Ciertas mamas
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- Title
- Ciertas mamas
- Language
- Spanish
- Source
- Estudio Volume IV (Issue No. 81) Julio 19, 1924
- Year
- 1924
- Fulltext
- Julio ESTUDIO 19, 1924 Comunión. Ciertas A LOS 7 AÑOS ..-1MÁ, soy· muy dichosa, pues me ha dicho el Padre que yá he llegado a la edad de hace1· la Primera Comunión. -Aún 110 es tiempo, hija mía. A los siete no se comprende la importcincia de ese paso. -Pero, mamá, el Santo Padre nos permite hacer a esa edad la Primera -¿Y te figuras tú que .el Pa.pa, ese viejecito encermdo en el Vaticano, habrá de conocer mejoi· que nosotras las uwdrcs a las niñas modernas?... No puede ser Además, 1w debo autorizarte todavía a que recibcis la Comu11ión, y eso por respeto al Sacramento precisamente. ¿Te juzuas digna de recibirlo? Sería demasiada pi·etenS'ión. -Pues el Padre nos ha dicho que si hemos de esperar <t hacernos dignas de tan gran don, ni por la Pascua ni en los días d.e la vida podremos comulgai-. Según él, la Gracia es el premio de toda buena Comunión. -¡Música celestial! A mí no me vengas con teolog-ías !J metafísicas, y creo que ese es el nombre de semejanff3s teorías. Y al fin de cuentas, hija mía, no te p1·eocupes de11w.siado de esa Gracia y ati,ende un ¡1oquito más a conscr· var la de tu carila. Que es'.J es lo interesante. . A LOS 9 AÑOS. -Mamá, ¿me permites que vaya esta tarde a confesa1·? -Pues, hija, si aun no hace tres mes.es que estuviste -Por eso quiero ir. A diario me lavo las manos y a cada paso me perfumd y arreglo los cabellos. ¿Te parece mucho que cada tres meses haga algo por mi alma? -¡Confesarte!.. ¡Qué ho1-ro1·! ¡Ni qu,e hubieras robado o matado! -Mamá no solamente se ase.~ina a las pei·sonas y se roba dinero. Hay muchas maneras de ser asesino y ladrón. Y o no puedo menos de reconocer que he matado lastimosam,'.lnte el t'iempo y quitado a más de una compafie1·a la reputación. -Bueno, monina, te basta confesarte conmigo, como acaba,s de hacerlo con tanta gracia. La mamá debe saberlo todo poi· boca de sus hijas, y ahora yo te perdono, nenita mía, todos tus pecadillos de color de rosa. -Según tengo cnt.endido, los pecados suelen ser de color algo más oscuro. -¡Bah! ¡bah! se me antoja que vas a acabai· en escrupulosa. A LOS 10 AÑOS. -Mamá, yo querl"Ía educarme en el Colegio de las Hermanas. -¡No faltaba más! Con las Madres se malgasta el tiempo, -µnas v.eces para preparai· alguna ?"ecepción al Obispo, otras por ensayar cantos insulsos para la fiesta de la Dfrectora; hoy que esto, mañana que lo otro, y el tiempo corre y ese tiempo es oro. -Mamá, la.música y las fiestas podrán ser insulsas, pero son muy buen medio para inculca1· la nioral. T,e parecerán acaso mejores las tonadas y danzas que se estilan en otros colegios, siempre poco edificantes, a las veces imp1·opios y aun indecorosos. -Niña, vaya unas palabritas ,,. mamas 1 -Sin duda, mwmá, no tan repulsivas como ci,ei·tos actos . -Siempre tiendes a la exageración, y si te llevase al convento se acentuaría esa tu inclinación más aún. Te pasarías el día mascullando oraciones y más oraciones. Te marearían hablándot,e de este mundo malvado y de la responsabilidad de cuantos descuidan su vocación. Esas monjitas dulza·ínas son muy expertas en el arte de quita1·nos las hijas. Y no estoy poi· ello. Te llevaré a una escuela pública. Es lo más seguro para las mamás. A LOS 12 AÑOS. -Mamá, no habrás olvidado que hoy es Pascua y ~s pc1·0 que iremos a la Bendición. -Bueno, sí. Y la. semana p1·óxima no faltaremos a las dsperas y al rosario, te parece? No ·tenemos t'iempo para eso. ,, -Lo que es la Bendición no pasa de tr.einta minutos. De sobremesa hemos estado discutiendo dos horas seguidas .