Cuento-El Camafeo
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Part of Semana Revista Ilustrada Hispano-Filipina
- Title
- Cuento-El Camafeo
- Creator
- Diaz, Jose Sanz
- Language
- English
- Source
- Semana Revista Ilustrada Hispano-Filipina 1 (8) 10 Febrero 1949
- Year
- 1949
- Fulltext
- -SEMANA~14 l CUJ!:NTO:fl. l' EL Caia la. tarde y estabamoa sentadoa en la terraza cosniopolita de un moderno cafe de la Gran Via. La silueta gigante de la Telefonica, con su sobrio rop&.ie de cementa Y ventanas, se destacaba al fondo de la avenida. -He ahi un ejemplo vivo del progreso humano y de la audacia arquitectcSnica de nuestros diasdljo mi amigo Torres, trotamundos .fnfatlgable, que habla 1-etornado recientemente de uno de sus largos vlajes a traves de tierras exotica•. ·-Sf,- es cierto-reforz6 Dieguez, medico notable y humoriata ad hollOrem de nuestra "peila". ·Mal papel harian en estoe raacacieloa lils brujas, los duendes, y. . . demia caterva de 119rea imaginario• como fueron creando, a traves de los aiglos, la superatieion y la neu· rastenia. Relmos todos de buena gana la salida del doctorillo; como lntima :r fraternalmente le llamabamos, mientras el mozo ponla ante nosotroa cinco copas estilizadas y agitaba el barman el obos imponente de su cocktelera. -No se que te diga-repuso Luis Ton-es, sin retirarse. Es posible que las hadas, los trasgos, los lfllOmoa Y las brujas hayan desaparccido de lo fa• de la tierra, ahu-· .rcntados pol" la ola esceptica de este siglo materialista. Pero alla, en el fondo de las almas, en los ultimos. repliegues del subconsciente, la supersticion queda. Yo .e::iigui6 Tbrres, que poseia una s61ida preparacion cientffica-que la in de Febrero, 1949 CAMAFEO Por JOSE SANZ Y DIAZ superstici6n es una tonteria, sin explicaci6n posible. Pero cuando ae ha viajado mucho, viendo en las mils opuestas latitudes tantas Y 1 tantas cosas misteriosas, inexplicables, que hubiera siclo absurdo atribuir a la casualidad . . . surge la duda. -Vereis lo qtie me sucedi6 a ini con un viejo artistico camafeo que le compre a una gitana en Toledo. En mis cartas no os lo he querido referir por OOmor a vuestras bur1as o a que dudarais de mi ~stado mental. Apuramos e1 brebaje ex6tico con el mismo placer que si fuera aceite de ricino, iuimos dejanao sucesivamente 1as copas en torno a un cae-· tus agresivo que ·ponia sobre la mesa metalica el simliol<> i.le un 111odernismo · absurdo. nos arrellenamos bien. en las sillas Rolaco, y Luis Torres pudo seguir de nuevo: -He sido siempre admirador de Toledo: para mi la vieja ciudad de los. concilios es · un rico museo que encierra en sus muros muestr&s valiosisimas de! arte de todas las cpocas y de todos )OS tiempoa. De ahi que estando yo en E;spaiia vaya a elfa con bastante frecuencia. Una tiQ"de que miraba absorto el aspecto·muslin y rom&ntico de! Zocodover, cercano al antlguo barrio Al-Risen de los &rabes, se me acerc6 una gitana vendedora, tan vieja y renegrida, que mils que anciana de nuestro tlempo, parecla una bruja. del siglo XIII. Bien recuerdo el extr°'ilo. fulgor de sus ojoa negrisimos, acerados, hundidos profundamente en las cuencas aombrias, con un reflejo de enigma y .de misterio. Me ofrecla un camafeo. La joya estaba admirablemente labrada y representaba un repulsivo reptil cuyo ojos eran dos pequeiioa carbunclos de pedrerla que brillaban aun mils que lali siniestras pupilas de la gitana: El precio que · exigia por eI era una bar .. baridad y yo, naturalmente ciinociendo la psicologia de esta clase de gente le ofreci la decima parte. Acept6 mi oferta despues de haberme insultado v31·ias· veces con la itlirada susu·rrando palabras incoherentes por lo bajo ; pero que tenian un marcado y !SDnlo acento · de c61era; suscitado, sin duds, alguna, por lo. que ella juzgaba· mi tacaiieria. Algunas semanaa despues estaba 10 de F'ebrero, 1949 yo .. en Cadiz, esa bella ciudad anda, luza que, al decir d~ Garcia Sanchiz, "es como Un paiiuelo blanco que Jes dice adi6s a los navegantes". En este puerto me habi!' de embarcar en breve para America y al ir a despedirme de un grupo de escritores gaditanos, buenos amigos mfos, les enseiie la joya, ante cuya vista todos tocaron medera e hicieron un gesto de temor. -1Ja, Ja. ja!