Excelsior

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Title
Excelsior
Issue Date
Numero 834, Ano XXVI (20 Julio 1929)
Year
1929
Language
Spanish
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
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~ <> <> i J.1;:0 J.i::erí:a -b:e la <!isp-añ:a ·~dual t <> <> <> L Dil-ector de EXCELSIOR nos ha encomendado el trabajo cÍe recopi.lar algunos datos acerca de la actual riqueza española. i Tratándose de un periódica de ~ - de la índole dé éste y, más, siendo el trabajo para un número extra· ·ordinario,· ta tarea la creemos ·superior a nuestras menguadas fuerzas por precisar para ello poder baraja-r mime.ros y estadísticas, haciendo que de ellos surja Ja amenidad necesaria para retener la atención del lector durante quince o veinte minu- . tos y ar m1smo tiempo permitirle formar un juicio aproximado d'el resurgir español. ~ En la· imposibilidad de fograrlo, aviSamos a'·tos . poco dispuestos a proveerse de paciencia dejen aquí esta lectura y pasen al próximo artículó. Pero, .antes de enredarnos en la cita de millones de pesetas, conviene tener en cuenta, para formar juicio .acabado, que, España, durante el tiempo que transcurrió desde el descubrimiento del nuevo Mundo hasta el siglo XIX, estuvo ella sola fOrm.ando veinte ilaciones, roturando sus terrenos, abriendo caminos, saneando marismas, fµndando ciudades, ciVili:iando e· instruyendo puebfos y razas, cr~ando industria, instituyendo Uni\•ersidacÍes y-. escuelas de artes y oficios, transfundiendo en fin su cultura, su civilización, su industria, su religión, su idioma y su población -Por los ánlbici:>s ·del continente descubierto. ¿Qué podía hacer España por crear riqueza en su propio suelo? Cuando terminada la epopeya americana, pud'O haber dedicado su esfuerzo a· la reconstitución interior, vino la lucha fratricida de la guerra carlista y durante años y años la mayor y la mejor parte de los españoles abandonando toda otra actividad dedicáronse a dirimir en los campos de batalla si debía sentarse en el trono de sus mayores un rey u otro rey. Este pecado mortal de tontería supina tuvo como castigo justo la p¿rd'ida de las últimas colo~ias. España solo emp~zó a descansar y reponerse desde los últimos tiempos de la Regencia. Por eso ahora que la paz permite concentrar las energías del pueblo españól en la obra del acrecentamiento de su patrimoflio, es tan notorio el adélanto. Y debe tenerse en t:uenta que los momentos actuales son de siembra de actividades que no darán su fruto hasta dentro de algún ti~mpo. Así ocurre con la electrificación de ferrocarriles, la construcción cíe canales y pantanos para el regadío, represa y encauzamiento de saltos ·de agua, creación de bancos 1 para el fomento de la industria, destrucción siste~ática de maquinaria vieja, vigilancia' de la exportación, construcciones marítimas, caniinos y carreteras, autopistas y aei-ódt'Omos, . ·repoblación forestal, redención de censos, venta de latifundios a· los terratenientes, implantación del cultivo del tabaco y del algodón, saneamiento del presupuesto, termfoación de la guerra de Mai+uecOs, reorganización del siste~a tribritario, redención d'e la deuda', restablecimiento del ·patron oro, crédito al comerCfo exterior, nacionalización de las industrias~ creación y fomerito de otras nuevas, nuevo régimen d'e tratados de comercio, explotación de las colonias del Golfo de Guinea y de la zona d-e in:tluenéia marroqUí, fomento del turismo, exposiciones, internacionales, etc, etc. Todo esto son inver-siones cuyo resultado tanirible ha de hacerse esperar, pero en el Ínterin ¿qué e~ España? - · · · Como todos sabeis, España ocupa una superficie de 505,208 KM2, teniendo una población de 22,127,699 almas: CoTresPonde por lo ianio un término medio de 43.8 habitantes por Km2. · Es de las naciones menos pobladas de Europa. Alemania tiene en cada kilómetro 134.1 almas; Francia 72; Gran ·Bretaña 190; Italia· 130; Bélgica 256; Holanda 216. La· _población relativa de Filipinas es de 38.5. El exceso de 'nacimientos .sobre ·1as defunciones es para· España de 10.8 por mil habitantes al "año; para Alem~nia de 8.7;. 1.4 Francia; 6.1 .Gran Bret~ña; 10.9 Italia; Bélgica 6.6; Holanda 14.5 y .Filipinas 14. Como puede verse,' mientras en la mayoría de IaS naciones europeas el crecimiento de población es relativamente pequeño, España, tiene un índice de consideración, mercéd al cu8.l, podrá desarrollarse con mucha lr!aYor rapidez. · El pueblo español cuenta con el 70% de población agrícola. Nuestro· pais fi&-ur& cOmo el pri~ero del mundo en la producción de aceitunas y su aceite. La fabricación de este último rebasa la cifra de 3 millones de quintales métricos. Ocupa el sexto lugar entre los productores de cebada, el séptimo entre los de remolacha azucarera y el octavo en la del trigo. La producción de vinos oscila entre 26 y 23 millones de hectólitros, siendo de fama mundial ~us múltiples variedades. En el cultivo del arroz España es la maestra mundial. No hay nación que obtenga un rendimiento por hectárea igual al suyo. En Italia se logra cosechar 43 quintaleR métricos por hectárea, 34 en el Japón y 62.8 en España'. El valor de la cosecha de trigo en 1925 fué de 2,080 millones de pesetas, la de naranjas 233 millones, la de limones 9, la· de almendras lll, la, de patatas 624 y la de cebollas 61. El censo pecuario ~orrespondiente al año 1926 dice qúe existían 6,267 ,000 de cabezas de ganado de cerda, 698,000 de ganado caballar, 1,077,000 asnal; 1,286,000 mular¡ 3,794,000 vacuno¡ 20,067,000 ovino; 4,749,000 cabrío, con un valor que puede eetimarse pasa de 7 mil ··millones de .pesetas. · La industria minera rinde al año 1,600 millones de pesetas, existiendo aún numerosas' y ricas minas sin explotar. De todos estos minerales los más abundantes son los manantiales minero-medicinales, la antracita, el cinc, cobre, hierro, hulla, plomo, sal común, sulfato de barita, etc~ El beneficio de toda esta riqueza minera engendra las industrias metalúrgicas y de productos químicos, calculándose su produccióp en la cifra antes niencionada. De fama mundial son los yacimientos de potasa de Suria y los carboníferos, cuyas reservas se calculan en más de 3,600 000,000 de toneladas. Las concesiones estudiadas en principios de 1926 para la instalación de saltos de agua de potencia superior a 20,000 caballos eran las siguientes: Saltos del Duero, 1,589,903 c. v; Fuerzas y Riegos del Ebro 258,000; Catalana de Gas y Electricidad 250,000; Cooperativa de Fluido Eléctrico de Barcelona Í66,000; Productora de Fuerzas Motrices 160,000 ¡ Hidroeléctrica Ibérica 97,000; S. A. Energia Eléctrica de Cataluña 174,000; Electa del Viesgo 80,000; S. A. Hidraúlica Española 80,000 ¡ S. A. CaD.alización y Fuerza del Guadalquivir 162,000; Energía e Industria Aragonesas 111,000; Salto de Agua del Cantábrico 27,000; Canal de Castilla 30,000; Eléctrica del Cinca 35,000. Total 3,199,903 caballos de vapor. Las instalaciones de potencia 'superior a 1,000 caballos que funcionaban a principios de 1926 sumaban 839,337 c. v. Las de potencia inferior a 1,000 y mayor de 200 ascendían a 75.,925 y las· de 200 a 6 061,323,' haciéndo un total en explotación de 976,886 caballos vapor. Durante el mismo año d'e 1926 se emitie~on, para toda claSe de actividades, acciones por vaiol". de 1,360 millones de pesetas. Solo las sociedades anónimas tenían un valor emitido de 11,652,998,723 pesetas y desembolsado de 9,058,841,829. tas fincas enagenad'as durante el 8.ño de 1924 a.scendi6 a 1,863,799,820.56 pesetas. El poderío iÍldustrial español, pónese de tD.anifiesto por la paulatina invasión de nuestros productos a mercados en los que jamás tuvieron acceso¡ tal ocurre con los productos de la moderna perfumeria española Y los jabones de tocad'ó'r que desalojan a marcas de fama centenaria, inglesas y francesas. Los específicos y productos químicos y farmaceuticos cada día son de mejor calidad y más esmerada preparación. La industria textil tiene su espléndido florecimiento en la región catalana; solo en esta parte:de España funcionan dos millones cuatrocientos mil usos mecánicos y 68 mil telares. Las fábricas de conserva's de pescados, ·en · ~ú­ mero de 600, ex~ndidas por el litoral cantábrico proveen de sus exquisitas manufactur,as al ~undo entero. ' El adelanto de la moderna industria acredit.anlo los motores de aviación y los de, autómoviles de construcción nacional, capaces de realizar proezas como las últimas d'el Jesús" del Gran PO: der. Los ferrocarriles españoles, tan elogiados por ('.Uan'ps con ~otivo de -las actuales e:X.posiciones han estado viajando ahora por España, son de construcción nacional y las rápidas y potentes locomotOras que los arrastran en EsPaña fuéron hechas ave:ntajando en los concursos abiertos Para adquirirlas a las presentadas por las adelantadisimas industrias belgas, alemanas, franc~esas y norteamericanas: - Faltan Por consignat enormes vene.ros de . riqueza nacional que la falta de espacio nos obliga a omitir, pero con lo indicado cree:mos que es más que suficiente. para evidenciar la fuerza enorme con que España se apresta a concurrir a las futuras contiendas económicas. ¿Qué reserva el porvenir a nuestra Patria? Como en días pretéritos, no paremos mientes en lo que· ante nosotros se yergue. Pongamos nuestra fe en Dios, afirmémonos 'en los estribos y al grito de 1 Santiago y cierra España! lancémonos suelta la rienda a la conqtiista d~l mundo. . A. F. G.
W ECUERDO haber oído expresar a algunos americanos, bien que que contadísimos, que los nativos de este Archipiélago co· menzaron a gozar de las primicias y ventajas de la civilización, y a aprovecharse de los frutos del p~ogreso, solamente desde la implantación del régimen americano en el país. Si dejando aparte ciertas consideraciones, esta opiniórt tuviera sello de verdad, qué mas quisiéramos los filipinos! Sería el caso más raro, más admirable, d-e fulmínea rapidez, en la ya larga historia del progreso universal. Pero desafortunadamente para estos trapacistas de huero cacúmen, la Naturaleza misma, en su elocuente mudez, se encarga de deshacer semejantes patrañas, advirtiendo a sus despreocupados autores que ella nunca procede por saltos, y que por lo tanto, los que piensan, siquiera ligeramente, que los hechos pueden ocurrir a gusto y elección de ellos, aún si contrariasen las leyes naturales, o son unos . ignorantes, o unos solemnes embusteros. Por Jo d'emás, semejantes puerilidades, que otra cosa no pueden significar tales prejuicios, no deben merecer ni la más ligera consideración de ninguna persona siquiera medianamente ilustrada. Pero me consta, por otro lado, que no faltan filipinos que también sostienen la misma o parecida opinión. Esto ya es distinto. A tales compatrio· tas no veo otro remedio que clasificarlos entre cierta especie de bichos que, según la historia natural, se alimentan y crecen con el jugo y sustancia de otros a quienes viven aSidos, y los llama "parásitos". Pues, a esos filipinos bien les sentaría el calificativo d'e uparásitos intelectuales", Por DON F ABIÁN DE LA ROSA que, después de todo, resulta una frasecilla no exenta de elegancia y que no creo pueda disgustar a esos de nuestros compatriotas ridiculamente yankizados. Es verdaderamente lamentable que entre los filipinos, sobre todo los de la presente generación, abunden los que, consciente o inconscientemente se desviven por imitar ciertas maneras y costumbres de los americanos, sin parar mientes en si las mismas les favorecen o les ridiculizan. Lo mismo sucede en las cosas de carácter espiritual. Naturalmente el resultado tiene que ser ... lo que debe ser: que el que imita, no poseyendo la espontaneidad ni las cualidades idiosincrásicas del original, no logra ni logrará jamás convencernos d-e que sus actos son genuinamente suyos. Y precisamente en el terre.no sociológico es donde estas diferencias son muy difíciles de ocult~rse; porque todo filipino, instruido y educado con más o menos eficiencia dentro del ambiente del país, quiero decir; en el hogar, en la escuela, en la u.niversidad y en la sociedad filipina, quiera él o no lo quiera, llevará siempre en sí el sello, más o menos bien impreso, de su nativa idiosincrasia y su psicología racial. Por lo que, es sencillamente, una tontería ~retender reproducir ciertas peculiaridades exclusivas del americano, que sólo la Naturaleza puede Hevar· a cabo ... Debido, pués, a este prurito de imitación, con frecuencia tropezamos con entes farraguistas y ridículos, que muy poco honor hacen a su país; pero que tampoco producen buena impresión en los otros a quienes se empeñan en remedar. Entretanto, nuestro prácticos y avisados vecinos del imperio del Sol Naciente al acoger todo lo bueno y útil que se produce en el extrangero1 • es únicamente para adaptarlo a sus necesidades, gustos y convenien~ias, pero .en forma tal que, todo lo adquirido d~ fuera queda después transformado en producto nacional, con el consigui~nte "made in Japan", incofundible, fuer.temente típico, constituyendo esto uno de los poderosos resortes de su ·admirable ·expansión industrial que hoy está invadiendo todos los rincones del mundo, d.aspertando los celos de las grandes naciones industl'iales de E~ropa, sobre todó de Alemania y Francia. Y hasta de la misma soberana del oro, Norte-América. Pero dejando a un· lado estas consideraciones de matíz social, voy a habl~r someramente di! un asunte, que· no por ser muy viejo y conocido deja de s~r interesante, en particular. para los que .se dedican a las cosas de nuestro' país, con relación a huesbas antiguas relaciones con España. Gobernó ésta el Archipiélago filipino por más de tres centurias, dejando en él profundas l_IUellas de su civilización y su cultura en much.os ramos . de la acti~dá.<Í humana. Sin duda que, al pretender civilizarnos, llevaba en su mente el propósito ·de elevarnos· al mismo nivel de ella y otras naciones civilizadas; más, si nó lo consiguió del todo;·fué, iñdudablemente, por no haber acertado en el método y en la selección de los medios y las personas encargadas de realizar su nobilísimo deseo; Pói' otra parte, España debido a esta deplorable ci:rclinstancia, nunca se había enterado exactamente del estado de cosas. en Filipinas, durante sU larga dominación en la misma, sino solamente después de la pérdida de su preciado flo:ión oriental; es decir, cuando ya no ha~ia ningún remedio para rectificar la equivocación o el d·escuido. Para los . pr9v:idencialistal!!i, claro está, aquella catástrofe _estaba ._prevista. . . . Pero echérn:os un velo a lo pasado; olvidémos las sombrías páginas de nuestr"a Pretérita historia, y discurramos un momento sobi-e los beneficios que ·España ha aportado, con sus faltas y todo, al pueblo de estas Íslas. que, sin ningún género d-e duda, hubo· de influir eficázmente en el dt;'sarrollo de nuestras facultades intelectuales y sensoriales, capacitándonos pal'a el goce. inteligente de las bellezas y sublimidades, tanto de la Na tu raleza como del Arte. Fué muy notable la preferencia y el interés con que el gobiern~ español atendió al desarrollo del cultivo del arte pictórico, más que otras manifestaciones artísticas, en Filipinas, que, para <!icho objeto, hubo de fundar una Escuela de Dibujo y Pintura en la capital, de la que salieron más tarde buenos artistas nativos, alcanzando a~gunos fama internacional, que dió moiivo a que Europa supiera, entonces, que en este extremo Oriente . existía un país civilizado llamado Filipinas. La preferencia por este arte es de fácil explicación, con sólo recordar que la inmensa fama artística de España es debida, en gran parte, a sus pintores, considerados universalmente como de los primeros entre los mejores del mundo. Y verdaderamente, en cantidad, (no sé si decir tambien en calidad"), los artístas del pincel en España superaron y aún continuan superando a los de los otros ramos del arte. Y si bien es verdad que parecido caso también ha ocurrido y ocurre en el extrangero allí, sin embargo, la proporción no es tan notable. Como consecuencia de esta relativa abundancia de pintores españoles, tuvimos aquí durante 18. pasada dominación algunos buenos de ellos; pero ni un escultor, al menos que yo recuerde. Y a ellos se debe el despertar de nuestra sensibilidad artística. En cuanto. a la música, si bien el go;hierno español no creó aquí ningún Conservatorio ni Escuela para desarrollar las aptitudes filarmónicas del filipino, no faltaron, sin embargo, alguno,..c;; apreciables músicos españoles, quienes, comprendiendo que el país era terreno abonado para el cultivo de esta actividad Artística, dieron lecciones privadas y dirigieron orq~estas. Por su parte, algunas comunidades religiosas de la capital tenían sus respectivas organizaciones musicales, algunas excelentes, que se lucian en el co.ro de la iglesia durante la misa, o bien en el átrio de la misma por a~gún motivo religioso. Y así Entre los preciosos legados- de caÍ-ácter espiri- fué intensificándose inces~ntemente la afición del tual que de España hemos recibido, tenemos el filipino a la música, que en la ·actualidad es el conocimiento Y el cultivo del arte por los filipinos arte más estendic!'o en todo el Archipiélago. Llegaba a tal extremo, entonces, ·et entusiasmo del público por las audiciones mU.sicales, que, a vec_es, como tuve ocasión de presenciar, cuan:lo dos orquestas daban seren·ata en el átrio de una iglesia por alguna fiesta patronal u otro acontecimiento religioso, aquel público no hallando 'mejor med~o de exteriorizar su exaltación filarmónica, acudía al siguiente: azuzaba el amor propio de los músicos de cada orquesta, ora ensalzando los méraos de la una, ora criticando las deficiencias de la otra, y Yi;ceversa; pero lo hacia en tal forma que excitando los nervios y la puntillosidad de los pobres músicos, éstos, a lo mejor, llegábanse a laS manos haciendo uso de sus respectivos instrumentos a guisa de armas. Aquello venía a re-, un predicador, o ya la explicación dé un profesor, la declamación de un poeta, y hasta las ocu·rrencias de algún ca.useur. En ese idioma, en fin, rotundo, ctaro y 1'erm:oso, el pueblo filipino, en uñ. día memorable, expresó su sublime aspiración, gritando: ¡ independencia! Cuando por primera vez pisé tierra española_, viniendo de Francia, experimenté una agradabilísima sensación. Era a principios., de sep~iem- .. bre. El am~iente caliginoso, el polvo, el aband0:no en que se encontraban grandes extensiones de terreno, la escaséz de habitantes, .. Y el aspecto remiso y un si es no es de sfmpleza de alguno que otro campesino que, se quedaba parado al ver pa· sar el treil en que viajábámos, Fecordábanme.muy sultar un campo de agramante, y solamente la mucho a Filipinas, y me parecía no encontrarme pljesencia de la veterana conseguía restablecer • lejos de ella. y a mas, al herir mis oidos . .el idio,,_ la paz quebrantada ... por el entusiasmo musical ma cervantino la ilusión era más- completa. .En del populacho. Pero no .sólo en este plano de la actividad espiritual hemos obtenido grandes beneficios, durante nuestra convivencia con los españoles. En el campo de las ciencias, las l~tras y la filo°sofía, la semilla arrojada por ellos fué, en proporción ·a los medios, al ambiente y otros factores de entonces, fecunda en excelentes resultados, y para cuya confirmación sería más que bastante mencionar los nombres gloriosos de Anacleto del Rosario, León Ma. Guerrero, Epifanio de los Santos, el P. Burgos, Antonio Luna, Benedicto Luna, Rafael Palma, Fernando Ma. Guerrero, M: H. del Pilar y otros muchos que no mencionamos en gracia a la brevedad. De intento no citamos el nombre del más grande de los filipinos, Rizal, pués es tan intensa, universal y limpida la ful·guración de este astro de nuestro cielo espiritual, que no necesita de lugares comunes para que se le recuerde. Y al continuar hab1ando de España, no olvidemos que ella nos dió su propio idioma, instrumento que nos sirvió para beneficiarnos de los privilegios de la civilización y cultura occidentales. Por su medio, apren.dimos en los libros lo que se pensaba y se hacía en todo el mundo culto, en los div~rsos campos de la humana actividad; por él, nos fué dado oir, comprender y apreciar, ya la .conferencia de un científico o un literato, la peroración de un orador y el sermón d·e fin, me convencí después, que el .lazo inmaterial que nos une a España, es indestructible, o, al menos, durará hasta que desaparezca d~ FiliPinas el más ínfimo recuerdó de España. : . Al llegar a este puntos se me ocur~~µ.- vatjas , consideraciones. Un pueblo, .solamente puede vivir en un relatiy9 estad'O de sanidad material y espiritual, si se cuida de conservar y mejorar todas sus típicas bue- : nas cualidades y virtudes, conjuntamente con las . cosas útiles y beneficiosas adquiridas. de fuera .. Y para esta dificilísima tarea, entiendo que lo primero que debe hacerse es la eliminación, o .correción de nuestros más graves defectos, .que l«?S pequeños ya. son mas :fáciles de remedi~r. Pero si en vez de proceder de esta ma.nera, dejam,os que el mal o las dolencias nacionales continúen su obra destructora, aceptando, además, los pr.o- , duetos nocivos que, envueltos en doradas Y sed-qctoras formas, nos vienen del exterior, aumentando asi la fuerza corrosiv• de nuestros males, el resultado no sería otro que nuestra decadencia. Es posible, como algunos juzgan, que to':los los elementos patógenos que hoy pululan en nuestro ambiente social no sean má~ que. ~na Señal de la transformación que está vericándose en nuestro pueblo, o sea, que éste ya va ascendiendo rápidamente por el camino del progreso .que conduce a la perfección Esta cuestión, para mí, sólo el tiempo puede resolver. Deseamos, que duda cabe, formarnos como una nacionalidad con todas las prerrogativas de un pueblo libre,. culto, fuerte y rico. Pues tengamos fe en nuestras propias virtudes, aceptdmos todo to bueno que venga tanto de América como de Europa, pero sin olvidarnos -dé los grandes beneficios que de España hemoa . recibido. Y, sob1'! todo, acordémonos. siempré que fué ella 14 qtfe nos trajo la luz del Cristiahismo, al amparo del cual nuestra civilización fué desarróllándose hasta llegar a su estado actttal, por el que ee l\os considera como uno de los pueblos mas culto1' del mundo, y el único, dé la ra1ta oriental, que ¡jl'ofesa la doctrina del Cristianismo en el Oriente. .J?or esta razón, cuando loa norte-ameri"eanoR se posesiona-ron de nueétro Archipiélago, eflcentra· ron én el filipino, terreno ya abonado para hacer frµctificar con facilidad las semillas del progreso, tánto en las ciencias, la industria y la agricultura, como en la politica y el comercio. Puede decirse que la obra del nuevo dominador consistió solame~te, en metodizar los conocimientos ya adquiridos ~nteriormente por los filipinos, e intrdoucit el . estudio de nuevas disciplinas tendentes a capacitar al hombre a la explotación y el aprevechamiento de los elementos materiales que tanto abundan en nuestro suelo privilegiado. Esta labor desde luego, no estuVo libre deftcultades: pero estas hubieran sido máximas, si el Tfo· Sam nos hubiese hallado en estado primitivo. Res\lmiendb. Eapaila plantó aqul el •rbol de la civilización que, al careció de la robu~ti!& y fecundidad deseadas, fué mas bien porque ~l plantador no pudo disponer de medios adecuados a tal fin; pero a pesar de este defecto, E8páfta tépreeenta: la CAUSA. Llegó después América, nación de profundo .sentido práctico. Vió que el árbol era bueno y d·e magnfficas promesas, bien que entonces era poco fecundo. No necesitó pensar mucho. Dis·puso de todos los numerosos y poderosos elementos qQe llevaba para el caso, y. , . hétenos ahora rebosantes de frutos del bien y del mal, como aquel del árbol de que hace mención la Biblia Ahora, en último té1"JDfno, a no8Dtros los filipinos nos toca el delicado y peligroso cometido de acertar en la elección . España en c.;Mini~::--1 ESO ES LO QUE SERA EL Tom's Oriental Grill el 25 del actual-Día Español CENA ESPECIAL NUMEROS ESPECIALES y lo que es más despampanante aúnBO DIDDILEY EL MEJOR BAILAIUN EXCENTRICO VÍSTO EN EL ORIENTE.
