Excelsior

Item

Title
Excelsior
Issue Date
Numero 890, Ano XXVII (10 Febrero 1931)
Year
1931
Language
Spanish
Rights
In Copyright - Educational Use Permitted
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BELLEZAS D Srta .. Lina Araullo. "S Srta . Luisa Ro4 Srta. Ali EL CARNAVAL DE 1931 rrta. Yisayas." ltriguez. "Srta. Mindanao." icia de Santos. "Srta. L11zón." ~rta. María Kalaw. "Srta. Filipinas."
BOCADILLOS Reincidimos, por nuestra antigua afición que se reanima ante la perspectiva de un partido--el decisivo de la copa Elizalde, disputada por tres años consecutivo~ntre el equ '.po del "Nomads" y del Casino. Cuando llegamos al campo del Club inglés.en la calle de San Marcelino, ha comenzado el pa1·tido. Por el "Nomads" juegan: Morrison, guardameta; Redfern y Hickey, zagueros; Lees, Yule y Reedjik, medios; y Spence, Dunn, Mendez, Cleland (capitán) y Moreno, delanteros. Por el Casino: De la Riva, guardameta; Nieto y Mendezona, zagueros; Gutierrez, San Juan y Pujalte. medios; y Fanlo, Ugarte Miranda, Uriarte -y Morro delanteros. Arbitra D. Calvo. Del partido que presenciamos podriam:>s· decir lo mismo, con ligeras variaciones, de lo que dijimos_. d'el partido "Chinan-Internacional" en el pasado número de esta revista. En términos generales, juego incoloro tranquilo y mesurado, con destellos de entu&ia~mo y de codicia en los jugadores del Casino, <lurant~ el. segundo tiempo particularmente. Ligero dominio de los "N omads'' en la mitad del primer tiempo, que marcan su primero y único tanto, después de unos cuantos pases, los precisos y suficientes para rebasar los defensas del ¡;Casino", lle~a1· al mareo y rematar de cerca. Se vuelven las tornas. La presión y el dominio e!> ahora de los del "Casino", quienes, tras de rebotar el esférico ineie1·ta y ei'rátieamente. 11instrumentan" una serie de pases largos J-ecbos a gran tren y registran el tanto del empate, seguido, cuando ya finalizaba el primer tiempo, por otro que deja e) tanteador aun más a su favor. Segundo tiempo. Juego parecido al del pl'imero, aunque un poco más movido, porque los del "Casino" ponen mayor entusiasmo y brio en el ataque de ~u linea de delanteros, que servida eficazmente por la linea de medios y sost&nida firmemente por los zagueros, en esnedal por Manolo Nietó, que se multiplica, colo-cadísimo, vuelve a perforar el marco británico. declal'ando sin embargo el arbitro nulo el tanto por "offside" que no comprendemos claramente. Menudean los "offisides" y las manos, las famosas "manos· que se sentían pies" de que hablamos en nuestra crónica anterior. Tl'~S "e~eapa~ das,, peligrosísimas de los "Nomadas", que po·nen en inminente riec;go la portería del "Casino", DEPORTIVOS defendida bizarramente por De la Riva, que para, con una violenta y oportuna "estirada", un "shoot" rasante. Vuelven a menudear los "offside,, y las manos en el campo del "Nomads", y como consecuencia de éstas, tres "penalties" contra los ingleses·, el primero tirado flojamente a las rodillas del guardameta, el segundo, a las nubes, ignoramos s·i de intento, y el tercero, colocado en las manos de-1 portero, que a duras penas- repelió el balón a muy corta distancia. Continua el dominio de los del Casino; el juego se anima un poco más; el delantero derecho español creyéndose en un laberinto, estandQ casi solo y muy próximo a la portería británica, hace una serie cas-i inacabable de regates completamente inútiles, en su firme deseo de marcar ''personalm·ente" un tanto y haee que su equipo pierda dos o tres magníficas ocasiones de apuntarse uno más: hasta que por fin y gracias a un precioso centro del extremo derecha del "Casino", rematado soberbiamente con la cabeza por su centro delantero, queda el tanteador con tres "goals" a favor de dicho equipo y uno a favor del "Nomads." Poco después, Ja "pitada" final. Nuestra opinión: en el equipo del "Casino" mayor cohesión y rapidez, por lo que su triunfo se 11mascó" desde un principio; en el equipo del 11Nomads" el compá,a y la afición solamente. Total : eme s.¡ded game, o lo que es lo mismo, dicho en buen romance, un eqU:ipo victorioso sin contrincante virtualmente. En cuanto al juego: amfatoso, casi "familiar", con momentos-.de--brue· quedad correcta y válida. Figul'as del partido: Manolo Niéto, el "enorme" de antes-, que aun conserva espJéndidamen· te sus facultades; San Juan, que jugó con precisión y cabeza, y. Miranda que hizo otra ufae· na" igual. Y Morrison, guardamenta del "Nomads" hace ya más de un lustro y medio, o sea cuando el futbol estaba en su edad de oro en Filipinas. Y nada más. Abandonamos el campo con el público que, CO· mo nosotros·, se retira tranquilo, satisfecho, comentando cordialmente las incidencias del partido. De pronto, llegan a nuestros oídos unos aplausos y unos vitores: el capitán del "Casino" recibe la codiciada copa. Y la supremacía. disputada hace tre& años, ha quedado establecida. Hasta ahora. KICKER
CARNAVAL A la velocidad con que transcune el tiempo en este Siglo en que el hombre no solo corre desaladamente sino que además vuela que es un primor, lo acaecido hace veintitres años casi se pierde en las· cbrumas. del pasado>. Tal acontece con el origen del famoso «Carnaval de Filipinas:&, t ítulo que se subroga por celebrarse en esta capital y se1· cdobleu suyos los numerosos que en distintas provincias del archipiélago magallanico «tienen lugar> en cualquier época del año, quizá poi· aquello de que la vida es un perpetuo carnaval. ¿Quién se acuerda ya de que el padre de la criatura fué el capitán Langhorne, que en octubre de 1907 lanzó la idea, acogida con verdadero entusiasmo por todas las «fuerzas vivas de la Nación»? . Pues así fué en efecto, y que la idea tuvo, como decimos, una ent usiasta acogida lo demuestra '> " que un vete1·ano periodista, que para bien de las letras españolas en Filipinas, aun las cultiva eon maestria y entusiasmo singulares. que para sí quisieran muchos de los que hoy for· man, con mayor o meno1 · aprovechamiento y lucimiento en las filas del periodismo, en una serie de artículos publicados en «El Comercio» con el título de cEl Carnaval en Serio», trató extensamente de la cuestión, iniciándola en el primero de dichos trabajos con estas consideraciones-: «Nos rendimos a la evidencia. El Carnaval de Manila será un hecho y ante los hechos no es permitido dudar. Ahol'a Jo que falta es que los resultados se ajusten a los propósitos de lo'Sinit iadores y para ello es deber de los que intervienen en los asuntos públicos con el derecho que les asiste como intérpretes de la opinión, tomar la parte que les corresponde y exponer su parecer, t'On el fin de procurar que el éxito acompañe a lo proyectado. '(Vamos, pues, en uso de ese derecho a tratar la cuestión del Carnaval en serio y a decir lo que sobre el particular nos parece más ajustado. cTodo lo que con carácter atractivo lleva a un lugar determinado número de viajeros, resulta reproductivo para dicho lugar. Por lo tanto, s-i se consigue que la pob)ación de Manila se aumente con ocasión de las fiestas que Se trata de llt!var a cabo, es indudable que est ... aumento de población traerá. consigo un aúmento también en el movimiento del dinero. idea del capitán Langhorn~, ante la acogida simpática que !'e dispensó al pensamiento, tanto por las autoridades, lo mismo la superior que la municipal, como por el comercio, la industria y demás clases representadas en aquel acto, debió procederse a lo principal y no entretenerse en .Jo secundario, nimio e insignificante como se ha heí'ho». Y más adelante: «Que el Gobierno favorece el proyecto esta demostrado con el crédito de Pl0,000.00 que acaba de votar Ja Comisión; que la Ciudad apoyarú <:Uanto la Asociación proponga no es dudoso, pues Lnx Reyes de Oc:r-idente y 1111. (,'ortc.--Canmt·ul de J.908. ~ Los que va111 a un sitio a divertirse no son avarci- y su bokillo por consiguiente, no viene cerrndo con candados de seguridad, sino que, por el < ·ontrario, se presenta abierto y dispuesto a vaciar!'\<' t•n c.:uanto halle aliciente pat·a ello. e.Este aliciente es lo primero que hay qtH' buscar, y por tanto, acerca de tal punto hemos de trnta1· hoy, por cons·iderar que se está dejando con no plausible desidia para 1o .último lo que Jebiern ser l'ª una cuestión terminada. ~A nuestro ver, después de la unánime aceptación que en el banquett> dt>I Metropole tuvo In bien claras mnnifestacion<~s hizo eu ese st•ntido el Alcalde; que hay voluntild para llevarlo todo a cabo con grandiosidad y magnificencia se ve en el entusiasme que domina al coinité ejecutivo . ¿Por qué tantas y tan enérgicas fuerzas como las de q~~c f:e dispone no se encausan pa ra qUl' Bequen pronto y bien al fin ambicionado?» Tras de discutirs ! mucho en numerosa!'.· juntal'I y reuniones· los dif~tintos planes esbozados, sin llegar a un a<:uerdo satisfactorio para todos, lo cual hizo teme1· a algunos que se m<1.lograra la idea, esta •<.'fistalizó» al fin, eonstituyéndose la •Asociación del Carnaval de ·Filipinas:., que el 7 de septiembre de 1917 dió a la Prensa de Manila Ja sigu·iente nota que transcribimos integra por considerarla de indiscutible interés histórico: "Asociación del Carnaval de Filipinas Se Resu·elve que el primer Carnaval anual ·de Filipinas se celebre en Manila durante la sernaPagoda de los Reyes de Orient<.