Escritores de Espana, Manuel Machado
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Part of Espana Boletin Informativo
- Title
- Escritores de Espana, Manuel Machado
- Language
- Spanish
- Year
- 1951
- Subject
- Writers--Spain
- Manuel Machado
- Fulltext
- ;irte. Si Camón A~n a r 110 fut·ra <;:·H:r i tor, d an.:hin 1 :'C cerraría, tan amable. c:omo una o:-;tra a la curiosidad. <1ue es I<> que, ¡ a,\·~. s uelen hater todo:-; los arc:hi\·os. Nosotros pensam< Js 1•11 ese pueblo al que (•\ lihc1 al <Ion .J11sé J.úzaro dc•bi;1 H' r ton JlC'rfil prec:i.--o. -·; Abierto al púhlirn (•I ;\lusco'? - Sí: ahil:'rlo al púhlü:o ton mi ... olo límite nece~:<irio, para que no pierda ::.u can"u::ter de selección: la < !lltradn costarú al¡xo. Pero no hay que ol\"idar que la parte \'ital de la fundal"ión ''ª a ser Ja ele las conferencias, betas. cdil'iones . El alma de ella. ·--Ya. Y c>] )luseo. algu así como el cuerpo. En ronjunto. una pntidad \·in 1. Escritores de España: Nlanuel Nlachado Ana tle Stacl decía en 1800 que "el espíritu poétit o se inspira en un ,·iento qtll~ procede del Norte y en otro que viene del Sur". Por lo que a Espa1ia se refiere la frase encierra una realidad. Desde hace bastantes años, el meridiano ideal de nuestra poe;.;ía ¡msa 1ior el Su.r, es decir, ¡mr Anchdm:ia. Acaso haya pas<1do siempre desde las rn;.;iclas de Jos líricos úrabes medievales. Pero vamos a referirnos solamente . a las Ultimas promociones poétitas. En el último cuarto del siglo XIX quizá sea Salvadar Rueda el que mantiene enhiesta la bandera del Y erdnde.ro lirismo, frente a las decadentes y antipoétitns influencias de Campo<1mor, Nufiez de Arce, Grilo, Palacio ~· otros. versifica~ dores que no poetas. Después, con el nuevo siglo llegan a Madrid, ~· vienen del Sm', h s tres líricos de la nue\'a genernc:ión: .Ju:1n Ramón \'enía de Palos de Mogue1-. Los hermanos Mitchado de Se\"illa. Veinte cu'ios mús tarde, ~· durante la pl'imera postguerra. otrn J,:"enernción de poetas trae <lel Sur los "ángeles" surrealistas ele .-\IUcrti .'" las luna!' '\:0 11 polisón de 11<1rdos" < JUC entran en la!' frag-uas liricas ~· gitanas <lt' Gcirl'Ía Lorc:a. E l viento del espiritu p:ietico, de la noble ~· auténtica línea lírita sigue llegando del Sur. Del Sur venían, aunque por otro camino. Pcmún y Del Valle. Y cuando en 1 !)Oi), de n •greso de l\lúlaga, a donde \'a para s<1luc\ar a Sakadar Rueda, Rubén Darío se asoma a un bakó11 del hotel París. para contemplar t•sos tielos del otofio madrilef 10--cielos ele Velázquez- . t·on n.>mpimientas < le nubes tiaras. v en la P uerta del Sol a spira t'S(' n:dg-t•no fresco ()Ul' fa.bric:a expresamentl' 1mra .:\fodrid t'I al t~, (;uadarrama, ya .Jlanuel JlaPiil!'ina :W c:hado era considerado por las minorías selectas como un buen poeta. ·ya habían aparecido primeros libros <le los dos :\fac hados~· de Juan Ramón. El primero en up;irec:er habíc1 sicb el <le i\lanuel. que también era el primero en el tiempo. Por lo dcmús, en estos primero.-; libros ~·a estaban, si nos fijamos bien, la orientación .\· el temperamento de cada uno. El primer libro de Juan Ramón se llama "Arias tristes". El primero de .Antonio Machado, "Soledmles". El primero de Manuel. "Tristes ~, alcgTes". Ya está bien clara la orientación de cada uno. La orientación de su vida, que obedece al imperatiYo categórico de su temperamento sano r a ndaluz. En a4uellos .días que Rubén Daría se sienta en la "peila" del Colonial, donde el hierático, enfático r geníul D. Ramón :Vlal'Í.a del Valle, lee a los contertulios las p;·uebas de imprenta de los "Cantos de vida y esperanza" del poeta nicaragüense, para D. Manuel ::'lfathado, 1.:omo ti<tra todos los de la "generación del !•H", t¡lW ah:irn :-:e exti11J!ue. era altn t.•l tiempo de la "juventud divino te:w rn" En los Machac\;i h<.11Jia como en los Santiago~ evang-élico::.; el ma~·or ~- el menor. Los dos habían terminado t•n Madrid su~ carreras respectivas. El mayor, Manuel, se había hecho arehin•ro bibliotecario. Antonio, desde mu~· jon•n. se hate profesor. Esto en las <lemas disciplinas. que en las letras serún otros dos hermanos "siameses''. se\·illanos tomo los Quintero, y unidos por la firma. Ahora hemos c\p separar las dos personalidades para estudiar aisladamente la del ma~·or de los dos lwrnrnnos poetas. :;\fanut•I :Hadwclo lwhia 1rnrido t'll St•Yilla t•l ~fl de ESPAÑA agm~to de 1874. Después de estudiar el Bachillerato en Madrid, vuelve a Sevilla para licenciarse en Filosofía y Letras en aquella Universidad. Más tarde vendrá a Madrid par.a hacerse funcionario de Archivos ~· Bibliotecas. I>esde mu~· joven