fg,~('W-'PrT;¡~;o¡:~y;;;r~~iO¡;~~.fi~~~-~ ""'•"tzt~,..·-·~1\r' · .,,.:- · · .. ·, ..... ; ? ~ '~; -~-.'. '<& . ~1' ; :l>: : ~ :~,~;~; /;+" ,·:~~ !, ;~.5 ' , ¡~~:;~,;,;;;:;.~; ~ :?JJ.·f 3¡s. L [.Y;. f '-0 . 1\ EJ\rzteñfo ~ - -~~ l .1 ~ .. =- _, ... ~:""(!:·E,I J - - .,;:• 1~~·"''' - '......_~_ . °"'~"'~"'.."-'~ -:--~~ ~ ~-- 1 : ~ He aquí ~ue en mis caminos bord~ados d'e lá.Urel:. --~~ J--~----~ ~ -,__ = J Aparece S~ntiago en su blanco corcel, ~ ~ ; , La testa diademada por un halo de luz, •< Y el pecho broquelad'O por la purpúrea cruz; En la vibrante diestra que extendida reposa, Fulge la hiriente espac;la que: siempre le acompaña~ Y con el otro brazo, despliega al sol la hermosa, La invicta, la gloriosa bandera de la España! La Musa del poeta, dulce india soñadoraQue ac_aso un .caballero de .tal ensueño añora Posa sobre su seno el ·sisti:-o peregrino, Y ataja al caballero en medio del camino; -Señor, el más hermoso, le clama langorosaDeté.n por· un instante tu celestial Qridón, Y en mi choza reposa, que mi boca de ·rosa Te dirá la: divina canción del· corazón! Santiago frena el vuelo de su corcel piafan.te Y se inclina a la Musa, en el sonoro instante En que se 8.bren los pétalos d~ páj~ros y flores Ríe el sol y suspiran brisas y surtidores; Ella le tiende entonces sus brazos perfumados, Fulgurantes de anillos y pulseras divinas, -Y ~l quj;!dar el Apostol y la Musa abrazados -·Vuélve a. upir un•.amor España a Filipinas! Oh dulce amor que vuelves al cabo de los ~ño&, Sin que te hayan tundido los cruentos desengaños·; Golondrina que tornas al destrozado alero, En el alma de un Santo que se siente romero: Para tí el corazón de mi Patria es un ri.ido En donde hace ya tiempo se te tiene aguardado·, Bendito amor de España que todo lo has ·sufrido'· Y: todo, todo, todo lo tienes perdonado! Y he aquí que en mis caminos bordeados. de laureli Desparece Santiago en su blanco corcel La testa diademada _por un halo de luz Y el pecho broquelado por la purpúrea cruz; Pero como ha df!jado gentil y peregrino La sangre de un amor y el oro de un rondel En tanto el caballero se pierde en el camino, La Musa d~l poeta queda soñando en él ... Caballero de ensueño. mi señor caballero Que te llevas mi alma corno un triste lucero Entre el oro y la púrpura de Ja hermosa bandera Que restalla en los iris de tu ondeante cimera; Tornarás. algun día a la choza amorosa DonQe. pastó. rOsale~ tu celes_tial -brjdóri, A volver 'a'·beber e.n' mi boca,.de ro'sa La -diVina canción de nii indio coi-azórl? ... . JESUS ll•LMORi • . Julio de 1929,
CHULA r.sn·o10 Al. fll.F.O l'OR F.J. 1-:\111\F.!\"TF. l'l'\"TO~ ~·. tU:Sl' llllF.C:CJO'\ HIUALC;o
COMO SE VE A ESPAÑA (Por Luis Esteb,.n. Anguit...) .Espmia tn.l como la vintan. ERpaiia vista por Ce1·vantes. -España '!lista por im francés. Espmia vista- por un IÍ.nglés. España vista desde Hollywood. .España tal como es.
DESDE l!:SPIAf\iA CROillCAS DE MADRID Ha.y que repetir una vez más, la estereotipad.a frase del personaje de '1La Verbena de la Paloma", Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad. pués en los actuales ·!!_lomentos, España entera, dividida en asuerófobos y asuerófilos, comenta con verdadero ensañamiento las operaciones que en San Sebastián realiza el Dr. Asuero, devolviendo el libro uso de las .extremidades a reumáticos y paralíticos, y verificando otras curas. con una sencillez y una rapidez, que causan verdadero asmobro, ya que tod"O se reduce a una cauterización en el utrigémino", que los 14intelectuales" de allende la Ribera de Curtidores, denominan utrigésimo". Parece que el nerviecillo denominado segúw la primera de las acepciones que menciono, o séase la técnica, y al que hasta ahora habíamos prestado escasa atención, resulta ser el causante de muchas de nuestras enfermedades, molestias y transtornos. Apenas hay población en que los méd:icos no estén dedicados a la cauterización nasal, local donde por lo visto tiene instalados sus reales el trigémino, y en cuestión de poco minutos, el pacieii- L~ figvrli má1 .~·•lienle de 1• a~1i1.l.lid•d eii:nlífica espliñoÍ•, te (mejor diríamos {!l impacien,t:e, pués por regla_..-; " e• .. lil del Doctor A•vero, quien 1n1e lu dvdu e incomprengeneral el que e~tá enfernlO, tieile de todo menos ;~:~:1~e 1 • 0:p:::::·:· ~~ 1:~"id0em·:r1;01:e r::::::~~~'. _ única, conpaciencia), si entró con muletas en la clínica sale bailando el más desaforado d-e Jos charleston o fox-trot en uso, que es otra nueva enfermedad que padecem.os y que no hay médico que la cure; aca .. so el trlgémino tenga también la culpa de ello. La desolación cunde en el uramo de farmacia", pues como es lógico, de seguir así las cosas, el material de pomadas, emplastos, y otras drogas que costaban mucho y curaban poco están llamadas a desaparecer, y algo parecido ocurre con muchas señoras enfermas, a quienes una enfermedad bien aprovechada, traía consigo la adquisición p1·0 hene pacis, de algún. vestido, alhaja, sombrero o cosa parecida. Alerta maridos, en cuanto vuestra amada esposa, sienta el sistema nervioso .en estad·o de alteración, o se fije demasiado en los escaparates, ¡Duro y a cauterizar el trigémino ! La nota de actualdad la comparten las Expo, ·siciones de Barcelona y Sevi11a, que son orgullo de España, y demuestran de manera palpable hasta donde podemos llegar cuando nos lo proponemos; constituyen un verdadero éxito, y el mentís más rotundo a los señores aguafiestas que auguraron no sé cuantas catástrofes, con la valentía (?) de pintar a este país entregado a la anarquía cuando disfrutamos de una paz, que la octaviana a su lado, era sencillamente una merienda de palos. Aquí en Madrid y en todas partes de España la normalid"ad es absoluta. Las inauguraciones han sido. para nuestros Reyes y para el Gobierno un constante viaje triunfal, y es de suponer que a medida que el tiempo pase, la concurencia de visitantes nacionales y exti:angeros, será cada día mayor, pues el esfuerzo realizado merece la pena de cruzar el charco. Por fin parece que vá llegando la Primavera; las flores embalsaman el ambiente, la veloz golondrina surca los aires, ... los sombreros de paja aparecen tímidamente en algunas cabezas masculinas ... Lo cual no quiere d'ecir que las nubes no se encarguen de cuando en cuando, con verdadera inoportunidad, de recordarnos que hasta el 40 de mayo ... , y hay entonces precisión de volver a exhibir los abrigos .de invierno, ya recogidÓs en los armarios,. . . o en la casa d·e empeños mas próxima, con el fin exclusivo de eVitar los deterioros de la polilla, ¡claro está!, ese simpático animanillo, que también hizo su aparición en proporciones desoladoras, lanzando carcajadas ante la nafatalina y los polvos insecticidas. No dá mas de sí la decena; pidamos a la Providencia que la próxima, sea más fecunda en acontecimientos, y pueda comunicaros cosas amenas, como vivamente desea. UN SEÑOR DE LA CORTE. 1 9 Junio, 1929.
(CUENTO PREMIADO) ~do~or~ere 6f'or e7 ONernáncJet_,, r/auira -¡Riquísima! La vió pasar, como un aroma de ensueño, taconeando fuertemente sobre la acera', bajo su sombrilla japonesa de múltiples colores, esbelta y de caderas firmes, óvalo el rostro, ne~ras las cejas depiladas y muy recargados de carmín l~s J,.abios en forma de W. Sobre todo, fijóse en las medias de seda, finísimas y transparentes, que aprisionaban unas piernas bien torneadas. -¡Riquísima! Ella volvió la cara, y sonrió coquetonarnente bajo su absurda sombrilla japonesa. Luis Contreras se atrevió: -¿Me permite V d., señorita, una indiscreción? -No hay inconveniente-, respondió la desconocida continuando su camino, como si disfrutara de un placer en su andar. -Entonces, ¿podría Vd. decirme su nombre? -Gilda Grey. Y continuó caminando, majestuosamente, como si no existiera su importuno acompañante. -¡Qué feliz me hace Vd.! ¿Podría hacerla una súplica? -No hay inconveniente ... -Me permitiría V d. que le hiciera una visita en su casa? -No hay inconveniente ... Y la bella Gilda se subió en un street car, dejando con las ganas a Luis Contreras, que en aéfúel momento tenía que ir a la oficina. Tenía el permiso, pero no la dirección de Gilda Gtey. ¡Caramba! ¿Estaría en el libro de teléfonos? Lo primero que hizo Luisito al entrar en la oficina, fué buscar el libro de los abonados. -¿Hay incend'io?-le preguntó el Jefe. Luisito sonrió: -¿Incendio? Sí, señor; por dentro, aquí. cer., ca,-respondió haciendo señas con el ~pa'.rnto. hacia el lado del corazón. Sin transición, saltó de júbilo: --¡Eu - re - quí - si - ma! -¿Eh, qué dice? -¡Qué está, Jefe, que está! La he hallad·o. "Mas loco que una cabra", pensó el Jefe, poniéndose a trabajar. En efecto, en la letra "G", había hallado la dirección de la casa paterna: "Don Augusto Grey. Penn. Ave." Sí, d·ebe ser la misma. Y el domingo siguiente, Luisito comprobó que era la misma. Y ella, la misma, con sus andares recios, con su fina ironía y su inquietadora sonrisa: -Veo que Vd. es un gran detective. Gilda hizo un mohín de niñ& travie~a, se Je-¡Ah. Gilda ! Para V d., para las mujeres vantó del canapé, e imitando a Luis. extendidos como V d., alucinantes y s~ductoras, yo me considero mas avispado que Sherlock Ho1mes. Vinieron los meses de delicioso idilio, de incaJJsable yo te quiero, tu a mi mas y para siempre en las veladas nocturnas en el balcón. bajo los claros de luna o en las playas del Bulevard incendiadas por la espléndida agonía del sol. ¡Las horas! ¡ Esas horas de los enamorados, fugaces e hl:sftnsibles que devoran la vida f~undizándola. :fuera del tiempo y del espacio! ¿A que esperar mas? De sobra se conocían y de sobra se querían. ¡En extremo! Gilda, heeha p~ra 1 e1 hogar y abierta a todas las sinceridades y a todos los entusiasmos, pandereta o flor, tenía en sí la gracia innata. la sal de la vida. Nada se oponía a que fueran felices. ¡Nada y nadie! Ni sus padres. ¡Ni siquiera el matrimonio! -A veces-, le decía Luis-, cavilando en nuestra afinidad de almas, yo me imagino que nos hemos conocido en otra vida anterior, y que, al encontrarnos al azar: ceirta tarde en la A venida Rizal, no hemos hecho sino reanudar una antigua amistad. ¡Quien sabe si yo fuí una es· trella y tu, una flor! Tu ya sabes que el loto no es sino estrella del cielo desprendida. -¡Muy bien! De Sherlock Holmes a Allan Cardec. A ver, a ver, señor Cardec; ¿me quiere V d. d'eCir en q1,1e se ha de convertir o transfor· mar cuando se emancipe de su presente envoltu .. ra corporal? ¿Me quiere Vd decir si será un tu· berculo o si será una coliflor? -¡Lo que tu quieras! Y hubo una breve pausa, luego, que ella quebró de pronto. poniéndose seria: -¿Me querrás siempre, Luis? -Para siempre no. chiquilla, eternamente, de· sesperadamente, mas allá, lejos de la vida ... Porque tu eres un libro abierto de poesía y de vida. y a medida que vaya entrando,. en tus páginas. a medida que te vaya leyendo, te querré más, más. más, como una revelación! los brazos en cruz, dilatadas las pupilas en un bello gesto trágico, se burló del amado: -¡MAS!, ¡MAS!, ¡MAS! El río con toda su alma: -¡Pero que loca eres, chiquilla! Tras los tiernos y largos coloquios y las dulces e interminables cábalas sobre lo porvenir, con la venia de los suyos, cierta espléndida mañana de mayo, unieron su destino eo el altar de lo Eter· no. Y tuvieron muchos hijos, y vivieron muchos años y fueron ¡felices! Pero no, lector. La vida, no es como quisiéramos que fuera siempre, sino tenemos que aceptarla tal como viene o salir de ella. Y en este último caso los perdidosos somos nosotros y no la vida. Y muchas veces ésta no depende sino de un solo adjetivo. --¡Ri -quí - si· ma! Gilda se había acostumbrado al tratamiento hiperbólico. La halagaba, la hacía feliz, entre todas las mujeres, porque era esposa y mujer. Ella, en cambio, por cariño, llamaba a Luis su Sherloquito, haciendo aluSión a tiempos ya pasa· dos y lejanos: -Sherloquito mío, ¿qué te crees tu eso? Yo. creo que va a ser un chico. -Entonces-, respondía Luisito loco de felicidad-, se llamará N ick Carter y será un Don Juan. Figúrate, Riquísima, un Don Juan-NickCarter. Se tendrían que armar de pistolas las chicas que transiten por las calles ... Y Riquísima no podía protestar porque Luisito la llenaba de besos .tonto~, la alzaba en vilo como si fuera una niña, no obstante su próxima maternidad. Y vino al mundo Nick en pañales. ¡Caramba con N ick ! ¡ Que manera de echar sonrosados mo· fletes! Luisito estaba loco. Y poco a poco, el cariño del padre a la madre, se iba transfundiendo en el hijo, en aquel loco y pequeño Don Juan-Nick, que ahora jugaba con muñecos de car-Ah, Rica, bendito seas riquísima entre todas las mujeTes. tón. Ya Riquísima, había pasad'o a la categoría de Rica. Le parecía impropio yá llamarla riquísima ante el hijo y además ... demasiado largo! Rica, resultaba mas propio y más corto. ¡Y Gilda estaba triste! -¿Qué tienes Rica? -¡Ah, Sherloquito mio; ¡creo que esta vez será una niña! Y será míai mía, mía ... Había tanto énfasis en tod'O aquello, que Luisito medio se reprendió de la tibieza con que . había tratato a Gilda, desde aquella vez, desd'e que Nick viniese al mundo. -Ah, Rica, bendita seas Riquísima, entre todas las mujeres. Y' la colmó de besos locos, resarciéndola de todos cuantos había perdido en los meses de soledad y abandono. Pero vino al mundo Leticia y el mundo se partió en dos. Mas exactamente, en el hogar de los esposos Corttreras, hubo dos mundos. El. del esposo con el travieso de Nick y el de la esposa con la sentimental de Leti. Casi podía decirse que vivían ya en mundos separados. Y en ellos ya no cabían los adjetivos. El esposo llegaba cansado del trabajo y no era cosa de andarse con zalamarías. Gilda por aquí, Gilda por allá, que sUa cena, que si los niños, el acabóse. Nada, la tura, carne de su carne, flor&ción de un nuevo amor, si la vida, en fin, no es sino una renovación constante de juventud y de belleza? Cierta noche Luisito llegó algo tarde y cansado, a la hora de cenar. Empoltronóse en su sillón largo, sin acordarse ya de aquella' mujer que medio agotó el amor! requirió los periódicos y pidió brandy a la fámula. Gilda sentía sed de cariño, sed de ternuras, en un ansia completa de renovación cl'e amor de esposa y madre. ¿Por qué. no podrían vivir, queriénd'Ose, como antaño? ¿Por qué habrían de vivir como dos cualesquiera, como dos extraños en la realización del porvenir? ¿Es que la Vida, el Progreso o lo que sea, ha de exijir, necesariamente, lo que se llama felicidad? No, aquello era un absurdo. No se puede ser feaz sin tener corazón, condición primera para soñar o para sufrir, para reir o para llorar porque a veces se es feliz en medio de nuestras miserias, viendo la miseria mental de los demás. Gilda se acercó mimosamente a aquel hombre que antaño la llenal'a de tantos desbordamientos de cariño Y, de poesía: -Sherloquito mío, ¡qué triste me hallo! Pero el hbmbre, ahora enfrascado en política, 'la respondió con una inaudita ordinariez: vida rutinaria y prosaica, la vida de todos los -A ver Gilda, a ver mujer, si atiendes la cena días... que anoche estaba de perros y traigo hambre A medida que iba queriendo a Leticia por razón de su edad y de su debilidad·, y porque así que atrasada. ¡Cena de perors ! Gilda nunca se lo hubiers p8.saban los años, Leticia le recordaba aquellos imaginado. Pero, si ahora, ella misma ate otros de su romanticis~o que ya no. volverían, la cena de aquel ingrato y le constaba algo se moría en su corazón y era su amor de ju- hacia tan bien sino mejor que un profesional. ventud, su amor triunfal y clamoroso a la Gilda Sumisa, Gilda, se fué p. ver todo aquello. de ayer. ¿Qué era, en resumen, aquella delicada Abrió el horno. El pollo asado, bien dorado, criatura de manecitas sonrosadas que andaba a parecía decir: contente, tostado el· pan, humeante vueltas con sus aleluyas de "papaito te quiero la sopa, loS macarrones en su punto, bien sazonamucho !", sino una nueva edición, mejorada y re- das las legumbes y el puré de patatas, y hasta el juvenecida de la Riquísima de ayer? ¿No tenía café que despedía un olorcillo embriagador, pero, ella los mismos ojos adormecidos, la,. misma nariz ¡bendito de Dios!, si todo aquello estaba bien, si fina, la misma boquita y las mismas travesuras todo aquello estaba hecho por sus manos blandas de su madre? ¿Cómo no adorar a aquella cría- y limpias. ¡Y llamar a todo aquello una cena de perros! Y el tocino del cielo y los pasteles ... nada; el desprecio o la indiferencia, era el precio de sus afanes y de sus desvelos. Gilda Grey se llevó el delantal a los ojos. Por sus mejillas habían resbalado dos lágrimas. ¡Y era que Gilda había comprendido! Comprendió, en esa hora suprema de las grandes revelaciones para la mujer, que en adelante su misión en la vida sería el trabajo .sin amor. Cie1·tff nru:he IJuisito llegó tarde Comprendió que todo pasa· en la vida, que había muerto ya, pero desastrosamente el amor de aquel hombre por quien había dado todo, su amor, su juventud, su bel1eza, su alma entera. Comprendió, que para poder vivir en adelante, era preciso borrar el recuerdo d~l primer amor, arrancarse el corazón, en provecho del otro amor más apacible de sus hijos. Comprendió, finalmente, que el matrimonio era el aburguesamiento en el hombre y el desencanto en la mujer ... ¡Eso era la vida! Y Gilda, al comprenderlo, al comprender la vida, se echó a llorar de veras. Dejóse oir en el comedor una voz estentórea: -¡G - i - l - da! ¡La cenaaaaaaaaaa! -Alla vooooooy, Luis!, respondió alegremente, segura d·e sí misma, segura de haber comprendido y cnnsado (t la h01·a de cenar. la vida, de _que había muerto su amor de juventud en provecho del amor maternal, muy convencida de haber comprendido a Luis. -Riquísima, Gilda. Luis aludía a la cena. Gil da se echó a reir: -¡Come más, tonto, para qué quieres dejar a los gatos! ¡ Y qué manera G:e comer tenía, el padre de sus hijos! Momento en que, bajo mi rrrco de Sllbles, la gentil Srta. Suzza.nne King y el Tt niente Frederick Dau, ~alie­ ron de la Cated1·al de "SI, Mary and St . .Jnhn", después su et;l.a.ce ma.h'imonial, e11 el q'ue /11e1·on ap!ldri110clos pcn·. la madre d_e la na1iia, Sra. de Edgr11· K in(¡. y 1>0» el Coront>l M. A. De Leme¡¡. Tnu: de apurnda.<; i,rridentes, que amenazaron fnu:far sus hella.t1 1 esperanZt'rn, los f a11101u)s gemelos de Yangco, Sim1> licio 11 Lu"1o Godino, se c11s'1ron "a gu<>ta de todos", como en u1Fr pelicula. de Hollywood, con sus ado1·a.dos tormentos, las hermana.<:r Na ti vi dad y 11 ict·> rina Motos. ¡Y ya tienen "motos" pa1·a correrse l rrs horra..'1cas de la vida! ¿Comentarios?, ¡un hon·or!. ¡Hun" barbari
LAS IMPRESIONES DIGITALES DE LOS MONOS \ Mr. Fitzgerald, miembro del servicio. antropométrico de los Estados Unidos, ha sacado impresiones digitales de los monos del Jardín Zoológico de Nueva York. En una de las fotografías tomadas, las huellas revelan que nuestros ºhermanos inferiores" tienen la piel de los dedos bastante menos fina que nosotros. El sabio neoyorquino espera sacar conclusiones interesantes cuando haya reunido una buena cantidad de impresiones digitales de los simios. EN BUSCA DEL DIAMANTE ARTIFICIAL Continúan obstinadamente los quimicos s~s experimentos de laboratorio intentando producir el diamante artificial. Uno de esos hombres de ciencia, y de los más eminentes, Sir A. Parsons, ha presentado ante la Real Academia de Londres una extensa Memoria relativa a estos interesantes estudios. ReanudandQ el citado quimico los ensayos que emprendió en 1887, ha hecho actuar, aislada o simultáneamente sobre diversos productos carburados, la presión, la compresión brus· ca, las altas temperaturas, los agentes químicos, el vacío y los rayos X. He aqui el resultado de sus observaciones: Todos los hidrocarburos, los cloruros y los óxidos de carbono depositan carbono amorfo o grafito cuando son calentados eléctricamente a presiones hasta 6,000 atmósferas. Elevando estas presiones a 16,000 atmósferas y caldeadas eléctricamente, se transforman, tanto el carbón como los grafitos, en grafito blando, previa vaporización. Para llegar a obtener el diamante, han de ·coincidir una compresión rápida, una presión momentánea de 16,000 atmósferas y una temperatura superior a la de vaporización, obrand'O sobre una mezcla gaseosa de óxido de carbono, o de ácido carbónico, hidrocarburo e hidrógeno incluidos en un hierro fundido. Es probable que para la formación del diamante sea necesaria una presión momentánea de 300,000 atmósferas. El autor de estos experimentos ha reproducido todos aquellos que pretendían haber logrado, anteriormente a los suyos personales, la formación del diamante; pero sus trabajos resultaron infructuosos. Según Sir A. Parsons, para que pueda producirse el diamante es indispensable la presencia del hierro. El peso de los diamantes, de tamaño microscópico, obtenidos por el químico inglés, es de 1/20000 del peso del hierro. TROPEZONES QUE DAN FORTUNAS Suele decirse que· no todo es oro lo que reluce, pero el pedrusco de cuarzo con que tropezó Jacabo Cook, si lo era. Este individuo era un buscador de minas, indio, que un dia yendo por el campo dió un tropezón, se hizo daño en el dedo gordo de un pie, y para desfogar la ira descargó un tremendo golpe de pico en la piedra causante del dolor. Y la piedra relució y recompensó de tal manera el daño causado, que al poco tiempo Jacobo se presentaba en Le Pas ( Manitoba, Estados Unidos) con una canoa llena de oro. Había descubierto un rico filón. Nicolás Creede, que Uegó a ser millonario, debió su fortuna a un accidente parecido. Montado en una mu)a subía una áspera pendiente, y el animal se escurrió, y al hacer un de~esperado esfuerzo para incorporarse, arrancó con la herradura un trozo de piedra que dejó al descubierto una superficie reluciente: era plata. Creede denunció la mina y a los dos meses era rico. Hace años, en el Perú, un pobre hombre compró por siete pesos los cimientos de una casa, y al demolerlos salió una piedra que tenía casi la mitad de oro. Un metro más abajo encontró una mina riquísima. Pedro Ferrero, muletero ·mejicano, descubrió por casualidad también los depá!:dtos llamados del Real del Monte, en Hidalgo, y a los- doce años había sacado de ellos más de quince millone3 de duros. En Australia no existen asilos de huérfanos. Del niño que se queda si11 padres se encarga una familia particular que Jo cuida hasta cumplir los catorce años. El Gobierno paga la manutención y la asistencia.