-Carnaval de 1908. na que comienza el lunes 3 de febrero de 1908, y que -ha de ser conocida como S emana del Carnaval Las fiestas de la semana se basarán en la- idea o motivo de una visita del M·onarca de Occidente al Monarca de Oriente reinante en Manila. A la llegada del Monarca visitante al puerto, será recibido con honores reales, salvas, buques empavesados, etc~ Será recibido por el monarca reinante asistido de su corte. y séquito, en embarcaciones reales y engalanadas,· y será acompañado al punto de desembarque donde tomará posesión de la ciudad ~ Al día siguiente habrá una cab.11gata en la que participarán los dos monare:as eon sus cortes- y ·séquitos. Después de este día,, habrá· una serie de exhibiciones por los súbditos de .cada monarca, en que se disputarán la supremacia en hechos de a1·mas, juegos, depo:i-tes y. divers-iones. Al terminar,se este certámen, cuando los premios esten para adjudicarse, un moriarca mayor que los otros, el Rey del carnaval~ acompañado de una brillante corte ·y de un séqúitO de bufones, llegai'á y: ejenerá la sobe-.· ranía sobre t odos. Los Monarcas de Occidente y de Oriente desaparecerán y EY REY DEL CARNAVAL REINARA CON AUTORIDAD SUPREMA. En -el desarrollo de esta idea, los números del primer día serán PROCESION FLUVIAL en que tomllrán parte ambos mona1·ca~ y sus comitivas y por la noche un gran baile de . todas la¡¡; naciones en el que todos han de tr disfra.Zados. El número principal del secUndo dia será GRAN CABALGATA en que tomarán parte ambos monarcas con hombres de armas represen~ tando el Oriente y el Occidente, organizaciones cívicas con carrozas alegóricas de diferentes.prOfesiones e industrias, artes y oficios, acompañadas por máscaras. Por la noche habrá un bai_le de máscaras. Los días terceros y cuarto se dedicarán a grandes. espectáuclos en el anfiteatro, para los c:.uales se cobrarán derechos de entrada. En estos espectáculos, los monarcas rivales ha:cán que sus ·hombres d~ armas realicen simulacros y dén representaciones de- distintos juegos, de:portes y diversiones de sus pueblos. Se conce-derán 'Premios a los mejores espectáculos y después de la -distribución de los mi!>rnos·, y cuando cada uno de los monarcas reclame Ja supremacia para su pueblo, llegará el Rey. del Carnaval, desaparecerán los monarcas rivales, y el Rey del Carnaval reinará con autoridad:.supr-ama. El tomar·el mando el Rey del Carnaval ~rá ia aé·ñal de dar comienzo a las fiestas y a loS bat· les. A Una _hora indicada que se anuilciará con ·el disparo de cañones y el toque de laS cami:ia.1111.s, se despejarán ciertas calles ·para las mascaras. El Rey del Carnaval revistará y saludará a su·s secuaces en medio de batallas mímicas -de con. fetti y de flores. Por la noche tendrá lugar el gran - ~aile de Cai::naval. Dunt.ntr la Semana del Car·naval se abrirán calles de kioskos y p·abellones decorados de un modo caracter!stico en los que la Templete dtnrde dest:mbarcaron los Reyes -dp Occidente.-Carnaval de 1.908. g:einte de cada tribu, pueblo y ·p1·ovincia, expondrá a la venta lo& a-rticulos de su especial- fahric-ac1on. Habrá también pabellones· similares d! otras naciones y pueblos: despachos de cer\.'Ut: al aire libre, cafés y casas de té a disposición de los concurrente&. Premios Se concederán premios a las mejores exhibiciones en cada uno de los grande& números del Carnaval. Se fomentarán los disfraces, el uso de confetti, y todo lo que contribuya a animar el Carnavál. Manila, 21 de Septiembre de 1907». Llegado el dia fijado para el magno y trascendental acontecimiento, todo el pueblo de Manila se lanzó a la talle para admirar atónito la procesión fluvial, formada por varias embarcaciones fantásticamente adornadas, con excepción de la preparada por la Ciudad de Manila, que llevaba en su proa el simbOlico delfin de su nobilisimo escudo, de un tarnafio tan colosal que, haciendo abrigar serios temores de que diera al traste con la estabilidad de la embarcatión, fué cauea de que ésta no pudiera tomar parte en el acuatico desfile¡ la cabalgata terrestre, en la cual figuraron artísticas carrozas ; y la fastuosa llegada de los Soberanos de Oriente y Occidente, anunciada con atronadora.a salvas y repique de campanas . . Y durante toda la semana que duró el primer car.naval «oficial» de Filipinas, puede detirse ain fantasear demasiado, que el entusiasmo y la animación no tuvieron limites, viéndose máscaras en abundancia y llegando el «confettb a formar en el suelo de todo el recinto de la ciudad carnavalina una capa de considerable espesor. Desde~ entonces, con excepción de un solo año, ~e han ido sucediendo periódicamente y a en el «Auditorium>, expos1c1ones provinciales y comerciafes, puestos de feria y distracciones en la ciudad del Carnaval. La ún-ica que ha tenido un cambio notorio ha sido la Reina, que dejando en segundo término su mayestática naturaleza se ha convertido en Srta. Filipinas. Y claro, como Filipinas no se casa con nadie, segun viene demostrándolo, el orgulloso Monarca que antes compartía con ella los honores y Cm-ro.w de fo Fábrica de Tabacos ,'La Germinal"-Carna.1ial de 1908. la gloria de au efimero y semi burlesco reinado, ha quedado relegado a una condición que no es siquiera la triste de Rey consorte. Esto nos viene de perilla para intercalar en estas «notas biográficas> del Carnaval este curioso trabajo anagramático publicado en 1908 en el mismo periódico que citamos antes: Una Dinastia Ana.gra·matica cEl monarca que regirá nuestros destinos durante las· fiestas del Carnaval es, · en el órden cronológico, el noveno de los soberanos de su nombre, ALINAM IX. Así firma todos los decretos que salen de su real mano, y, por lo tanto, es p1·eciso reconocer que ha habido ocho anteceso-res suyos que, al igual de los Faraones egipcios, han constituido una dinastia en la tierra clásica de Ja tinola. e¿ Cómo la generalidad no ha conocido a los predecesores del actual rey del Oriente? «Debido a los estudios de 'Un aprovechado discípulo de Novejarque podemos descubrir la incógnita a nuestros lectores . Dejemos hablar a nuestro informante: «Todo tonsiste en que el nombre de ALINAM Ca!rroza de la Fábrica. de Ce1·veza Sa.n Miguel.Carna''ªl de 1.'IOB. es un sencillo anagrama, en el que, a poco que fecha fija los Carnavales, más o menos espléndidos o animados según como han caido las- pesas, pero siempre sujetándose, en lo principal, al plan de festejos inicial: Reina, pa.1·adas, bailes nos fijemos, encontramos que se ocultan varios significados que aparecen segun el órden en que se coloquen las letras . cE·J que primero salta a la vista es el de MANILA, que es ALINAM invertido. «Después viene otro, poco claro para su aplicación, cual es LÁMINA, como no sea en el sentido de la que vamos tel)ieildo a fuerza de comparar, como el «Samaritano», estos tiempos en que se recomienda la siembra del camote con aquellos en que teníamos arroz para nosotros y para los de fuera. «Viene detrás otro juego de letras que dá el contundente calificativo de ANIMAL al inVestigador, sin duda para que note que LÁMINA no es, verdaderamente, la acepción que debe tomarse, sino la significativa que nos ofrece la mis·ma palabra, descompuesta en dos, de este modo: LA MINA. Y LA MINA y no otra es la que marca la cronología de la casa reinante eomo puede verse por la siguiente relación: La mina del «Atlantic Gtilf and Pacífic Company» ALIN AM 1 La mina del Cold Storage ALINA!if 11 La mina de los talleres de Bilibid ALINAM III La mina del camino de Baguio ALIN AM IV La mina del tranvía ALINAM V La mina de «La Electricista» ALINAM VI La mina de Rentas internas ALIN AM VII La mina de las dietas de la Asamblea ALIN AM VIII La mina dt:l Carnaval ALINAM IX Está. indicado como príncipe heredero del actual gobernante, el que corresponderá a la mina del «Luneta Hotel» que, naturalmente, será ALINAM X.» Un espíritu malévolo, de esos que no están conformes con nada, me obliga, quieras· que no, a continuar la relación dinástica de los «Soberanos» carnavalinos. Dicta él y escribimos nosotros: A ALINAM X, La Mina del «Luneta Hotel» han sucedido: La mina de las dietas del Senado ALIN AM XI La mina de cierta entidad de crédito ALINAM XII La mina de los «Grafts» ALINAM XIII La mina de la Isla de Ingeniero ALIN AM XIV La mina de Correos ALINAM XV La mina de los fondos de la independencia ALIN AM XVI Mas otras que nos resistimos ya a anotar. Y el espíritu malévolo nos dicta aun esto más: Que su homónimo carnava1ino, ha desaparecido de la escena, y con él, casi en su totalidad, las máscaras, de las que solo queda una <:onsetudinaria: el Carnaval, que todo los· añOs se disfraza de eso mismo. Pero nosotros no nos dejamos dominar por. su pesimismo y creemos a pie juntillas que el Carnaval exist.e y existirá porque se ha convertido en una institución, que por lo meno~ tiene la virtud de «mover» algo la, de ordinario, quieta y b'anquila vida manleña. ANTIFAZ SALUD Y FRAGANCIA. Haga que su jabón de baño no solo limpie y dé frestura a su cutis, sino también que sea protector de su salud. Que elimine los· olores del cuerpo y alivie las irritaciones de la piel, las erupciones, el li'luen. Use NEKO, el genuino Jabón Germicida. Í~EiEi~~~ PARKE, DAVIS &. COMPARIA ~ Detroll &. New York, E. U. A.