comparte sus aficiones entre los versos modernistas ~- los papeles viejo.s, a los que no perderá nuncH la afición. Cuando en 1!)02 publica Manuel i\h<.:hado su libro más representativo, "Alma", entra con pleno derecho en el parnaso español de la época. En otra actividad emplea también Manuel Machado RUR energías juveniles. En el transcurso de uno¡;; años funda las revistas "Electra", "Renacimiento", "Revista Ibérica" y "Revista Latina". A partir de "Alma'' la vena p::>ética de Manuel Machado empieza a fluir con generosidad y sabiduría que no se agotará ha:.;ta su muerte. Ahí están sus últimos versm; a los setenta y trei:; años. Los que había enviado al "A B C" en memol"ia de su gran amigo Falla, el otro Manuel andaluz y universal, que, si no con estrofas, con melodías también ha contribuido a que el espíritu poético de España se· inspire "en un viento que viene del Sur". No obstante su afición y vocación fundamental a la poesía, Manuel Machado cultiva otros género literarios y tr,abaja con ahinco en otras discipJinas mentales. En su juventud pasa una larga temporada en París, donde deja huellas de su talento y capacidad tanto por sus p1·oducciones originales como por las muchas traducciones .realizadas para la Editorial Garnier. Mucho evoluciona el poeta lírico que hay en Manuel Machado desde sus primeros libros. Distintas influencias de la época dejan su huella en su inspiración. Pero hay algo en lo que el poeta andaluz se mantendrá fiel a sí mismo a los manes de su Sevilla nativa: es la gracia jacarandosa, el g.arbo, el "angel", que dicen los andaluces, que lo hacían encontrarse en su ambiente-ve1·dadero clima poético-, donde se cantase "hondo'', se hablase <le toros, se bailasen sevillanas r ESPAJQA Primer amor .... ¡ V.ago lloro, deseo de soledad, inestimable tesoro, sola y única bondad, sol de oro de verdad! La noche callada, ¡y Ella! (que no es ella todavía). Carmen, Amparo, Maria .... PRIMER ¿Ensueño .... ? ¿Mujer .... ? ¿Estrella .... ? ¡Oh aquella melancolía! ¡Oh aquel be:io en la almohada y aquel mirar más allá, con el alma es la mirada! (Extasis divino ya.) Y la amada, ¿donde está"! Laura, Violante, Jimena, Beatriz, :.;eñoras de amores ; Clara, Julia, Cinta. flores; .Y la rubia Magdalena; se bebiesen cañas de jerezana manzanilla. La \·ena poética de Machado ten~a una fecunda sanidad lírica, mezclada siempre con una amable y tierna humanidad. Esta cualidad hacía atrayente su personalidad, además ele como poeta, como hombre. Pero necesariamente hemo.s de \·olver en la biografía de Manuel Machado, siquiera :-;ea tan :-1intétka como la presente, a encontrarnos con la de Antonio. La de los Machado ha ele ser siempre una biografía pm~ partida doble, ~' es que la época más fecunda de sus vidas la de su verdadera madurez literaria, está caracterizada por sus producciones de teatro poético hechas en colaboración. E¡;; en esas obras donde la profundidad pensativa y un tanto taciturna de Antonio se complementa con la gr:acia chispeante y optimista <le Manuel, para dar a Las creaciones teatrales esa fuerza humana que las hace triunfar ante todos los públicos. El resultado de esta colaboración son esos seis grandes poemas escénicos que van desde "Julianillo Valcárcel" en 1926, a "La Duquesa ele Benamejí en 1931. Después de terminada esta colaboración cada uno de los dos poetas sigue produciendo su propia obra. Por lo que a Manuel se refiere despliega en los últimos .años una verdadera actividad como escritor, como investigador, como académico y sobre todo como poeta, sigue produciendo su propia obra, que es alimento de su naturaleza espiritual. Conserva, pasados los setenta .años, la misma lozanía de espíritu, la misma capacidad de emoción, la misma gracia donosa de su ingenio andaluz, que podía tener a los cuarenta años. Su buen humor y su generosidad juvenil hacían que su trato fuese especialmente atractivo para los poetas y litera1·ios jóvenes. Todos lo consideraban como maestro y amigo al mismo tiempo. Por eso, de Manuel Machado nos queda siempre un agradable e inolvidable recuerdo, por encima de todos ~us muchos valares universales: el de su jovialidad. AMOR y Ja morena Dolores. Nombres de menta, sabrosos al labio y al cor:azón; despertares misteriosos, entre lujuria y canción, y hermosos de sugestión. Locas flores, pasajeras, de las primeras pasiones, de las primerai:; ojeras y las pri'rner,as canciones. ¡Oh, primeras ilusiones! Pura, Amalia, Aurora.... Coro de la más divina edad. Margarita, Soledad. Primer amor .... Vago lloro. ¡Sol de 01·0 de verdad! MANUEL MACHADO . Página 21
- Date Issued
- (No. 27) Marzo 1951