DE LEJA NAS TIERRAS. .... Damos en esta plana varias interesantes fotografías de Méjico, donde para bien de ese grande pueblo, se ha llegado a un feliz arreglo de la cuestión religiosa. l. Palado Nacional de Méjico, en otros tiempos residencia de los V frreyeS españoles. 2. Ruinas de San Juan de Teotihuacán. Detalle del decpra.do del templo de Quetzalcoatl. 1 3. Pfrá111ide del Sol, en San Juan de Teotihuacán, monumento de gran antigüedad. 4. Bellísimo claustro del patio principal del ex-Convento de la Merced, Méjico. 5. Catedral de Méjico, construida sobre el solar que ocupaba el principa.l templo azteca ..
Uno de los grupos organizadores del festival. (De izquierda a derecha) Sra. de Zamo1·a, Sra. de Hilario, S1·a. de Bm·za y S1·a. de Vargas. Un grupo de gente menuda que invadió los salones y ja1·dines del "Philippine Columbia" ......... F.1101-T-V-T DEL "DIA DE NIIWS" ORGANIZADO POR LA "PHILIPPINE COLUMBIAN ASSOCIATION". La S1·a. de G. Rustia, asistida de las Srtas. Pacita Hilario, Ruth de Veyra y otras más, que se v1·esentaban por primera vez en sociedad, 1·epartiendo paquetes de 1"egalos a lo"s niños que asistieron a la fiesta.
it DEPORTES 4 El Gobernador General con ex-campe'ón de Filipinas Barredo y los hermanos A ragón, después del partido de "Tennis", que formando pa'reja con el primero jugó contra los segundos en las canchas de Malacañang, demostrando un dominio de la raqueta. Kid Johnson y Lew Pasion en la noche de su pelea por el campeonato de "peso pluma.'' en el "Olimpic Stadiirni", que ganó el primero, con sorpresa del "respetable público" que acudió a ver la contienda, ciñéndose la consiguiente coronitti a fuer;,a de descomunales trompazos. {Folo T. V. T.) Al igual que su padre, la Srta. Alice Davis ha demostrado se1· también una excelente "bilortista" en el primer partido que jugó en Malacañang. En la fotografía (de izquierda a derecha) Srta. Alita Davis, Sr. Stoner, Srta. Alicia Davis y Si·. A/feld.
l. Caprichoso vestido de crespón de china color "beige" claro, cuya falda va adornada en los costados con plisados, y una corbata, también plisada, en la blusa. 2. Elegante traje de crespón "georgette" rojo, con la falda acampanada, más larga por detrás, y formando hondas. 3. Bonito vestido de muselina estampada sobre fondo blanco con la falda acampanada por delante, y adornado con dos bandas de tisu, entrecruzadas en el cuerpo. 5. Atractivo sombrero de paja fina, adornado con crespón de china de color contrastado. 4. Delicioso sombrero de paja, de modelo francés, adornado con flores y con el interior del ala forrado del mismo color.
Humoristico ESCENAS DE MANILA Por DON GALAOR En el tranvía de Santa Ana, lleno de gente dominguera. manaba un olorcillo 11municipal y espeso" capaz de alimentar de gases al Buró de Ciencias. Los viajeros en plena y sudorosa digestión ascendian al exacto número a que autorizan las ordenanzas municipales. Las plataformas, como indica su nombre servían de plato para el degu!>te de las que ofrecían las señoras. El cobrador ganaba el sueldo en el viaje. Mejor dicho, estaba muy expuesto a perderlo, porque ¿habrá algún monedero falso cumplidor de su deber, que no utilice ocasión tan propicia para colocar su mercancía? ... Después de unos minutos de travesía, surgió el primer incidente: Una señora tres cestas y cuatro niños, que no asrendían a corflpletar el billete, intentaron apearse; se armó el consiguiente lío y la escena se desarrolló así : -La Ermita Mi niño Permita Me ciño. Protestas Ayuda Las cestas Se suda. Y otras frases más, todas en verso, que no reproducimos por falta de espacio. -Me gustas más, que el mongo con hielo ... La "vodevilista" aparenfemente se asustó. Y no era para menos; aquel pollo cuadriculado y de franela, tenía para elJa una sonrisa tan canibal, que parecía como si ya hubiera comenzado a usar de sus derechos conyugales. -Haga usted el favor de retirarse. -Tan pronto comienzas a darme celos, vid·a mía? ... Los viajeros próximos soitaron la carcajada. La madre (?) de la "star", (calibre, el de la madre, del 15), intervino: -Tenga usted un poquísimo más de eso que algunos conocen por educación. -Habla usted con su hija, señora? ... -Déjalo, mamá, está "Híbrido". -Eso. . . Me permitiría demostrarle que no, a las doce de la "nait"? ... -¡Qué calor!. .. - Sf, mucho; deberían utilizar la corriente eléctrica para poner ventiladores. -Y que lo diga usted, (tercia el viajero complaciente); ventiladores o dar sorbete ... -¡Ya lo reo!. . . Como que en Nueva York, me parece que han patentado la idea. -Jesúf!, María y Josep ... -¡ Apo Santo Domingo!... ¿Sorbete?... Y entonces, ¿dónde se podría lavar tantísimo vaso? ... -Señora: cada pasajero llevaría el suyo. Y la viajera queda s.nonildada ante la previsión de aquel hombre genial . EL SERMON DE LA SERPIENTE Poi· DON GAIFEROS , -Sí, hermanos míos. . . ¡ Sí ! ... (Golpe de secarse el sud'Or. Descanso. Tos: P)::pectoración consiguiente: el pañuelo. Tirón de las mangas del amito) . -Sí. Aquella serpiente no era una boa ni un áspid, ni una culebra andaluza ni una alegre serpiente de cascabel, ni una sil van te vívora ... No. Aquella serpiente e1·a la que tentó a nuestros primeros padres- la que escondida entre las ramas del árbol de la ciencia llamó a Eva ... (Entre los fieles circula la interrogación de "qué" la llamo) . . . . llamó a Eva, para que se acercara. Oh hermanos míos! ... la serpiente es astuta y el Corazón femenino de aquellos tiempoS, poseía una ingenuidad tan grande, que con acierto ·la califica un Santo Padre de paradisiaca. La serpiente era bella. como la luz del trópico en las hojas de Jos árboles; fina como el dibujo que la marea figura en Ja· playa; ell"gante, corno un señor Obispo. Larga... Como la espera 14al pintar" el estremo de una carta cuando al polcer se persigue la liga de una escalera de color; o mejor dicho: como la liga que se percibe al pié de la escalera o más exacto : como la escalera de. J acob '. 1 La serpiente tenía doscientos metros d"e cola .•. (En este momento solemne, el auditorio, se sonríe). ¿Doscientos dije? ... Hay opiniones: en el li· bro de Ruth se lee que eran unos -ciento cincuenta y en el de Judit no se ·precisa exactameOte su longitud. Pero la cola de ~a serpiente, era longa y tentadora, como la "longa-niza", de la que la Ciudad de la Coi;ta Azul tomó su nombre en tiempos de los romanos ... (Rumores de admiración que se corresponden en el acto). Hornine8 et animalibus colonun fug¡j,t quid serpcntis. . . Palabras que además de ser verdad, molestan a la policía y que se leen en la tercera pa1·te de una oración fúnebre de Bossuet. Hermanos: Eva, ha sido tentada; el tiento, mejor dicho la tentación le agrada. Los ojos de la serpi:mte la fascinan porque las serpientes usan el "rimel". Adán eflitá lejos .. . ¿Se abandonará al enemigo malo? .. . ¡Oh!... !Sf!... Ha caído ... Se1·pentis fngit apud manjaris arbolis "escienoie" manduratibus femfr1e. Nos perdimos ..• ¡ Si ! Nos hemos perdido ... (El órgano, compasivo, preludia). UNA MALA PARTIDA Por DoN FRIOLERA Este "tao" desarrapl\do y sudo1·oso, moreno y sombrío magro en chichas y de andares solemnes como galgo sin caza ha realizado una operación de compra-venta. Su menguada cosecha es en la carreta como una brizna seca y despreciable arrancada del hermoso campo filipino y el andar pausado y pensante del carabao como un remedo del péndulo invisible que sincroniza su vida. El sol castiga¡ seca y crugiente la hierba del mal trazado camino, tiene el color terroso de la hmgosta saltarina que huye al paso de la carreta. Una banda de pájaros torcaces, en amplio círculo, dibujan en la altura los linderos del bosque y del río. Trabajosamente sin fuerza ni prisa el humo humilde de ,la choza de caña escala el espacio y unas vacas sestean junto al estero, donde el alto puente de madera es un recuerdo de prudencia para los tiempos de lluvia. El "tao" rumía las cláusulas de su contrato: -"Setenta pesos ... una lata de petróleo ... un litro de vino ... una barra de jabón... ¿Medio saco?... Sí; una barra de jabón y medio saco de sal. .. " Sonríe. Su rostro hizo un esfuerzo Í>ara conseguirlo¡ falta de costumbre, quizá. La vida es dura y agria; bajo el sol que calcina y la lluvia que encharca, ni el verano es alegre ni el invierno cordial. -"Si;!tenta pesos... Y luego dicen que no lo paga el chino! .•. " Y creyéndose tal vez opulento pisa una cañavara de la carreta en marcha y se sienta a fal· deras sobre el crespo lomo del carabao. "Si. La partida de Diosdado Barangayan. Setenta pesos una lata de petróleo, un litro de vino, una barra de jabón ... ¡Sí! Una barra de jabón y medio saco de sal." Dcsuncid·a la bestia, se procede a la descarga. No es malo apo. Mi partida, es la mejor de la vega de "la otra banda". Está comprada diez pesos más cara que la de ... ¿Cómo? ... Ten compasión del lo.laki, señor.:. No. No. Son, setenta pesos y una lata ... ¿Cómo? ... ¿Un rebajo? ... No puedo, señor, Mi tabaco ·es la mejor partida de la otra banda ... Se hace un triste silencio; huyó la sonrisa de aquel momento feliz del camino; ahora ofrecen cuarenta pesos. . . y habrá que ahorrar durante todo un año "sacafuegos" y sal. No habrá luz entre las cañas en los días sombríos de otoño, ni un día solo en el año podrá alternarse "la mascada" con "vino", cuando en el suelo de cañas
EmBflJflDORES ESPlRl Un excelso poeta, dos insignes novelistas ~n ilustre filósofo y polígrafo, un distinguido orador ·poeta, mago inimitable de la palabra, y dos heróicos aviadores, he aquf los espléndidos embajadores espirituales que nuestra vieja Madre España nos ha enviado ha111ta hoy en una-cruzada de paz y de cultura, para afirmar y ampliar la obra de reconqvista emprendida por hombres de huerta voluntad y cifrada toda ella en el amor más puro y desinteresado; Don Salvador Rueda y Santos, el primero de ellos, llegó a Filipin'as en el mes de septiembre de 1916, para cumplir la nobilísima misión que, por Real Orden Je encomendara el Go-' bierno de nuestra antigua Metrópoli, y que no tenía otro fin y otra mira, según anunció, que ºel cambio de las mas puras ideas artísticas y la desinteresada comunión del Idioma". Hoy el eg1·egfo.p-oeta·dese8.nsa en una aldea· de'·'Málá.ga, casi cegados sus· ojos, que ta:nto' buscaron y se .-recrearon en la belleza, para cantarla . y exaltarla comO el. solo ha sabido hacerlo· .. · .. Viño después, en.· ei:iero de 1924~ don Vicente BlasCo Ibañez, dej!J,ndo de su b:teVe paso por Mani18." una estela luminosa D. SALVADOR RUEDA y Un recuerdo· inborrable, para los que tuviÍnos la ·fortuna de escucharle, de su cálida y arrebatadora palabra. La Muerte le arrebat.ó-a su Patria,· cuando aún prometía darle más días de glo.ria. De un eminente critico y literato español, son_ estas palabi:as: "Mover hacia su obra literaria muchedumbres de lectores interesa mejor a la eficacia, siempre actU:ali de ella, que no lanzar irUpos enrolados sin conciencia propia a 'desvirtqarla con la incapacidad de comprenderle.-Equival~ esto último a entregarle indefenso el juicio futuro a los adversarios de otra índole, a los adversarios de la lucha literaria, colmada de turbios rencores, de cobardes emboscadas, de envidiosas impaciencias arrivistas. Se impide entonces ver a Blasco lbañez como es en realidad y so:amente. Nada menos y nada más que el maestro de la novela española en lo que va de siglo". D. VICENTE BLASCQ IBA~EZ Ocho meses después recibimos- la visita _del tercer embajador español, sabio catedrático e ilUStre ¡)0Ugraf0, don Adolfo Bonilla San Martín, -que en su corta estancia entre nosotros nos hizo el magnífico regalo de una m&gistral conferencia que dió en el Campo de la Universidad de Filipinas sobre la Literatura Española. La Muerte cegó tambié:ii prematuramente la vida de este sabio, c~yos méritos sobresalientes como filó·sofo y literato Son adinirados y reconocidos en España y en el Extranj~ro. · ·En 1925, don FederiCo García Sanchiz, cu8.rto embajador espiritual de España, nos extasió y subyugó con sus maravillosas charlas líricas. Este distir:iguido literato, que acaba de publicar un bello libro, corno. suyo, titulado "El viaje a España"· ha dado recientemente una serie de inimitables charlas líricas, -apropósito de las ctia!es dice una importante revista española: "No tiene hciY la elocuencia española paleta más rica ni más cálida que Ja de García Sanchiz, poeta sobre todo, con imaginación demasiado viva para ajustar su verbo al ritmo del verso; pero poeta siempre que sabe dar a sus frases inusitados ritmos de expresión y, sobre tod~, ritmos prodigiosos de ideas". .. L . 1 · .. ·· .. ·······.· ··· .. " . . . . \ ',.. \ ,/ - ___ •. ; " D. ADOLFO BONILLA SAN MARTl!'li TUflLES ESPfl"f;/OLES Después de ~l, llegaron a Filipinas en un vuelo portentoso los gigantes de la aviación española, Loriga y Gallarza. ¡Qué recuerdos tienen para nosotros, los filipinos, estos dos nombres glori<~sos ! ¡Cómo, al pronunciarlos, volvemos a sentir la emoción y el entusiasmo indiscriptibles que embargat'on nuestro ánimo al verlos llegar, seguros y tranquilos! Uno de ellos, Loriga, inmoló su vidá, no mucho después al probar una avioneta en el A~ródromo de Cuatro Vientos, el mismo de donde partieÍ-a para traernos, por Ja ruta del aire, el men,c;aje de amor de su _Patria! Gallarza a~aba de intentar, con otras dos glorias de la aviación española t.an grandes como él, Franco y Ruiz de Alda, un vue~o de España a Nueva York, a través del Atlántico. Y durante Varios dias, sentimos oprimido el corazop por la angustia y la incertitumb r e , hasta que el cable nos trajo _ la huella nueva: El, con sus compañeros, se hallaban sano!'l y salvos, con la serena tranquilidad de los héroes, en su avión y dimos gracias a Dios. Y por último hacia el mes de octubre del año de D. FEDERICO c. SANCHIZ 1926, nos honró con su visita el séptimo embajador espiritual eíJpañol, don Luis de Oteyza, admirable D. LUIS DE OTEYZA D. JOAQUIN I.ORIGA D. EDUARDO GALLARZA novelista y uno de los primeros_ périodiStas de España, que ha obtenido un éxito rotundo y sin precedentes con su novela ºEl diablo blanco", que a los tres rrieses esCaso's de su salida, ya está en la segunda edición. Ocupándose de esa novela una revista española comenta: "Ahora aquel Diablo Blanco, de nuestro vario y agilísimo Oteyza, consigue fuera de España, una difusión realmente desusada en nuestra vida literaria. Esta siendo traducido a nueve idiomas. He aquí los distintos traductores: Al francés, Rellene Williams; al inglés, Roy 'l'emple: al aleman, Felix Bereau Al sueco, Martín Oberg; al portugues, Novais Teixeira; al húngaro, Bernard B. Balogu; al holandés, Martín van Raalte; al italiano, G. Solari-Bozzi, y al yugoeslavo, K3:1mi Baruh.-Además, El diablo blanco será adaptado a la escena por Luis Linares Becerra, y al cineamtografo, por una poderosa Empresa norteamericana." ¿Cómo podrá corresponder Filipinas al regio presente que le ha hecho . España enviándole tan magníficos embajadores espirituales?. De una sola manera: cuidando con cariño y celo siempre renovados para que. no muera jamás, la hermosa planta de su agradecimiento a quien todo lo debe. UN FILIPINO. El Exmo. e Ilmo. Sr. Arzobispo de Manila, Mons. O'Dohm·ty, hablando pm· 1"adio desde la Estación KZRM de la "Radio Manila" sobre la imp01·tancfo que para la fe católica ha de tener el Congreso Euca1-ístico que se proyecta celebrar en Manila en diciembre próximo. (Abajo) Aspecto que ofrecía el Salón de Marmol del antiguo Ayuntamiento de Manila, en la noche de la velada necrológica en 11temoria del inolvidable Maestro del periodismo en Filipinas, Don José Ma. Romero Salas, ocupando el estrado Da. Rosa Sevilla de Alvero, Directora del Instituto de Mujeres, el Representante don Manuel Briones, el Subsecretario de Hacienda, don Guillermo Gómez y los Sres. Jesús Balmori, José R. Teotico, Alberto Campos e Isidoro Armadá.