CORONACION Y PROCLAMACION DE LA "SRTA. FILIPINAS" DE 1931. /_ AL Sl'fa. MflrÍa Ka law, " Srta. F .liviims" y Rci11a del Canw val de 1 !J/11, con las S1·tas. Una A nwllo y L 11i"(l Rodrinu e;:, S1·fa. Bi.<ia]las y !t,. Srta .. Mindanao, re.~pectiva 111.e11tc, con sus consortes , ocuvoudo el trono momentos des7)11és de s11 Corcnac:'ón y Proclanwció11.
Tranquilidad, nol'malidad, legalidad, son· la::· notas características del momento y la apacibilidad de la Arcadia seria comparable a la que disfrutamos, pues de lo pasado con sus angustiosos momentos, queda golo el recuerdo, que haga la Providencia no tenga reproducción. · Se deslizan, pues, apaciblemente, las tradicionales fiestas de Navidad, encanto de la gente menuda, y de los aficionados a la gastroncn¡ia, ya que no parece sino que en estas fechas fos jugos gástricos cob1·an una desusada actividad y pid~n lo suyo. Cierto es, que los esc3.parates y vitrinas de los artículos de comer y beber, son capaces de despertar el apetito al nas inapetente, y junto a los sustanciosos jamones de A vil.:S y Trevélez, se vén el airoso capón de Bayona, el cachazudo pato, o el orondo pavo. Los que somos por espíritu algo observadores, advertimos en la languidez de la mirada de estbs volátiles, un aspecto de tristeza cual si un poder adivinario les advirtiera la proximidad del fin para que fueron cebados. La Plaza de Sta. Cruz instaló sus puestos y tenderetes de «belenes:& y figurillas de barro, n•presentando pastores de ambos- sexos, pozo artísticos en su mayor parte, viéndose no pocos anacronismos en lo que a indumentaria se 1·efiere, p€ro todo es perdonable siquiera sea por el entusiasmo que su adquisición produce en la gente menuda, y la alegi·ía al instalar el N acimie.1to, costumbre que afo1-tunadamente perdu1·a en España, ya que en muchos hogares se generaliza la colocación del exótico árbol de Noel. La Plaza Mayor alberga en la am!)litud de su perímetro, enormes manadas de pavos, pollos y gallinas, que con la divenidad de sus cantos convierten aquel típico lugar de Madrid en una inmensa Babel del reino animal, mezchdo todo ello con los gritos y pregones de sus respectivos vendedores; y el vocerío d~ los vendedoreR de "turrones- y mazapán procedentes de Toledo y Levante. La fiesta de los Santos Inocentes vá perdiendo por años su pasado ~splendor. Los espectáculos teatrales que e;omponían sus programas a e;ambio del sexo de los personajes en las obras representadas ese día, han prescindido de t3n anacrónico tri1co, y n:presentan las- obras como de ordinal'io, y tan solo algunas inocentes «inocentadas» reducidas al hogar, pues los tiempos no están pa1·a bromas, hacen recordar la fecha en que vivimos, por mas que todo el año estamos· haciendo de inocentes en el correr de la vida. Esta fiesta sÍl've tan solo para que dos o tres comercios de Madrid, se hinchen a ganar pesetas vendiendo artículos propios del día, y a tal ext.l'(mo llega la inocencia humana, que hace preci~o estaiblecer un servicio de orden para evitar transtornos y dificultades. Los artículos que se venden son sencillamente caros, y en su mayoría de deplorQ.ble gusto, pero repito, el:o no es óbice p·ura que la g·cnte se deje el dinero a manos llenas. Indudablemente las noticias llegadas de Londres han sido causa de que la villa del oso y del madrolio, r:or un afán de copia se haya revestido de un manto de niebla que llevamos días de soportar con tod"a nuestra paciencia, y francamente no hay derecho a tener que recurrir al alumb1 ado artificial a lns 4 de la tarde, y a q~e nuestros bronquios y pulmones se vean precisado! a altivar sus movimientoe para dotarnos de un aire de que carecemos. La política parece encalmada, pues necesariamente influye en ella Ja semi-vacación que estas festividades imponen. El Presidente sigue insistiendo en que la fecha de las elecciones no sufrirá el más pequeño retraso y se celebrarán en la f-echa señalada, el 1 '' de marzo¡ los Consejos para ocuparse de la materia presupues·taria son cada día más frecuentes, sin que por ello dejen de ser constantes los cambios de . impresiones sobre la situación interior¡ poco a poco vá impe1·ando la normalidad sin que ello quiera decir que todavía sea completa, puesto que surje aun algún chispazo aislado. Pero a pesar de esta calma, nadie se explica la insehridad de los cambios de la moneda; parece ser que el Banco de España ha organizado una ComisiOn con el fin de ir haciendo un estudio p1·evio para en su día llegar a la estabilización de la p?seta, tras un detenido estudio de lo hecho en otros paises, y del tipo adoptado por ellos en matería estabilizadora. El mundo del svort ha tenido una nueva y sensible baja. El boxeador «lno» ha sucumbido ayer a consecuentia de una catástrofe de motocicleta, que él mismo conducia; lo que los golpes y puñetazos no consiguieron, lo ha hecho un sencillo choque en una calle madrileñ·a, del que el pugilista resultó con tan gravis-imas heridas que· Ie acarrearon la muerte. Y no todo han de ser noticias tristes en este respecto; Ricardo Zamora, el conocido gua1·dameta futboI:.stico, que de resultas de un acidente en un partido se temia quedara profesionalmente inutilizado, meréed al tratamiento a que ha estado sometido, pronto volverá al deporte de sus triunfos total y completamente curado. La enfermedad gravísima del Mariscal Joffre, es motivo de la expectación española, .por la popularidad universalmente alcanzada por el vencedor de la batalla del Marne, que salvó a Francia en uno de los momentos de peligro de la gran guflrra. Ot,ro ilustre faJlecido ha s·ido el Infante D. Antonio, t!o de nuestro Rey, cuyo cadaver ha sido trasladado al Panteón del Monasterio de El Escorial, en el que a la hora en que redacto esta crónica recibirá sepultura. Las fiestas religiosas de esta época han tenido s.u debida celebración en el Real Palacio, verific.-ándose el dfa de la Natividad una solemne ca.pilla pública con asistencia de toda la Real Fa. milia, y enorme concurrencia de espectadores a duras penas contenidos ,por las filas de Alabarderos; es de esperar que las festividades de Año nuevo y Reyes tengan lugar con la acostumbrada brillantez de siempre, y en cumplimiento de una tradicional costumbre desfilará por las calles matritenses la comitiva encargada-de conducir al palacio del Duque de Hijar el uniforme que viste el Monarca el día de la E.pifanía, colección de uniformes que se conserva en aquella señoria1 mansión debidamente instalados. Días pasados acudí a oír el concierto organizado para dar a conocer varias obras de un compositor nacido en esas· islas, Elizalde, cuya direcdón corrió a cargo del mismo; aunqufl una primera audición no dá por si suficientes elementos para juzga1·, puedo afirmaros en líneas genera1es que gustó lo oído, y es de esperar que el jóven compositor haya quedado satisfecho del público. Entre las obras ejecutadas, la para mi gusto mejor orquestada es la que lleva el título de «Mood»; claro es, que afiliado al mas avanzado vanguardismo muskal el autor de que me estoy !'J BOMBILLAS (LECTRICAS e; ®'!:!!~~~2!