-exclame, ·riendome de la mejor gana, ;. Os asusta una obra de arte, un primoroso camafeo? -Mejor querria yo--dijo por todos uno de ellos-encontrar una vibora en mi Jecho, que llevar eSI\ joya en mi poder al ernprender un largo viaje. -Pero, ;. por que? -Porque asi comCI hay objetos raros que son portadores de 'Ja bue. na sµerte, hay otros cuya sola vi~ ta sugiere la desgracia. Te lo asegm·amos y hasta te podemo~ citar un ejemplo reciente. Un ingles compr6 en Sevilla 'lm ca.mafeo pa.:. recido a ese y a las dos semanas apar.ecj6 asesiiiado en plena ·Plaza de Espana, eµ Melilla. El modi del crimen no pudo ser el robo, pues se le hall6 la cartera ca1·gada de billetes e intact:is todas sms joy as. La policia, requerida por el C6nsul ingJes, trabaj6 activamente para aela.rar el suceso; pero, inUtilmente, pues ati.n permanece el crimen snmido en el mas espeso e inexplicable ·misterio. -No digA.is mas, es inUtil: soy un esceptico. Abur. -Adi6s. adi6s. i Ojala nos equi- - voquemos! · A Jos pocos dias tome plaza n bordo del "Hernan Cortes", un gr;tn navio. a todo confort, ,,Qlidame.n~ construido y completamente nuevo. La hermosa nave abandon6 con un tiempo magn(fico 13.3 alegres costas de Anrlalucia y al correr de las horas primer:\s todo marchaba a maraVilla. Mas a los dos dias de navega-. ci6n, de repente, el cielo se encapo· t6 de espesos nubarrones Y. la mar, ag1tada por el viento, tomO un aspecto surnamente triste. Poca mas tarde, las r&fagaa enfureciuas iiegaron a constitu1r un pehgrcso cic16n. Se hubiera dicho, y ya empezaba a pensarlo, que una furia ~ollrenatural atacaba al "Hernan Cortes", Pasaban chillan<lo las ga v iotas agoreras y las olas monsiruosas se ce:iiian cOn furia de arnantes vesan.icas al cuerpo e• tramec1do del vapor. Atr&s, se estrellaban sobre cubierta y la s61ida, nave empez6 a ser debit. juguete del vionto y de la mar. La idea de arrojar el maldito camafeo al agua cruz6, luminosa, unos segundos por mi mente. No lo hice. Mi amor propio, herido en lo mas sensible, . Jle rebelaba contra la. estupida obsesi6n de dejarse atemorizar por un objeto inanimado. . La situaci6n empeoraba de mimno a minuto. Ola's gigantes y SEl\l..tNA-15 monstruosaa, festoneadas de espuma, se retOrcian en el espacio para luego sepultarse rugie11do en loa ·abismos. Pero mi testarudez supo sobreponerse a la cobardla de! instinto y aunque el peligro arreciaba, .no arroje la joya al mar. El mismo capitan del barco crela que nos ibamos a pique; pero, afor· tunadamente, no fu~ aal. La tern· pestad amain6 y el "Heman Col'tE!s" de nueVo reanud6 su mar· cha, mientras yo contemplaba absorto, sobre subierta, el camafeo mistenoso de la gitana. Su poder malt\fico habia sido vencido, pero para siempre. La travesia termin6 sin inciden. ~ tes. Desembarcamos en el · puerto de Santos, en la costa brasilei!a, y desde alll nie dlrigl a la capital de Bolivia, meta de mi viaje a la Am&rica meridional. Jamas he corrido tantos peligros en ninguna de mis expedic.iones (Pasa a. la pag, 18) Ahora al tenemoe que dar con. l •••• o ee eete, o eete! SEMANA-18 EL CAMAFEO ... ( Vu1ne de ta 1'°'1• 16) coma las que pase en la travesia del.Gran Chaco, la vasta y salvaje regi6n de las estepas quo hoy se diaputan encarnizadamente dos pueblos hermanos: ·Bolivia y Para'guay •. Todavia recuerdo el viaje con horror. Me mordi6 una serpients venenosa. de resultas de lo lo eual cogi una fiebre tan Il1Bligna que era impotente contra ella la abundante quinina del pais. Para colmo de mis desdichas, ,al mejorarse un poco, los indios salvajes de! interior· asaltaron mi campaDiento, mataron a mis guias, Y• tras de roba•me el equipaje, me dl!j&i'OI\ abandonado y sin armas en .medip de los i11me11sos boaques ~l Chaco boreal. Figuraos mi situacion, sin nada con que defenderme del posible ataque de las fieras, sin vendas ni medicinas con que curar mis heridas, lleg6. un momento en que. sentl deseos de hallar la muerte como fin de tantas calamidades. La guerra estaba declarada entre el camafeo y yo ; porque la extraiia joya parecla tenor