UIEN haya leído las novelas de Blasco Ibañez con toda seguridad que alguno de los tipos que nos describe o en conjunto todos o uno de sus drama!=I, se le habrán quedado ahincadamente en la memoria, bien por su colorido o por su sensibilidad artística: don que tienen los privilegiados de las musas para defenirnos los sentimientos humanos pasados por el tamiz de su temperamento. Así, pues, su novela, con cuyo título encabezamos estas líneas, guarda para nosotros el privilegio de tenerla más cerca y sentirla con mayor calor que cualquiera otra, puesto que sus recuerdos nos son tan familiares por haber convivido con aquel ambiente, pasando algunas de las vicisitudes qUe se narran y aun conociendo ciertos tipos que nos presenta. Alcira, la Algecira en árabe o sea la isla, la c:iudad tan moruna, convertida al crfltianismo por Jaime 1 de Aragón, llamada la perla del Jucar, tenía derecho, por su prosapia y dones naturales, a ser cantada en la época contemporá~ea por un gi·an artista, que por nacer en su 1·egión supiera mejor sus secretos. Y ante ella se presentó Blasco, sacando al campo de la literatura en 1900 sus bellezas naturales, sus costumbres y hasta sus desgracias. Bien recordamos. aunque éramos muy jóvenes, la visita a dicha ciudad por ese literato y político, que al mismo tiempo que se documentaba, daba expansión a su propaganda ideológica, que hacía con gestos viriles y denc¡>dados, propios de su agi~ada juventud. Aquella entrada que particularmente sus partidarios le hicieron, parece que está reflejada al principio de dicha novela con el supuesto recibímiento hecho al protagonista de la misma, el cacique Rafael, por sus paisanos, salvo que en ' vez de marcha real hubo para el quefe rePñblicano Blasco, marsellei;:.a; y aun el mismo tipo que pinta de éste, es un fiel reflejo de su misma persona en aquella época: talmente un árabe con su barba y melena negra y su expresión selvática, que inducía a la acción. Su tipo requería turbante y alquicel. ¡Cómo recordamos su entrada! Al verlo pasar por el camino de la estación rodeado de sus entusiastas, en nuesrto pensamiento de adolescente nos lamentábamos así: ¡Qué lástima que sea malo (hereje) como dicen, hombre tan arrogante! Acertado estuvo éste al escoger para lugar de la sensual protagonista de su novela, Leonora, estos campos llenos de fragancias y frutos, de luz y alegría. Para nid'o amoroso, para sentir y gozar la vida material, que era ei propósito narrativo del novelista. qué mejor que esos bosques de naranjos, cuya primavera es una embriagu"ez de los sentidos, un deliquio de la naturaleza que revive exhuberante, feráz, haciendo de este campo un edén y cuyo paisaje es de lo más grato? ... Veámoslo desde la Montañeta de San Salvador eón las mismas palabras de Blasco. tan exactas y reales, Que nos parece • estarlo contemplando como otras veces: "Al llegar R'afael a la plazoleta de la ermita descansó de la asecensión, tendiéndose en el banco de mampostería que formaba una gran media luna ante el santuario". (Más de una vez lo hemos hecho también nosotros, siendo jóvenes. Estaba enjalbegado con cal) . 14 Reinaba allí et silencio de las alturas. Los ruídos de abajo, todos los rumores de vida y labor incesante de la inmensa llanura, llegaban arrollados y aplastados _Por el viento, cual el susurro de un lejano oleaje. Entre la apretada fila de chumberas que se extendía detrás del banco revoloteaban los insectos, brillando al sol como botones de oro, llenando el profundo silencio con su zumbido. Unas gallinas-las del ermitaño-picoteaban en un extremo de la plazpleta, cloqueando y moviendo rudamente sus plumas." "Rafael se abismaba en la contemplación del hermoso panorama. Con razón le llamaban paraiso sus antiguos dueños, aquellos moros cuyos abuelos, salidos de los mágicos jardines de Bagdad y acostumbrados a los esplendores de Las mil y ima noches, se extasiaron, sin embar~, al v~r por primera vez la tierra valenciana." 1 "En el inmenso valle, los naranjales como un oleaje aterciopelado; las cercas y vallados, de vegetación menos obscura, cortando la tierra carmesí en geométricas formas; los grupos de palmeras agitando sus surtidores de plumas. como chorros de hojas que quisieran tocar el cielo, cayendo después con lánguido desmayo¡ (villas) azules y de color de rosa entre macizos de jardinería; blancas alquerías casi ocultas tras el verde bullón de un bosquecillo; las altas chimeneas de las máquinas de riego, amarillentas como cirios con la punta chamuscada; Alcira, con sus casas apiñadas en la isla y desbordándose en la orilla opuesta, toda ella de un color mate de hueso, acribillada de ventanitas, como roida por una viruela de negros agujeros. Más allá, Carcagene, la ciudad rival, envuelta en el cinturón de sus frondosos huertos¡ por la parte del mar, las montañas angulosas esquinadas, con aristas que de lejos semejan los fantásticos castillos imaginados por Doré; y en el extremo opuesto, los pueblos de la Ribera alta flotando en los lagos de esmeralda de sus huertos, las lejanas montañas de un tono violeta, y el sol que comenzaba a descender como un erizo de oro, resbaland'O entre las gasas formadas por la evaporación del incesante riego." "Rafael, incorporándose, veía por detrás de la ermita toda la Ribera baja; la exensión de arrozales bajo la inundación artificial; ricas ciudades Sueca y Cullera, asomando ~u blanco caserío sobre aquellas fecundas lagunas que recordaban lo~ paisajes de la India; más allá la Albufera, el inmenso lago, como una faja de estaño hirviendo bajo el sol; Valencia, cual un lejano soplo de polvo, marcándose a ras del suelo sobre la sierra azul y esfumada; y en el fondo, sirviendo de límite a esa apoteosis de luz y color, el Mediterráneo, el golfo azul y temblón, guardado por el cabo de San Antonio y las montañas de Sagunto y Almenara, que cortaban el horizonte con sus negras gibas como enormes cetáceos." "Mirando Rafael en una hondonada las torres del ruinoso convento de la Murta, casi ocultas entre los pinares, evoc.aba la tragedia de la Reconquista; lamentaba la suerte de aquellos gue· neros, agricultores, cuyos blancos alquiceles aún parecían flotar entre los naranjos, los mágicos árboles d-e los paraísos de Asia." "Era un cariño atávico. La herencia mora que llevaba en su carácter melancólico y soñador le hacía lamentar--contrariando sus creencias religiosas-la triste suerte de los . creadores de aquel edén." Qué exactitud en la descripción de este paraje valenciano, a la par que bello, de una ininensa riqueza productiva, cuyo fruto dorado inunda los mercados de toda Europa; pues por término ntédio desde noviembre a junio salen de sus campos unos cien vagones diarios de naranja, cuyo valor es de muchos millones de pesetas. Riqueza que a veces se esfuma ante algún contratiempo, mayormente por las heladas, no tanto por las immdaciones del Jucar, que actualmente ya no ofrecen grande peligro. Tiene Blasco para narrar estos percances locales, pinceladas de grandísimo acierto, como el de Ja inundación; aunque un tanto recargado, con aquello de la salida procesional del patrón de Alcira San Bernardo y sus Hermanas María y Gracia (moros de nacimiento) "para sosegar las aguas viniendo a hacer irrisorio un acto del pueblo tan sentido y cohmovedor, al tocarlo sin sustraerse de sus creencias. Eso de sacar a San Bernardo con dicho fin, raras veces se hace ahora. Digo, francamente. que no he visto esta ceremonia, y eso que de pequeño he presenciado muchas riadas y muy importantes, con su consiguiente inundación¡ ríadas, que en verdad, según el novelista, eran para nosotros los pequeños, como para los mayores que no tenían nada que perder, de mucho esparcimiento. También está recargado algún tipo de la novela más o menos copiado del original. Don Ramón, el cacique, padre de Rafael, tan obsceno y sinvergüenza no existe ni· ha existido en u·na ciudad como Alcira de más de treinta mil almas, ni sus lividinosos hechos entrando por el cercado ageno hubieran pod"ido ocultarse sin una venganza a pesar de su poder político; pues no había de haber olvidado el cuentista ese mismo atavismo morisco que en sus ciudadanos pone, tan propensos a la venganza. De Rafael, tal vez se inspirara y nada más en una persona que nos toca de cerca, hijo de un prominente político local y en aquella época todo un guapo mozo. El tipo de Cupido el barbero, ese sí qué es arrancado del natural y el más definido de la novela históricamente, siendo como nos lo presenta, aun con su nombre. No era barbero, sir.o sastre, de no malas manos, pero trabajaba cuando a él Je parecíía. Usaba como nos dice, patiUas, y el pelo cortado a rape, vistiendo con descuido y desorden, más por apatía que por nececesidad. Verdaderamente tenía sus excentri. cidades; por ejemplo llevaba a lo mejor en los bolsillos peladillas, que iba comiéndoselas por la calle, y era despreocupado en creencias. Una vez salióle parte del segundo premio de la lotería de Navidad, lo que no obstó para que siguiera siendo el mismo en todo. La ciudad· murada que nos pinta, asiento de la .~ntigua población árabe, está rodeada por el río, el cual se bifurca, viniendo ambos ramales a unirse a poco trecho de donde se separan, dándole a !a ciudad la forma alongada de una pera. Pero d~nde respira su población con plazas y calles espaciosas es en el arrabal, acuyo extremo está la Monta->ieta con su ~rmita, que nos describe Blasco admirablemene. así como a sus ermitaños y lo concerniente a sus servcios sobre el culto. Hoy se está edificando una nueva ermita. Justo es decir, que en todo, el novelista enfoca el color local tan a ojo certero, que hasta en muchos detalles, que para otros pasarían desapercibidos de no haberse criado allí mismo, los ha tomado tan exactos, que admira su sagacidad. ¡Y cómo ha progresado Alcira desde la fecha de la novela! Hoy es una ciudad muy rica y de muchísimo movimiento comercial, como hemos dicho. poseyendo cada vez con mayor pujanza sus bellos campos, y estando orgullosa de sus hermosas mujeres, que si han sido cantados ambos por uno de sus a1·tistas contemporáneos de fama mundial, otro anterior y entre los siglos XI al XII, e hijo de este mismo lugar (personaje tan tristemente olvidado por sus paisanos), tomando sus campos como un edén supo expresar sus sentimientos de tal forma, que aun sus versQs frescos y lozanos resuenan entre sus hermanos de religión por el Cairo Fez y otros lugares muslimes, dedicados al amor, a la naturaleza y a la mujer valenciana, a veces con bastante libertad de expresión; y este poeta es Ben Jafacha. el ,anacreonte árabe, del cual copiamos, traducida, esta POESIA AMOROSA "Euvuelta en el denso velo De la tenebrosa noche, Vino en sueños a buscarme La gacela de los bosques. Vi el rubor que en sus mejillás l;eleste púrpura pone, Be~é sus negros cabellos, Que por la espalda descoge Y el vino aromoso y puro De ·nuestros dulces amores Corno en limpio intacto caliz, Bebí en sus labios entonces. La sombra rápida huyendó, En el Occidente hundiósc, Y con túnica flotante, Cercada de resplandores Sa~ió la risueña aurora A dar gozo y luz al orbe_ En perlas vertió el rocio Que de las sedientas flores El lindo seno entréabierto Ansiosamente recoge. Rosas y jazmines daban En pago ricos olores. Mas para ti y para mi, ¡Oh gacela de los montes! ¿Qué más rocío que el Uanto Que de nuestros ojos corre?" Francisco Red al Suñer.
(f ESPAnA En EL DEPORTE Dejando a un lado nuestros Bocadillos Deportivos, haremos, en honor del Día Español, al cual esta dedicado el presente númerO extraordinario de EXCELSIOR, una breve reseña del deporte en España en la actualidad. El culto al vigor y agilidad físicos data de la mas remota antiguedad, y tuvo el momento de su Tnayor culminación en las famosas Olimpiadas ~iegas, de la que son una derivación las actuales, y que constituialt una verdadera fiesta de consag1:ación nacional 'de sus atletas, que sirvieron, segun dicen, de modelo a sus inmortales escultores para tallar las estatuas que aun hoy causan una prfounda admiración por la pureza y perfección de sus lineas. Desde entonces, todos o casi todos los pueblos del mundo civilizado han pracicado, con mayor o menor asiduidad, sus juegos propios y peculiares; preo puede decine, sin aventurarse demasiado en la afirmación, que sólo desde hace poco más de media centuria, el deporte se conoce tal y c~mo es hoy y se practica sujetandolo a las normas que lo han convertido, de un ejercicio rudo y pri· mitivo, donde el factor principal fuera la fuerza, en uno sabiamente metódico y racional en que, a más del vigor y de la agilidad necesarios, entran en juego y tienen un papel muy importante, la inteligencia, la sagacidad y la astucia; factores todos que constituyen lo que se ha dado en llamar la ciencia. del deporte. Los pueblos anglosajones son los que por inclinación natural, temperamento, costumbres y educación, se han dedicado con mayor empeño y persistencia al ejercicio de todos los deportes conocidos, hasta el extremo de que por esta circunstancia se erigieron en lo que podria llamarse la "aristocracia" del deporte, que parecía ser de ellos exclusivo patrimonio. Pero poco a poco, otros pueblos del viejo y del nuevo mundo, se aficionaron al deporte y comenzaron a prl;lcticarlo en sus distintas manifestaciones. Desde principios del Presente siglo solamente, comenzó a iniciarse España en la vida de los deportes, pues hasta entonces no les había concedido toda la importancia que en realidad tienen para la salud, y fuera de la pelota vasca y de algún otro juego de fuerza y habilidad, todo el interes nacional estaba concentrado en los toros. Pero el incipiente deporte nacional fué gradual y paulatinamente desarrollándose y cobrando una vida lozana y pujante, hecho que tiene quizá su posible justificación en los triunfos resonantes obtenidos por el "football" español, que despertaron el interes y el entusiasmo de mis compatriotas, hasta el grado que es hoy el deporte que ·mas se practica en España y que rivaliza con las toros, y aun amenaza matarlos, como hay muchos que ya lo afirman¡ pudiendo deCirse, por tanto, haciendo una afirmación que a algunos parecerá peregrina~ que ha sido la llave maestra que ha abierto las puertas de España al deporte mundial. Y en unos cuantos años el deporte español ha dS:do un salto enorme y se ha colocado, en algunos deportes, casi sin e!!fuerzo ni transición aparente, a la altura de los pueblos mas renombrados como excelentes deportistas. El prologuito nos ha ~alido un poco mas largo de la cuenta y hacemos ~n él punto final. Ahora echemos una r,ápida ojead~ sobre el estado actual del deporte español, tan ple.no de prometedoras y legítimas esperanzas. FOOT-BALL.-No cabe duda de que este ha;sido el deporte que más ha cuajado en España, to· mando la afición el suficiente incremento p~ra poner en peligro, como decimos, las clásicas corridas de toros. La'' ·ejecutoria de nuestros equipos, tanto regionales como nacionales, ha sido tan estupenda dur~nte la última dkada, que desde que empezaron los partidos llamados internacionales en los que toman parte los equipos mú famosos de Europa, España no ha perdido ni un juego, siendo solamente Italia la que ha conseguido dos empates. Bien ea verdad que en las tres últimas. Olimpiadas, España no ha CODReguido el campeón'ato mundial, aunque en la primera llegó a la final, que perdió por una hallagaza de mala ley del equipo belga, como todo 61 mundo sabe; en la segunda perdió en la semifinal por un 11goal" que metió por desgracia -en nuestra propia· porteria el zaguero Vallana, y en la tercera, cOmetió la quijotada de enviar un equipo de verdaderos "amateurs", que tuvieron qu"e luchar con profesionales, a mú de e8tar maltrechos, por pertenecer casi todos al Real Irun, que habla jugado dos 'l"'P"te• con el Barcelona por el campeonato de ·España. Estas derrotas de España, han quedado mas que pagadas con sus victorias despuú sobre Bélgica, a cuya iielección ha derrotado repetidas veces, sobre Uruguay, cuyo equipo olímpico estuvo después en España y fué baqueteado, no ya por ninguna selección, sino Por equipos regionales como el Celta de Vigo, el Atletic de Bilbao, el Real Madrid y el Barcelona, 'march6ndoae deepuéa a su patria con el rabo entre piernas. Por si esto fueTa poCo, ·España ha vencido 11ltimamente a una selección de profesionales ingleses y en Barcelona, una selección catalana, ha vencido con gran diferencia a los ganadores de la Copa de Inglaterra, equipo profesional llamado el "Bolton \Vanderers". ¡Se quieff mayor prueba de que España ocupa hoy el primer puesto en el football mundial! BOXEO~En este deporte también los españoles han alcanzado una altura enorme, ya qu~ cuentan con· pugiles profeaionales, que han figurado en puestos bastante altos, en la lista de los diez mejores que anualmente dan a la publicidad los grandes críticos americanos. Uzcudum, Hilario Martlnez, Ignacio Ara, José Martínez y otros dos cuyos nombres no recordamos y que han conseguido rotundas victorias en América 10bre pugi es de renombre, son la mejor prueba de lo que -ha subido Espafta. en este deporte. TENNIS.-Después de la retirada de los hermanos Alonso, cuya actuación en América, sobre todo la de Manolo, que tiene registradas victorias sobre el mismo 'Ililden, fué brillnnte, este eiJpectacular. deporte ha decaído bastante en . Espail.a, · ya que loe actuales jugadores espafioles, no se atreven a presentarse en la cl6sica Copa Davis, probablemente para no hacer el ricHculo. Solamente nuestra gentil Lily de Alvarez, que tiene jugados varias finales en los campe<>natos .internacionales de Wimbledon con ia invencible Helen Wills, es la que· mantiene el nombre de España en el campo mundial de tennis. HOCKEY ~Este es otro de los deportes en el que España está demostrando su valia, prometiendo presentar en la siguiente Olimipiada un equipo que dará mooho que hacer. En los últimos partidos que una selección catalana ha jugado en Francia, Bélgica e Italia, hemos demostrado lo que ya ..; juega en Espalla el hockey, trayendo consigo a los patrios lares muchas más victorias que. derrotas. CARRERAS PEDESTRES~Este es un deporte un tanto olvidado, ya ·que hasta ahora nuestros m~orea atletas no han eonsegllido ninguna resonante victoria en las últimas Olimpiadas, aun euando en carreras de grandes distancias, que es lo que m6s se practica en España, muy pronto podremos presentar muy buenos corredotea, que también darán lo suyo en la· próxima Olimpiada. DEPORTE HIPICO.-En este deporte, España ha demostrado siempre estar a la altura de cualquier nación, habiendo BUS mejores caballistas ganado primeros premios en concursos hipicos internacionales, además de Quedar siempre en buenos puestos en la rnayorfa de los concursos. En a 11.tiM ma Olimpiada,_ España se llevó no menos de dos primeros p~mios en saltos de altura, apesar de haber presentado un pequeño número de concursantes. En natación, rugby, baseball y otros deportes de menor importancia, Eapaña no ha demostrado hasta ahora el menor interés, aun eua.ndo en· el primero d'e dichos deportes, tenemos entendido. que también hay excelente material, el cual probablemente debutará en la próxima Olimpiada. Este es, en conciso resumen, el espléndido panorama que ofrece al presente el deporte en España, y con vista de loa elocuente:ii hechos que anteceden, no hay otro remedio· qµe reconocer que nuestra Patria cuenta hoy con valorea indiscutibles que conquistarán para· e.la los mayores lauros, haciéndole afrmarse más y más en el ya encumbrado puesto que ocupa en el mundo del deporte internacional. MAMPORRO
--+/ -! , / I --L I j / El mozo en la guitarra hace un punteo subrayado eh~cuente en el bordón que es presagio gentil, du lce deseo de la voz andaluza que en jorgueo llorara la canción. Y la mujer más guapa del cortijo, casta, fresca, limpísima y sabrosa como el agua que duerme en el botijo aprisionada en soledad umbrosa, canta por carceleras loR desvíos de una hembra adusta, en amorosa queja: vieja historia de amor y desafíos que templa nervios y aquilata bríos para amar y morir junto a la reja. Por una mujer traidora que me enamora me llevan preso. Adios Sevilla querida pierdo la vida sin darla un beso. Desde la guerra cumplido volví dos veces herido:, por una bala y gor ella. De noche llegué a Sevilla quC g-uarda la ma1·avlla motivo de mi qut>rel la. l"uí a su reja :presuroso en mi nervioso caba llo moro y otro caballo allí había que me decía . ¡Lo que la adoro! Adios Sevilla querida pierdo la vida voy a la muerte. upor unos ojitos negros negros. · negritos como mi suerte". EPICURO POLTKA.