~' P.D.BDX,625 -::.::- TEL. 23532 ocupando, desorienta no poco nó solo la orquestación sino también la ausencia de un tema, en los diversos tiempos de que consta la obra; no hay sino una serie de motivos sueltos, que por sus disonancias hieren nuestro oido, en especial a los acostumbrados· al sa.voir /aire de nuestros clásicos. Fi~raba también en el -programa una r:J>) (así lo anunciaban los programas). Nuestra popu1ar «jota», que es un verdadero alarde melódico, y arrancó nutridos y entusiastas aplausos del numeroso concurso que llenaba El teatro; seria de desear una nueva audición de algunas de estas obras, pues en ella se podrían apreciar mejor las bellezas de las que he hecho mención. Apenas hay estrenos, no obstante la época tan propicia para lanzar obras ~n la seguridad del . éxito, pero ello no impide qu-e los teatros cuelguen de sus taquillas el cartzlito de «No hay billetes», cosa que se 1epite en los mil y pico de einematógrafos que hay en Madrid en plma actividad, y que se llenan en todas sus secciones. La gente piensa en divertirse y por lo visto abunda el dinero para ello. Siguiendo la costumbre, yo debia hacer en este artficulo un resumen de lºs •acontecimientos acaecidos en España durante el año, una e~pecie de balance o examen de conciencia nacional, ¡pero, es to.n poco satisfactorio lo ocurrido en estas tienas, que seria preferible un absoluto silenr.io !. De todo hubo, de todo, desde un cambio de sistema de gobierno, hasta dolorosos incidentes bien poco ha ocurridos, atentados, huelgas, sublevac.-iones, y en otro orden, inundaciones, calamidades, desgracias de verdadero carácter nacional, sin contar con la desaparición de personalidades ilustres en el teatro, la literatura, el clero, la milicia y Ja polftica, que en es·te país en que tan escasos andamos de ellas hacen a cada momento más sensible su falta. En fin, la proximidad de 1931 haee esperar que 1aF· cosas varien y el nuevo año sea pródigo en prosperidades para nuestro país y que ellas nos hagan olvidar la tristezas pasadas. La sierra ya viste su níveo manto hace varios días·, encargándose de repartir grippe, catarros y pulmonias a los madrileños, y como en el mundo hay gustos para todos, empezó ya el trasiego de alpinistas ( ?) en busca de los placeres del patin o del ski, mientras el parte meteorologico con isócrona monotonia nos comunica la temperatura en aquellos vericuetos, la altura de la nieve caida y el estado del cielo, y los frioleros nos chupamos los dedos de gusto y por lo que pudiera ocurrir, nos aproximamos inconscientemente a la ignea chubersky o al radiador, lamentando el frío que voluntariamente se lanzan a buscar los eRamorados de la baja temperatura. La Caridad, pensando en ella, empezó su benéfica obra, y el reparto de abrigos y prendas a los desheredados· de la Fortuna, que son legión; El Regio Alcazar de la Plaza de Oriente, prestó sus salones- para la distribución de prendas a los pobres y las augustas manos de nuestra Soberana y sus hijas fueron las encargadas de realizar tan caritativa- misión de «Vestir al desnudo»; por su parte la iniciativa particular también ha mostrado sus actividades y los diferentes talle1·es regentados por damas de nuestra aristocracia y con distinguidas señoritas como obreras, han acudido también a suministrar prendas a los menestetosos. La lotería tuvo a bien emigrar con el obeso a tierras de Levante, dejándonos sumidos en la más reconc-entrada desesperación. EIJo no ha s·ido obstáculo para que acudieramos veloces· a las administraciones de loterias, a fin de adquirir un nuevo bi11ete para el próximo sorteo, en pos de la Fortuna, lo que prueba la ninguna firmeza de nuestras conviciones, pues bien recien · te está nuestra desgracia para con eHa, y los dicterios que con tal motivo la hemos dedicado, que es obvio se repetirán cuando la «lista grande» con la evidencia de los números nos demuestre que tampoco es para nosotros el soñado premiO. Venta de Aniversario .DEL 31 DE ENERO AL 7 DE FEBRERO EN <e~e <eaj C\'\\a~af ISAAC PERAL 40 REDUCCIONE'l SORPRENDENTFS EN TELAS LINEN, MUEBLES, ROPA INTERIOR Y CURIOSIDADES, ETC., ETC. Esta rorn oportunidad ha sido 1J()Sible, dada fo r1101·me lmja en el camhio def Dollar mexicano Eso si, para variar un poco el sorteo de la Lotería de Navidad tuvo este año el aliciente de que uno de los tiernos infantes encargados de la extracción de bolas, fué causa de que equivocara el importe del premfo, y asignó 10,000 pesetas, ar premiado nada .maR que con SEIS- MII.,LONES, y para que les voy a contar a Vds. 1a zalagarda que se armó en el salón de sorteos~ pues incluso se llegó a solicitar la anulación. Pronto renació la calma y los venturosos mortales que hayan conseguido un pellizco, podrán disfrutar de las «leandras» que por clasificación les hayan correspondido ¡ Felices ellos! Y con mi ferviente deseo de que hayais entrado en el Nuevo Año con toda suerte de felicidades y venturas, y estas aumenten en el transcurso ~e 1931, os envia el saludo de despedida hasta la próxima 30 de Diciembre de 1930. LA PALMA DE MALLORCA HOTEL Y RESTAURANT PAN ADERIA Y REPOSTERIA Especialicad en el servicio de Bar.quetes para Bocas, Bautizos y cualquier ínaole dcc fiestas. Espacff>so y Ventilado Salón PaTO Grandes 'l{euniones, Baila y Fiestas. JUAN GALMES, Propietario SoLANA 187, INTRAMUROS l 2-33-50 MANILA TELS: ·, 2-33-59
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DEL BAILE DE PRESENTACION DE ~ANDIDATAS EN EL AUDITORIUM. De izquierda a derecha: Srta. Luisa Rodriguez, d" cEl. Debate>: Srta. Rita Pañm·es, del cGraphic> 1 1 cBisayct>; Srta. Conchita. Enstaquio, del «Taliba>; S1·ta. Alicia de Santos, de «lndepcndent>, «La Opin.ion1> e tr.111.telligenctw»; S 1 ·ta. L11isa St,,t.·cns, del "Liwayway"; Srta. Paz L. Reyes, de «Sampaguita>; Srta. María Kalaw, «He1 ·ald», cT1·ibunn , «F1·ee P1 ·ess» y "Baticuling"; y la Srta. Emilia Diago, de cExcelsior~. ro10-SUN STUDIO
fo1~ ·SC\' ST"1>U>.
Cuadro :J\[aturalista f.EI. <§alln E11 sus ojuelos flavos colúmbrase una chispa de cólera; flamea el ascua de su cresta; tiene impulso de ariete y agilidad de avispa; es del orgullo- imagen su movediza testa . Plumas multicolores dánle hermosa prestancia, y para ser mona real no precisa blasones: le basta su renombre de h~dómita arrogancia, con sangre escrito por sus corvos espolones. Cuando en el prado húmedo hoza y picotea, toma el porte pacífico de cualquiera burgués; pero, al tiempo que ingiere anélidos, otea y acecha a sus congéneres mirando de través. Peleador soberbio y amante contumaz, <:0nsidera la tierra como tálamo y liza, y esttima igual la guerra que la enervante paz, y la impúber gallina igual que la rabiza. Vedlo correr tras una pollita esbelta y blanC'a. Corre, vuela, se acerca, rezágase y brioso vuelve a correr; la coge, y al ímpetu, le arranca níveas plumas que caen cual tributo amoroso. La hembra pávida queda; ovíllase y aguarda el asalto del macho vesánico y lascivo. El galán se apercibe. . . De repente, en la parda trabazón de un arbusto, surge otro galJo altivo. Apréstanse a la lucha, eontémplanse altaneros, se mid-en y agachando la irascible cabeza, atácanse con arte de gladiadores fieros. Después de usar esguinces y fintas con destreza, en el aire describen una curva inaudita, y el intruso, vencido, se abate raudo al suelo. El victorioso busca de nuevo a la pollita ... pero ésta s-e ha esfumado aprovechando el duelo. Santiago ARELLANO /TURRIA