~i el som.brero de Marta era mejor o peor que el de Julia. A la ?1wñan inv.ertimos otra hora en la elección de colonias y coloi·es y todo el día de ayer lo perdimos en casa de aquel :;c1íor aburriéndonos con aquella charla) trasnoehada. -Son exigencias de la vida social, y tú y yo no debemos ser como esas beatas que se pasan lo'8 días .en el templo rezando a todos los santos, como si no hubiera en el mundo otra cosa que hacer. A LOS 16 AÑOS. -Mamá, no me atrevo a decirte una cosita. Unos jóvenes me han invitado a una jira. No toman parte más que jór,'.lnes. -No me parece mal. Espero que ip, harás respetar. Yá sabes mis principios de educación: lal madre no debe ser espía de la hija, sino su amiga. No opino yo como aquellos papás de tiempos idos, ,13sc1·upulosos, desconfiados y perpetuos vigilantes de sus hijos, los cuales no se hacían cargo que los .ióvenes n13cesitan reunirse sin estar en cada caso la mamá a la vista. Algunos individuos de sotana negra se figuran cosas terribl.es apenas yen acercarse a dos jóvenes de distinto sexo, y según sus doctrinas nunca debe habe1· menos de tres. Para todo echan mano esos señores de la trinidad. En cierta coyuntui·a oí decir a un cura ¡;v,eblerino, que donde hay dos jóvenes, hay siempre un tercero: o Dios o el demonio. ¡Qué gracioso! Las costumbres de hoy día están cortados al talle de un patrón más desahoga1 do. En Estados Unidos y en Francia se mide todo con criterio más liberal. -Pero como no estamos allí • . -Así es, por desgracia. V·ivimos muy ati·asados, aunque es v,erdad que vamos progi·esando. Cuando recuerdo yo lo que éramos hace medio siglo las hijas de farn.ilia •. Todas unas beatas, siempre encerradas en casa y vistiendo con una simplicidad monjil. Gracias a Dios vdn cambiando [as co.sas. Yo estoy por el feminismo rad'ical; soy modernista; soy de mi siglo y aun diría que del siglo v,enidero • . No cabe duda: las antiguas estaban muy ¡;r,trasadas. -Me ocurre una idea, mamá, una idea singular. -Como todas las tuyas. Y ¿se puede saber? -Que de ser hombre, hubiera yo preferido para mujer a una joven de los tiempos pasados, de aquéllas de hace medio siglo . •• Vol. IV 12 - Núm. 81 Julio ESTUDIO 19, 1924 A LOS 18 AÑOS. -Mamá, quisiera comprarme un vestido. ¿Cuál escogerías tú? -Deb,es hace1· la elección de acuerdo con las conveniencias sociales. Y á sabes que soy defensora de la moral, pero no paso por parecer vulgar. ¡Antes morir! Sigamos la norma de las personas decentes y no nos metamos a dar leccion,es de moral . . -Bueno, pero es el caso que se me antojan poco aceptables esos cortes que comienzan demasiado abajo y acaban demasiado arriba. -Mira, haz que sobresalga tu juventud. Ten ,en cuenta que las que no están "chic" paree.en más viejas de lo que son. A LOS 20 AÑOS. -Recordarás, mamá, que estoy invitada a·un baile. -Pues, muy sencillo, te vistes y t,e vas. -Pero no olvides que allí se baila el fox-trot, el shimmy y otras danzas así. · -¿Y qué? Hay que habituarse a ver lo malo. Puedes fr tranquila, que no he de ser yo quien vaya con el cuento al confesor. Después de todo, ¿qué se le da a él? Si nosotros no nos mezclamos en asu.ntos de frailes y curas, justo es que en los nuestros nos dejen ,en paz. No puede pasar la juventud sin diversiones. -Pero, vamos, bueno sería amoldarlas a la moral. Y ¡ stos bailecitos modernos! . -Anda, anda, hablas lo mismo que una beata empedernida. A LOS 21 AÑOS. · -Mamá, no estoy tranquila, porquf! estando yá en Cua1·esma deberíamos guardar las vigilias y ayunos en los días indicados. Sabes que cumplí yá 21 años. -Y ahora salimos con esas? ¿Te propones arruinar tu salud? ¡Como que ·estás yá poco descolorida y encanijada! ... -A la fiesta de anoche se d,eberá sin duda mi palidez. Terminó muy tarde, pasadas yá las tres de la maiíana. -Pues, hija, la Iglesia. es tirana al pretender que sobre estar muy fatigadas nos mortifiquemos. -Bu,eno, pero mi cansancio se debe al baile. Figúrate, danzar sin descanso hasta las dos de la madrugada... Te aseguro que como la Iglesia nos obligara en tiempo cuaresmal ·a un baile de