Por JOSÉ G. REYES El idióma castellano es rico y i:;onoro, dulce y hermoso r1exi~le y melodioso. Es música para el oído y miel pltra los labios. Expresa mejor que ningún otro idioma los diversos sentimientos del alma. Tiene rugidos de león y quejidos de tórtola enamorada ... Es el idioma d-e. Ios ángeles gue ~ace doblemente simpática ~y: atr~yente a la mujer. de cualqujera nacionalid.ad; 9ue- lo_ habla ·corree~~~!': te y· con perfección. . Imprime un Rello de distinción y elegán_cia "stii generi.tl' a quien. lo doinina y· _h;_ bla con fluü;lez armóniosa. Es:. un idioma universal, muy hablado en los países civilizados del mundo. En ·Nueva York, que puede considerarse como 18. nueva capital del mundo no se considera culta a una persona si no posee bien el inglés y el castellano. Allí los policías están igualmente obli2adó8 a aprender y hablar el castellano. En las grandes universidades de América está declarado el castellano como una asignatul'a obligatoria. Los comerciantes consideran muy importante y. de. necesidad la posesión de este idioma para el -éxito en los negocios. -En "Filipinas se halla muy extendido y arraigad'o aon, no obstante el cambio de soberanía. Es e] lenguaje más usado y que más predomina actualme.nt~, entre-1.Qs de la· aristocracia y alta. ·sociedad. Algunos tratan· de-: niataÍ' este··-td'ioma en···e1 país; perO, como el A.Ye ·f!'enix de ia_ leyenda re .. surge y sobrevive, y ~e habla ,y se esCri~ :~9iY día, más y mejor, que en tiempos det ·gobi~PrtO españ~l. -Un ocurrente .ha dich~.L ~'E~ FiJ.ipíiui.s se_ come )loy día con el inglés; pe!o con el espa~, se come Y Be ama.." Se ~a. visto que los. comerciantes· y profesiQTiiles de aquí, que Jo poseen, son. Jos ; que get)61''f!f mente· llegan a _abrirse p~so y ·triun:f'.a?'. Rita!· fué un· pÓlíglota; pe.ro ·ptethjó· escribir en castellano 811 ·''~ oli Me Tarigeie!'· y "El Fili!>usterismo"j cóDsider.aPos puf. loS, .... filtllineir c~ge el sublime Evangelio de la Raza, y su "UltimP Adios"- · Estas·~obte.s'·jrtmft.rtales'del gran a.:Po~1 filipino fueron traducidas a varios idiomas; ~~o es más rico y dá más gusto leerlas en su orígíit&.1, O sea en castellano. Es como el agua fr.e.sea que apaga la sed, y que es más deliciosa cuando se la bebe en la misma fuente o manant¡ál "lie donde brota pura, limpia y cristalina. Quien posee el castellano tiene un medio ef~~.z y positivo pa1·a la adquisición de un mayor grado de cultura, pues en castellano se han escrito inumerables obras maestras de grandes escritot:es, literatos y Pl?etas clásicos y mc:>dernos, y prenUp.eiat!o ·. ~agni~icoS d{r¡;cursos de oradores cé1~bres del mundo.
HERMOSURA DE LA RIBERA DEL TAJO Por D. MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA I DMIRADO Tirnbr~o d'e ver la fl-eseura y belleza del claro Tajo por do. caminaba, vuelto a Elicio 9ue al lado le venía, le dijo: no poca maravilla me causa, Elicio, la incomparable -belleza de estas fresCas riberas; y no sin razón, porque quien ha visto com~ yo_ las- espaciosas d~l nomhr;adó· Betis'. y las que visten y adornan· al fa:nlosO Ebro, y al conocido" Pisuerga; ... y en las apartadas tierras, ha p~seado las del ·santo Tíber, y las amenas :del Po, celebrado por la caída d'el atrevi~o mozO, sin dejar de h~ber rodeado las f~e·scuras .d,el apacible Sibeto, grande ocasión había de ser la que ·a ~iravilla me m~_viese ~e yet" otras algunas. No vas tan fuera de camino en lo qu·e <Jices, segón yO creo; discreto Timbrio, respondió Elicio¡ qtte con "ios ojo's no- veas la razóti QU.e~de decfrlo'i.ienes, porque sin duda puedes creer que la amenidad y fresc.ura de l~S· ribera~· de e:ste río hace notoria y conocida ventaja a todas las que has nombrado~ aunque .entf.ase en ellas las del apartado Janto, y del .conocido .Anfriso¡ porque tiene, y ~a ·J:¡_,ch~ cierto la exp~riencia, que casi por de~echa línea, el)cima de la ni&yQr par~ d~ estas riberas se muestra un cielo luciente y claro, que con un largo movi~iento.i.y con vivo ri!spland"Ot, parece qUe c~nvida a regocijo y _gusto al ~O~azóD/~üe ·dJ ~l está más ajenQ. Y si ello es verdad que las estrellas y el sol se mantienen, como algunos dicen, de las aguas de ac8. abajo, creo firmemente qu"e' las ae este, ríO sean en gran parte ocasión de causar la belleza del cielo que le cubre, o creeré que Dios, por la misma razón que mora en los cielos, en esta parte haga lo más de su habitación. La tierra que lo ·abráza vestida de mil verdes ol'Ílamentos, parece que hace fiestas, y se alegra de poseer en sí un don tan raro y agradable, y el dorado río como en cambio, en los abrazos de ella dulcemente entretejiéndo.Se, forma como de industria, mil entradas y salidas, que a cualquiera que las mira llenan el alma de placer maravilloso: de donde nace, que aunque los ojos tornen de nuevo muchas veces a mirarle, no por eso dejan. de hallar en él cOsas·.que le causen nuevo· plac'er y nueva maravilla. Vueive, pues, los ojos, valeroso Timbrio, y mira cuánto adornan sus riberas las muchas aldeas, y ricas caserías, que por ellas se ven fundadas. Y la industria de sus moradores ha hecho tanto, que la naturaleza incOl"porada con el arte, es hecha artífice connatural del arle, y de entrambos a dos se ha hecho una tercia naturaleza, a la cual no sabré dar nombre. De sus cultivados jal'dines, con quien los huertos Hespérides y de Alcinoo pueden callar, de los espesos bosques, de los pacíficos olivos, verdes laureles, y acopados mirtos: de sus abundosos Pastos, alegres vaUes, y vestidos collados, arroyos y fuentes, que e1.1 esta ribera se hallan, no se espere que yo diga más, sino que si en alguna parte de la tierra los campos Elíseos tienen asiento, es sin duda en esta. ¿Qué diré de la industria de las altas ruedas, con cuyo continuo movimiento sacan las aguas del prof~ndo río, y humedecen abundosamente las eras que por largo espacio están apartadas? (Galatea, lib. VI).
Por AnsENIO N. Luz .ARECE ser que los españoles y los hispanistas de Filipinas abrigan la c~encia de que la obra de España en estas islas está tan profundamnete arraigada que por mucho que se Ja socave y por notorios que f~esen fa ~a y el olvido d·e los que están llamados a restaurar las ruinas que van ocasionando en su fábrica el tiempo y la hostilidad ambiente, esa obra perdurará incólume y hasta lozana en el curso de las edades . Fiados en superficiales y engañosas apariencias, los defensores de la cultura hispana en nuestro país juzgan que su deber se reduce tan sólo a celebrar una vez al año, más o menos airosamente, el llamad'o ·Día Español, fiesta que consideran consagratoria de Ja vieja cultura española y a la que atribuyen la virtud de revivir entusiasmos decaídos y de reanimar espíritus de ordinario pesimistas y decrépitos. La realidad nos muestra, empero, que Ja fortaleza espiritual que aquí ha levantado España se está cayend'o a pedazos, y que los contados reductos que quedan-pálido testi~onio de la obra realiEada--están amenazados de inminente y completa ruina. Vencidos y desplazados en todas partes, los hispanistas muestránse reE1ignados con su suerte. Dijérase que les falta hasta el instinto de conservación, pues nada hacen por defender el patrimonio mas preciado de su cultura, el idioma castellano, poderoso instrumento de conservación y de defensa, eslabón histórico que nos une sentimental y moralmente al pasado. Viéndoles inactivos y abatidos, los hispanistas parece que han perdido per .oompleto la fe en su causa y que están resignados a la fatalidad de una inevitable derrota. Es ..pneeiso, por tanto, hablar ~on toda claridad, sin tapujos ni paliativos de ningún género. La literatura periodh:;tica castellana, naturalmente deficiente y transitoria, apenas si consigue mantener los ya medr&dos prestigios del idioma castellano en estas islas. Ni por su calidad, ni por su difusión, cabe esperar algo grande y permanente del periodismo castellano en estas islas, pues su campo de acción se está estrechando visiblemente ante el alud incontenido de la literatura y d-el periodismo ingleses y vernaculares. Y si de la arena militante del periodismo pasamos a la esfera más sosegada de la catédra, también advertimos signos ominosos de decadencia, acaso aun más pronunciados y depresivos. Pase que en las escuelas públicas y en los altos centros docentes oficiales se vea relegado el castellano a último término, pero ¿qué razón válida, podría haber que justifique la proscripción del castellano de colegios y universidades de muy antiguo abolengo y prestigio castellano? N~ duele soltar públicamente el concepto, pero creemos que semejante conducta es, sencillamente, una claudicación, posiblemente algo peor aún; una verdadera deserción de los elementos más llamados a luchar por la permanencia del castellano en estas islas y defender valientemente los altos fu~ros de la cultura hispana en estas latitudes. Sin embargo, trátase de un fenómeno que es facilmente explicable. Viviend·o como vivimos en una época esencialmente oportunista y acomodaticia, el inglés, que tiene en el presente momento más subido valor comer<;ial, tiene que ser necesarialQl.ente preferido por conveniencia e interés persol}ales. Pero si aquí hubiese, por lo menos, una ~Qnciencia colectiva vigilante y dinámica, presta a defender el valor cultural y moral del castellano, habría un movimiento coordinado que sosteng*\ la lucha en favor de este idioma como instrumento ente· ectual que no puede ni debe plegarse enter~mente a conveniencias materialistas e imposiciones de carácter utilitario. Pero por desgracia ni los españoles ni los filipinos hispanistas parecen darse cuenta de que es preciso que se organicen para defender la causa común gravemente amenazada. Es posible que se den cuenta de ello; pero su pasividad y su abulia son tan grandes que ni siquiera intentan una aproximación para entenderse y concertar una acción común. Entregados de lleno a sus propjos problemas y dominados por el egoismo, unos y otros están supeditados a la dolorosa realidad y en vez de acercarse se va ahondando cada vez más el abismo que les separa. Esta suicida actitud es tanto más punible cuanto que no se trata de un problema insoluble, de una causa irremisiblemente perdida. Por el coµtrario, si hubiese firme voluntad de afrontar la situación, acaso se ofreciese un medio relativamente fácil de resolverla. Por d'e pronto, debemos oponer un plan efectivo que ataje la práctica dominación del inglés. Y ya que la táctica ofensiva del adversario se basa principalmente en el valor. comercial de su idioma, es preciso que apuntalemos con algo tangible y utilitario el lazo romántico y cultural que une a España y a Filipinas. El día en que los españoles de Filipinas y los españoles de España se dén cuenta de que el idioma común no sólo debe ser lazo de inteligencia y je simpatía, sino también medio efectivo de cimentar intereses materiales y de promover el intercambio de beneficios -mútuos y acomoden sus planes y subordinen sus esfuerzos a esta realidad, ese día el castellano cobrará un empuje hasta ahora no conocido en nuestro país y tendrá un valor que hoy no lo tiene. ¿POdríamos esperar que esto se realice en plazo no muy remoto? ¿Hay, por ventura, signos premonitores de tan plaµsible suceso? Desgraciadament~. las incoordinadas y modestas iniciativas tendentes a defender el castellano en estas islas que hasta ahora se han lanzado públicamente, delatan falta de entusiasmo y fe en tal empresa. Ese mirlo blanco del hispanismo que se llama Asociación Hispano-Filipina, que ha pretendido cobijarse bajo la égida de españoles e hispanistas, no sólo no ha recibido hasta ahora ningún apoyo ni estímulo que,. valgan la pena, &ino que en el curso de su corta: y poco lozana existencia tiene que luchar a brazo partido no contra algún ~dversario, Sino contra la letal indiferencia de los mismos que están llamados en primer término a patrocinarla. Los españoles de 1''ilipinas prefieren encerrarse en su torr~ de marfil y miran sin interés alguno ,Y aún al pa~­ cer con cierto desvío, los débiles esfuerzos que un reducid-o grupo de filipinos están desplegando por perpetuar el idioma castellano en estas islas y con él el cariño, la gratitud y el vínculo cultural con España. En cuanto a los filipinos que tienen la buena suerte de poseer el castellano, su~' indiferencia es tan punible y tan injustificada como la de los mismos españoles. Porque eón el castellano está vinculado el interés personal de poder utilizar un efectivo instrumento de cultura y, por tanto, de progreso, y el interés Patriótico ~'e perpetuar un idioma que tiene carta de_ naturaleza en nuestro país, que al ponernos en comunic&ció·Ó~· directa con el gran mundo de habla española nos proporciona un arma poderoi:;a para la defensa de nuestros intereses e ideales y hace que podamos expresar nuestros sentimeintos y nuestt,as ideas, sin trabas. ni imposiciones, en ·un ÍdiO~a de reconocida prestancia universal. Pero por fortuna, no todo está perdido para la caus,a del hispanismo en Filipinas. Quedan aún algunos reductos en los que se m~ritiene Vivo el culto al hermoso idioma de Castili~·;c el ~ugusto recinto de nuestras dos Cámaras legislativas y la mayoría de nuestros tribunales de justicia. Además, en el santuario de muchos hogares filipinos se rinde amorosa pleitesia al robusto y expansivo verbo castellano. Es obligación ineludible de todos los hispanistas-españoles, filipinos y aun extranjeros---defender con redoblado empeño estos últimos reductos y convertirlos en centros de laborantismo y de organización para desde allí iniciar la reconquista de. territoriO perdido. Esta es una cruzada cultural que merece el decidido apoyo de tod·os los hombres de buena voluntad, incluyendo a los mismos. americanos, pues el culto al castellano y a la cultura de que es medio de expresión, no riñe con el culto al inglés y a la cultura anglo-sajona, antes bien, ambos idiomas y ambas culturas armonizan y se completan en la gran obra de occidentalizacióón de estas islas.
NTRE los grandes beneficios que dejó España en· Filipinas figuran en primer término la religión, el dominio del suelo y la lengua. La religión nqs fué útil para el robustecimiento de la unidad social, la emancipación completa de la mujer y la concepción de aquella dulce esperanza ·en la justicia eterna como compensación de la buena ~onducta en la vida. El dominio del suelo nos dió la propiedad, que es la base de la estabilidad individual, del orden político y 'del progreso material. Finalmente está la lengua, la hermosa lengua de Castilla, por la cual llegamos a conocer las maravillas de un mundo exterior que se. nos había anticipado en las conquistas de la civilización moderna, al mi'smo tiempo que hemcs. tenido comunicación directa con los grandes maestres de esa Literatura que ha producido el inmortal Quijote, y que es considerada como una de las mejores y más prodigiüsas.del mundo. Mienti·as se conserven en Filipin::s estos tres elementos que ya han formado parte substancial del alma de la raza, la obra de España en nuestro país no podrá ser olvidada. Manila, 12 de Julio de 1929. TEODORO M. KALAW
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REVISTA DECENAL ILUSTRADA Registrada en la Administración de Correos como corres· ADMINISTRACION pondencia de segunda clase. A. GARCIA Sta~ Potenciana 32 TERCERA EPOCA Editar·Prop. NUMERO 834 MANILA, 20 JULIO, 1929 Af¡O XXVI ,,~ · Oh~O~o0n~:~{r~0d~0 ; 1 ~i!:d~ :ir!~e~~~e~~ ~: 1 llegada, toma de posesión y primeros actos ;¡ de gobierno del nuevo Jefe Ejecutivo de las Islas; y después, en la apertura del segundo periodo de sesiones de la Octava Legh=.latura Fi · lipina. Y como tenía forzosamente que ocurrir, porque no siempre llueve a gusto de todos, como reza la conocida frase, ·tanto el discurso que el Gobernador General pronunció al bmar pe.sesión partió sus amores, esfuerzos y entusiasmos en· tre España y Filipinas. El R. P. Joaquin Vilallonga, S. J., Visitador Apostólico en Filipinas, fué hace dias objeto de un caluroso homenaje de ex alumnos del Ateneo de Manila y simpatizadores en un banquete al que asistieron unos cuatrocientos comensales. Con esta cifra, queda demostrado el cariño y ganerales simpatias de que goza en nuestra comuni· dad tan ilustre sacerdote. Por primera vez en la histor!a del radio en Filipinas, el Excmo. Sr. Arzobispo de Manila Mons. O'Doherty, ha dado por tan moderno medio de comunicación una conferencia sobre la significación y frl.,to8 que ha de reportar a la religión Banquete r.elehr•do en el Hotel ••J,a Palma de Mallorca'º en honor del Visilador Apo•tólico, R. P, Jo.quin Vilallonga, S. J. de su cargo, como el que leyó en la Legislatura, han sido objeto de vivos y variados comentarios, recelosos unos, satisfactorios otros. A lo largo de la decena han ocurrido otros acontecimientos, dignos de especial mención, por su singular relieve. La Velada Necrológica celebrada en el Salón de Marmol del histórico Ayuntamiento de Manila en memoria del llorado Maestro Don José María Romero Sa18.s, ha constitu'ído una espléndida y magnifica corona espiritual de respeto cariño y agradecimiento al que tan genero~amente imCatólica el Congreso :Eucaristico que se ha de celebrar en Manila en diciembre de este año. Del mundo social, poco y mucho podríamos decir, porque de todo ha tenido, incluso una boda, sensacional que despertó una enorme curiosidad. En nuestra sección gráfica compendiamos lo más sobresaliente de tales acontecimientos. Y EXCELSIOR se viste sus mejores trapitos en honor del Santo Patrono de España. La decena termina con dos tifones encima. Recojemos velas y nos acogemos al abrigo de la próxima decena, que esperamos dará tanto de sí como la que acaba. Uno de los últimos agasaios de que fué objeto el Sr. Motta fué el Banquete que la Cámara de Comercio Española dió en su honm· en la Casci de España, al que asfatió la, 11ta.yor vm·te de los socios de dicha. entidad . .....,..El 81-. Enu'lio de Motta, con su familia, en el Pier No. 7 disponiéndose a embarca1· en el "P·resident Jackson", donde h-,, marcha.do a Europa, para ta,.ers~ cargo del Consulado de España en úisbo-i, Portugal. Banquete de desvedida dado por el Casino Español de Manila al Ilmo. 81·. Emilio de Motta, con 1noti1io de su 'nta1·cha a Lisboa. El acto constituyó una prueba de las niucha.s simpatías que ha deiado entre la colonia espmiola de Manila el que hasta hace ]Joco ha sido Consnl Gene1•al de su Nación en Filipinas.
