Eceso de acidos

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Part of Semana Revista Ilustrada Hispano-Filipina

Title
Eceso de acidos
Language
Spanish
Source
Volume VI (Issue No. 129) Marzo 4, 1954
Year
1954
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
Fulltext
EXCESO DE ACIDOS POR EL DOCTOR ADAM BE Bien es sabido que el hombre no suele enterarse de que tiene Jyisecra.s ove ’p duelan ’ >• hacia los cuarenta añor» cuando una jtran part¿> de la humarcdad coloca pl centro de sus conver­ saciones el hígado y e! estómago, Mientras él estómago marcha bien adíe sabe que lo titee. Dejando lo material1 y pasando a otras esfera superior, viven ^hora une© tiempos en que todos hablamos del espíritu. Justanr'n'e, ocas veces, como ahora ha» estado los espíritu tan averiado". ¡Felices aquellos hombres que vivieron en p!eaa inconciencia visce^sceral y espiritaul! Desconocieron el’ bicarbonato y los consueles y «úrieron de viejos s?n un do^or. ni un remordimiento Muchos hombres de hoy alardean de errnirytua’eq y menospre®B.n a los ove. setrun é^los no M sWn. dp psJpmago se creen. a veces superior frente a los «amos de &írtnago; pues, cuando carece de otros apoyos para ella, cimenta su va¡p.dad pi hombre en tener más dolores que su prójimo. ¡L Dudo mucho que esté justificado el orgullo de esos hombres “toespíritu*. Me parece esto una compensación de su sentimiento r¡8 inferiodidad. Nadie tendría por razonable, tampoco» la vanidad un individuo todo nariz» todo orejas o todo hígado. t- E^ único hombre que puede considerarse verdaderamente supc?pr es el hombre armónico y éste aspira o batir ningún record dr Jaría, de ga^itra’gia o de espiritualidad; entre otras cosas, porque 45n goza la suerte de no haberse enterado de que tiene nariz, esfólago o espíritu. En la armonía entre la cam^ y el espíritu estriba una gran arte de la perfección humana y todas esas llamadas inquietudes esrituales del sedicente hombre esipiriual moderno surien ser al’go así mo calambres, producto de un desarreglo Y es ei caso que estos piritas decadentes se creen vigorosos y aspiran a imponer su moda modo espiritual. Cuentan con cualidades reales lo que solo son aseos y, cuanto más doblegados se siente por dentro, ntón pechieraiidos caminan por fuera,. En él mundo recientemente pasado, los hombres espirituales mi­ aban por encima del hombro a los prácticos; en el actual, los prácéos desprecian a los espirituales. —¡Mal año de piensos para los exquisitos! —exclama un amigo io> hombre de suyo práctico Y, realmente, tiente razón; porque las condiciones de l’a vida moerna favorecen a los de su espade. Lo más gracioso del caso es que, cada cual en una orilla, el de oa envidia el de enfrente y aspira a atravesar el río para situarse pnde ri otro. Al final de Ta vida, el materialista y práctico busca pnores y el espiritual y feérico anhela llegar a algo concreto y táctico; pero los de un grupo se defienden entre si y cierran contra A del otro bando. Eso, en castellano. lleva un nombre casi aMtinólíca; es el llamado “espíritu de cuerpo*, que sirve para arropar is espíritus con poco cuerpo y para refrescar los cuerpos con mu­ lto erbiritu. Una muela sólo comienza a ser muella aislada cuando duele; ntes ha sido dentadura, conjunto. Se alardea de cuerpo, como se lardea de espíritu, después de ro¿a la normalidad y establecida la ¡tries de la parte dentro del todo. Som los actuareg tiempos, si, tiempos de gastralgia y de dolor fe ánimo y el horizonte no deja entrever un pronto retorno a lo» ^ios tiempos pasados en que teníamos estómago» sin notario y tu, sin presumir de rilo. En el estado actual, habremos de contentarnos con ol alivio ide puede proporcionar un bote de bicarbonato contra la acedía y tn bote de resignación contra el humor avinagrada Y ese es el mal de nuestros tiempos: se nos han avinagrado los umoreft