Cronicas de Espana

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Title
Cronicas de Espana
Language
Spanish
Year
1930
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
En cumplimiento del divino precepto de ·«Ganará¡:¡ el pan con el sudor de tu rostro», y con la complicidad de un sol canicular cuyos candentes rayos no aminor3 la menor nubecilla, llevamos los madrileños ura de:::-enit:a ¡que para qué les voy a contar a Vds.! Desde el día dé San Lorenzo hasta la fecha, el tueste es continuado y de los que no tienen trazas de des-a.parecer, y las fatigas de la temperatura se encarga de .aumentarlas el diario Boletín del Observatorio que con un lacónico «Calor» nos sume en la mayor de las contrariedades. Asi pues la temperatura, y la baja de la peseta que mientras la temperatura se eleva, ella hace todo lo contrario, son los temas de actu·alidad ya que aparte de la crisis ministerial que en e~tos momentos se desarrolla, nada altera la paz y tranquilidad que reim1. Si señores, sí, estamos ya como en los bue~os tiempos anteriores a 1923; dieron comienzo las crisis, las gestiones, consultas, y <lemas zarandaja:; para ver de conjurarlas y aqui parece que comenz:irán las dificultades, pues no es asunto sin importancia el designar un Ministro de Hacienda que en las presentes circunstacias se encargue de esa cartera, dado el estado de nuestro moneda en la actualidad, y sin verse por parte alguna la fórmula o solución que eleve la cotización de la peseta, que, sea efecto. . . de lo que sea, ya que verdaderamente ~e desconoce Ja causa de su depreciación, desciende y desciende con la agravante de la inutilidad de los remedios puestos para evitarlo; antes al contrario no parece sino que han sido motivo de una acentuación en ese descenso. Dije antes que la temperatura subia, pero hay más, amadüiimos lectores, hay más cosas que también suben; figuran en tan triste relación el aceite, el jabón, las patatas y los vulgares . balines, base de nuestro plato regional, el clásico e: cocido»; los garbanzos por no ser menos en este pugilato ascensional, elevaron sus precios, según nuestras carísirnas m!tades nos han participado sin atenuantes de ningún género. Claro que tenemos el consuelo de que el Ministro de Economía ( ?) ha dicho terminantemente, «que apenas ha notado esa subida de las subsistencias», y que el Presidente del Concejo también haya dicho «que es exagerado cuanto sobre este particular se viene diciendo»; del mismo optimismo disfrutariamos unos cuantos millones de españoles, si nuestros sueldos, gajes y enchufes, fueran equivalentes a los de un Ministro, pero desgraciadamente no ocurre así y en la ma.yoría de los hogares el desnivel del presupuesto alcanza caracteres aterradores que nos sumen en la desesperación con vistas al suicidio colectivo. P·:ua solazar mi espíritu y apartarlo de estas desagradables incidencias, y por otra parte dando una nota íntima de casticismo, en2aminé noches há mis p1sos hacia la barriada dó se celelebra la tradicional verbena de la madrileñísima Virgen de la Paloma; pero si si, yo que iba avido de diversión y de bullicio, retorné descorazonado y triste; aquello no es lo que fué tiempos atrás, faltab3 aquella alegria, aquella animación de entonces, todo se ha modernizado, y en ocasiones, parecia que la gente estaba allí por puro compromiso. Y corno en algo hay que pasar el rato, corno si no hubiera cosas de más sustancia en que ocupares, llevamos una interminable cantidad de días, dedicados a leer con una extensión que el asunto no merece, las andanzas, vida y milagros de un actor de cine norteamericano. Me refiero al que !lquí se conoce con el sobrenombre de «Pamplinas», cuyo nombre, que supongo auténtico, y por el que acaso ustedes lo reconozcan, es el de Buster Keaton. Pues bien, la prensa se ha creido en el deber de comunkarnos cuanto hace, dice, piensa y se ocupa el mencionado señor, de~de el punto y hora en que pisó tierra esp!iñola; sus impre:;iones, su vida íntima,--por cierto que con detalles que 'pertenecen o debian permanecer inéditos,-los planes que tiene para el porvenir, la clase de ropa que usa, sus diversiones favoritas etc. etc., poco menos que si se tratara de una personaldad que ha venido -a realizar la salvación del país, o a producir nues· tra felicidad . Son delicias de la cinemaní'3 que ha invadido el globo terráqueo acaso como con· secuencia de la postguerra, ya que siempre y en cuanto la humenidad hace alguna tontería, sale a