¿Con qué flor compararte? ¿Con qué blanca paloma? ¿Con .Qué lucero de oro? ;.Con qué llama encendida? ¿Qué aroma hay semejante al embriagante aroma Que te envuelve en el alma, en la carne, en la vida? ¡Mujer hispana! ¡Luz que ríe en la mañana Venero musical de fontuna divina. Que te mue1·es de amor igual que Doña Juana. ¡O .matas por tu patria lo mismo que Agustina ' ¡Ere~ la que anancándote pulseras y collares, Los pusiste en las manos de un nauta vagabundo, Para que del azul dormido de los mares Como una flor de gloria se alzara un nuevo mundo! ¡Eres en tus deberes María de Molina, Mercedes en tu encanto goyesco de chispera, Y eres Inés d·e Castro hermosa y peregrina, Y la Isabel Primera por tu aguja hechicera! ¡En Ja noche del mundo borrascosa y en calma, Eres la luz que brilla o la canción que vuela, El alma de Teresa de Jesús es tu alma. Y tu seno es el santo seno de Berenguela ! ¿Con qué flor compararte a tí, flor de las flores? f g~: 4~: ~}~~~ d:aJ;~a~usins~~ tfose~~~sl:ñ~~1;:ra? Los que copian sus trinos de tu acento, señora? ¡Mujer hispana! ¡Gracia ideal y esplendorosa, Que a donde vai:; te llevas los corazones presos¡ Si España es tan amada. tan grande, tan hermosa, Es solo por tus ojos, tus risas y tus besos! ¡Cascabel que repicas a arrebato en la zambra, O guitarra que lloras tus canciones amigas, Llevas en tí el orgullo fastuoso de la Alhambra Y la humildad payesa que se aroma de espigas! ¡Por tí cae sin vida sobre la arena el toro, y el lucero que brilla en· el viento se empaña. Caña que se desborda de manzanilla de oro Clave} que ríe en lo alto de la frente de España! JULIO BRIAL
...... -~~~~--~~~~~-~ ' NOTAS DE ILOILO l ' l. lLOfL<>-La calle del Rosario CO'llvertida poco más o menos en laguna, por los pasados temporales. 2. Dr. Zacarías R. Martín, primer médico en FiliP{inas, ·residente en Iloílo, que ha puesto en práctica y con extraordinario éxito, los procedimientos del famoso Doctor Asuero. 3. lLOfLo--Aspecto que ofrecía la calle dsl General Hughes, totalmente inundada por los constantes y fuertes temporales que han azotado aquella región. 'Fotoa-P11tor-(lloílo) Homenaje a la Colonia Española de Manila 1 DE LA Lyric Film Exchange_, Inc. Distribuidores Exclusivos de: "PARAMOUNT'' "UNITED ARTISTS" "W ARNER BROS." "PATHE" COLUMBIA Y Regenta_ los siguientes cines en Manila; "LYRIC" "COJ.UMBIA" "SAVOY" "TIVOLI" SPECIAL PRODUéTION . - - ¡ ,, _______ ,_......_ __________ , __ ,..
[f{l(!JJ~$'ii'~to:l$ ~[i{l'ii'~~\\70$'ii'IÁ\$ 'Don JORGE :.BOCOBO Decano de la facultad de 'Derecho de la Uniuersidad de Filipina• No hace muchos años me lo presentaron en una reunión de intelectuales. Y hablamos en inglés: Bocobo no sabía una palabra de castellano! Hoy, aquel "mister" Bocobo, puede dar lecciones de español a muchos, pues lo habla y lo escribe como el mejor de nuestros literatos. Es un hombre sencillo, modesto, silencioso. Poco amigo dei ruido, los cenáculQs y la exhibición personal, dedica todo su tiempo a estudios, viajes y trabajos trascendentales, viviendo Ja honrada y placentera vida . que cantara Fray Luis de Leon. Natural de Gerona, Tarlac, comenzó en Manila sus estudios desde muy joven. En la actualidad es el Decano del Colegio de leyes de la Universidad de Filipinas, habiendo actuado como Presidente interino de la misma durante el último viaje del Sr. Palma, Y habiendo ocupado, además, entre otros muchos, los siguientes cargos: Consejero técnico de la núsión de Independencia en los años 1919·1922 y 1924. Profesor de Derecho de la Universidad de Filipinas desde 1911 y Decano de dicha facultad desde 1927. Periodista militante en lo..c; diarios "El Ideal" y "Philippines Herald'~. -Etc., etc. -¿No has pensado nunca· dedicarte a la política? -Nunca. ....:..¿Por qué? -Porque creo mas constructivo el trabajo- de t>ducador. -¿Cómo llegaste _a.adquiri~ entusiásino pór la cultura hispana, siendo uno, de· 1os _ produ~t0:s _ d~l sistema educacional norte-americano? -Ha sido por un proceso gr~dual, inse-nsible, pero muy natural ·y lógico: En los princip~os, todo era para mi sajonismo, como resultado de la .cultura que se me había in"filtrado en_ el alina.: Mas, por el contacto que había· tenido con 1015 compatriotas cultivadores del cas_tei1ano . empe@é-• a vislumbrar los resplandores de ese otro mundo intelectual en que se· movían mlichos de mis amigos. Es más, me chocaba la idea de tener que sentir el fuego del patriotismo de -Rizal . por medio de unas versiones inglesas de su "Ultimo Adios," y de su "Noli Me Tangere." Y allá en los 8.ños del nacionalismo militante, cuando en la primera Asamblea F'.ilipina se pronunciaban vigoroso~ discúrsos. en castellano, sentía un" ansia irre"sistÍble de moldear· e) corazon en el yunque de aquellos ardores patriótÍ~os. Y mi viaje a España completó· mi conversión cultural. -¿De modo que ese viaje a España influyó bastante en . tu transformación ideologica? -Si, ese ·viaje ha sido para mí ·un verdadero pel'egrinaje intelectual. ~¿Y Qué cosas te han impresionado más? . ....!..AD.te todo, el c&;riño sincero del pueblo español ~acia. FilipinaS. En todas partes he sido objeto de atenciones y muestras de buena voluntad. La intelectualidad española, en particular, se' interesaba por la suerte de este país bajo el régimen yanquí. Todos expresaron su simpatía por la· causa· de nuestra independencia. -¿Y. esa Siinpatía, la crees de algún valo:t intemacÍÓn&l? _ ,:-Tanto, que es par~ mi un estadismo muy pob:c:e (le P'-fte de los dirigentes de la causa nacio· n~l esa indifer~ncia a la fuerza de la opinión de las naciones sobTe nuestro movimiento independista. America con todo su poderío no puede despreciar el juicio .de los paises hispanos, con España a la cabeza. Como nuestra lucha por la independencia es pacífica, nu~stras armas han de ser las. fuerzas morales, como la opinión de las naciones sobre la cuestión. Desgraciadamente, sin embargo, no sostenemos relaciones con lps e:ementos culturales en· España e HispanoAmerica. -¿Qué mas ha ·na~ado tu atención en España?' -La vitalidad intelectual. Por ejemplo, la prensa daria siempre. publica en primera plana .algu~ en~ayo literario, algun estudio historico, alguna disquisic.i~n artística. Y el teatro, tan movido y tan adelantado, revela la alta cUltura del pueblo español. Tuve oportunidad de ver "El _Clamor" de Azorin, que a la sazon causaba acaloradas polernicas. La obra ·en sí no tenia meritos extraordinarios, pero el·' hecho de que provocara tan apasionadas discusiones era sin~oma. de una vida intelectuill muy 1ozana. Y no se diga que esa cultura e~ limitada, pues he visto pruebas de que estaba bien· difundida: como aque"4Ls numerosas tiendas de libros de segunda mano cerca de fa Glorieta de Atocha en Madrid, ~· la biblioteca popular en el Parque del Oeste, que J)roi)orcionabá ratos provechosos al público, que en otras partes se· entrega completamente al ocio. -¿Qué opinión tienes formada del Arte en España? --Limitandome a la pintura, puedo decir que su mayor sello de gloria es su individualidad. El Museo del Prado en Mádrid, aunque no es tan Vasto como ei del Louvre en París, atesora siri embargo la colección mas selecta de cuadros na. cionales. Goya, Velazquez, Murillo, el Greco, y Ribera, son inconfundbiles, cada cual a su modo, al expresar el genio español. --¿Qué- cuadros te -han gustado más? - 11 Las MeÍlinas" de Velazquez, poÍ" ser insuperable en la manifestación del espacio; "La Gallina Ciega" y "El Tres ·be Mayo de 1808," aníbos por Goya, el primero por tipificar tan poderosamente la alegria, y el ségundo, porque habla del dolor de una manera que hiere a lo vivo el alma. ~ntre los modernos, "La Promesa" r-or Alvarez Sala, "Regalo de Boda" por Carlos Vazquez, y "Floreal'' por Martinez Pinazo. .;......¿En la vida social española, qué particularidad has notado? -Que la gente no se preocu:Pa tantO del "business," que parece ser la consigna de D.uestros tiempos. Los valores espirituales constituyen la granítica base de la sociedad. -¿Y qué piensas del caste-lano en Filipinas? -Que debe conservarse y extenderse más y más entre la juventud, puesto que sirve no solamente de lazo de confraternidad con los paises de habla española, sino también como un muro de contención contra la ola de absorción cultural que, desde allende el Pacifico, amenaza ahogar nuestra personalidad como nación. El castel:ano es, en otros. terminos, un elemento de protección contra esa asimilación americana que a la larga. ha de aniql,.lilar el movimiento independista. E.ste ·es Bocobo, el desconoce.:lor de todo lo español hasta hace poco; el gran amigo y admira· dor d~ España hoy. Hablando de él y "de una de las con-J;erencias dadas por él el_l la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de Madrid, nos dice Don José María Fábregas del Pilar lo siguiente en la Revista General de Legislación y Jurisprudencia, (Mayo, 1928) de Madrid, Organo Oficial de la Real Academia de Jurisprudencia: PRESCRIPCION. Se han variado los plazos de la prescripción y se ha suprimido la distinción entre la prescripción ordinaria y la extraordinaria. Después de haber hecho la rápida exposición que se deja reseñada de las alteraciones introducidas por los Estados U nidos de la América del Norte y por la Legislatura filipina en el Código civil españbl, explicando, por consiguiente, cómo rige actualmente en Filipinas; razonó el señor Bocobo los motivos de lo que él llama firmeza del Derecho civil español en el Archipiélago, que a su juicio son los tres siguientes: . 19 La adaptación del Derecho civil español a 1 la manera de ser de los filipinos y sobre todo a la tradición de la familia filipina .. 29 La superioridad del Derecho romano en que se inspira el l)erecho espáñol sobre el Derecho norteamericano. Habría mucho que hablar de cada una de estas causas. Al examinar la primera de ellas dijo el conferenciante que la mejor adaptación del Derecho español que del Derecho americano a la manera de ser filipina se explicaba, entre otras razones, por haber conservado la indisolubilidad del matrimonio, el régime'n de legítimas, el de gananciales, el derecho de alimentos y el otorgado al padre para administra¡- los bienes de los hijos. No tiene el hecho, a nuestro juicio, nada de extraordinario. La familia filipina está constituída a imagen y seme,ianza dé la familla española. Tres siglos de dominación no pasan sin dejar profunda huella en la vida civil. La familia filipina acepta el Derecho español porque es su Derecho. Lo que hace falta saber y averiguar es hasta qué punto se va infiltrando y se ha infiltrado ya la manera de ser americana en la vida · filipina, porque el Derecho ·no crea una estructura, ni una conciencia social sino que se limita a proporcionarlas garantía que constituye su esencia. Yo no sé si estoy mal informado, pero me parece que los Estados U nidos emplean la escuela como medio supremo para apoderarse de la conciencia filipina. En las escuelas filipinas se enseña en inglés, según los métodos de enseñanza de los Estados Unidos y con el plan de enseñanza de los Estados U nidos. La gran democra'CÍa de la America del Norte fía en la fuerza inmensa de la instrucción y de la educación, para ir haciendo, mansamente, calladamente, de los ciudadanos filipinos, ciudadanos de los . _Estados Unidos. Qué pasará si el propósito persiste y la obra educadora va recogiendo sus frutos? A medida que los niños y los hombres, educados en un ambiente del todo distinto del que es propio de la vida social española, vayan constituyendo familias, y, sobre .todo, una tradición familiar, ¿se podrá mantener en Filipinas el Derecho civil de España con sus legítimas, con su indisolubilidad del matrimonjo, con su régimen de gananciales y con todas esas instituciones, que han dado tan sabia y perfecta forma a la. constitución interna de la sociedad españo1a, pero cfüe son radical y absolutamente incompatibes COR: otras maneras de ser, de vivir y de Pensar?·· ... Lo que ocurre probablemente en FilipÍhas, es que el nacionalismo filij:iino se ha apoderado del Derecho español, no diré que como arma de combate, pero sí como instrumento de protesta c,ontra la dominación americana. El Sr. Bocobo decía que los intelectuales filipinos -quieren conservar el Derecho español como vínculo de unión con España. Yo creo acertar, susiitúyendo su expresión por esta otra: los nacionalistas filipinos qtiieren conservar el Derecho español como expresión de ·su nacionalidad. España, lo reconocía noblemente el Sr. Bocobo, tomó Sobre si la obra magna de incorporar a Filipina~ a la civilización occidental. Otras civilizaciones más adelantadas y más jóvenes que la nuestra han construido sobre los cimientos que España labró; pero como decíS: Blasco Ibañez, "la obra de albañilería," que es 'la fundarriental, aunque' después quede oculta bajo la que realizan los decoradores, y, en general, todos los artistas que 'vienen · detrás del modesto albañil, que trabajó en, los cimientos del edificio de España, y solo de ... España es. Los errores que cometimos en Filipinas, los hemos pagado demasiado caros, per-0 esta gloria de construir la base de una civilización, no nos puede ser negada. Por eso, como ~o.s filipinos no pueden oponer frente al Derecho de los actuales dominadores un Derecho nacional propiamente dicho, presentan frente al Derecho .americano el Derecho español, que fué el que sirvió de vehículo para incorporarles a la vida del mundo civilizado. El recuerdo de nuestro Derecho es lo único realmente nuestro que Q~ed8. en Filipinas. Las supervivencias de las civilizac\ones son siempre espirituales. La toga del legislador resiste mejor a la acción del tiempo que la espada del gue"rrei:o.' El Derecho romano vivó y vive aún después de la caída del Imperio.
Fácil, muy fácil sería para nosotros recurrir a unas cuantas frases en uso y de alambicados conceptos, y aderezar con ellas este nuestro homenaje a España, al celebrar la colonia española de Manila, el 25 de este mes, la fiesta de su Santo Patrono. Pero no haríamos con ello más que repetir otra vez lo que ya se ha dicho en diversas formas, sin dar quizá la medida justa y cabal de nuestras ideas y pensamientos, tan en íntima e invariable comunión con la noble Nación a quien, en todo momento, invocamos con el dulce y exclusivo apelativo de Madre. Por esto, y porque para todo filipino bien nacido esa fecha, como cualquier otra en que se recuerde, exalte o reverencie el nombre de España, tie.ne y debe tener siempre una singular significación, EXCELSIOR, fiel .a su abolengo, que ostenta como preciado blasón, rinde en este número extraordinario un férvido homenaje de cariño y adhesión a España, siempre grande e inmortal. LA REDACCION
1 -¿Me quieres, Pericón? No contestó. --¿No me quieres?-volvió a preguntar Jua· n!ta~ mirándole a los ojos. Pericón bajó su cabezota, y comenzó a restre· garfa. contra el delicado cuerpo de la rapaza . -¡Sí me quiere, sí me quiere !-palmoteó alegre, y se quedó e:ontemplando aquellos ojos grattdones, en cuyas obscuras pupilas se veía retratada . Pericón In miraba tiernamente, dulce•nente. Ella reía satisfecha .· Eran muy amigos. Se querían mucho¡ como que juntos pasaban casi todo el día. Ambos contribuían con su trabajo a ganar el mezquino sustento de aquella Viejecita, la abuela de la chica, que, cultivando un huertecillo, criaba las hortalizas que después llevarían al mercado Juanita y Pericón : Este cargaba pacientemente con las lechugas, las berzas, los tomates¡ en seguida se aproxima· ha al poyo para que la niña montase sobre él, y echaba a andar gozoso, con paso menudito, hacia . el mercado . Durante el camino, alguna vez volvía la cabe~, y, alargando cuanto podía su pescuezo, tiraba un bocado al verde apetitoso que llevaba en sus lomos. Juanita reprendíale severamente ; pero· pronto le perdonaba, porque comprendia que era demasiada virtud para un borriquillo nada abito conducir una carga tan sabro:=;a y no intentar probarla. Por lo demás, era muy bueno. Seguíala a todas partes como un borreguillo; dijérase que no podía vivir gin ella. Todas las mañanas llevábale al pesebre un hacecillo de hierbas, restos de verduras, a veces su buen pienso de cebada. Pericón reía. ¡ No; no lo toméis a broma! Pericón reia . CVENT-0 l.VFANTIL La hortelanita lo aseguraba muy · seriamente; lo había visto ella much.as veces; cOmo había visto otras, no tantas, llorar a Pel-icón. Una vez que su abuelita estuvo muy m. ala y se iba a morir, como había muerto su · santa madre· anteriormente, Juanita, que se veja_ sola, fué a contarle su pena al borriquillo, y éste se puso muy _triste, muy triste, y al fin l.loró con .ella . Otra vez que su abu~lita la regañó por. Creerla culpable de una falta,. ;qu~ en verdad no hábí~ cometido, Pericón, al verla tan compungida¡ se entristeció como una pe.rsona . ¡Era verdad, verdad. ! Ella lo babia· notado muchas veces: que su fiel amigo sufría y - Se alegraba con sus trh,tezas y ~1egríaS, y no es . Que Pericón fuese triste ni alegr~. _Q~dinariam~_nte, er~ un animalito serio, reflexfVi), más bien resignado. Conocía el humilde 'p8.i,lel que se le había asignado en este mundo, y· lo desempeñaba sin protesta, paCientemente ¡ .tal vez hasfa satisfecho al sentir las caricias de la hohelariita . ¡Cómo Uoraba ! ¡Estaba inconsolable! Su abuelita· entre sollozos, había dado Ia .. terrible noticia. ¡Era preciso vender el borriqujllo ! Aquel hombre tan mal encarado que un día viiio a su casa y entregó a la abuelita unos duros. _ . ¡ Cómo le había extrañado aquella escena ! · La abuela, tan pobre, al réCihfrJos, se le cayel-on ·las lágrimas¡ ¿por qué? · Ahora se lo explicaba:. · Aquel hombre había vuelto la noche pasada y exigía los duros que diera y muchos más. Su 4buelita lloraba, lloraba mucho y repetía: "¡Si no. los tengo! ¡Vinieron las cosas tan mal este año!" P,ro el hombre, que debía ser muy malo, muy malo, no le escuchaba y salió profiriendo terribles amenazas . Ya solas la niña y la abuela, le dió ésta la fatal noticia. No habfa remedio; era preciso vender a Pericón . No durmió Juanita en tod'& la noche. Al levantarse, fué a la cuadra a llevar a sU amigo el pienso. Era el último día que irian juntos al ·mercado; después . .. ¡ Cómo lloraba 1 Estaba inconsolable. Se miraba en los grandes ojos de Pericón, que estaban húmedos por el llanto, sin duda, y veía en sus hondas pupilas el dolor que sentía. Camino del mercado van por última vez los dos compañeros. ¡Qué triste es el paisaje reflejado en los tristes ojos de )a rapazuela! Hoy no quiso montar. Ha preferido alargar el poco tiempo que le queda de acompañar a Pericón . Ella marcha delante. El pollino la sigu·e mustio y cabizbaj~. Antes de llegar al pueblo quiere darle la despedida : la abraza y llora sin consuelo. ¡Ya queda sola para el duro trabajo, ya no tendrá más aquella dulce compañia! Aquel caminito que tantas veces lo anduvieron juntos, desde ahora ella sola, ¡sola, sola ! . . . lo andará. Se ha sentado rendida, congojada, sobre una piedra, y no se ha apercibido de qu~ alguien llega. Es don Antonio, el rico, el bondadoso den Antonio. que sale a ver sus fincas. -¿Qué te pasa, muchacha? ¿Por qué lloras? · J uanita se ha asustado; pero al reconocerle tranquilizase y le cuenta su drama. -¿Y dices que os apremia por diez duros y cinco de los réditos? -Quince duros. Y a ve usted. ¡ No !o:; ganamos en un año! Don Antonio ha sacado una cartera . Acaricia a la niña, y entregándole un billete le dice: -Toma. No lo pierdas. Llévaselo a tu abuelita y dile que no se preocupe de la d-euda, que yo hablaré Con el tío Garduña. No sabe qué hacer la hortelanita. ·Se ha quedado atónita con aquel papel entre las manos. Mira a don Antonio, mira a Pericón. Ríe y llora a la vez, y en su transporte de júbilo se abraza al borriquillo gritando: - Ya no te vas de mi lado.-Y salta y rfe como una loca . Después llama a don Antonio para decirle: - Mire, mire usted· cómo ríe mi borriquillo. ¡Y no quieren creerme! ¿ Ve1·dad que ríe y llora mi Pericón? -¿Y Por qué no? Lo!'! animales sienten afecto por quien los quiere . -Es que un día me dijo don Facundo, que dicen que es sabio, que era una tontería decir lo que yo digo: que Pericón no siente ni alegría ni pena: que soy yo la que veo reflejados en sus ojos los míos propios. ¿Verdad que esto no es cierto, aunque lo diga un sabio? -No, mujercita; no. Y piensa, con"?encido: ¿Qué saben los sabios de cosas ingenuas? L. ALONSO.
