Sor Hilaria

Media

Part of El Misionero

Title
Sor Hilaria
Language
Spanish
Source
El Misionero Año VI (Issue No.1) Junio 1931
Year
1931
Subject
Nuns -- Philippines
Missionaries -- Philippines
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Abstract
[This article describes Sister Hilaria as an active religious person for missions in the Philippines wherein her journey and interaction with other nuns were highlighted.]
Fulltext
AÑO VI, No. 1 JUNIO 1931 Snr liilaria SE LLAMABA Sor Hilaria. . Si hay ó no una santa Hilaría en el cielo, no lo sé, pero es cierto que Hilaria significa "alegre" y es casi lo mismo que aquel otro nombre: Laeta. Claro está que no siempre había sido Sor Hilaría, es decir religiosa, pero desde que había llegado a la edad de la razón, ya lo tenía en la ·sangre de ser Hilaría, alegre, y por consiguiente de hacerse religiosa. Si alguién no lo cree, que lo pregunte al padre misionero que la dirigió al convento. Ella era la señorita más celosa y activa para las misiones en Filipinas: mucihas suscripciones procuró a El Misionero y durante la semana de abnegación no cesaba de hacer recordar a sus cruzadas de las obligaciones que tenían de rehusarse algo por amor de Dios para ayudar a la conversión de los paganos en la Montañosa y .... iay de aquellas que olvidaban sus deberes de cruzadas! Entre risas y sonrisas las advirtió que olvidar obras de caridad es olvidar·se a si mismo y la eternidad. Pues, llegó el día en que visitó al Padre, su director, para despedirse y estaba ya a punto de retirarse cuando el sacerdote inopinadamente le preguntó cuál sería la virtud preferida que iba practicar en la vida religiosa. Naturalmente la pregunta le sorprendió; al principio no supo que contestar, enrojeció: de veras nunca había pensado en las vi'rtudes que iba a practicar y menos en la virtud capital que abrazaría. Sí, aquel era para ella un momento terrible. ¿Qué pensaría de ella su director? Aquí pues había una candidata para la vida religiosa y ni sabía que virtud especial debía practicar iDios mío! Que verguenza! RENUEVE SU SUSCRIPClON ENSEGUIDA 2 -"¿Acaso no la escogió aún?" el Padre preguntó de nuevo como para calmarla. ¿Era una cuestión séria, ó era una broma? El respeto humano hace a uno muchas veces muy inventivo y sugiere contestaciones de poco razonamiento. Y hé aquí que la señorita en este momento de ansiedad en tono de la más profunda convicción contestó: -"Creo, Padre, que ya lo sé. Desde el principio me aplicaré principalmente a la seriedad; V d. sabe que en casa siempre estoy· riendo y cuando esté en el convento, y vea tantas cosas cómicas de las hermanas, creo que no podré contenerme más de reir; por eso.... Mamá. me ha advertido ya: Hija, así me dijo, por amor de Dios, no hagas reir a las madres por tus bromas, si no, desde las primeras semanas te mandarán volver a casa." Mientras la señorita contaba esta historia, el padre se había puesto muy serio, había rascado sus canas, movido su -silla y ahora levantando su dedo índice contestó diciendo:. -"¿Como? Diga· a ·su Mamá que venga aquí para hablar. ¿Qué? No reise más? Ponerse seria? ¿Acaso el jansenismo debe reinar en los conventos de las hermanas? Oiga, Señorita:.V. ni tres dias quedará en el convento si no puede reir más y reirse mucho. iDios mío, no se ponga seria! Debe V. reirse tanto hasta que la muy reverenda madre superiora y todas sus reverendas madres asistentes también se rian y hasta que aun las más ancianas del convento cesen de coser para quitarse las lagrimas que broten de sus ojos por tanto reir. No se preocupe de nada si en el entretanto que están riendose las monjas se piquen los dedos, porque toda aquella seriedad pica las cabezas y los corazones. " El padre había hablado con tanto animo que se levan.tó de su silla con mucha seriedad. Sentándose de nuevo y sonriendo significativamente añadió: -"¿Sabe V