alma. un negro espiritu que me odiaba. Pero· yo, aunque me costase la vida, habria de ser el mas fuerte. Preaentia que desembarazandome del amuleto mis desgracias cesarian ;· mas esto, 11unca, antes todo. Tome con furia el camafeo en mi mano derecha, y goce de rara manera al r;onSiderar que era mi ·esclavo, que ilo podia huir de mi pod_er. Lucha-, ria con el hasta exhalar el ultimo susplro. ~ La aita, fiebre que mis heridas producian exaltaba mi mente doloi'ida y estaba orgulloso de haber emprendido ta! guerra sin c11artel contra la supe~ci6n. •. . . Despues de · dias y dias de errar por las selvas de! Gran Chaco. llevando una existencia digna de relatarse con la pluma de! Dante, pude Jiegar a La Paz, meta de mi itiner&i-io. Respire triunfalmente, mi ... rando en desafjo al raro camafeo. Habiale vencido y todo, de nuevo, eomenzaba a sonreirme. Empece a recorrer la capital. de Bolivia y sus hermosos alrededores ; hice visitas y asistl a fiestas. En una de ellas, dada en el Casino Espafiol. conoci a Carmen Vega, hermosa niuchacha, bija de un compatriots nuestro que explotaba grandes industrias en La Paz. No tengo que hacer elogios de ella, lleva mi nombre, es mi esposa y voso. tros'la conoceis. Nuestras nupcias se celebraron alegremente en una esplendida villa de reereo que mi suegro poseia a varios kilometros de .la capital. Al otro .dia, el suntuoso chalet fue pasto de las llamas, sin que hayamos podido averiguar aun las causas de! extraiio incendio. Mi mujer y yo nos saJvamos de milag1"0 y Carmen, que siempre goz6 y goza de una salud perfecta. cay6 subitamente enferma, estando- a dos pasos de la muerte. AVisamos a varios medicos famosos, entre ellos al Dr. Arjona, espafiol, con residencia en La Paz desde hacia unos diez afios. hombre celebre por SU saber; pero siempre triste, con:io si el pulpo de una bonda ·preocupaci6n le tuvi~ra oprimido el espiritu. Los esfuerzes de la ciencia resultaban esteriles y mi deaesperaci6n crecla al ver a Carmen morirse lentamente. 1. Se· rla el camafeo de la gitana la calisa de su niuerte? i C6mo odie la maldita joya en el sileilcio de Jargas 11oches! Pero un dla no pude mas, no tenla fuerzas ni valor para seguir luchando, y llamando aparte al Sr. Arjona le conte la extmlla historia, al terminar ·la cual el medico celebre estaba p&lldo como un difunto. l -1EI camafeo mRidito! -miirmur6 siniest1"amente. L D6nde est&? I Yo lo reconocere si es el ! -Aqul lo teneis-le dije, mostrandoselo. -c-1 El mismo ! Tiene ahl grabada , 11na inicial y una corona: el ·apelli10 de Febrero," 1949 do de mi madre, el emblems. de los Velez: Mi pobre mama fue asesi· nada y robada por unos gitanos cuya pista fue imposible hallar. Los asesinos se llevaron tambien el camafeo. · -No me· atrevo. a devolverselo, ya que su posesion implica la .adversidad ... -1 Demelo! ,me dijo bramand~ de ira. Es preciso destruirlo como se aniquila una bestia inmunda y feroz. Instantes despues se diri&'io a una fragua y, a martillazos, lo mand6 destrozar. • -Reid, si quereis-termin6 Luis Torres; pero Carmen mejor6 rapidamente y yo sali bien de todas mis empresas. El retorno a Espaiia ha sido un encanto, el mar estaba como una balsa de aceite y, despues de la desaparici6n de! camafeo maldito que me vendi6 en Toledo la gitana vieja de los ojos negros, no he welto a sufrir el menor dolor ni a acecharme el mas !eve peligro ... Al fondo de la Gran 'Via la mole imponente de la Telef6nica llenaba el bulevar de ceme'!to y de ventanas. JOSE CASTEN . .. ( ~ f.fne de la f'Glf. 11) pooos de sus intimos. sQStenedoY amigos conocen. - En resumen, la vida de Jose Casten Zulueta, como ciudlldanci pa~ ticular lo mismo que como servidor pliblico, es como una casa de cristal visible a todos y por todos !ados, de manera que cualquiera puede ver el interior de ese iran edificio-ese noble templo espiritual, no manchado por la codicla, ni por el odio. ni por el dinero ni por ~ ansia de poder. Eso es, . en fin, el Honorable Jose C. Zulueta que, segUn el pare. cer de! finado Presidente Manuel Acuna Roxas: Es un hBbil caudillo, patriota sincero y celoso."
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