Vida Litera tia y A rlís/ica EVOCACION. DE BOLIVAR Por ANGEL -DoTOR Sucede frecuentemente en el mundo de nuestros dí.as que figuras fundamentales de la ideación y el progreso contemporáneos, y hasta aquellas otras que puede decirse, gráficamente, torcie'ron el c:urso de la Historia, permanecen igno1·adas y, a veces, lo que es peor: aparecen ante el espectador de hoy completamente distintas a como en realidad fueroh, deformada· su silueta espiritual por los- malos historiado1·es cuyá labor enjuiciadora caracterizase por el apasionamiento y la torpe parcialidad. En algunos casos, como el de Bolívar, el na .. mado L-ihertador de América, a que aquí nos referimos., conuetamente, acaso más culpable del prejuicio y la ignorancia del verdade1·0 relieve personal sea el estado de opinión colectiva de un país y una raza que, cegados por el torcido concepto de patriotismo, incurren en grandes errores históricos, de los que, al fin, viene a sacarlos el tiempo, gran maestro de verdades. Hoy, ante el primer centenario de la muerte· del glorioso paladín de la independencia americana, que se celebrará antes de finalizar el presente año 1930, -es dado observar cómo la comunidad hispánica, sin limitación alguna, _aprésta~e a honrar la memoria del caudillo que en mayor grado dió re1íeve supremo e imperec·edel'O a la personalidad de todo un continente. AJi.enta en la veintena de paises hermanos en origen, idioma y cultura, un tacito y fervoroso anhelo de identidad es-piritual a este i·especto, emanado de ese nconocimiento de lo qÜe signffic8 ei"Proceso histórico hispanoamericano, lo cual, si ·por lo que se refiere a aquéllos es de notable significación, por lo que atañe a España encarna toda una alta lección de Filosofia de la Historia. En el tributo exaltador de BolíVar culmina, como es natural en estos ca~os, la labo1· de los escritores que evocan su recuerdo y aquilatan el sentido de su figura y la transcendencia de su; obra en el devenir humano, labor que, según fá-' cilmente se comprende", reviste la máxima perinanencia, puesto que queda tn'corpo~ada al acer-' vo de la interpretación secular de la vida. Entre los numerosos libros y trabajos periodísticos aparecidos en estos meses destaca, por numerosas cauas, la obra Bolívar, el Líbe1·tador, que acaba de publicar el ilustre esCritor español Jo-sé María Salaverría, obra incluida co¡{io 'volumen .1 de la ya famo§ colección 'biográfica «Vidas Espaiíolas e Hispanoamericanas del siglo .XIX», que edita la gran casa madrileña Espasa:calpe, S. A. Bolivur el l . ...ibertado1· es·, pues, una magnifica evocación del gran guerrero y político, digna de figurar a la cabeza de cuanto se ha escrito sobre el mismo. Explicase el magno ·acierto del ilustre ensayista con esta su, hasta ahora, última obra, no solo habida cuenta de· las· básicas cuali· darles personales del mismo, sino por la dedita· ción fervorosa con que, desde hace algún tiempo, viene consagrándose al estudio del hispanoamericanismo. El mismo ha narrado como· al emprende¡. el año pasado su. viaje a Venezuela, la patria de Bolívar, tenía una idea un tanto remota del Libertador. Ese viaJe facilitóle el estudio minucioso del tema, y así se comprende que ahora cristalice su labor en libro tan meritorio. Para Salaverría, como pa1•á la generalidad de los que hoy día poseen amplia cultura y analízan se·renamente la perspectiva del tiempo pasado, Bolívar tncarnó hasta la exaltación las caracteI isticas sobresalientes de la raza española ·y, a· la vez, del pueblo amerie:ano. Fué, por ende, representante de las virtudes ·básicas de nuestra estirpe, manifestadas en grado máximo dentro de un &mbiente don~e, por ·lo general, aquéllas se trocaban en las contrarias, ominosamente. Aristócrata, rico, poderoso, el l . .il>ertador emprendió su cruzada movido .más por generosos impulsos redentot"e3 que por el ansia de mando y dominio,- ya qne el resultado era tan notablemente i_ncierto: es-to proclama, en nuestro concepto, la idealidad de su gesto y el sentido de su sacrificio, no por todos apreci8.do. De s·u superioridad sobre los d~ más caudillos de la independencia americana da fe el hecho patente de que éstos limitaron su acción al aspeeto localista, nacional, que iQ!,plica a)g~ así como interés material de corto vüefó, mientras que aquél uolo amaba las acciones en grande, y en vez de conténtarse con la eman· cipación de su país natal abarcó en su patriotis· mo a toda la América, y no d~scansó hasta conseguir expulsar el dominio '\ie España .Je todo el continente». Y después de lograr· victorias y conquistal' territorio~· a fuerza de heroísmo y de constancia, tras una brega incesante, tras dolores y quebrantos, aún no se abroga la máxima autoridad--que otro e:ualquie1·a habrí~. converti· do en dictadura imperialista-y convocv el Congreso de Angostura, para pulsar la voluntad popular y atenerse a ella en un todo al legar a la nueva organización estatual. El atraso mo1·al, el torcido concepto que de la libertad había en aquelas colonias españolas a principios del -siglo XIX explica, que aún hoy día no sea ra1·0 oír la afirmación de que Bolívar .fué antidemócrata, y hasta que se haya pretendido hacer-le anticristiano como acaba de i·efutar, en excelente ensayo, el critico c·olombiano Alberto Cal-vajal. Aguila real en ambiente de gorriones, el Libertador no pudo, naturalmente, adaptarse al quietismo circundante. Y de aqui que su rumbo se apartase del de la generalidad. Y de aquí también que, al fin, esa diferencia Je .llevase a la desgracia, al fri.caso. La guerra sostenida contra el pU.eblo español trocóse, al ser éSte vencido, en lucha civil, intestina . Poco a poco el que fué ídolo supremo, aquel que hasta en el santo sacrificio de la ltisa solía ser invocado cual un semidios, fué perdiendo prestigio, y su sueño dorado d-e constituir la Gran Colombia deshizose como pOr ~ncanto. Los que poco antes le glorificaban, hacían versos hirientes a su nombre. Por todo ello hubo de pronunciar, ya en sus postreros dia'S, aquellas palabras desconsoladoramente elegíacas: «La República es ingobernable. Los que hemos servido la causa de la revolución hemos arado en el mar>. Salaverria nos ofrece en Bolív01·, el Libe+ta.dor una magnifica pintura de la vida del gran v~nezolano, y una excelente descripción de su INVIERTA EN ACCIONES LIBERADAS al 7% EL HOGAR FILIPINO SOUI::UAD '.\IUTUA DI-; CO'liSTRUCCIO!'i Y PRESTAMOS LAS ACCIONES LIBERADAS en "El Hogar Filipino" r:epresentan la inversión más segura y provechosa al alcance del público en Filipinas. Estas acciones de a P200.00 cada una, producen un dividendo fijo de un 41 "/c a un 7%, dependiendo del tiempo de reth'o, dividendos pagaderos en mensualidades. Pida nuestros PROSPECTOS que detallan esta forma de obtener acciones atractivas y deseables·. 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Cáda uno de los diez y seis capítulos constituye un inagnífico estudio, documentado y sereno, de la vida 'española y americana de aquella época, estudio Heno de agudeza y color. Puede decirse que por primel'a vez un gran escritor español afronta la interpretació.n de Ja acaso mayor figura que América produjo, figura que, como pocas contemporáneas, mereció la aureola de la Gloria con que s·u nombre pronúnciase hoy. Poi· ello Bo'lívm·, el Libertado·r-que ofrece, además lo atrayente de su factura, con retrato, autografo y láminas alus-ivas-ha de ser J.eído por muchos miles de personas de entrambos continentes. ANGEL DoToP E. A. NIEVERA FOTOGRAFO COJllERCIAL JU San Vicente Telefono 2-54-93 J. A. NAVARRO Pnro.Llame al 1''0TOGRAI"<> BANQUETES, BAILES BAUTIZOS Y PARTYS INFANTILES. TELEFONO 6-64-67 A. Mabini 515 Ermita
QLn. En las inquietudes de la triste vida, eres el sosiego, la calma que aquieta .. . Para los ensueños, sueño de Poeta .. . ¡Para los amores, la Pascua Florida! Para los p_esares, eres la ternura que rinde y abate la melancolía; para las tristezas, eres la alegría, ¡la santa alegría que es toda dulzura! Para el d~encanto, eres.Ja sonrisa; para Jos dolores, el rico tesoro del beso, del gesto, la dulce canción ... ¡Para el desaliento la luz de tu risa es Una sonora campaha de 01·0 que repica, alegre, la Rest;irrección ! ,!11\anos rig[anrns que §sois Cl1mo oM• 1.!firios ..• ¡Manos de dedo~ ágiles y finos, hechas Para e1 amor y 1a~ t.aricias·! .. ¡Oh, manos de Mujer, siempre prop1c1as a endulzar con piedad nuestros - Destinos! ¡Manos magas, que vierten, en ternuras, en nuestro corazón, su s-ed de amores! ... ¡Manos sabias, que truecan en dulzuras todas las amargu1·as y dolores! ¡Manos buenas, que saben de perdones! ¡Manos dulces, que curan 8.flicciones ! ¡Manos santas, que cierran una herida! ¡Manos tristes, que calman mis martirios! ¡Manos blancas, que sóis- como dos lirio~ que aroman la triste2a de mi -vida·! A. V ALDÉS PICA.