d. cuál es la virtud que más debe practicar en toda su vida de :rdigiosa? Sabe V d. cuál es la virtud que debe practicar aun cuando esté agonizando? No hay más que una: la santa alegría, la hilaridad. Sabe V d. lo que debe hacer? Desde el primer dia que estará en el convento, cuando ·vengan a medirla para hacer su toca, pongase en la boca dos dulces grandes para que sus mejillas se extiendan y que más tarde tenga espacio en su toca y pueda reir en ella. Cuantas veces he visto a hermanas que antes eran muy alegres y que ya reían más por no tener lugar en su toca creo, y así es que habían olvidado como reírse. Ningún fundador de ordenes religiosas para hombres ha impuesto a sus hijos algo que les encierre la boca por miedo de que sus súbditos olvidasen la manera de reirse y la virtud de la santa hilaridad. ¿Comprende V d.? Si SOSTENGA UN CATEQUISTA! algún dia su mamá me dice: Padre, mi hija esta muy bien en el convento y ya es seria entonces le contestaré diciendo: Señora prepare ya el cuarto para su hija, dentro de poco volverá a casa." Nunca en su vida la futura religiosa había visto al misionero tan. serio, ·nunca le había oido hablar con tanta convicción, nunca había visto su cava tan colorada si no quizás cuando desde el púlpito explicaba a lQs parroquianos su santo deber de ayudar las misiones, escuchando en eso las palabras del Sumo Pontífice y la santa voluntad de Dios. Y cuando el misionero vió que sus consejos cayeron en un campo fertil añadió algunas palabras más: -"¿Quiere .Vd. algún remedio muy facil para recordar la virtud principal de su vida lieligiosa? Entonces, escoja V d. un nombre en liéligión que sugiere continuamente la santa hilaridad, por ejemplo, escoja el nombre de "Hilaria" que significa "alegre." Vd. sabe lo que ha dicho San Pablo: non ~x tristitia aut ex necessitate; hilarem enim datorem diligit Deus" es decir: no haga nada por tristeza ó por fuerza: Dios qui·ere al que da con alegria. Y si le llaman Hilaria, su nombre siempre recordará a V d. aquel 'hilarem dator;em' ó aquel que da ·con alegria. Comprendido?" -~~El último aviso del Padre fruc· tificó: la señorita, antes tan celosa 3 m1s10nera, había entrado en religión, pedido el IliOmbre de Hilarla y efectivamente lo había obtenido: se llamaba ahora Sor Hilarla. En el principio de su vida nueva estaba felidsima; es que para algunas personas en religión el verdadero noviciado principia después del noviciado. Pero cuando Sor Hilaria debía poner en práctica las lecciones espirituales del año de probación, <mando estaba sujeta a ,mil preocupaciones cuidando a los enfermos, vigilándoles por las noches, sirviendo a algunos pacientes morosos y sin paciencia y algunas veces a algunas hermanas de caracter algo dificil, entonces, sí hubo algún cambio en la vida de Sor Hilaria. No quiero decir que no ~umplía con sus deberes; siempre como desde el principio era fiel al reglamento de la comunidad, pero de cierta manera se había metido en su alma algo del "ex necesitate" y del "ex tristitia", es decir trabajaba porque debía trabajar y con la triste expresión en su cara como de una persona que carece de animo para ofrecer sus penas a Dios. Los primeros rayos de alegria habían desaparecido; trabajaba con el sentimiento pesado del deber severo y con la cara tirada por la tristeza. Sor Hilaria era pensativa y pensaba con mal humor. De vez en cuando se atrevió a criticar un poco y el trabajo algunas veces parecía muy pesado: cada dia traía sus dificultades y siempre sus naderias. Pero, algún LAS MISIONES :SECESITAN CAPILLAS 4 di1a, llegó una hermana nueva: era muy joven aun, pequeña novicia con cara sonriente: se llamaba Sor Laeta. Y sucedió que durante el primer recreo Sor Laeta se sentó al lado de Sor Hilaria. Y Sor Laeta h0iblaba de su pueblo: venía de N ... Había sido promotora de los Cruzados de Santa Teresita y hablaba del misionero