PERSPECTIVAS c.AEREAS DE 11' IHH 1 l.\ l'I \/\ lll ' llHll· '\TI U l;lt\ \ l'l:'FO DH . l'l>\JH I r:J:'\'THO Jll' l.\ HIT OCL! 11'1 \ l. ·\ c : JB H . 1 : ~ - 1 J \ l.\ l' L\Z\ (_11 F 1·o u11 \ ."l l '\! ' I F"\Tll \ '\: l' I. ll \\~ 11 )11 J~l'\\ \ . l tJ" J \Ul!l'\ I-' 111 - 1. l ll'd "TlH JO 11 1'1. l' J I I!! ITll 1 1. I' 11. \U() JJF IJ"\ \IU " ~ \ 1 \ ! l ." \ llf o OllHl 11~ MADRID, CAPITAL DE ESPANA l. \ 1 \ \I O" \ 1 \1.1.1 111 1 I .! \ 1 \. l '\ J \ l)l r -,¡: lll "T \! 1 '\ 1 1 ! IB! l l.ll IH 1111.1.1" 11n1·..;, 1!/l)l I! llll \ IJI. l.\ l'<!TllLI< 111 \t j l'\111111 \TO 1 11 11. "\I F\!I IJl'\I 11 \ll]'lll_ 111 'l l \ 1:1'1141 ll! \Z llHI l)l l 111 (T\ l. 1 1 IH!\1 \ Jll \ '\ 1
ALTAR DE LA VIRGEN DEL PILAR F.Jlri l,i\ BASILICA DE ZARAGOZA. L filipino que va a España, echa pronto de ver que aquello es una prolc>ngación del nativo solar por el afecto, por el cariño y cordialidad que obserserva por todas partes. Y la religión y el idioma que son dos lazos a cual más fuertes, le hace creer que continúa en su propio país; y si a esto se añade la natural simpatía con que en España van siguiendo paso a paso nuestros progresos en el arte de gobernarnos y nuestros anhelos por obtener nuestra libertad, fácilmente se comprenderá que el filipino en España puede creerse en su propia tierra y puede comprobar que allí es perfectamente aplicable la frase de nuestro poeta mártir cuando afirmó serle amigo cuanto alumbra iel sol. En un día tan señalado com~ éste y en una revista tan española y al mismo tiempo tan filipina como EXCELSIOR quiero yo recordar algunos pasajes e incidentes de mis viajes por España en donde tuve ocasión de apreciar los varios matices del nobilísimo carácter español. Fué en la capital de Aragón, en la heróica y nobilísima Zaragoza dond~ me ocurrió el primer hecho que ya alguna vez he narrado y que perfectamente retrata el carácter, un sí es no es socarrón, pero siempre noble y llanote de aquellos baturros. Habíamos llegado a la heróica ciudad de los Sitios la noche antes, en hora tan avanzada, que ya no era posible realizar nuestro vehemente deseo de visitar a la Pilarica. Hubo q~e dejarlo pa~·a el día siguiente, y muy temprano nos vestimos mi compañero, otro filipino y yo, pa1·a asistir a la misa de los infantes en la basílica del Pilar. Ya en otra ocasión describí las emociones fervientes que de mi alma se apoderaron al caer d~ rodillas ante el trono de la reina de Aragón y emperatriz de todas las Españas. Allí ante aquella magnificencia, aquel esplendor, aquella devoción mi alma se creyó trasportada a otras regiones y nunca como entonces pronunciaron mis labios con más fervor la elocuente deprecación de la Salve Regina, que deposité como búcaro de flores a los pies de la egregia Pila1·ica. Después de la misa recorrimos mi acompañante y yo las vastas naves del templo, deteniéndonos en sus magníficas capillas besando con singular emoción el trozo de piedra de la columna sobre la cual se asienta la taumatura imagen, y deteniéndonos asombrados l!-nte el prodigioso altar mayor en donde el genio de Forment dejó imborrables rastros en aquellas masas de alabastro que parecían cera dúctil en las rr.anos del 1enomb1·ado artífice. Luego más calmada ya nuestra curiosidad y algo satisfecha nuestra piedad, sin perjuicio de volver a otras horas al maravilloso templo para pbstrarnos nuevamente ante la imagen de la Virgen y para admirar las preseas valiosísimas contenidas en su Tesoro mi compañero y yo nos salimos por la puerta de costado, ansiosos d'e disfrutar el espectáculo que indudablemente creíamos que nos ofrecería el Ebro, aquel río que según tantas veces habíamos leído en poesías, en artículos y en descripciones pasa lamiendo reverente los muros de la basílica del Pilar. Pe1·0 nuestro gozo quedó frustrado. Por aquella puerta se salía a una plaza contigua al templo del Pilal' y allí no había ni rastro de río, ni cosa que s2 le pateciese. Desilusionados nos acercamos a una baturrica que al lado· de una fuente llenaba su cántaro de agua. Y con el mejor modo que podimos, inquirimos dónde se haHaba el Ebro cuya ausencia de aquellas inmediaciones se nos hacía inexplicable. -¿Que dónde se ha U a el Ebro? Otra que Dios, señorito, pues dónde ha de estar, sino en donde ha estado siempre? Y mirándonos con ojos de malicia, se chungueó de nosotros de la manera más bonita del mundo creyendo que nosotros éramos los que tratábamos de tomarle a ella el p~lo. Pronto comprendimos el papel desairado que estábamos haciendo, y para acallar las suspie:acias de la arag.:mesa, le confesamos francamente que veníamos de muy lejos nada menos que de Filipinas; que traíamos el encargo especial de muchos aragoneses que aquí conocíamos para ir a hacerle una visita a la Pilarica, y que como aquella era la primera vez que entrábamos en Zaragoza, fácil era comprender la extrañeza que nos causaba ~l no ver al Ebro en las inmediaciones del templo. -¡Ah! Ya eso es otra cosa. Perdonen los señoritos, pues creí, francamente que lo que trataban era de hacer burla de una. Ahora que me lo han explicado todo, 'tendré mucho gusto en acompañarles a ver el río que andan buscando. Y efectivamente, echó a andar con su cántaro y dando la vuelta a la basílica nos enseñó al otro lado de la plaza el Ebro que se desliza murmurador bajo los arcos del famoso puente, reflejando en sus aguas el magnífico templo que cobija a la reina y madre de los a1·agoneses. Días después del incidcne de marras, nos aliábamos en el Escorial. De la bondad del ProvinPAi\'TEON DE RF.YES. EL ESCORIAL cial de PP. Agustinos .de Filipinas J-.abíarr.os obtenido el permiso para quo no;:; acompañaran a la visita al famoso mona::;terio dos ilustres agustin:::is pertenecientes a esta Provincia, el P. Graciano Martínez que hace poco ha muerto des~ués de dejar envidiable renombre como literato y como pensador, y el P. Pedro Velez Martínez, que con tanto acierto ha didgido la Revista "España y América"Q editada por sus h,e:rmanos Qe hábito en Madrid. . ' Llegados al Escorial una mañana después_1 C!e haber tomado posesión de la celda que en In Uni'•ersidad de Alfon::;o XII nos depararon aquellos buenos Padres,--celda que para nosotros· res~l­ taba más preciada, porque en ella habían -·vivido dos qr.eridos c.ompatriotas nuestros, los hermanos Zobel que allí hicieron sus estudios-nos .dirigi· mas a: monasterio para admir~r las bellezas ;sin cuento que allí y en la basílica adjunta se atesoran, sirviéndonos de insuperable cicerone nuestro querido amigo el _P. Graciano. Largo rab llevábamos deambulando por· claustros, por celdas, por salones , admirando la bibliote~a, el refectorio, la ce~da prioral, la sa a_ de lo,s ecos, el coro, la sacristía y la amplísima basílica, cuando aguijoneados por otro deseo .~ue ~Yw.desd'e Madrid nos acicateaba,· instamos al P. Gi~~ía:no ¡:a:'a que sin más demora nos condujes_e·_·af'PS~; teón. _,:'.<-:;t'.l~ Para nosotros, el panteón era lo más'·dfgl)o,de ser visitado en el Escorial, ya por su niagn~fi'.: cencia, ya por su significación Ya. por los recuerdos que había de despertar en Jihsotros la visita a aquellas tumbas, que contenían '1o~·~;e'"!t"~s de monarcas que tanta influencia tuvieron en l~s destinos de nuestra patria. Efectivamente en aquel subterráneo que exornan los más severos y ricos mármoles, nos detuvimos largo tiempo ante los sepulcros de Carlos V., de su esposa Isabel, la que motivó la conversión de San Francisco de Borja, d'e Felipe 11, de Carlos IV, de la infortunada Isabel 11, y finalmente, de Alfonso XII, cuyo cadáver hacia pocas semanas que había sido trasladado desde ~1 pudridero hasta su sepultura definitiva. Luego, apremiado por quehaceres inaplazales, el P. Graciano se. separó de nosotros, indicándonos por dónde debíamos ir para encontrar el Panteón de Infantes, que como se sabe, contrasta notablemente por sus coJores, por sus mármoles y adornos, con la severedidad y ad·ustez del ?anteón de Reyes. Y, allá nos adentramos, siguiendo la línea que marcaban las mortuorias galerías. pero sin parar mientras gran cosa en los cenotafios que contienen cenizas de tantos . ilustres miembros de los Austrias y de los Borb;nes que allí duermen el sueño de la muerte. Un deseo nos acuciaba más que nada, una tumba nos atraía más que t<?~as las otras tumbas, y era el deseo de contemplar la estatua yacente de don .Juan de Austria y orar ante la tumba que contiene las cenizas del vencedor de Lepanto. Pero novicios en semejantes derroteros, no acertábamos a encontrar la tumba que tanto deseábamos visitar. En eso, de uno de aquellos corredores se destacó un hombre vestido con la librea de los servidores de la Real Casa, el cual se dirigió a nosotros sonriente y mostrando deseos de sernos útil. Era uno de los guardias del panteón, que estaba haciendo su recorrida y espere:ndo que llegasen visitantes que requiriesen sus servicios. EL ESCORIAL-SILLA DE FELIPE 11. (C11'1dro di' S. AfrarP::.l -¿Podría used decirnos en Cuál de estas capillas se halla Ja tumba de don Juan de Austria?inquirimos del guardia. Y éste, muy atento, muy servicial, nos contestó a la carrera: -¡Ah! Hasta las doce no pasa otro tren. Nos quedamos patitiesos al oir aquella respuesta tan incoherente y nuevamente volvimos a· preguntarle por Ja tumba del vencedor de Lepanto. -¿La silla de Felipe 11? No está muy lejos de aQui, y si no estuviera de guardia en este momento, tendría mucho gusto en acompañarle a usted· a verla. Nuestro rostro expresó el mayor de los asombros y ya mirábamos con terror hacia la salida, temorosos de habernos encontrado con un loco, cuando en esto, otro P. Agustino venía ya a nuestro encuentro, enviado allí por el P. Graciano, para que nos acompañase en la visita por el Panteón de Infantes. Y el buen Padre, al ver el gesto de asombro retratado en nuestro semblante y al contemplar la sonrisa y el gesto servicial del guardia, pronto se hizo cargo de la situación, ya que él debía estar acostumbrado a lances análogos porque vivía en el mismo monasterio. Por eso, con mucho disimulo, acercándose lo más posible a nosotros, nos indicó que no solo aquel guardia sino que muchos de los guardianes del panteón padecían de Eiordera incurable, quizás debido a la humedad que reina en aquellos parajes. Con esto ncs tranquilizamos y haciendo un ta.mistoso salud·o al diligente gu¡udia, que sería todo lo diligente que se quiera, pero que eEitaba más sordo que t~na tapia, continuamos nuestra ex~ ploración por aquellos lugares de muerte, esta vez acompañados ya por el nuevo cicerone que la diligencia del P. Graciano nos había deparado. Estamos en Barcelona, en el mes de junio del año 1921, en que por segunda v~z visitábamos la hermosa capital de Cataluña. Hermosa he dicho, y no me desdigo, pues hermosiEiima nos parecía aun después de haber contemplado la suntuosidad, el arte, Ja belleza que atesoraban renombradas ciudades de- Italia, de donde habíamos llegado hacia poco. Pero just;:> es confesar que aquella hermosura de Barcelona ha 1:.í.base por entonces nublada, como por un velo de triste· za, por crímenes atroces cometidos por los sindicalistas, cuya furia había acrecido durante aquellos días. LoS elementos de orden, el buen pueblo ·catalán, los que algo tenían que perder, hallábanse en la mayor consternación. Los crímenes se multiplicaban a diario y del revólver asesino o del puñal homicida caían victimas a veces . algunos - "extranjeros que se hallaban de paso en Barcelona, a veces personajes los más populares, recomendables por sus excelentes dotes, como ocurrió con el Alcalde d~ la misma ciudad. . Afortunadamente, un hombre de hierro, el general Martínez Anido, hallábase al frente de la Capitaníía general, y Martínez Anido había pro-· metido morir en la. demanda o convertir a Barcelona en lo que debiera ser, una ciudad en donde el orden, la tranquilidad, el respeto a la vida y a la propiedad imperasen en todos sus ámbitos. Dura fué la campaña que tuvo que emprender y rigurosas, muy rigurosas las medidas que tuvo que adoptar. Pero aquellos elementos de orden, aquellas personas a que antes hemos aludido, se pusieron del lado de Martínez Anid·o y no le regatearon ni el concurso ni el aplauso. Entonces fué cuando la popularidad del ilustre militar acreció lo que no es decible. Buena ·prueba de ello fué lo acaecido en la procesión del Corpus de aquel año, en que nosotros mismos fuimos testigos de las inmensas simpatías de que en Barcelona gozaba el general Martínez Anido. A pesar de que dos días antes, varios periódicos catóHcos habían tildado de inconvenientes las manifestaciones de cariño que se tratasen de tributar a cualquier personaje, por ilustre -que fuera, en la procesión en que iba presidiendo a todos el Rey de Reyes, no por eso dejó de exteriorizar el noble pueblo barcelonés su afecto al Hustre militar. nunca, una explosión de entus!a!'lmo indescriptible. Y era que, a lo lejos,· al final del magnífico cortejo formado por el elemento civil y militar que de!'lfilaba detrás de la Custodia había aparecido la simpática figura del general Martínez Anido, rodeado de su Estado Mayor, sosteniendo en una mano el casco con las airosas plumas, mientras la diestra se apoyaba negligenmente sobre el sable. Y desde que Martínez Anido apareció en el extremo de las Ramblas, hal'lta que desapareció en direcció:-i a la Catedral los aplausos no cesaron y los vítores contincaban, empalmándose unos y otros con los vítore.s: y los aplausos que resonaban. en otrag calles por las cuales desfilaba a Ja sazón el cortejo relig'.os:l, Y ahora, para terminar, un incid·ente que pudo empezar por escándalo y que acabó con una letción de religiosidad y de piedad para el que esto escribe. RAMBLA DEL CENTRO (BARCELONA) En una hermosa tard.e del mes de mayo, marchábamos por las mismas RamJ>las, cerca a la iglesia de Belén, con un pariente nuestro que lleva ya muchos años viviendo en Barcelona. A duras penas podíamos abrirnos paso entre aquella compacta muchedumbre que iba y venía, y que se había echado a la calle atraída por la hermosura de aquel atardecei; de Mayo. Por delante de nosotros pasa~on dos mujeres vestidas elegantemente, trajeadas a la última En las Ramblas estábamos en el balcón de una moda, luciendo magníficos sofl\,breros y dejando casa de comercio, contemplando el magnífico tras de sí la estela de un perfume sutilísimo que desfile religioso, cuando, después de haber pasado parecía emanar de aquellos cuerpos llenos de Ja Custodia que iba destellando fulgores con la vigor, de juventud Y de hermosura. pedrería engastada en sus rayos, 'oyóse un pal- Nuestro acompañante las hizo un saludo mimoteo interminable, un vitoreo que no acababa tad reverencia), mitad irónico. Y movidos de extrañeza, nos apresuramos a preguntarle quiénes eran y cómo se llamaban aquellas señoritas. -¿Su nombre? Nos contestó él; vaya usted a saber. Probablemente ni ellas se acuerdán ya de su verdadero nombre de pila. Pero nosoros, los habituales paseantes d'e las Ramblas las conocemos con el significativo nombre de cincuenta pesetas. -¡Ah !--expresamos más bien con los ojos que con la boca. Y cuando aún no habíamos tenido tiempo de manifestar nuestra conmiseración por el triste estado social de aquellas mujeres, notamos gtamle rebulÜció entre el gentío inmenso que ocupaba las Ramblas. Por instinto nos replegamos hacia la acera del Liceo temiendo que se tratase de algún nuevo atentado sindicalista; pero pronto nos tranquilizamos· al escuchar- el argentino son de una campanilla que venía de la iglesia de Belen y que indicaba que el Santísimo Saermnento acababa de salir de aquella iglesilt, pa:ra -ser' llevado como viático a algún pobre erd'ermQ Y llenos· d& admiración y complacidos Jo que no es aecible, vimos que toda aquella inmerisa -concuimencia detenía sus pasos, se volvía hacia el sacerdote.. y caica !le rodillas sobre la arena del paseo, nada limpia en aquellas horas, encharcada ... llanrn be las en algunos puntos; pues hacía p·oco rato que había caído una de esas lluvias de mayo· tan frecuentes en Barcelona. Per Maig cada día un 1°aig, como dicen aquellos catalanes . Y lo que más nos admiró, lo que más nos complació, fué ver a aquellas dos pobres mujeres de existencia equívoca, de fama detestable, que caían de hinojos, como movidas por un resorte, sin vacilar un momento, manchándose su rico traje y sus caladas medias al ponerse en contacto con la arena del paseo, inclinando sus frentes en cuanto divisaron al sacerdote que llevaba consigo el adorable Sacramento de nuestros altares. Cuántas veces, en la procesión del Corpus en Manila, al contemplar las inverosímiles posturas que adoptan algunos de nuestros elegantes, cuando pasa por delante de ellos la Sagrada Custodia nos hemos acordado de aquellas dos pobres cortesanas, que en Barcelona no vacilaron en manchar sus ricos trajes y sus valiosas medias, a trueque de postrarse de rodillas ante la majestad augusta del Sacramento del altar. ¿No es verdad que pudiera darse el caso una vez más, de que las últimas lleguen a ser las vrimeras? MANUEL RÁVAGO • Jslas f ílipínas INSTITUCION BANCARIA LA MAS ANTIGUA DE FILIPINAS FUNDADA EN 1851 CAPITAL AUTORIZADO .. •. . . Pl0,000,000.00 CAPITAL DESEMBOLSADO .. 6,750 000.00 CORRESPONSALES EN TODAS l'ARTES DEL MU!'IDO SUCURSAU.:s EN ILOILO. CEBU Y ZAMBOANGA Opentciones generales de Banca, Cuentas corrientes. Depósitos a pla.;o. Cuentas de Ahorro. Fideicomisos. Caias fue,·tes de alquiler. OFICINA CENTR.A,L: No 10 Plaza de Cervantes, Manila Dirección telegráfica: "BANCO" CORREOS: Apartado No. 777 1 1 .,. _______ , ___ ·---··----·-·-·-------..-..--·:·
--ReFR&~IOLOGI11o--Había una vez, hace ya muchos siglos, ttn pueblo sencillo y humilde, pero rico en recursos naturales y en abundosa fel'tilidad, que parecía predestinado a carecer por siempre de su 'ansiada libertad. Islandia se llamada. Descubierto hacia cerca de tres siglos por una nación, noble y generosa, a quienes otros muchísimos pueblos apellidaban con el cariñoso calificatiVo de Madre, tuvo por destino pasar de manos de su Mad·re a la de otro estado más joven y poderoso, conocido por Goldland . Los súbditos de la Madre que aún quedaron en Islandia, conservaron el ·amor acendrado a su nación, y muchos naturales de la misma Islandia, siguieron fieles a la antigua metrópoli, de la que tan buenos recuerdos tenían. Y esos súbditos de la Madre, llamados, Hispos, decidieron escoger un día del año, para dedicarlo especialmente a la patria de sus amores,' para añorar su cielo y su tierra, para recordar sus cantares, para sentir más hondo el hispismo que inflamaba sus pechos. En ese día memorable, por la mañana se celebraba una recepción en el Hogar, a d·onde asistían las personalidades más conspicuas de aquel mundillo; y los islandios más ilustres cantaban las gloriosas hazañas y las sabias enseñanzas de aquella colonización que en un tiempo fué esearnecida; el representante de la máxima autoridad de Goldland, entonaba un himno de elogios a la civilazión que había colocado los cimientos de una obra portentosa, cuya gloria y provecho disfrutaban terceros op~rtunos; y algún hispo de prominencia, hablaba largo y tendido sobre la estrecha, eterna y santa unión de la Madre y d~ Islandia, d·e la amistosa colaboración de la Madre y de Goldland, y del futuro brillante y esplendQroso de la cultu:i;a, el idioma y la ideología hispas en aquel suelo. A la tarde, olvidaban las ideas expuestas al med'iodía, entre los gritos de las canchas y el reir zalamero de alegres muchachas. ' A la noche reían, charlaban, bailaban, comían. bebían y ... , se acostaban a dormir, a pierna suelta. Al día siguiente, recibían al sol coil cara risueña, sabedores de haber cumplido con su deber, de haber mantenido el prestigio de la Madre, de haber ahondado su raigambre en Islandia, de haber asegurado su porvenir. ¡Y todos tan contentos! A nuestras manos ha .venido a parar una tira de cuero, en la que aparecen extraños garabatos, figuras simbólicas, trazos inteligibles. Mucho nos ha costado adivinar el significado de aquellos garabatos, figuras y trazos, pero, al fin, tras tanto capacitar, y comparando dicha escritura con las de' los otros pueblos de la más r·emota antigüedad, casi hemos trans~rito en su totalidad el interesante documento, y con un poco de imaginación, podemos asegurar bajo nuestra fe de caballeros, que dice así: uEn esa balumba de mfü~icas y discursos, de elogios y alabanzas, no se percibirá ninguna nota discordante, de un diapasón distinto. El director de orquesta, invisible, que es la rutina, Ja desidía, la indiferencia, el encogimiento de hombros, no permitirá ni el menor descuido en los profesores que han de ejecutar la sinfonía, con envidiable acierto. ¡Y eso no puede ser! Con noble y sincera franqueza, decimos, que no puede seguir así. Mientras los hispas y sus amigos cifremos todas nuestras ilusiones en discursos y bailes, nada conseguiremos en bien de ese ideal común. Los discursm; se pierden en el vacío del olvido y de la indiferencia. Los bailes meten d·emasiado ruido para permitir q?e se escuchen Jos latidos del corazón. Y si los bailes son las zarsndajas de la moderna e inverosímil danza, mucho menos. En ese torrente de notas acordes, pautadas, queremos ser el grito ronco que al cambiar con brusquedad el diapasón, destruye la armoitía, en aras de la verdad . ¡ Así no se hace patria! Y conste que al d~cir "patria'\ no nos referimos a esta palabra en su senti~o literal, físico y limitado, sino en· el más amplio, noble e ideal, del solar común a todos los que, sin estar unidos por vínculos raciales o étnicos, lo están, sin embargo, por los lazos espirituales de la conformidad de ideales y sentimientos. Hispos e islandios amantes de Hispa, estamos obligados a procurar por todos los medios imaginables el engrandecimiento d-e esa Patria. ¡Desgraciadamente, no ocurre así! . Hispana se vá. Se vá de Islandia, pronto y sin remedio. ¿Por culpa de los hispas? ¿Por culpa de los island~os? ¡Por todos y poi· nadie! Tenemos el derecho a espe1·a:c, y el deber d·e procurar, que Hispa ocupe en Islandia el lugar dilecto que le corresponde, por propios e innegables mé1·itos . El "caso" es de muy árdua solución. Es un caso clínico de fácil diágnostico, pero de casi imposible tratamiento. Hispa se muere en Islandia, de consunción, d·e dolorosa consunción. La verdad, trágicamente desnuda, es molesta, pero no por eso, es menos verdad . Culpa de hispos, que no han sabido luchar contra la campaña sorda, obscura y engañadora, que se emprende d·esde hace ~uchos años coi:ttra . todo lo que se llame, parezca, suene o huela a Hispa . Culpa de islandíos, que no hemos sabido conservar las excelsitudes del legado hispo, y nos he:=-mos vendido corno el personaje bíblico, por nues-· tro plato de lentejas. Culpa de todos, nó por malos, ni por ingratos, ni por infames. Culpa d·e todos, por necios. Seiht.lándonos unos a otros, todos podemos decirnos mutuamente: ¡"Horno stulto"! Y no hay motivo para ofenderse, pues conste GUe nos incluimos en .el apóstrofe . Y si no a~ajamos el mal, que ya cangrena las partes más vitales. muy pronto charlaremos fú y yo, querido )ector, en parecida forma : -¿Donde está Hispa? -¡En el cementerio! -¿Por culpa de quién? -Por culpa de nadie. ¡ENTRE TODOS LA MATAMOS Y ELLA SOLA SE .MURio'! DR. CACASENO. UNA CASA DE SU PROPIEDAD en la elevada, sana y próxima San Juan Heights ADDITION será para Vd. el mejor y más preciado bien, que puede conseguir: muy fácilmente. Un pi-imer pago módico, luego PAGOS IGUALES A UNA RENTA y después el vivir en su propia y nueva casa, en Ju~ar de enriquecer a cualquier propietario. Si tiene usted que pagar una renta mensua) d·e Pl00.00, habrá satisfecho en ~iez años PlS,050.00, incluy.endo un interés de 10% sobre el óinero y sin haber obtenido nada de una suma tan importante. La ADDITION tiene las mejores vistas, Ja mayores ventajas, los terrenos más altos, con desagües, y sus ventas y construcción de casas alcanzan a un costo aproximado de Pl.500,000.00 (sin incluir los lotes) 24 hermosas casas se construyeron entre Mayo y Junio! P. D. CARMAN CO. KNEEDLER BLDG. TELEFONO 2-25-93
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Humoristico ESCENAS DE MANILA Por DON GALAOR En el tranvía de Santa Ana, lleno de gente dominguera. manaba un olorcillo 11municipal y espeso" capaz de alimentar de gases al Buró de Ciencias. Los viajeros en plena y sudorosa digestión ascendian al exacto número a que autorizan las ordenanzas municipales. Las plataformas, como indica su nombre servían de plato para el degu!>te de las que ofrecían las señoras. El cobrador ganaba el sueldo en el viaje. Mejor dicho, estaba muy expuesto a perderlo, porque ¿habrá algún monedero falso cumplidor de su deber, que no utilice ocasión tan propicia para colocar su mercancía? ... Después de unos minutos de travesía, surgió el primer incidente: Una señora tres cestas y cuatro niños, que no asrendían a corflpletar el billete, intentaron apearse; se armó el consiguiente lío y la escena se desarrolló así : -La Ermita Mi niño Permita Me ciño. Protestas Ayuda Las cestas Se suda. Y otras frases más, todas en verso, que no reproducimos por falta de espacio. -Me gustas más, que el mongo con hielo ... La "vodevilista" aparenfemente se asustó. Y no era para menos; aquel pollo cuadriculado y de franela, tenía para elJa una sonrisa tan canibal, que parecía como si ya hubiera comenzado a usar de sus derechos conyugales. -Haga usted el favor de retirarse. -Tan pronto comienzas a darme celos, vid·a mía? ... Los viajeros próximos soitaron la carcajada. La madre (?) de la "star", (calibre, el de la madre, del 15), intervino: -Tenga usted un poquísimo más de eso que algunos conocen por educación. -Habla usted con su hija, señora? ... -Déjalo, mamá, está "Híbrido". -Eso. . . Me permitiría demostrarle que no, a las doce de la "nait"? ... -¡Qué calor!. .. - Sf, mucho; deberían utilizar la corriente eléctrica para poner ventiladores. -Y que lo diga usted, (tercia el viajero complaciente); ventiladores o dar sorbete ... -¡Ya lo reo!. . . Como que en Nueva York, me parece que han patentado la idea. -Jesúf!, María y Josep ... -¡ Apo Santo Domingo!... ¿Sorbete?... Y entonces, ¿dónde se podría lavar tantísimo vaso? ... -Señora: cada pasajero llevaría el suyo. Y la viajera queda s.nonildada ante la previsión de aquel hombre genial . EL SERMON DE LA SERPIENTE Poi· DON GAIFEROS , -Sí, hermanos míos. . . ¡ Sí ! ... (Golpe de secarse el sud'Or. Descanso. Tos: P)::pectoración consiguiente: el pañuelo. Tirón de las mangas del amito) . -Sí. Aquella serpiente no era una boa ni un áspid, ni una culebra andaluza ni una alegre serpiente de cascabel, ni una sil van te vívora ... No.