AOMINISTHACION Sta. Potenciana 32 REVISTA DECENAL ILUSTRADA Registrada en la Administración de Correos como correspondencia de segunda clase. A. <IARCIA Tt:HCERA EPOCA ~~~~~-J- ___ M_A_N_1L_A _ -_·1_o_F_E_B_R_E_R_o_, 1931 A!ilO XXVII Manila se halla envuelta en él torbellino del Carnaval, desde el preciso momento en que, inaugurado con la tradicional "parada terr::!stre", igualita a la de todos los años,-batallón de cadetes, carrozas más o menos artísticas con sus correspondientes beldades, departamentos· del Gobiel'no/ obreros En abundancia y unas cuantas mascaritas nada más-abrió al público las puer· tas de su extensa ciudad en el dilatado campo "Wallace-". Y comenzó la quincena carnavalh1a, • ' L teros, muchos comercios con los clásicos carteloneE· colgados de sus puertas anunciando baratí· llos 'icarnavalinos" y paren ustedes . d~. (;ontar. Los círculos sociales no acusan ning,iila nota de relieve, fuera de los tes y reuniones de costumbre. Del último día del pasado me~·. "pidlido•' en-· tre la decena anterior y la actual, son; _ t.a re-. cepción seguida de baile en el "Club Filipino,. con que el Comité Ejecutivo de Ja Gran Feria de . Caridad agasajó a Jos 4tfet!:ls chinos y japoneses que tomaron parte en loS! .distintos campeonatos ~~~:~a~~s eÍ:~:~i:~e~¡¿ !1s~i!~ci~ 1J:~~e8 s~~~ sociedad¡ luego, el. notablé concierto ton que se Cena of1·ecida por el Presidente de la Sociedad de Tiro a.l Blanco de Manila., D. Alberto Muscat 11 Srn. en honnr al Sr. Marrnel Btech 11 S1·a. 11 del Ca.7,Uán Towle y Sra. con sus· bailes numerosos- a noche por baile-; la coronación rte la Srta. F ilipinas y Reina del Carnaval de 1931, acompañada de las Srtas. Luión, Vi&ayas y Mindanao, las tres simbólicas constelaciones del pabelJón filipino y, su séquito; la& pantomimas guerreras a cargo de soldados del Ejército en el "Stadium"; los juegos deportivos, etc.; y la muchedumbre que diariamente acude a la "cittá" para deambular por ella, parándose a curiosear ante los puestos de "atracciones". La nota saliente es la exposición dé ganadosi donde se admiran notables y hermosos. Por lo demás, Manila presenta casi su aspecto ordinario: poco. o mµy escaso movimiento de foras· presentó en el teatro "Opera House" ante el pú· blico de Manila la cantante filipina Agelica Natividad de Baldisseri, patrocinada por distinguidas damas. La labor artística de esta apreciable cantante fué muy dignamente elogiada y aplaudida. Con ella, tomaron parte en el programa, el Profesor Sr. J . Esteban Anguita, que le acompañó al pi>&no, el tenor Sr. A. Belotti y la Srta. Carmen Oeampo, cuya labor fué también muy justa· mente aplaudida. Y para completar este Mosaico, echlimos de la socorrida 41nota del tiempo", que va entrando francamente en el período de la canfoula, con madrugadas todavía un poco fres-quitas.
NOTAS DE HOLLYWOOD F'rances IJee, bdlísima y esC1dlt!:ral estrella. de la. pa11ta.lln., qne en la 1>etic11la "La. Danzo dtl /dolo" hnce un 11erdndero derroche de n1·te. UNA CARTA DE ERNESTO VILCHES Ernesto Vilches, el popular actor español, cuya actuación en CASCARRABIAS está causando sensación en el mundo hispano parlante, juzga la película de la Paramount EL DIOS DEL MAR como la mejor de todas las realizadas en español hasta la fe<:ha. Luego de asistir al estreno de EL DIOS DEL MAR, en un teatro de Los Angeles, escribió una carta a Geoffrey Shurlock, productor asociado de la Paramount, manifestando en ella la alegría que había experimentado al ver la película en que de una manera tan completa y definitiva . triunfan Ramón Pereda y Rosita Moreno. He aquí el texto íntegro de la carta: nMi querido amigo míster Shurlock: Es la una de la madrugada; tengo que levantarme a las seis, para ir a trabajar. Sin embargo no puedo irme a la cama sin antes tomar la pluma, para feliictarles a usted y a los. dire<:tores de esa compailía, realizadoru de EL DIOS DEL MAR. Acabo de asistir a su estreno, en el lnte1·nationfll Califm-nia Theatre. Todos los actores, del primero al último, están admirables en su~ papeles. Por lo que se refiere al idioma y a la entonadón, es la mejor película hablada que se ha liecho hasta Ja fecha, sin excepción alguna. Creo que, en fin de cuentas, acabarán ustedes por convenir conmigo en que, lo importante para hacel' buenas películas habladas es contar con buenos actores, que sepan decir y accionar adecuadamente. 'Perdone que le de así una opinión que no me ha sido solicitada, pero la alegría que he experimentado esta noche destruye mi reserva, apart...e de que yo no soy de los que callan. Todos los actores están magníficos, repito. Pereda y Ros.ita se han superado a sí mismos. De Arbó y Villarreal. . bueno, si yo hablara de '!llos me juz¡arian parcial, .pero creo difícil que encuentren ustedes otros actores capaces de igualarles . En cua nto a Pepet, me parece un gran actor. La dirección es una obra de arte en sí. El diálogo está muy bien, sembrado de expresiones adaptadas al ambiente . La fotografía es. irreprochable. Concluyo estas líneas con sinceras felicitaciones para la casa Paramount, y en particular para usted, mi buen amirco.
Aspecto animadísimo que o/recia el. < ·omrdor del Hot-el Bilbao, de Jloilo, con los numerosos y distinguidos invitados que asistieron a la boda Gm·cfo-Mon/ort, celel1rada el Sátado 17 de enero pasado, de la que fueron vadrinos, la di.stingu·ida esposa de D. José Lahorra. herm.am.a. de la novia, y el Dr. Fermin Ca11am. La S1·ta. María García y el Sr. Alfonso Mon/ort, mom.enlos después de su enlace matrfmonial, con los niños: Asmwiún Rodrigue.;, Elvira Solo., Ahja11d1n Kanahcm 11 José Rodrig11e:z.
NOTAS DE VIGAN S.M. NENA 1 Reina del Carnaval Iloeano de 1931, que fué coronada en la noche del dfa 20 del actual, en el Auditorium de la Ciudad Carnavalina de Vigan, en medio de una ceremonia imponente de argumento b!blico y al estilo del reinado de los fa. raones de Egiptó. La Srta. N'epomuceno Reyes-, pertenece a Ja distinguida familia de los Formosa y Reyes, de Vigan, Ilocos Sur, es ex alumna del Rosary .Academy de la misma ciudad y una de las beHezas más destacadas de la elite social sud-ilocana. Para formar un marco digno y adecuado a la fotografía de esta flor de los pensiles sud-ilocanos,. seria preciso que Ja pluma en vez de t1'8zar letras, hiciera brotar flores de ~us puntos. La mía carece de esa virtud, y si esta orla literaria no corresponde al alU> honor a que as8RTA. LOURDES 8!NGSON SRTA. NENA REYES pirn, a su bondadoso c-arácter y a su indulgent(' corazón me acojo, en la seguridad que sahr3n excusarme. O'BELI .. La bella y distinguida Srta. Lourdes Singson, d(' la acaudRlada familia de Singson, de Vigan, Ilocos Sur. y alumna del Centro Escolar de Sef'ritas, que simbolizó y personificó con su esbelta y gentil figura, a Filipinas, en el rumboso y anirt"ado baile de disfrace~ dado en su residencia por D. Fidcl Reyes, del citado pueblo . Ni que dcdr tiene que la Srta. Singson llamó poderosamente la atención de los numerosos concunenWs a dicha fiesta, haciéndose todos ellos lenguas de su hermosura y simpa tia . No sería aventurado afirmar que con solo verla, no se puede negar que Filipina!'! es grande, cuando bajo su l!mpido ri~·lo naCC'n floret como In Srta. Singson. IWCANO.