director de "El Misionero." También dijo que un Padre le había aconsejfrdo tomar por nombre en religión Sor Laeta, porque decía que Laeta significa "alegre" y que para cuidar a los enfermos y énseñar a niñas uno siempre debe estar alegre, y que ella debía escoger la virtud de la santa alegria como su virtud principal en religión, si es que quería practicar la caridad y sembrar la felicidad entre los afligidos .... Durante esta interesante conversación, Sor Laeta observaba que Sor Hilaria casi devoraba sus palabras y creía haber visto que Sor Hilaria enrojecía un tanto, pero hacía tanto calor en la sala de recreación menos bien ventHada que la del rroviciado .... La mañana siguiente, Sor Laeta fué a la capilla para hacer su meditación, precisamente en el momento que Sor Hilaria cerraba la puerta de la capílla saliendo para ir a sus trabajos con los enfermos. Sor Laeta todavía no tenía su libro de meditación y por eso suzurrando pidió a Sor Hilaria permiso de usar el suyo. -"Natural, Sor Laeta y medite bien, hija mía" contestó Sor Hilaria pero de la manera la más singular, imitando perfectamente la voz y la mímiaa de la venerable Sor Maestra de las novi~as, una hermana QOn muchas particularidades pero muy venerada por todas las hermanas .... Y cuando Sor Laeta estaba de rodillas en la capílla para meditar en la santa presencia de Dios, tuvo una pequeña distracción en su oración: "Que madre más alegre y cariñosa aquella Sor Hilaria: Ayer ouando la encontré por primera vez me parecía algo severa, oomo un cazadiablo, con cara de Viernes santo; pero me habré equivocado por la oscuridad .... " Habiendo rechazada el demonio de las distracciones, Sor Laeta abrió el libro de meditación de Sor Hilaria y recitó la oración de preparación en la primera pagina. Pero, hé aquí que en esta misma primera pagina encontró un rasgo de papel que llevaba unas cuantas palabras escritas a la mano: la tinta era fresca aun .... a ver, ¿que de, ;> cian ..... No juzgarás. No perderás el tiempo. No mirarás de soslayo. Trabajarás. Trabajarás a duras. Trabajarás hasta la muerte. Pondrás cara alegre durante el trabajo: Para El, que vé todo, Para El, que sabe todo, Para El, que juzga todo, AFILIESE A LOS CRUZADOS DE STA. TERESITA Porque si Hilaria en religión te llamas ante el hombre; Tus obras para Dios conviene sean dignas de este nombre. -<Utl~Och o meses después El Misionero, director de S0r Hilaria antes de su entrada en religión, estaba de vacación en su pais y celebraba el jubileo de plata de su ordenación. En esta ocasión Sor Laeta pidió permiso de escribirle una carta para felicitarle: entre otras cosas escribió lo siguiente: "Que facil es para mi ejecutar su último consejo de estar siempre de buen humor. Aquí hay una hermana-se llama Hilaría-que siempre esta alegre y hace la mayor parte del trabajo en casa. Hace un mes, mientras estaba haciendo los santos ejel'cicios, la Madre Superiora nos dijo: 'Hijas mías, pero que tranquila es la casa; ya se ve que Sor Hilaría no esta aquí.' V. R. comprenderá que con el 5 ejemplo de una compañera como Sor Hilaxia para mí es muy facil estar alegTe y sentirme alegre. De veras, la alegria es el remedio contra cualquier mal que pueda sorprender a uno en el convento y V. R. comprenderá cuanto le debo por haberme dado tan buen consejo en la víspera de mi entrada en religión cuando V. R. me aconsejó de siempre mostrárme alegre. Algunas veces me pregunto cómo Sor Hilaria ha conseguido en hacer de la alegria su virtud prindpal.'' No sé lo que contestó el misionero a dicha carta. Pero lo que sé es que va:rias superioras de conventos de la Orden de Sor Hilaría han expresado su deseo'ª la Superiora Provinciala las maindáran Hermanas como Sor Hilaría "quien es ·como la luz del sol para los enfermos y para las de casa.'' l<v<;AD POR LAS MISIONES
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