seis horas, menudas protestas se oirían en el "Gran Mundo"!!! . . -;-¿Sabes que te has levantado hoy muy cotorrf!ra? A LOS 22 AÑOS. -llfamá, hoy reviento de gozo, y satisfacción. Tengo pensado casarme con Manolo. -Pues yo tengo el plan de casarte con Max. -Pero a mí no me da la gana. -Muy tonta serás. Rico, aristócrata, guapo, de voz melod·iosa, biwrro capitán y que nadie le gana a saludar con "chic". Si va a caballo, todos le contemplan con admiración. -Más yá comprenderás, mamá, que yo no me he de casar con el saludo de Max, ni con su apostura, ni con su caballo, ni aun siquiera con su dinero. Su vida ha dado mucho que hablar. "'l' -Verdad .es, y soy la primera en lamentarlo. Pero son cosas d,e la juventud. Si vas a esperar la llegada de un ser inmaculado... Además, la mala vida pasada es casi siempre una garantía de la futura fidelidad. -Supongo, mamá, que no pensarías así al casarte con papá. Por otra parte, Max es un hombre sin religión. -No te apures, yo te aseguro que la boda se ha d.e celebrar en al,quna iglesia. Precisamente, es una exigencia de la sociedad. -¿Y qué m,e hago yo con un hombre sin fe? ¿Cuál sería la educación religiosa de nuestros hijos? -Déjate de filosofías y hazme caso. -Bueno, sea como tú lo quieres. Pero ten vresente la tremenda responsabilidad con que t,e vas a cargar. Y malo será que tus ci1entas salgan al revés. A LOS 23 AÑOS. -Mamá, se cumplió mi vredicción. Llevo un año casada con Max y ha tenido la habilidad de acaba;· con todos mis prejuicios, como los llamabas tú. Ahora soy libre y hago vida independiente. A .esto llaman "smart''. -¡ Smart ! Hablas en griego? -Hablo en serio. He cobrado afición a esta vida. -Y ¿qué te propones hncer? ... -Una cosa muy sencilla y muy natural. llfe declarO' por la unión libre y me separo de Max. -¡Desgraciada! v'as a matarlo d,e sentimiento. -¿Así te figuras? Pues, te engañas. Opina como yo, y vamos a separarnos como verso1ws decentes, sin dar que hablar. -Entonces me moriré yo. -¡Eso se dice! Nadie se ha muerto todavía por cosa tan baladí. -¿Y las conveniencias social.es? -¡Música de organillo! según me decías cuando niña hablando de cosas más serias -¿Y el honor manchado? -Nada se me da de él. -¿Y la relig1:ón? -¿Ahora sales con esa? Resulta que los acontecimientos te han hecho beata. Te dije yá que Max no tenia ningwza religión. -Pero tú la tenías. -Es verdad. Yo tuve religión. Pero tú me la arrebataste, a fuerza de zaherirlci delante de mí. Me llamabas a cada paso hipócrita y trabajaste por desp,e1·tar en mí la desconfianza en los iV!inistros del altar. Me obligabas a 1·estirme a la moda, con ropas tan sutiles que daban idea de desnudez. Temblabas ante la idea de que me qu,edara pura "vestir santos". La sola sosvecha de que vudiua sepultarme un día tras cuatro rejas te quitaba el sueño, P11,1?des ahora vivir tranquila. Ni vestiré santos, ni me engañarán los curas, ni iré a parar a un convento. Debes sentirte enorgullecida al contemvlar tu obra de educación. ¿Verdad, mamá? -¡Hija sin .entrañas! ¡Hija desalmada! Y pensar que siempre te dí buenos ,ejemplos!. . Probado está qu~ yá no se encuentran buenas hijas -¿Que yá no se encuentran buenas hijas? -¿Será acaso que en los tiemvos que corren hay .escasez de buenas madres? G. HOORNAERT. Traducido expresan'lente para ESTUDIO de la "Revista dei Giovani". 1•11•11•11•11•11•11•11•11•11•11•11•11•11•11•11•11•11•11•11•11•11•11•11•11 111•11•11•11•11•11•11•11•11•11•11•11•11•11•11•11•11•11•11•11•11•11• MAXIMO VICENTE Talleres de Pintura. Escultura, Platería y Marmolería. Prontitud y Esmero en los Encargos Imá!!'enes, andas, altares, púlpitos. ornamentos de Iglesia, Mausoleos. 1\fonumentos, Bordados en oro, Leí.pidas, etc. 830·34 R. Hidalgo, Manila Tel. 3528 •''•"·''•f11ll1l•,11,11,•t•''•''·''·''·"·''•''•''•''·"·''·''·''·'"''·'""·''·''·''·"·'"''•''·''·''·''•''•''•'"''·',•''•''·''"'•''·'"' Vol. IV -13 - Núm. 81