El oficio de periodista tiene sus quiebras: sus dolores de cabeza, sus opresiones de corazón, sus apuro& de bolsillo--mas ¿quién no los tiene?viendo, sobre todo, desfilar la farsa humana, telón adentro ... Por eso, quizá, c:asi siempre, aqui al menos, se observa cómo la Prensa acaba por ser Ja novia abandonada de quienes, pudiendo haceí-la su esposa de toda la vida, después de catar las mieles de su cariño, unen su suerte con damas de Srta. EMILIA 'DIAGO ".'.lCiss Excelsior" de 1931 La Srta. Diago, natural de Bais, Negros Oriental, es 1a única rosa provinciana que ha aromado el pensil de las bellezas carnavalinas este año; pues las· otras dos-Rita Pañares de Cebú, Cebú, y Fe Alberto de Atimonan, Tayabas-prefirieron quedarse en sus respectivos jardines. A la señorita E;x;celsior corresponde, pues, la distinción de haber traído al presente búcaro de beldades el perfume de los vergehs provintia!¡a "Srta. E:rcel8io1'11 d1n-ante la, entJ·evi8ta con nuutl'o colnbom.do1· Juanito. más alcurnia o dineros, doña Política, por ejemplo, o doña Fortuna .. . ·. Pero si tiene sus noches, también tiene sus di as. Es.tos di.as, la ocupación más grata del cazador de noticias es la caza mayor de las bellezas carnavalinas. Estamos· delante de "Miss Exceh;ior" la Srta. Emilia Diago. Sitio: la antesala quieta y apacible del Hotel Mignon, muy cerca del loco torbellino de In Escolta, la arteria principal de la ciudad. nos, sano como el aire de sus campos y bizarro como el vuelo de sus montes. Así se destaca ella, en grupo con las demás bellezas, por o3tentar los mejores colores, las carnes más prietas y la sonrisa más f resca. Por si esto fuera poco, para captarse las simpatías generales, su aire de modestia-virtud que hoy se vende tan cara por lo rara , aun entre las jóvenes-corona sus demás cualidades. -¿Qué impresión le ha producido i;u candidn· tura? -1''ué una gran so1•p1·esa para mí-su voz es remisa, pero clara y tras-parente, tal que si fluyese en ella su alma entera, palpitante dJ emoción ... -cuando me enteré de mi candidatura y de las otras candidatas del mismo periódico: Pilar Carballo y Conching Soriano. Figúrese, nada menos que habíamos sido las tres com,pañeras del mismo colegio, Santa Tel"esa, y no era cos·a de luc,bar contra ellas. -¿Quién o quienes la hicieron ganar? - Y o no sé hasta ahora, a quien debo agradecer mi triunfo en Excelsim·; pero sospecho que debe ser cosa de mis ainigas ... - Y ¿por qué no de sus amigos? -Porque no los tengo, ¿Qué amigos quiere usted qué, tenga una colegiala qué hasta marzo pasado, es decfr, hace un añO, ae hallaba ·interna en el colegio? -t Qué estudiaba usted? -Me gradué en high school y comercio a la ''ez. Para poder hacerlo, tenía que asistiT a clase día y noche. -¿Para qué ha querido ser COIRlerciante, en \•ez de- farmacéutica o abogada? --Porque, én primer lugar, mi afición esté en las matemáticas. Me divierte hacer númerOfl. ·Y segundo, poi·que asi podré ayudar mejer a papá én la hac,ienda llevándole las cuentas. -_¿Es usted, pueS, ya la tenl"dora de libros de EIU ·papá? -Todavíá, no. Por ahora me contento con ayudarle a vaciár la caja, que es mucho más cómodo y practico-y del doble teclado de sus dientes brota ra dulce sinfonia de su risa. -¿Cuál es su deporte favorito? -El juego de bolos, que es casi el único que puede practica1· una mujer en provincias. Tam· bién hago ejercicios calisténicos· todas las mañanas al saltar de la cama, para reducir, o cuando menos pal'a no seguir subiendo de peso ... No subir de peso. No pel"der la línea de la juventud y de la belleza. Eterna pesadilla de la mujer mo.derna. Mas yo le replico, con las palabras del personaje pl'incipal de la famosa película hablada en español «Del Mismo Barro»: -«No te preocupes, pl"eciosa. i Cada libra de más que hl peses es una libra más que yo adoro!» Y lo dije por todos los· lectores y lee:toras de E~celsior, que estarán conmigo en que, como la Srta. Diago, hay mujeres que lo que pierdt"n en l!neas y esbeltez lo ganan en curvas y gracia ... ¿ Ht" dicho algo? JUA.VI1'0. Konate UN PRODUCTO DEL "MELLON INSTITUTE" PROTEGE 2 AÑOS A LAS ALFOMBRAS y Artículos similares: Trajes de lana, sobretodos, M11ebles Tapizados -cualesquiera que .•ean atacado.• por imectos. SIN DAÑAR A LAS TELAS Puede V. obtene¡· este servicio de la Silverton's dry-cleaning plant, calle A. Mabini No. 37, Teléfono 5-68-20. Ellos le recogerán el material y se lo devolverán a su domicilio, protegido con Konate ¡:ara dos años o más. BOTICA BOIE EL KONATE PUEDE USARSE EN LA CASA CON UN FUELLE O BOMBA CONTRA MOSQUITOS
QUIEN CAMBIA? Pregunta es esta a la que no creo que sé atreva mucha gente a responder de pronto. Porque la cuestión de los cambios ya se sabe que siempre ha sido peliaguda. · Ahora, pensándolo un poco, ya es- otra cosa. Cambiar, cambian muchos, unos impresiOnes, otros moneda con tanto por ciento a favor o e!1 contra, otros, de ideas polírbicas y otros de camisa. Pero 'el cambio mas coniente que se conoce, o al menos el de que mas se habla, es el que sirve de tema a todas las conversaciones forzadas y premiosa.s: el del tiempo. No hay expresión que se prodigue más, siendo de observar que es muletina que, una Ve2 cogida, no hay quien la suelte. Aquel que diga por primera vez, ¡Como cam-· bian los tiempos! bien seguro puede esta1· que lo irá repitiendo hasta el infinito y cada vez más a menudo. ¿Cambian los tiempos en realidad? A mi juicio-sin que por decirlo ahora pretenda creer que he hecho un descubrimiento-entiendo que no hay tal cosa. El tiempo sigue imperténito su camino, cuyo origen ignoramos y cuyo final desconocemos, pe-ro en el que hemos ido plantando jalones para referirnos a épocas determinadas y en el cual jamás hay cambios, ni giros, ni variaciones. Nosotros si que cambiamos, tan rápidamente que en cuanto nos fijamos un poco lo notamos, con tanto despecho, que preferimos negarlo a pesar de tener la seguridad de que nadie nos ha de creer. El detalle más nimio nos hace saltar a la vista estos cambios: ya es la ropa quedándose holgada o estrecha, ya el semblante que se alarga o se redondea, ya el cabello que se obscurece o blanquea o se cae, ya en fin el humor que se pierde o que se gana . . . no; que se pierde, como capirbal que se gasta sin producir intereses. U no de los hombres que más daño han hecho a la humanidad en esta cuestión de cambios, fué sin duda ninguna Daguerre, quien con su inven!o, que tanto entusiasmó a nuestros ¡)adres, a nosotros y a nuestros hijos, nos ha partido por el eje, po1·que nada como una colección de retratos de una misma pérsOna, para que se vea lo que cambia, no obstante las protestas que haga en !bono campanudo como a~ostumbran muchos exclamar: «Yo siempre soy el mismo.:. ¡Qué han de ser! Ni en figura. ni en costumbres, ni en carácter, ni en nada. Gracias a que, como todos cambiamos al propi~ tiempo, no se nota tanto, a menos que nos fijemos-, pero aun así encuentra cada cual má!!I natural decir. «Como ha cambi-ado Fulano», que nó «¡Como he cambiado yo!» Las generaciones que pasan son siempre injustas, a mi creer, cQn las que las empujan. No hay viejo que no encuentre defect.os a 1011 jóvenes, lo mismo si le dá por lo serio que por lo alegre: si lo primero, encontrando al mundo más pervertido que en sus tiem.poa, si lo segundo, considerándose más tunanrhe, más oportuno, más decidor, más pillin que todos los que por serlo pasan en la ·actualidad. Y llevan su -intransigencia a tal extremo, que no admiten absolutamente nada de Jo moderno, por creerlo siempre peor que lo antiguo. ,Jtecuerdo que en cierta ocasión, nos quedamos encantados unos cuantos, viendo pasar cerca del grupo que formábamos, una mujer encantadora, de esas que, por el cúmulo de perfecciones que ..e unen, aun vistas parecen soñadas. Deslumbrados quedamos todos- ante el paso de aquella estrena· de primera magnitud y así nos expresabamos, cuando uno del grupo, el más viejo,----que lo era y bastante-nos cortó la letanía de elogios diciendo ... «¡Psth! No es ma~ leja; pero no puede compa1·arse a lo que fué su madre. ¡Aquella si que era guapa de veras!» Y, lo de siempre, metidos en. discusión, resultó que nosotros no sabíamos apreciar como los de su tiempo, que cualquier cosa nos sacp.ba de quicio, que tal y cual y que se yó, concluyendo con la Obligada exclamac:.ión semi-tris-te, semi-desdeñosa; e: Pero cómo cambian los tiempos.» Lo que nos apresuramos a rectificar introduciendo en la oración una pequeñ~sima particule. respondiéndole. c:¡Pero como 1ws cambian los tiempos! M. ERREA
