, la visión del mismo, a la discreta hora del vespero, cuando los pájaros se retiran y las olas del mar, del mar Prisionero en la babia, pierden sus tintes y adoptan colores románticos. 'Juncak en lo que cabe, y debido al hecho de ali1pentarse en una pancitería económica, (su plato favorito era el mongo con hielo y su bebida alcohólica el ro~al) , hacía comulgar . al paisaje con el tesoro de su personalidad desconocida, hora t'ras hora y en sepera vana de que una mujer comprendiera las calorí8.s de su temperamento. Dos años, cuatro meses y a!gunos días llevaba pasean·do sus esperanzas, cuando en una J.arde otoñal el' hado, le presentó a Magnolia,, señorita °'chic". (Perro, mama y sin dine;ro, o··al reves, q~e dos cosas iguales a una tercera, so·n iguales entre si). Se enamoró él, se prendó ella y el coro griego de los desocupados de la Luneta pudo disfrutar apU'ntes de un sainete grotesco: -Magno: Me quierse? ... -Eva: que nos mira mama ... -Anda ioquita, '1acede", que tengo muchas ganas de besarle... ¡Ay mi vida! Que horrible es amar y tener que escribir tantísimo a maquinilla. -¿Pero y si nos ven?. . . ~ue verguenza ! (Se aproximan, mejor dicho y. Según frase de Evaristo: "se ajuntan". Los pescaditos de Olongapo de los que saldrá el ºcaviar" filipino, eñ tagalog "bagong", no ponen unos ojos más lánguidos) ... Un niño por todos coneptos desconocido, se acerca y pregunta: -Señor: ¿quiere decirme que hora es? •.. -¿Cómo? .•. Ah ... La, hora ... Pues, franca .. mente, no ree .. uerdo. Y los novios' vuelven a converSar. La tarde muere; los enamorados seguidos de la vieja madre cansina, se 4irigen a Intramuros. Todo en ellos es ridículo, hasta su amor. Detrás de cada sonrisa, lectora, brilla el arco iris de una lágrima. DoN FRIOLERA.