relucir el tópico de la postguerra enseguida. P8'recia que iba a dar juego un suceso que se suponía ocurrido en la provincia de Sanbnder, donde en sus costas una bella joven (siempre que interviene alguna en un suceso, las adjetivos son inevitables, aunque luego resulte que no hay tal belleza) había sido precipitada al mar des· de lo alto de uiia roca; los autores del delito eran unos aristócratas conocidísimoS, asi como la víctima, y cuando se empezaba '3 sacar punta al asunto y había cuerda para rato, aparece la noticia desmentida y ni hubo tal suceso, l)i t-3.l precipitación al pérfido océano; la única precipit~ción que hubo fué la de algún sujeto que se apresuró a dar la noticia, que en su cálida ima· ginación h3bia forjado. Para un corto número de represenbciones ha hecho su aparición en Madrid una compañía de ópera en el Teatro Alkazar, a base de precios económicos, y con la cooperación de parte de la orquesb, coros y bailarinas, de nuestro Teatro Real ; la gente ha respondido y el local, a p'esar de la temperatura sofocante, está nutrido de público; los artistas no desmerecen nada de mÚ· chos que hemos oído a precios exorbitantes, y la puesta en escen3 de las óperas nada deja que desear, teniendo en cuenta las condiciones de local; ello sin embargo, se han presentado obras como Aida que requieren movimiento escénico y decorado por lo menos aceptable; pero estas limitadas representaciones han venido -a com· probar que los madrileños estamos hambrientos de música y que todavía no hay señales de que en el invierno próximo se encuentre en condicio· nes de verifcar su reapertura nuestro teatro de la ópera. Y como la Historia se repite, y lo que no es historia también, estamos de nuevo en pleno pe· ríodo de elección de reinas de la belleza de los barrios de Madrid, con su cortejo de piques, rencillas, y demás menesteres propios de estos casos. Madrid, representado por uno de sus Centros, eligió también su Reina; no voy a meterme en verificar ~n análisis de su belleza, innegable desde luego, pero sí voy a comentar lo accidentado de su coronación, realizada en los Jardines del Retiro y cuya ceremonia acabó como el Rosario de la Aurora, puesto que el público se llamó a engaño y hubo que devolver el Q.inero a los espectadores y celebrar la ceremonia coronativa a paso de carga. Y como anticipaba a ustedes en mi cromca anterior, mafüma comenzará e1 desfile para ver las listas del cem:;o electoral y proceder a ]as reclamaciones a que haya lugar. El activo Presidente del Comité Hispano-filipino ha hecho una gestión merecedora del aplauso, proponien.do al Alcalde de Madrid que uno de los paseos de nuestro P'3rque del Retiro se denomine con el nombre de Filipinas, al igual que los que existen y llevan nombres de las repúblicas sudamericanas; no había en verdad razón para tal omisión, ya que solo reciprocidad en el cariño puede haber entre España y esa tierra de bendición, que no olvida los deberes de hija a despecho de tratados y fórmulas. Y la obra del Sr. P'3ndo y Baura no se ha limitado a lo que pudieramos denominar reparación de un olvido, sino que en su deseo de dar forma con carácter de perpetuidad a esta relación, ha solicitado también b erección de un monumento que conmemore la unión inquebrantable entre Filipinas y España. Hay que desear que todo ello lo veamos muy pronto traducido en hechos, y que Madrid vea plasmada en mármoles y bronces b comunidad de afectos y de ideas que a vosotros nos unen. Si de algo vale mi torpe pluma, tened la evidencia que no he de regatear el trabajo y el esfuerzo para colaborar en esta obra. Y hétenos ya en pleno '3.mbiente teatral para dar comienzo a la campaña otoñal de Talia; muchos teatros se hallan en plena labor de albañilería, ~on el fin de ponerles en condicionescoss que por lo visto estaba algo descuidada en lo que a seguridad. personal se refiere,--otros en periodo de reorganización de sus huestes artísticas; todo, en fin, va haciéndonos ver que el otoño se acerca, y esto podria conducirme a una serie de filosofias de las que huyo como libre perseguida. En octubre comenzarán 13.s carreras de caballos, cuyos programas ya han sido publicados. Y termino por hoy retirándome con la tranquilidad de que la crisis fué solucionada con un sencillo traspaso de carteras, el nombramiento de un nuevo Ministro,. . . y hast-3 otra, que no vé muy lejana vuestro atento seguro servidor que se parte el espinazo 'cOn el saludo que os envia. 20 de agosto de 1930.