f ORPRESA l)E (AR NAVAL POR MARIA MoLl"A PEREJA Ya cerca de Madrid, Gab1·iel se preguntó desanimado, qué es lo que iba a hacer allí. A despertar recuerdos y a sufrir con ellos. Si al menos dispusiese la Providencia que llegase a encontrarse con su hermana! Pero no, no dada con ella por desgracia. Si pudiese verla! ... Pero, ¡para qué! Se conocía y sabía de sobras que con su carácter violento, se exponí-a a matarla; matarla sí, y aún eso era poco. Ella, nada más que ella, era la culpable de la muerte de sus padres, que al verse a la veJez sin honor, sin el honor que supieron tantos años guardar, no pudieron re.s·istir el golpe y uno tras otro ripdiE>ron sus vidas a la Pa1·ca cruel. Y ella, la hija infame, lejos de enmendarse, aún se entregó más, después de Ja muerte de sus padres, a aqueBa vida de crápula. ¡Maldita! Todo casl:tigo era poeo. Abismado en sus tristes pensamientos-, no se daba Gabriel cuenta de que e] tren iba acortando la marcha. Un fuerte silbido le trajo al mundo de la realidad. Habían llegado. Al apearse del tren, al sentir bajo sus plantas la tierra de sus amores, de aquel Madrid de sus· ensueños que tantb tiempo hacía no pisaba, se sintió hondamente emocionado. -Sus maletas, señor-oyó que decían a su lado. E;ra un chicuelo, un pillete, aspirante a posee. dos de unas cuantas monedas de cobre, mediante la tras.Jación de aquellos bultos al coche que "aquel señor" le indicara. Ya en el vehículo, púsose Gabriel a pensar qué órdenes iba a darle al auriga. ¿A donde ir? Y tras bt·eves momentos de reflexión: -Al Palace Hotel-ordenó al fin. Y a11í quedó instalado. Corno era hombre de mucha simpatía y agradabilísimo ·tlrato, pronto contrajo amistades y, entre ellas, una verdadera y profunda; la de un joven abogado con el que intimó tanto, que apenas si se separaba de él. Asistía inclusive a las vistas de la audiencia en- las que intEt"venía el simpático letrado, y era su ·mayor placer oír las brillantes defensas que él hacía de sus clientes. Le encantaba el arte aquél suyo en hacer ver a los circuntantes lo que queda, por lo cual no se hubiera podido contar de un delincuente defendido por él que no hubiese resultado absuelto. Gabriel llegó a profesarle verdadero afecto, que fué correspondido con creces por su amigo. Este tenía un carácter tan alegre y franco, que se captaba en seguida las simpatías de cuantos le trataban. Un día, entró como una tromba en el cuarto de Gabriel. -Oye, tú; hay que pensar en algo más que en comer y dormir. El Carnaval se acerca, y hay que ver el modo de sacarle el mejor partido posible. Supongo que no habrás venido a Madrid a rezar el ros-ario encerrado en un cuarto del hotel. Te veo muy desanimado. -¡Bah! Carnaval. . . tonterías; una ridiculez más del mundo! -Adiós, tú! ¿Sabes que casi entran ganas de ponerte en la mano un revólver? Vaya un tío escéptico! ¿Qué sería del mundo sin esos tres días de locura al año? Con ellos vivimos, medio, pensando en lo que en esos días nos hemos divertido, y otro medio pensando en lo que nos divertiremos en el próximo. Y ahí es nada: tres días de esparcimiento y olvido; tres días en que se pueden cantar las verdades del barquero al lucero del alba; en que pueden los pobres hablar a los ricos de igual a igual, empleando hasta el tuteo; en que se puPden besar· a cien mujeres impunemente, porque las hay que lo p~rmiten mientras llevan puesto el antifás, como si en éste solamente quedase la mancha. En fin, chico, delicioso! Logró con su charla convencer al amigo, y en efecto, la segunda noche de Carnaval, asi&tieron a un baile de máscaras, envueltos en sendos dominP.s negros y cubiertos los rostros con antifaces. El salón estaba animadís-imo, y ofrec:a un aspecto fantástk"O. Los dos amigos fueron al entrar rodeados por un sin fin de lindas mase.aritas, que trataban de reconocerlos por los ojos, a través de los antifaces. Dos de ellas, más atrevidas que las demás, se cogieron del brazo de cada uno de ellos. Empezó a poco el baile; después _del primero, se encontraron los amigos separados. Gabriel, perdió también su pareja, a la que vió internarse en el confuso mar huinano. Y a solo, se asió del brazo de la primera máscara que pasó por su lado. Mucho rato haría que se encontara s~parado del aboC'ado, cuando oyó la voz de éste tras él que le decía : . -¡Por fin! ¡Pardiéz! ¡Vaya una nochecita! J Qué confusión! ¡qué locura! ¡Toma! ¿Quieres que cambiemos de parejita? Te divertirás con ella; J qué mujer! Puro merengue! -¡Atrevido!--dijo la máscara en voz de falsete . ....!.... Tú si que eres empalagoso! y un canallita;. no quiero ni por un momento más estar a tu lado. -No, hija, no; haces bien; vete con éste; poquitas p.nas ten fa yo de soltarte !-Y se-reia Como. un bendito. -Mal educado! Groserote ! Y así insultando, se cogió del brazo de Gabriel a quien había dejado ya su pareja, yéndose con su amigo. -¡Quieres bailar?-le preguntó él a la má~­ cara que iba de mora. Pero ¡qué mo-ra !, otra igual no la conociera ni el p1·opiO sultán. de ~a­ rruecos. -Prefiero mejor tomar algo; tengo una sed que me abrasa. Fueroil a sentarse a una de las mesitas, situada en un ángulo del salón. -Champagne!-pidió Gabriel a uno de los camareros. A la cuarta copa, enardecido ya, púsose a hablar acalor.adamente con la masca rita. -¡Anda! quítate el. antifaz. Quiero conocerte. Debes- de ser hennosfsima. -¿Por qué lo supones? -Porque -esos ojos no pu"eden estar más que en una cai:a divina; qué mirada! abrasa. Y ¡ qQé brillo tienen! Haz lo que te pido: descúbrete! · ' -Bah! Para qué! Te llevarías un desengaño. No soy bonita; por eso aproveeho e1¡ta ocasi6n de todos lo& años; ea la única época en que conquisto alg\ln corazón, aunqUe sólo sea anónimamente y por breves horas. J ~ás me qui~ el antifaz. ¿No sabes que el C11rna.val es el i·elnado de las feas? -No te. creo; todas decís lo mismo; te .cl'ffré eua.ndo lo vea por mis pro-pios- ojos; cuando te quites la careta; anda, compláceme! Mira que te lo arranco yo si no! -Pero, 1qué tontísimo eres! Si me crees bonita, ¿a qué empeñarte en destruir tu ilusión? -De modo que te niegas? -Rotundamente. Y tú, vamó·!!I a ver 1 ¿por qué no te quitas el tuy~? . -Por igual mot.ivo que tú; qúl~ro que creas también que has conquistado un AJ)olo, en l1i1pr · . de un Picio. Pero, en fin, si con ellO consiguiera que ,me mO!l'trases tu rostro, me· lo' q\lit.8rfa gus. toso. -Más tarde, quizá. Prolonguemos· ahora :1a. ilusión. -¿No quieres bailar! -¿Yo? No. Estoy mareada. Va todo trie parece que dá vueltas . También a Gabriel le parecia que. todo· gin.ha en de1·rfdor suyo. Pno. no obstante, seguf1n bebiendo. -Y tu nombre, ¿tampoco quieres decírmelo? - ¡Homb1-e, no! Tampoco; mi nombre H muy conocido. - Pe.ro no para mí, que soy forastero. · - Bueno, lo diré a media noche, cuando nos-des. l'Ub1·amos los rostros. Haremos la mutua pre~ ~entación. Verás. -·Y cuando el Carnaval acabe, ¿no no~ veremos más? .....;..No, ya no. -¿No crees que constituirá para nosotros una necesidad el vernos? -No lo creo. -Pues yo en cambio, creo que ya no voy a poder vivir sin estar a tu lado. -¡Jesús! ¿A que me va a hacer creer que se ha. enamorado de ~í, sin verme? ...,...... Y aseguraría que como un loc~gregó él cogiéndole las manos. -Calla; no te creo, no te treo. -Pues haces mal, mascarita. No sé lo que tienen tus ojos que fascinan y enloqu~en. Dime la verdad: dime si eres libre y si puedo aspirar a tu amor; dímelo. -Sin duda es el "champagne" el que te hace decir tales desatinos. No te dejes dominar por l.a ilusión. Soy fea; luego te arrepentirás de haber pedido mi amor. -No, no; es imposible¡ tú no eres fea; todo lo contra.río, eres arre:batadora. Y sin poderse contener, enloquecido en parte por el alcohol ingerido, en parte por el · fuego que despedían aquellos nlagnificos ojos negros, le levantó el antifaz y la besó en los labios. La joven o la que él suponía que lo era, profirió Un grito más bien de sol-presa que de indignación;· luego, lanzó al aire una argentina carcajada-. Gabriel la tenía aún cogida pOr las manos. De pronto la soltó, y arri;mcándole él antifaz a tiempo que con la otra mano se quitaba el suyo, dijo en voz ya natural: -Ha llegado la hora de conOeernos . Ambos se miraron, y al verse, se apartaron uno de otro con horror. Ella corrió a confundirse con las demás máscaras. El huyó despavorido, sin despedirse de su compañero siquiera. La mujer a quien acababa de besar, era su hermana. Hundido en el coche que le conducta al .hotel, ya algo despejado con el aire puro de la calle, se abandonó a sus reflexiones: ¡Qué ironias tenía el destino! . .. Hacerle encontrar a su aborrecida hermana,-a la que ansiaba ver para castigarla,--en las circunstancias aquellas, y darla por todo castigo . . . un .beso. Un beso de pasión, ¡qué horror! No era, después de todo, menudo castigo. ¿Qué mayor que el de haber recibido de su propio hermano el beso aquéJ, que le quemaría los labios, Ja coneien· cia, durante el resto de su vida? No volvió a verla en parte alguna. Ni volvió nunca a ningún baile de máscaras; y ·no por que temiera que se repitiese el caso, que ello sería de lo más dificil, sino porque ya en lo sucesivo habría de parecerle al besar los labios de las mascari· tas fáciles que besaba en cada uno de ellog., los pecaminosos de su hermana Marta, la mujer abominable, que por seguir la vida a que sus maf los instintos le guiaban, ha-bía cavado las fosas de sus venerables padres, dejándole a el de pronto huérfano de ellos, y de aquellos santos e insubstituibles amores .. .
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