Aquella serpiente e1·a la que tentó a nuestros primeros padres- la que escondida entre las ramas del árbol de la ciencia llamó a Eva ... (Entre los fieles circula la interrogación de "qué" la llamo) . . . . llamó a Eva, para que se acercara. Oh hermanos míos! ... la serpiente es astuta y el Corazón femenino de aquellos tiempoS, poseía una ingenuidad tan grande, que con acierto ·la califica un Santo Padre de paradisiaca. La serpiente era bella. como la luz del trópico en las hojas de Jos árboles; fina como el dibujo que la marea figura en Ja· playa; ell"gante, corno un señor Obispo. Larga... Como la espera 14al pintar" el estremo de una carta cuando al polcer se persigue la liga de una escalera de color; o mejor dicho: como la liga que se percibe al pié de la escalera o más exacto : como la escalera de. J acob '. 1 La serpiente tenía doscientos metros d"e cola .•. (En este momento solemne, el auditorio, se sonríe). ¿Doscientos dije? ... Hay opiniones: en el li· bro de Ruth se lee que eran unos -ciento cincuenta y en el de Judit no se ·precisa exactameOte su longitud. Pero la cola de ~a serpiente, era longa y tentadora, como la "longa-niza", de la que la Ciudad de la Coi;ta Azul tomó su nombre en tiempos de los romanos ... (Rumores de admiración que se corresponden en el acto). Hornine8 et animalibus colonun fug¡j,t quid serpcntis. . . Palabras que además de ser verdad, molestan a la policía y que se leen en la tercera pa1·te de una oración fúnebre de Bossuet. Hermanos: Eva, ha sido tentada; el tiento, mejor dicho la tentación le agrada. Los ojos de la serpi:mte la fascinan porque las serpientes usan el "rimel". Adán eflitá lejos .. . ¿Se abandonará al enemigo malo? .. . ¡Oh!... !Sf!... Ha caído ... Se1·pentis fngit apud manjaris arbolis "escienoie" manduratibus femfr1e. Nos perdimos ..• ¡ Si ! Nos hemos perdido ... (El órgano, compasivo, preludia). UNA MALA PARTIDA Por DoN FRIOLERA Este "tao" desarrapl\do y sudo1·oso, moreno y sombrío magro en chichas y de andares solemnes como galgo sin caza ha realizado una operación de compra-venta. Su menguada cosecha es en la carreta como una brizna seca y despreciable arrancada del hermoso campo filipino y el andar pausado y pensante del carabao como un remedo del péndulo invisible que sincroniza su vida. El sol castiga¡ seca y crugiente la hierba del mal trazado camino, tiene el color terroso de la hmgosta saltarina que huye al paso de la carreta. Una banda de pájaros torcaces, en amplio círculo, dibujan en la altura los linderos del bosque y del río. Trabajosamente sin fuerza ni prisa el humo humilde de ,la choza de caña escala el espacio y unas vacas sestean junto al estero, donde el alto puente de madera es un recuerdo de prudencia para los tiempos de lluvia. El "tao" rumía las cláusulas de su contrato: -"Setenta pesos ... una lata de petróleo ... un litro de vino ... una barra de jabón... ¿Medio saco?... Sí; una barra de jabón y medio saco de sal. .. " Sonríe. Su rostro hizo un esfuerzo Í>ara conseguirlo¡ falta de costumbre, quizá. La vida es dura y agria; bajo el sol que calcina y la lluvia que encharca, ni el verano es alegre ni el invierno cordial. -"Si;!tenta pesos... Y luego dicen que no lo paga el chino! .•. " Y creyéndose tal vez opulento pisa una cañavara de la carreta en marcha y se sienta a fal· deras sobre el crespo lomo del carabao. "Si. La partida de Diosdado Barangayan. Setenta pesos una lata de petróleo, un litro de vino, una barra de jabón ... ¡Sí! Una barra de jabón y medio saco de sal." Dcsuncid·a la bestia, se procede a la descarga. No es malo apo. Mi partida, es la mejor de la vega de "la otra banda". Está comprada diez pesos más cara que la de ... ¿Cómo? ... Ten compasión del lo.laki, señor.:. No. No. Son, setenta pesos y una lata ... ¿Cómo? ... ¿Un rebajo? ... No puedo, señor, Mi tabaco ·es la mejor partida de la otra banda ... Se hace un triste silencio; huyó la sonrisa de aquel momento feliz del camino; ahora ofrecen cuarenta pesos. . . y habrá que ahorrar durante todo un año "sacafuegos" y sal. No habrá luz entre las cañas en los días sombríos de otoño, ni un día solo en el año podrá alternarse "la mascada" con "vino", cuando en el suelo de cañas de la sala, solemne e inseguro se coloca el cuadrado frasco para festejar al compadre, en su visita preñada de sabrosas pláticas y largos y añejos recuerdos, que son sol de tarde en la vida del viejo lalaki, cuando las eternas y somñolientas horas presagian la lluvia ... Es mala la partida ... Es mala la partida. . . Pero. . . ¿Cuál?. . . La de quién? ... El cosechero, precedido del chino, una vez pesado y repesado el ·tabaco, penetra en lo que pudiéramos llamar oficina del camarín: Cobra cuarenta pesos, y: -No puedo darte el petróleo, ni la sal. ni el jabón; no ha llegado el "barge", welve otro día. (Este "barge" misterioso, es el que todos ·los años se va a pique en el Río Grande de Cagayán, sin que nos enteremos los periodistas de. Manila. Suerte. Paciencia) . El chino comienza a realizar una larguísima serie de ope1·aciones matemáticas; tal vez está calculando, por logaritmos, el reseco del tabaco ... El tao, espera con una calma copiosa y oriental. -Qué... ¿No te marchas?... Ya te he dicho que el "barge" ... -Es que deseo decirte una cosa, apo. -¡Ah! Bueno, voy a darte un frasco ... No. No es eso. Yo lo que quiero, es decir que en 1926, me compraste el tabaco y me "rebajaste"; en 1927, te vendí la Cosecha y ... me diste la mitad del "pagamento"; en 1928, me ocurrió lo mismo y si este año me compras el tabaco y the lo rebajas. . . voy a pensar que tengo mala suerte, apo ! ... -------- ----------- ----1 1 Zapatilla de aatlSn de eede eon etu:iar'" pfn aeolehonado . . . . . . • P8.EO par Chinela de terci.,pelo, bordada eon diseno de arafta.. •••••• P3.BO par 4 modelos diferentes para señoras 11 Zapatilla de terciopelo, bordada C!CIR hilo de plata •. , . . . .. . . P4.60 par Ch1nda de terdopelo, bordada eon hllo de plata • • . . . P3.60 par Hechas por "ANO TIBAY" para afrontar las exigencias de las damas de más exquisito gusto. CADA MODELO REPRESE~TA UNA PRENDA DE CALIDAD 710-714 !LAY A MANILA, P. l. FABRICANTES DE LAS MÁS AFAMADAS CHINELAS (••~-------------------------<
Mr. Dwight F. Davis ha llegado. Es un hombrón con una sonrisa cautivadora. Juega admirablemente al "tennis" Y elude hablarnos de la independencia, que es un prodigio. Mr. Davis, a mi juicio, es algo más que un at,leta. Es, lo que se dice, un "hacha". X X X La primera dama actual de Filipinas, no es una dama. Es una damita. Muy bonita. Y muy "sport". Como su papá. X X X El Hon. D. Tomás Earnshaw, tras un obligado descanso, ha vuelto a la Alcaldía con el mismo empuje y los mismos brios de siempre. ¡Yá tenemos brújula, digo, Alcalde, Juanchito! X X X A propósito de Mr. Wright oí el otro día un chiste que me hizo bastante gracia. -¿En qué se diferencian-me preguntaronMr. Wright y el azocar filipino? -Hombre--repliqué-en que el uno nos endulza las horas, y el otro se las amarga a algunos. -No está mal. Pero, no. No es esa la contestación. -Tú dirás. -Bueno. Pues la diferencia consiste en que mientras el azucar filipino está tirado al precio a que se vende, Mr. Wright ... ¡je, je, je! -Mr. Wright ¿qué? -Mr. Wright se ha re ... tirado. Y o le hubiera tirado un vaso, pero me retiré riendo. Acabó de leer un despacho de Hongkong que dice que en la colonia se ha resuelto ya el problema de la escasez del agua, que amenazó muy seriamente a los habitantes de aquella isla. Y dice el despacho: ºLas copiosas lluvias ql).e cayeron por espacio de 24 horas han resuelto el pavoroso problema". Y digo yo: -¡Como en Manila! X X X El 25 de Julio se celebra el "Día Español". Y sin consul. Pero con "interino". ¡Vaya que zea! X X X -El "Día Español" es una institución en Filipinas-me decía entusiasmado un "kastila" de la Escolta. -Si, señor, una instituc~ón, pero una institu: ción de ... -¿De qué? -De comentarios. X X X -Pero ¿qué es lo qU:e debía~os J:ia~er el "Día Español"¿ Y yo le digo: -Qué es lo que no debíamp~ hacer querrá V d. decir? -Bueno ¿qué es lo que debíamos hacer? -Hablar tanto. Y mi hombre se pegó un~ palmadita en la frente requirió el "buntal" y el "palasan", y se largó a la calle lo mismo que un nuevo Colón a descubrir un nuevo mundo. X X X Los gemelos de Samar, que prohíja Don Teodoro R. Yangco, pudieron, por fin, "nupciar~ se", como decia el estudiante aquel. --¿Nupciarse? -Si, señor. Nupciarse es contraer nupcias; contraer nupcias, es casarse. casarse, es con· traer un compromiso eterno; y contraer un compromiso eterno es ... -¿,Qué es?-inquirí curioso. -Pasajeros que no pagan. -Y si la carretela se las "diña" en algún accidente de la vida ¿qué hace el animal que ha tirado de el1a? -A veces se desespera. Pero mucha~ más -Es. . . ¡una solemne imbecilidad! hace una animalada. Ya lo saben Simplicio y Lucio. Sin que' me -¿Qué hace? atreva yo a colgarles el sambenito de "imbéci- -Se vuelve a enganchar. les" por hacerlo. Y la respuesta franca, unánime, universal, es ¡ Dios me libre! · siempre la misma: Porque yo, yo. . . -¡Qué animal! Confidencialmente. Yo. . . ¡me he nupciado también! X X X X X X Cinco mil espectadores posaron sus nueve mil novecientos y pico de ojos-porque alguno habría En beneficio de los chicos de Yangco, he pre- tuerto-sobre los felices des.posados, Lucio y parado el siguiente cuestionario con sus correspondientes respuestas: -¿Qué es el hombre? -Un animal doméstico y de costumbre, que a veces va tirando con paciencia, y a veces se ehcabrita. -¿Qué es la mujer? -Una carretela de la que tira el hombre cuando se casa con ella. Es la que mete más ruido. A veces el hombre tiene que tirar de ella y de todos los que en ella van, tales como su madre, su padre, su tía y sus hermanos. Y el hombre va tirando de la carretela. . . hasta que se niega a seguir haciendo el primo. -¿Qué es la suegra? -Un mal necesario. Un látigo que sirve para ·que el. animal que tira de la carretela apure el paso, o se desboque. -¿Qué son los hijos? Simplicio y sus "respestivas", el día de su boda en la iglesia de los PP. Capuchinos. Segun los periodicos, la policia se veia impo: tente para detener a los curiosos que se apiñaban por ver a los gemelos y sus novias. -Señora, yo no veo nada. Esto es el eclipse más total que he presenciado. -Pues debe V d. verlo, caballero. ¡ No sabe Vd. lo que se pierde! Porque un eclipse ocurre al cabo de veinte, treinta o cincuenta años, pero esto. . . Bueno, esto, o algo parecido, no sabemos si lo verán nuestros biznietos. -Señora, se me hace la boca agua. ¿Me dá Vd. un cachito de sitio? -Imposible. Me están exprimiendo como a un limón ya sin jugo, y en vez de cachitos de sitio voy a repatir cachetes. Y cuentan que dos americanas, curiosas tam· bién, pero ignorantes del culto católico, al ver a -Los faroles que alumbran el camino del tanta Y tanta señora, Y a tanta y tanta mujer, hombre y de la mujer. Cuestan dinero y <lis.gustos ... pero iluminan. -¿Qué es el suegro? -Una bestia arrinconada por el desgaste. Si aun tira de su carretela. . . ¡es un héroe a quien hay que levantar un monumento! -¿Qué son los cuñados? cuyas cabezas cubrian pequefios pañuelos de mano, s~ quitaron sus sombreros, se ~ocaron las cabezas con sus pañuelitos, y contemplando las ceremonias exclamaron: -¡Wonderful! Ain't they cute little things ... ? Mientras el P. Alegria "nupciaba" para siem· pre a Lucio y a Simplicio ...
Una de las famosas galeras de Caligula, construídas hacia el año 40 A. D. y hundidas en el lago Nemi, Italia hace unos 1,800 años, tal y como ha aparecido después de haberse desecado (licho lago casi por completo por 'medio de poderosas bombas hidráulicas. Las obras de desecación comenzaron en el mes de octubre del año pasado y continúan hasta. ahora, esperándose que se terminarán en breve. (Abajo) El capitán del Ejército inglés Malcolm Ca.mbell, guiando su automóvil de ca't·reras "Blue Bird" 1·ompió en la pista preparada especialmente en Verneuk, Pan, el record mundial de velocidad por tierra para cinco millas y cincp kilómetros, corriendo, por las cinco millas, a razón de 212 millas por hora, y por los cinco kilómetros, a razón dt1 211 ·millas. La prime1·a Dama de los Estados Unidos de Norte América. la señora del Presidente Mr. Herbert Hoover, con. su hijo A/len, en 1m reciente i•ia.;e de 't'ecreo que ha realizado. · 1 (Abajo)-CEREMONIAS PtNTO!lESCAS.-La. Doctrina de la total inmersión. Una escena durante las gran· des ceremonias bautismales eelebradas in White Lock Ea.tlis, Hastings, Inglaterra, en las cuales se bañaron en las aguas regeneradoras 98 homln·es y 1nujeres. Los "servicios", fueron ?·ealizados por el correspondie11te Pastor. Numerosas sectas practican esta doctrina de la total inmersión, con especi<Uidad en los Estados Unidos. EL SALUDO FACISTA.-E! Sr. Grandi, el k<nnbre de confianza de Mussolini, saludando con .el antiguo gesto ·romano a los fo.cistas húngaros, formados en columna de honor para· recibrle ni Badapast. . COSTUMBRES CURIOSAS.-El rey de los d·em_ onios. Ha sido una cuest-ión que ha intrigad'J sieinp1·e a muchos, por que en Siam no hay personas a qnienes agobie la riqueza. La contestación está en que euando un hombre cree en Siam que es de~.siado rico pa'=a. subir al cielo, compra con el dinero que le sobra alimentos, vestidos 11 frutas y <lrade una plataforma que construye al efecto distribuye todo entre los pobres, re· zándose antes varias plegarias ante la 1"magen ·del Rey de los Demonios, que suele m.edir 75 piés de altura, después de lo cual se quema la imagen . ......... Un tanque del Ejército Jttglés realizandO un'1 interesante prueba, consistente en "salta.r .. 11n espacio abierto, como puede verse en la fotogra• fía, en un concurRo de estas famosas má.quinas que tanto juego dieron en la pasada g11erra eu· ropea. ·
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